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         Prisión de máxima seguridad, Seúl, Corea



Mirada perdida, labios secos, más la delgadez que había adquirido con las semanas, era el disfraz ideal.

Avery Joy la convicta más joven, sabía muy bien que en prisión era cuestión de sobrevivir, tenías que mantener contenta a dos bandos: las guardias y las presas autodenominadas jefas. Había sobrevivido siete años a ese horrible lugar, aunque allí era una don nadie.

Demasiado rápido había sucedido todo: el asesinato, la detención, el juicio; de un día al otro estaba recluida en cuatro paredes con apenas dieciocho años, se había declarado culpable por el consejo de su abogado que al final la terminó hundiendo mucho más. Aún no olvidaba la última mirada de esos ojos gatunos: decepción y sobre todo odio, demasiado.
Ella también había aprendido a odiarlo con el tiempo, cada día, cada mes y año encerrada en esa prisión por su culpa. Junto a las demás reclusas, fue asignada a la lavandería, sus manos fregaban con lentitud, su mirada perdida en algún punto inexistente. Bajo la atenta mirada de los policías continuó con su labor, ese era su día a día.

—¡Anda perra mueve esas manos!— vociferó la guardia regordeta, Avery obedeció por ese día, soportó los insultos de todas las guardias y sus compañeras de prisión.

En la fría noche, Avery miraba la única fotografía de su más grande tesoro: su hijo, un niño de unos siete años de edad (la edad que ella llevaba en esa cárcel) se acurrucó en su cama abrazando esa fotografía antes de que una de las guardias la sacuda para una requisa. Su colchón, recuerdos y pertenencias más valiosas eran revueltas, tiradas sin cuidado por esa guardia que tanto odiaba.

Todas las noches era así, al parecer tenían la orden de hacerle la vida imposible y, lo tomaban demasiado a pecho.

—¿Por qué me miras así, eh? ¿Qué escondes Joy?— la guardia llevó sus manos al cuerpo de Avery revisando su cuerpo, la joven contuvo su respiración cuando encontraron la fotografía de su hijo— ¿Esto es lo que ocultas? Patética ¿Qué se siente saber que nunca lo verás?— Avery levantó su mirada perdida para enfrentar a la guardia— créeme está mejor sin ti— vio como la fotografía fue rota en pequeños pedazos, aunque su corazón arañó su interior por la rabia, ella no hizo nada, se mantuvo al margen— Eunna, May, tienen diversión está noche.

Las risas de las presas palpitaron lo siguiente que vendrían, Avery se mantuvo fuerte y en silencio mientras todo pasó. Los moretones en su piel eran demasiados notorios, era su día de visitas, caminó lo que el dolor le permitió hasta donde su única familia lo visitaba; el dolor en los ojos de su primo al verla en ese estado, le hizo comprender que era demasiado grave.

—¿Quién te hizo esto?— cuestionó preocupado ante el ojo morado, el labio magullado y las marcas en su cuello—Avery…

—Será esta noche— anunció ella, deslizó un papel diminuto hacia Seokjin— ten todo listo, cómo lo planeamos, no me falles. —Así se hará— juro Seokjin.

Intentó sonreír, Seokjin le había traído su pastel de chocolate favorito, cómo era de esperar no lo compartió con él ganándose un blanqueo de ojos de parte de su primo, seguida de una risa divertida. Ver a Seokjin una vez al mes, era una curita a cada herida exterior e interior.


Otra vez en la lavandería, repitiendo lo de hace días: mirada perdida, lentitud de sobremanera, con cada prenda que fregaba recitaba nombres que jamás olvidaría. Kang Yong Shang Hwang Oh JunSoo Min Yoongi Repitió el último nombre con odio, apretó la prenda entre sus manos al recordarlo, una lágrima cayó en su mejilla ante de que ella respirara para volver a estar relajada. Tendría tiempo después, mucho tiempo.

—¿No te sirvió la lección de ayer? Hasta parece que buscas otra por qué lo disfrutaste anoche— la guardia se atrevió a darle un fuerte golpe en su trasero— ¿Quieres también esta noche? No soporto la humillación, no soportaría más.

Extrajo el cepillo de dientes que había formado en punta todo este tiempo y se lo clavó a la oficial justo en el cuello, presionó con más fuerza mientras la sangre le salpicaba, la empujó lejos de ella para dejarla morir cuándo la alarma sonó y las demás presas comenzaron a enloquecer.

Otra de las guardias que ella también recordaba muy bien se interpuso en su camino con el garrote en mano, Avery le sonrió antes de usar el punzante y rebanarle el cuello, los gritos aún escuchaban, necesitaba esconderse rápidamente. Vio uno de los tantos lavarropas, untó su cuerpo con la sangre de la policía que acababa de matar y se encerró dentro del lavarropas; tenía que aguantar solo quince minutos, quince minutos no eran nada comparado con siete años de prisión.

Uno de los guardias la encontró cuando ya le comenzaba a faltar el aire, la sacó rápidamente y le gritó a uno de los guardias para que la trasladaran a un hospital cercano.

Pudo sentir el viento en su cara, evitó chillar de felicidad cuando pudo ver que estaba afuera, tres disparos sonaron antes de que pudiera ver a Seokjin y a otros dos vestidos de enfermeros. El coche de huida estaba listo, subió rápidamente a la ambulancia y su corazón se calmó cuando estuvieron a unos veinte kilómetros, dejaron el vehículo y todas las prendas en medio de la nada. Avery Joy estaba libre, lista para su siguiente movimiento.

—Ya estás aquí, ¿Ahora que sigue?— preguntó Seokjin al verla pensativa, la tormenta creándose en su interior.

—Lo que siempre quise hacer, Jinnie. Vengarme de todos, en especial de Min Yoongi— dijo con seguridad, el fuego de la chimenea se reflejaba en sus ojos— busca a Kang Yong, Shang Hwang, Oh JunSoo y al bastardo de Min Yoongi, reúne toda la información, una vez tengas todo continuaremos.

—Como desees— su primo hizo una reverencia, antes de retirarse, agregó— la excursión de August dura cinco días, por fin podrás verlo. Trataré de traerte todo cuánto antes.

—Me parece perfecto. Avery aún estaba despierta cuando Seokjin trajo toda la información, no fue difícil localizar a un ex juez, un abogado y un criminalista que había manipulado evidencia en su contra.

Terminaría con ellos rápido, para tomarse el tiempo con el último hombre de la lista.

—Quiero que haya testigos de cada muerte sin que te descubran, paga lo que sea necesario— ordeno bebiendo su taza de café, miró cada fotografía antes de regresar a su habitación— deja al último a Min Yoongi, él es mío.

—Así será— Seokjin abrazó a su prima, era un deseo retenido que tenía desde hace siete años— es bueno que estés aquí. —Opino lo mismo, Jinnie— Avery sonrió con sinceridad y algo de felicidad después de mucho tiempo.

Los días posteriores recibió dos noticias que la mantuvieron alegre: Kang Yong y Shang Hwang fueron asesinados al frente del tribunal. Su sonrisa se ensanchó al ver las noticias, faltaba muy poco para tener el premio mayor en sus manos.


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¡Volvió la loquita vengadora en versión mejorada!

Espero les guste ❤️

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