CAPÍTULO 02

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Allegra llevó cuidadosamente el plato con panqueques hasta la mesa y lo colocó frente a Emma, justo al lado de las mieles y mermeladas que previamente tomaron de la despensa. Ambas se sentaron y se sirvieron, comiendo en silencio.

— ¿Entonces simplemente ignoraremos el elefante en la habitación? Allegra, tú no tienes un novio.

Ella masticó un trozo de panqueque antes de señalarla con el tenedor.

—Todavía.

— ¿Vas a conseguirte un novio? —parpadeó sorprendida Emma.

De acuerdo, Allegra era hermosa y ambas lo sabían, y, sin embargo, no tenía un novio desde la universidad, e incluso eso había sido muy informal. Ella era simplemente tan exigente con sus parejas como lo era consigo misma, haciendo que tuviera expectativas inalcanzables y relaciones poco (o nada) funcionales. Una pareja para Allegra debía ser suficientemente buena para que ella estuviera cómoda, pero también suficientemente buena como para agradarle a sus padres, porque no estaba dispuesta a perder la aprobación de ellos y todo por lo que se había esforzado en su vida simplemente por un novio que le duraría algunos meses.

Tenía claras sus prioridades, ¡y eso estaba bien! Simplemente sus prioridades no concordaban del todo con la idea del amor romántico y las relaciones de pareja.

—No exactamente.

Emma tragó saliva.

—De acuerdo, ¿y entonces?

Vamos a conseguirme un novio falso.

Allegra arrojó la bomba y simplemente siguió desayunando, ignorando la conmoción de Emma, cuyos ojos estaban muy abiertos y sostenía el tenedor con comida a centímetros de su boca, congelada.

Por supuesto, aquello tenía sentido. Tenía todo el sentido del mundo, para Allegra al menos.

Necesitaba una pareja para la boda de Bianca, pero no quería tener que buscarse un novio. Quería un acompañante con el que se viera bien en público, pero con el que no tuviera que lidiar en privado. Quería alguien a quien pudiera escoger específicamente por ser talentoso, importante o famoso, y no tener que sentirse mal por eso. Además, necesitaba que esa persona estuviera dispuesta a fingir que llevaban un tiempo saliendo, y un novio real probablemente no lo estaría.

— ¿Y vas a simplemente contratar un actor...?

—No, definitivamente no. Mi hermana expondría a un actor antes de que a él le diera tiempo de saludar. Para que el asunto funcionara tendría que contratar a un actor de nivel Hollywood, y tendría que pretender que salgo con él por ser actor, no por que esté actuando. Sería muy complicado. Una relación así sería difícil de vender incluso si fuera real.

Emma parpadeó, suspiró, se levantó de la mesa y se fue, regresando con un bolígrafo. Tomó una servilleta y se dispuso a escribir.

—De acuerdo, veamos. Candidatos.

— ¿Entonces crees que es una buena idea? —sonrió Allegra.

—Creo que no ha sido tu peor idea —corrigió—, y no vas a casarte con ningún desconocido así que supongo que se mantiene en los límites de lo razonable.

—De acuerdo. Empecemos con el género obvio, empresarios. Personas con empresas, o hijos de dueños de empresas que podrían heredar, y que no sean más de seis años mayores que yo.

— ¿Mi hermano? —preguntó Emma, con ligereza.

—Ambas sabemos que tu hermano es un terrible mentiroso.

—Pero ambas sabemos que él está un poco enamorado de ti desde que te conoció, y es algo tierno. Solo piénsalo, si sales con mi hermano vas a ser oficialmente parte de la familia Stroll.

—Emma...

— ¡Ni siquiera tenemos que decirle que es falso!

Allegra soltó una risa.

— ¿No crees que eso sería particularmente cruel de nuestra parte?

—Bueno, quizá, pero tengo la esperanza de que en algún punto te enamores perdidamente de él y decidas que al final su relación sí es real.

—De acuerdo, destruiré tus ilusiones ahora mismo: no voy a salir ni real ni falsamente con tu hermano. Entonces, continuamos.

—Bien, solo escribiré el nombre de los hijos de los socios de mi papá y de patrocinadores de Aston Martin y cambiaremos de categoría —dijo Emma.

Allegra asintió con la cabeza.

Al final, los nombres de hijos de los socios y patrocinadores ascendían hasta casi treinta nombres distintos. Allegra se sintió mareada solo al ver tanta letra pequeña en una maldita servilleta. Odiaba eso, odiaba cada segundo de buscar un novio, ya fuera real o falso, y las circunstancias que la orillaban a eso tampoco la ayudaban precisamente.

Tendría que pasar una inmensa cantidad de tiempo con un sujeto que probablemente ni siquiera iba a agradarle, y no importaba qué tan bueno fuera, a ojos de sus padres no sería tan bueno como el de Bianca simplemente porque el de Allegra no le había pedido matrimonio todavía (ni nunca, pero ellos no tenían por qué saber eso).

No le preocupaba mentirle a la gente que le rodeaba, la única persona que le parecía que merecía la verdad, ya la conocía de principio a fin, y esa era Emma. Cualquier otra persona era trivial, un testigo más que fortalecería la mentira que ella debía vender, alguien a quien ella debía convencer.

—Creo que una categoría más debería ser suficiente, sobre todo porque todavía es necesario filtrar entre quienes están solteros y quienes tienen pareja. Estoy pensando en deportistas: futbolistas, nadadores, tenistas... Quizá no ciclistas, no creo que eso les encante a mis padres.

La adición de esa nueva categoría trajo consigo otros veinte nombres, que tuvieron que escribirse en una servilleta distinta porque en la otra ya no había espacio.

—Es una larga lista —comentó Emma.

—Sí. ¿Qué hacemos? ¿Buscamos el nombre de cada uno seguido de la palabra "pareja" en Google?

O... Y escúchame porque creo que acabo de tener una buena idea... ¿Tu papá no es algo así como extremadamente cercano a su hermano? Es como su consejero, ¿no? —preguntó Emma.

Era cierto. Allegra sabía que no todas las generaciones habían quedado tan jodidas como la suya. Su padre y su hermano menor habían tomado un rumbo completamente diferente. Desde el comienzo fue siempre su padre quien lo dio todo de sí mismo para obtener el negocio familiar, mientras que su hermano se mantuvo en lo suyo, sin involucrarse y sin hacer un esfuerzo particularmente grande, debido a que no hubo competencia jamás, su relación nunca se deterioró.

Cuando su padre heredó, poco después del nacimiento de Allegra y Blanca, y se convirtió en el presidente ejecutivo, nombró a su hermano el director.

El peso de la palabra de pocas personas tenía tanta importancia para el padre de Allegra como el de las de su hermano. Quizá solo las de su esposa, la madre de Allegra.

—Sí, algo así. ¿Por qué?

— ¿Y no hubo un escándalo reciente porque se perdió una reunión importante para asistir a una carrera de la Fórmula 1? Es un fanático —señaló Emma.

—Emma, te adoro, en serio que sí, pero realmente no pienso tener una relación real o falsa con Lance.

—Shh —chistó—. Cállate y escúchame. No estoy hablando de Lance, más allá de mi esperanza de que estés en mis comidas familiares, sé que eso no va a suceder. Esto es serio. Estoy hablando de que a un gran fanático de la Fórmula 1 no habría nada que le entusiasmara más y de lo que hablara más que de su sobrina saliendo con el actual campeón mundial, Max Verstappen.

Tenía sentido. Sus padres no iban a preferir al novio de Allegra sobre el de Bianca a menos que hubiera un anillo de por medio. Su tío, por otra parte, definitivamente estaría encantado con la idea de Allegra en una relación con Max Verstappen, suficientemente entusiasmado como para hablar al respecto con el padre de Allegra e instarlo a favorecerla en el momento de ceder el negocio.

— ¿Y crees que el campeón mundial estaría dispuesto a tener una relación falsa?

—Mira, yo no te dije esto, ¿de acuerdo? Ni siquiera se lo he contado a mi padre porque mis fuentes no son precisamente convencionales. Pero conozco a alguien del garaje de Red Bull, y dicen que la situación de Max no es la mejor en estos momentos debido a conflictos internos de la escudería. Max está necesitando ahora los mejores patrocinadores que pueda conseguir, no para Red Bull, sino para él. Tú puedes ofrecerle eso, además de mucha publicidad. Es una buena oferta para él.

Ambas sabían a qué se refería Emma con "fuentes no precisamente convencionales". Era otra de las micro rebeliones de Emma hacia su padre, ella haría todo lo que el hombre pidiera sin dudarlo, pero también haría todo lo que él explícitamente no había prohibido, y aunque le ordenó alejarse de los pilotos de otras escuderías, no le había indicado que debía alejarse de sus mecánicos. Allegra siempre había animado ese comportamiento, y no iba a cambiar esa tendencia ahora que había obtenido información favorable debido a eso.

— ¿Lo conoces? ¿Sabes cómo es él?

—Además de jodidamente guapo, no tengo idea. No es completamente mi tipo, admito eso, pero incluso yo que no me preocupo demasiado por el prestigio de mis parejas, debo admitir lo atractivo que es un ganador como él. He oído los típicos rumores, claro, dicen que es caprichoso y arrogante, pero también muy competitivo y no tolera estupideces de nadie.

—Suena...

—Suena como tú —señaló Emma.

—Es justo lo que iba a decir, pero gracias por el cumplido. Supongo que Max Verstappen será.

—No estoy segura de si es la mejor idea que hemos tenido y saldrá perfecto, o si es la maldita peor idea del mundo y ustedes dos causarán una guerra mundial.

—La segunda. Ahora, ¿de casualidad no tienes su número? —preguntó Allegra.

—Podría pedírselo a Lance.

—Pedirle a tu muy sobreprotector hermano el número de teléfono de otro piloto probablemente no sea la mejor idea. No te preocupes. Me las arreglaré para conseguirlo por mi cuenta.

— ¿Estás segura? Probablemente no sea fácil, es una persona relativamente reservada hasta donde sé.

Allegra no respondió y tomó su plato vacío para llevarlo a lavar, sin mirar a Emma. Como si la preguntara se respondiera sola, y lo hacía, porque Emma tenía razón y ella era una persona caprichosa en cierto sentido, pero cuando consigues todo lo que quieres con la cantidad correcta de esfuerzo... Bueno, es razonable sentirte algo confiada al respecto.

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