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NOVIEMBRE 19, 2015

FIN DE LA CUENTA REGRESIVA

L O V E Y

Desperté con un mejor humor del que me fui a dormir la noche anterior. Estaba emocionada, optimista, enérgica y ansiosa. Todo se resumía en cuatro simple palabras: hoy es el concierto.

Me despojé de las sábanas con una sonrisa en el rostro, me puse las pantuflas y corrí al cuatro de Astrid, abriendo la puerta violentamente.

— ¡Hoy es el día, Astrid! ¡Por fin llegó y estoy asquerosamente lista! —Grité, sin importarme si mi hermana seguía dormida o estaba saliendo de bañarse.

— ¡Sal de aquí, Lovey! —Me respondió lanzándome una almohada directo a la cara, pero antes de que ésta diera conmigo yo cerré la puerta.

Creo que se estaba vistiendo.

Me encogí de hombros y bajé dando saltitos las escaleras, luego volví a subir al recordar que el baño estaba arriba y debía darme una ducha.

¿Ven ese capítulo de Bob Esponja donde cantan aquella canción pegajosa?

Estoy listo, estoy listo.

Esa. Esa canción me describía en ese momento. Estaba lista.

Adam me recogería en exactamente cuarenta minutos y yo deseaba que llegara porque Alicia iba a contarme su experiencia en el concierto sin entrar en muchos detalles para no quitarme la emoción.

La tarde anterior había sido un tanto peculiar. Lilian estaba en casa de Adam y Alicia cuando nosotras llegamos e incluso antes de que atravesáramos el umbral, Avery ya estaba discutiendo con ella y para variar, Lilian estuvo intentando flirtear con Connor todo el tiempo desde que llegaron con la comida hasta que nos fuimos.

Tomé la ducha rápida y me vestí con una playera blanca sin mangas, un suéter holgado color crema encima y unos shorts.

Mi actitud debería estar en un muy buen nivel debido a que nunca me esfuerzo tanto para vestirme. Y eso que me dormí a las cuatro y media de la mañana otra vez gracias a los nervios, ni siquiera sabía cómo es que me había levantado tan llena de energía pero realmente no importaba.

—Estás tan feliz, me dan ganas de vomitar —dijo con desagrado Astrid cuando bajé las escaleras y entré a la cocina.

Le sonreí abiertamente. Mi hermana colocaba tres waffles en un plato y tres en otro, vertió miel en ellos poniendo un puño de mora azul y zarzamora encima.

—Pero no lo tomes a mal, Lov. Me gusta verte feliz —se sinceró acercándome un plato de waffles.

Caminé al refrigerador y saqué la leche para Astrid, porque irónicamente a pesar de trabajar en un Starbucks ella odiaba el café.

—Voy a explotar de la alegría, Astrid, en serio. Esperé a verlos desde que salí del concierto de One Direction y me di cuenta de que los amaba con todo mi corazoncito —dije— y al fin está pasando.

Mi hermana comió un bocado del desayuno y masticó antes de volver a hablar.

— ¿Cómo van a ir?

—Oh, Avery pedirá un Uber. Sus padres no pueden llevarnos, van a estar ocupados —respondí, hundiéndome en el asiento.

Probablemente ella seguía enojada por lo que le pasó a la Jeep y se estaba guardando el sentimiento para que creciera más. Astrid me daba miedo.

Justo al terminar mis waffles, un mensaje de Adam diciéndome que ya estaban abajo apareció en mi pantalla de bloqueo.

—Tengo que irme, Adam ya llegó por mí —informé corriendo por mi mochila.

—De acuerdo. Y ahora...

—Sí, sí, Astrid. Avery, Miles y yo vendremos aquí luego de la escuela —me detuve antes de salir del loft—. Espero que Avery recuerde traer su ropa.

Escuché reír a mi hermana: —Creo que si lo olvidaba siempre tenemos a Miles para recordarle hasta qué comieron hace un año.

Arrugué la nariz. Ella tenía razón, odiaba a Miles y a su memoria fotográfica, era un niño demasiado inteligente sin probabilidades de olvidarse del más mínimo detalle. Inclusive podría recordar qué ropa vestía cuando los conocí.

Abrí la puerta trasera del carro de Adam una vez que estuve abajo y me adentré en él.

—Me pasó algo raro. Desperté de un increíble humor y ni me importa tener ojeras más grandes que mi propia cara —anuncié luego de cerrar la puerta. Adam me miró por el retrovisor—, ¿qué?

—Eres extraña, Lovey.

Hice una mueca dirigiendo la vista a la chica sentada en el asiento del acompañante. Alicia me miraba con una gran sonrisa dibujada en el rostro.

—Fue increíble, lo mejor de la vida. Son hermosos —me dijo antes de que yo le preguntara algo—. Ya quiero que vayas al concierto, Lovey, es... Sin palabras.

Adam tronó la lengua: —Ella tiene razón, incluso yo lo disfruté.

—Adam, ¿por qué no admites ya que estás enamorado de Calum y te encanta 5 Seconds of Summer?

Alicia se rió por mi comentario.

Deseaba que llegara pronto la hora para hacer realidad mi sueño.

(...)

Mirábamos atentos al cartel ante nuestros ojos, por pura sincronía, todos inclinamos la cabeza a la derecha, luego a la izquierda y nos detuvimos regresando la cabeza en medio. Formé con mis dedos pulgar e índice de ambas manos un rectángulo y lo puse frente a mí, cerré un ojo intentando visualizar el cartel.

—Pues —inició Miles rompiendo el silencio—, yo digo que quedó asombroso.

—Asombroso le queda corto —habló Lilian a mi lado.

—Estoy de acuerdo con Lilith, Lovey —aceptó Avery—. Asombroso le queda corto.

Ayer Avery y Alicia terminaron sus respectivos carteles para el concierto pero yo no, entonces como no podía dormir gracias al insomnio previo al concierto me puse manos a la obra para terminarlo. Eran letras de distintos colores y se podía leer "Proyecto de Color de Cabello" en ellas.

Me había encargado de imprimir cada una de las fotos que me tomé en el transcurso de todo este año e igualmente imprimí las de Michael teñido de ellos, las pegué alrededor de las letras intentando que luciera divertido y honestamente quedé satisfecha con el resultado final.

Connor silbó.

—Podrías ser diseñadora gráfica.

Elevé las cejas.

Por algún motivo u otro, luego de la escuela todos nosotros habíamos terminado en mi casa.

—Está en mi lista de carreras, Connor —admití—. Gracias.

Connor me sonrió.

—Por cierto, si Astrid se molesta aún más conmigo por su culpa, los mataré.

Astrid no estaba lista para la presencia de cuatro personas más entonces tuvo que salir al súper a unas cuadras de aquí para comprar tiras de pollo y otras cosas más. Luego de un rato, ella llegó cargada de bolsas y una sonrisa en el rostro.

No tenía buena pinta, estaba demasiado feliz para ser verdad.

—Hermanita, ¿me ayudas?

Ahí estaba esa palabra de nuevo.

—Preferiría que no.

— ¿Por qué no, hermanita?

— ¿Porque mi integridad física y mental me importa? —Dudé con mi respuesta.

Astrid abrió la boca para decirme algo, sin embargo, la cerró al ver el cartel extendido en la mesa. Se agachó a dejar las bolsas en el piso pero Adam se adelantó.

—Déjame a mí, las llevaré a la cocina —dijo, tomándolas antes de que Astrid las soltara.

—Vaya, gracias —se enderezó y caminó hacia donde estábamos para ver el cartel—, ¿lo terminaste en la madrugada?

—Algo así.

—Es muy lindo, Lovey. Y colorido, también.

Mientras oía hablar a mi hermana, Avery golpeaba mi antebrazo suavemente: —Ojalá vean el letrero, Lov.

Asentí varias veces.

Tenía las esperanzas de que lo hicieran.

(...)

El pánico, la paranoia y la ansiedad se habían apoderado de mí al terminar de comer. El reloj marcó las cinco en punto cuando Avery salió de tomar una ducha.

— ¡Te tardaste demasiado, Aves!

—Lovey, fueron solo diez minutos, respira —me tranquilizó Miles.

— ¿Que me tranquilice?

—Sal corriendo de aquí mientras puedas, Miles —le indicó Astrid a su lado—. Tu humor era demasiado bueno para ser real.

Ignoré a todos los presentes y subí al baño incluso antes de que Avery pudiera cruzar el pasillo completo. Una cosa mala de ese baño en específico es que da justo a la sala de estar, dejando que los demás vieran quién entraba y quién salía.

Antes de entrar, amarré mi cabello en un moño alto para evitar que se mojara y me di la ducha más rápida de mi vida —según, porque siempre suelo decir eso al tener un concierto— al salir, Avery se estaba colocando la camisa a cuadros rojos y negros que se había comprado dos semanas atrás.

— ¿Dónde está mi copia barata de la playera de Luuuuke? —Le pregunté sujetando la toalla alrededor de mi cuerpo.

Avery señaló a mi cama: —Ahí. La busqué por ti.

—Oh, gracias, Aves —dije, sabiendo que la buscó para que no me pusiera de mal humor.

La playera era aquella que gracias a Dios perdió que decía You Complete Mess, me puse unos jeans rasgados y una camisa igual a la de Avery.

—Me veo bien. Como una chica que es cool y para nada fangirl —afirmé abriendo la puerta de mi habitación.

—Ay, mira, cálmate por favor —se burló Avery—. Tú nunca vas a ser cool.

Nos reímos mientras bajábamos las escaleras para llegar a la sala de estar donde todos tenían una agradable conversación. El reloj apenas marcaba las cinco cuarenta y cinco y debíamos irnos a las seis para llegar antes de las ocho a la arena. Odiaba los embotellamientos y odiaba vivir lejos de la arena.

Ya casi era hora de ver a los chicos por fin.

M I C H A E L

Decir que estaba emocionado sería mentir. Mi estado actual era una mezcla de sentimientos de emoción, nervios y adrenalina. Ansiaba demasiado que fuera el concierto para que Lovey supiera que todo ese dinero gastado en tintes y más tintes había valido la pena.

—Diablos, Luke, si tu novia no cruza la puerta en este segundo con el video voy a tirar tu maldita guitarra al retrete —gruñí.

— ¡Mi guitarra no!

—Eso es, justo en lo que más le duele —me felicitó Calum—. Buen trabajo, Mikey.

Siempre molestábamos a Luke con eso. Quiero decir, él nunca le presta su guitarra a las fans cuando las subimos en medio de la canción de Rejects para que toquen unos acordes, ni siquiera fue capaz de prestársela al hermano de Ashton y al primo de Calum.

Era un envidioso.

— ¡Aquí lo tengo! —Exclamó Arzaylea corriendo dentro del camerino, la mano alzada sujetando una USB.

Escuché a Luke suspirar.

—Gracias a Dios —dijo aliviado, sabiendo que su instrumento estaba a salvo.

Arzaylea frunció los labios: —No a Dios, Luke, a mí. Gracias a mí.

—Sí, sí, lo que sea —hice un ademán de desdén—. Dame la USB.

— ¿No me vas a dar las gracias?

—Ay, disculpa. Gracias por tu ayuda, Arz —le dije—. Lo pondré en la lista de cosas que me agradan de ti. Y por cierto, esa sería la primer cosa que me agrada de ti.

Luke me miró mal pero a quién quiere engañar, no era un secreto que su novia no terminaba por caerme bien. Quizá con el tiempo.

— ¡Quiero verlo, quiero verlo! Quiero, quiero, quiero —pidió Ashton intentando arrebatarme el artefacto de metal. Alcé mi mano, elevándola hasta donde pude y con la otra alejé a Ashton de mí.

—Ah, no, nadie va a ver este video hasta que se reproduzca en el concierto.

—Espera, ¿qué? Pero quiero verlo, Clifford —me dijo Ashton.

—Sí, yo también —estuvo de acuerdo Calum.

—No. Y yo tampoco lo veré. Si siguen insistiendo lo guardaré en...

— ¡Ya, ya entendimos! ¡No lo podemos ver! —Me interrumpió Luke— Dios, Michael, ¿por qué eres tan vulgar?

—Eres una niña —me burlé.

Nos mantuvimos tranquilos y en silencio unos diez minutos, cada quien con su celular viendo lo que se les pegara la gana. Yo veía vídeos de gatitos en Youtube, por ejemplo.

No teníamos nada que hacer dado que el sound check iniciaba un poco más tarde que ayer y para evitar llegar tarde decidimos no salir a ningún lado.

—Oigan —inició Luke alzando la vista de su celular—, ¿ya saben qué le van a regalar a Michael?

Miré a un punto en blanco en la pared preguntándome por qué Luke era tan estúpido.

— ¿De qué hablas? Claro que sí, su cumpleaños es mañana.

—Yo tengo su regalo desde hace un mes —respondió Ashton tecleando en el celular.

— ¿Alguien puede darme ideas?

—Cómprale un Pókemon o una plumilla nueva —sugerí—. Un videojuego funciona perfectamente también. Y pizza, a Michael le gusta la pizza.

Calum se burló de mi respuesta hacia Luke quien por cierto me había lanzado una almohada directo al rostro la cual regresé con más fuerza.

—Ya tengo tu regalo, Gatito —informó Luke abrazando su almohada—. Quería molestar.

—Le dijo gatito. Muke es más real que la relación de Arzaylea y Luke.

La mencionada se enderezó en el asiento y se inclinó a mirar a Calum con un gesto ofendido.

—Oye —dijo—, supéralo ya.

—Disculpa, Arzaylea. Generalmente no soy así —inició Ashton—, ¡pero es que Muke!

—Sí, ya. Muke es vida —hablé, mirando a Ashton—. Cállate.

—Aunque me calle Muke seguirá siendo real.

Entonces se hizo el silencio en el camerino otra vez hasta que Arzaylea tronó la lengua.

—Yo shippeo Cake.

— ¿De qué hablas, Arzaylea? —Le preguntó Ashton indignado.

Solté un suspiro.

¿No podía iniciar ya el maldito sound check?

L O V E Y

— ¿Ya guardaste todo en la bolsa, Aves?

—Eh... a ver. Boletos, listo. Labial, listo. Dulces, listo. Impermeables por si llueve —abrió más la bolsa para observar—, listo. Curitas, listo.

—Sigo sin entender para qué son los curitas —interrumpió Alicia.

Astrid abrazó a la chica por los hombros, haciendo de sus labios una fina línea: Avery se cayó en el concierto de One Direction y se raspó pero no tenían nada para limpiar la sangre ni proteger la herida.

—Lo que me recuerda, ¿guardaste gasas?

Avery chasqueó los dedos y corrió escaleras arriba, supuse que iría por el botiquín que Astrid y yo guardábamos en el baño.

— ¡Listo!

—Chicas, tenemos problemas con Uber.

Fruncí el ceño. Sonaba demasiado despectivo eso de Uber, no me gusta cómo sonaba. Era como recordarme que hay personas que no pueden permitirse esas cosas.

—Que sigue siendo un taxi, de todas formas —analicé—. ¿Cuál es el problema, Miles?

—Como que Avery y yo olvidamos recoger la sala y ordenar nuestros cuartos anoche.

Oí a mi amiga bufar y lanzar una fuerte pisada al piso. Volteé a verla para encontrarla con las manos en el rostro.

—Cierto —gruñó ahora golpeando su mano contra su frente.

— ¿Y eso qué? —Preguntó Connor sentado en el piso.

—Mamá y papá dijeron que si no lo hacíamos, ni Avery ni yo teníamos permitido usar Uber para salir.

—Pero si nunca lo usan —opinó Alicia.

—No, pero ahora Lovey no tiene coche.

—No se lo recuerdes, no se lo recuerdes —pedí.

—Bueno, ¿pero qué acaso Connor y Adam están de adorno? Alguno de ellos podrá llevarte.

Miré inocentemente a Astrid y después esperé a que Connor hablara.

—Sí... respecto a eso, mamá me castigó anoche.

—Dile por qué —exigí lo más amable que pude.

—Porque le grité.

Astrid se cruzó de brazos y su semblante serio cambió a uno de burla y ternura.

—Que lindo, tu mami te regaña por contestar y elevar la voz. ¿Y qué hay de Adam?

—De hecho tenemos que ir a recoger a la madre de Lilian al aeropuerto ahora—nos explicó Adam—, pero puedo acercarlas un poco y toman un taxi de por ahí.

Astrid suspiró: —Está bien. Pero váyanse ya, van diez minutos retrasados.

Abrí los ojos corriendo por la bolsa que llevaríamos y tomé de la mesa los dos letreros que hicimos. En mi camino a la puerta, Avery bufó.

—No debiste decirle eso, Astrid.

— ¡Que les vaya bien, disfrútenlo!

Algo olvidábamos. Estaba segura.

— ¡Los celulares! —Exclamé.

—Aquí los tengo. Lovey, ¿con quién diablos crees que estás tratando?

—Contigo —le respondí a Avery, enarcando una ceja—. Que por cierto, Miles me dijo que ibas a olvidar tu ropa.

—Maldito niño.

Adam, Alicia y Lilian pasaron delante de nosotros con un paso acelerado. Los cinco subimos rápidamente al coche de Adam, colocó las llaves encendiendo a su vez el motor y entonces arrancó.

°°°

— ¡Disfrútenlo mucho, chicas! —Gritó Alicia asomándose por la ventana.

— ¡Por supuesto que sí!

Nos despedimos ondeando la mano de un lado a otro mientras veíamos al coche de Adam desaparecer entre el tránsito vehicular de esas horas. Estábamos justo afuera del aeropuerto donde debían pasar demasiados taxis. Avery le hizo la parada a uno que venía desalojado y subimos en él, mi amiga dejó la bolsa con las cosas en el suelo diciendo al chofer a dónde queríamos ir.

—Tengo ganas de vomitar.

—Son los nervios —me informó Avery—. A mí me tiemblan las manos.

—No puedo creer que al fin vayamos a verlos —dije, emocionada.

—Yo tampoco.

Gracias a Dios, el tráfico en San Francisco estaba demasiado ligero —nos tardamos hora y media en llegar pero siguió siendo rápido en esta ciudad— y teníamos media que era absolutamente suficiente para ir a comprar cosas en las tiendas y pasar al baño.

Tenía ganas de ir al baño.

Astrid nos había dicho que guardáramos los billetes en nuestros bolsillos para no tener que cargar a parte las carteras así que Avery pagó la mitad de lo debido y yo saqué dos billetes de cinco dólares para completar.

—Gracias.

—Que se diviertan.

Fue hasta que el taxi se fue cuando me di cuenta que en realidad estaba pasando. Estábamos a punto de ver a los chicos. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal al ver a todo el tumulto de chicas casi o más emocionadas que yo caminando de un lado a otro. Era una locura.

—Debemos ir a comprar cosas.

— ¿A la tienda oficial o a los puestos?

— ¡Donde sea, sinceramente no me importa! —Grité llena de felicidad y corrí hacia los puestos.

Desperdiciamos la media hora faltante para entrar a la arena buscando cosas para comprar. Nos compramos una playera pero eso fue lo único en lo que coincidíamos. Yo decidí comprarme una gorra, una pulsera y una sudadera mientras que Avery quiso comprar un collar, una pluma y una bandana.

Corrimos a la fila en una de las entradas tomándonos de la mano. Me sentía tan nerviosa, eufórica y emocionada que hasta sentía la adrenalina recorrer todo mi cuerpo. Mi estómago cosquilleaba y mis mejillas dolían por lo mucho que sonreía.

—Sus boletos, por favor —pidió la chica que estaba en la entrada.

—Sí, claro, ¿Aves? —Le di a mi amiga un leve empujón.

Al notar que mi mejor amiga no se movía, volteé a verla: — ¿Avery?

—Eh... ¿no se supone que tú llevabas la bolsa?

—Te la di antes de subir al taxi, la dejaste en el suelo.

Busqué con la mirada señales de que me estuviera jugando una broma y llevara la bolsa colgada en los hombros o algo por el estilo.

—Dime que estás bromeando.

Pero Avery no tenía que decirme nada porque la realidad me golpeó como un balde de agua fría.

La maldita bolsa se había quedado en el maldito taxi.

M I C H A E L

—Siento la cara adormecida, ¿es eso normal?

—Supongo —respondió Calum acomodándose uno de los auriculares—, estás nervioso.

—Esperen, ¿qué canción íbamos a reemplazar por San Francisco?

—Por enésima vez, Luke, Rejects. Vamos a reemplazar Rejects por San Francisco —le dije ya fastidiado.

Ashton lanzó una de sus baquetas al aire, tomándola antes de que cayera al suelo. Igual que Calum hacía unos segundos atrás, Ashton se acomodó uno de los auriculares.

Tomé mi guitarra, colgándola encima de mí e hice como si la tocara.

— ¿Qué creen que haga Lovey al enterarse que ella es chica arcoíris? —Divagó en sus pensamientos Ashton elevando la voz.

Los gritos de las fans afuera se hacían más fuertes conforme la cuenta regresiva llegaba a cero.

— ¿Morir, tal vez? —Probó Luke remangándose.

—Morir no. Desmayarse sí —nos sugirió Calum.

—Lo que sea que vaya a hacer, chicos —les dije, viendo el cronómetro llegar a cero—. Lo sabremos en exactamente una hora.

L O V E Y

Los gritos se incrementaron cuando el reloj marcó las ocho diez. El concierto estaba empezando. Recargué mi frente contra mis rodillas sentada en las escaleras fuera de la arena, Avery caminaba de un lado a otro frente a mí.

—No puedo creerlo. Estuvimos media hora sin ella y no nos dimos cuenta —inició, mordiéndose las uñas tal cual hacía cuando se sentía culpable de algo—, ¿qué diablos está mal con nosotras?

—Nada está mal, Aves —le respondí, apretando los ojos por el escozor de las lágrimas—, estábamos eufóricas y solamente... La olvidamos.

Avery suspiró, rendida y desanimada, sentándose a mi lado.

—No puedo creerlo —repitió.

Lo mejor de todo era que ni siquiera teníamos celulares porque estaban en la bolsa. ¿Cómo ni siquiera la falta de nuestros letreros nos dio un indicio de que olvidamos la estúpida bolsa? Golpeé la rodilla de mi amiga, ignorando el bullicio que llegaba hasta acá del concierto.

—Vámonos de aquí —pedí, poniéndome de pie.

Sabía que algo malo pasaría el día de hoy, pero no me imaginé que sería algo tan malditamente malo.

M I C H A E L

Cuando terminamos de cantar Long Way Home, fue momento para hablar.

—Buenas noches, San Francisco.

El estadio entero se lleno de gritos ante el saludo de Calum quien rió por la reacción de las fans.

—Como sabrán este tour ya debió de haber terminado pero creo que nos gusta añadir fechas y fechas porque sí —siguió hablando—. Así que hola.

Como respuesta, pude ver a las fans moviendo su mano hacia nosotros, saludando. Me reí en el micrófono quitándome un auricular y volví a ponerlo. Caminé a mi lado derecho para que me entregaran la guitarra acústica y les cedí la eléctrica. Regresé moviendo el auricular izquierdo un poco.

—Michael tiene algo que decirnos, ¿cierto, Mike? —Dijo Luke en el micrófono antes de ir a dejar su guitarra eléctrica.

—Ah, sí —respondí, las fans gritaron—, ¡hola, San Francisco!

Las fans gritaron como respuesta hola y tal cual hicieron con Calum, ondearon sus manos para saludarme.

—Estos últimos meses los chicos y yo hemos estado hablando de una tal chica arcoíris —expliqué, al mencionar a Lovey las fans gritaron con más fuerza—. Y la chica arcoíris vive aquí, en San Francisco.

Sonreí viendo a Calum y Luke ir a la parte de atrás del escenario para sentarse debajo de la batería.

—Esta chica está aquí, justo ahora entre el público —seguí hablando a las fans—, y le tenemos una pequeña sorpresa.

—No cantaremos Rejects esta noche —dijo Ashton en el micrófono por primera vez—. En cambio, cantaremos una canción de nuestro nuevo álbum con esa pequeña sorpresa para chica arcoíris.

Nos quedamos callados mientras las fans gritaban y yo acompañé a los chicos caminando a la parte trasera del escenario con el micrófono y la guitarra. Aclaré mi garganta un par de veces.

—Y quiero que ella suba al escenario cuando terminemos de cantarla, ¿de acuerdo? —Pregunté, las fans volvieron a gritar en respuesta— Bien, la siguiente canción se llama San Francisco.

Cuando empecé a tocar los primeros acordes, me puse más nervioso. No sabía ni siquiera qué decirle a Lovey al verla, supuse que las palabras vendrían espontáneamente pero de todas formas seguía nervioso. El video se reprodujo en las pantallas que teníamos, en realidad era muy bueno, incluso en las imágenes de Lovey habían tomado vídeos que ella misma subió a twitter ya con el tinte debido.

Al terminar la canción, los chicos y yo sonreíamos abiertamente. Justo al final del video, aparecía el user en twitter de Lovey. @michaelaugh.

—En realidad ella, chica arcoíris o Lovey, como quieran llamarle, es asombrosa —dijo Luke—. Y deben estar matándose porque solitas podían deducir quién era ya que le mandaba muchos tweets.

—Lovey, sube al escenario por favor —pedí.

Esperamos unos cuantos segundos, sin embargo, nadie venía. Ni siquiera seguridad mostraba indicios de estar ayudando a alguna fan a subir al escenario.

— ¿Lovey? —Preguntó Calum— Puedes venir. Y Avery también. Oh, Avery es su mejor amiga.

Nada pasaba todavía.

¿Loooovey? —Jugó Ashton en el micrófono— ¿Avery?

—Eh, ¿podrían ayudarme iluminando la zona A? —El equipo me hizo caso y dirigió algunas luces hacia aquella zona, la de adelante— Gracias. ¿No está Lovey por allá?

Las chicas de esa zona comenzaron a moverse, como si estuvieran buscando entre ellas mismas si alguien era Lovey pero ningún movimiento me demostraba que alguien estuviera caminando para subir con nosotros.

Miré a los chicos y ellos me miraron a mí. Me encogí de hombros.

—Probablemente tuvo un percance —opiné—. Pero pueden mandarle un tweet, su usuario es michaelaugh como vieron en el video, eh... Díganle que ella es chica arcoíris y que la queremos ver.

—Y si pueden háganlo tendencia mundial. Rainbow Girl, where are you? —Sugirió Calum.

Y lo hicieron.

Cuando el concierto finalizó, literalmente corrí fuera del escenario para entrar a twitter en mi celular. El último tweet que mandó había sido a las seis.

@michaelaugh: en camino al concierto de mis solecitos @5sos nos vemos pRONTO!!!!

Fruncí los labios y tecleé una respuesta a ese tweet.

@Michael5SOS: @michaelaugh @5sos dónde diablos estás, Lovey???

Me dirigí a las tendencias y me sorprendí al ver lo que Calum había sugerido que hicieran.#RainbowGirlWhereAreYou.

Sonreí. Seguramente las fans se enteraron de lo sucedido y comenzaron a mandar los tweets.

@Michael5SOS: DA SEÑALES DE VIDA, POR FAVOR #RainbowGirlWhereAreYou

— ¿Qué creen que le haya pasado? —Preguntó Calum tomando agua de una botella.

—Esa era mi agua —refunfuñó Luke—, agh. No lo sé, voy a mandar un tweet.

@Luke5SOS: aparece, amiga, por favooooor #RainbowGirlWhereAreYou

Y el siguiente en mandar algo fue Calum.

@Calum5SOS: no nos rompas el corazón, Lovey #RainbowGirlWhereAreYou

Luego Ashton.

@Ashton5SOS: CANTAMOS SAN FRANCISCO POR TI #RainbowGirlWhereAreYou

E incluso Arzaylea contribuyó a la causa.

@Arzaylea: lovey, debes aparecer, por favor #RainbowGirlWhereAreYou

Suspiré.

Luke palmeó mi hombro.

—Tranquilo, Mike. Resolveremos esto.

Exhalé en un rendido suspiro y miré a mi amigo: —Eso espero.

Estaba desilusionado.

Desilusionado y triste porque conocer a Lovey habría sido la cosa más genial que me pasara en mi cumpleaños.


n/a: ¿qué dijeron? "middleofnow ya nos dejó sin capítulo" puES NO, CINNAMON APPLES. AQUÍ ESTA EL ÚLTIMO CAPÍTULO DE HAIR COLOR.

¿qué opinan? ¿me quieren matar por lo de lovey? les juro que me veía re patética inventando excusas para que ni connor ni adam pudieran llevar a avery y lovey hasta la arena y pasara lo que tenía que pasar, ahora, ¿qué diablos creen que sucede en el epílogo?

espero que les guste mucho y no odien a middleofnow por hacer esto, plox, porque yo las quiero mucho.

no se olviden de seguir a EditorialArtangels estaremos buscando personal en todas las áreas.

manden un tweet con el ht #HairColorMC y mi user @asablonde para saber qué opinan también ahí.

nos leemos en el epílogo, cinnamon apples.

middleofnow xx.

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