¡Todo es culpa tuya!

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El sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo con tonos cálidos que se reflejaban en el tranquilo lago donde Natacha y Kaitan se habían reunido. El lugar estaba lleno de recuerdos felices, pero hoy la tensión era palpable. Habían pasado una semana desde que pidieron ayuda, ella a su padre y él a Lucas, y finalmente tenían noticias que compartir.

Natacha fue la primera en hablar, su voz temblando ligeramente mientras relataba la información que había recibido de su padre.

—Mi papá habló con sus contactos en el aeropuerto —dijo, mirando a Kaitan con ojos serios.

—Revisaron las cámaras de vigilancia y vieron a Karina entrar al baño. Pero después de eso... no hay más rastro de ella. Es como si esa parte del video se hubiera borrado o esfumado.

Kaitan sintió un escalofrío recorrer su espalda. Aunque ya conocía esa información por Lucas, escucharla de nuevo lo hizo estremecer.

—Lucas también me dijo eso —respondió Kaitan.

 —Pero hay algo más. Las cámaras de tráfico la vieron salir de una furgoneta y enfrentarse a dos hombres. Luchó con todas sus fuerzas, pero al final se la llevaron.

Natacha cubrió su boca con una mano, sus ojos llenándose de lágrimas al imaginar la escena.

—¿Estás seguro? —preguntó con la voz quebrada.

Kaitan asintió, sus propios ojos llenos de dolor.

—Sí, lo vi en las imágenes. Karina luchó, pero no pudo contra ellos.

Justo cuando ambos estaban sumidos en sus pensamientos, escucharon unos pasos acercándose. Se giraron y sus rostros se llenaron de asombro al ver a Kevin, el ex prometido de Karina, emerger de entre las sombras.

Natacha no pudo contenerse y comenzó a gritar, su voz llena de furia.

—¡¿Qué haces aquí?! —exclamó Natacha.

—Bueno, yo... —intentó responder Kevin.

—¡Eres el último hombre que quiero ver ahora mismo!

Kevin levantó las manos en un gesto de rendición, tratando de calmarla.

—Solo quería saber si teniaís noticias de Karina. He intentado contactarla...

Kaitan, que había estado tratando de calmar a Natacha, se enfureció al escuchar eso.

—¿Tú? —dijo con voz temblorosa pero llena de rabia.

—¿Por qué demonios la buscas? ¡Tu plan fue un éxito, Kevin! Tú y Danna lograron lo que querían.

—¿Qué logramos lo que...? ¿De qué demonios estás hablando?

—No hagas el idiota, lo sabemos todo. La drogaste y la entregaste a ese tipo para arruinar su vida y hacer que su familia la repudiara. ¡Todo esto es por tu culpa!

Kevin no podía creer lo que Kaitan había dicho. No esperaba que supieran sobre aquel plan y, con nerviosismo, preguntó:

—¿Cómo es que lo descubrieron?

Natacha, furiosa, no pudo contenerse y comenzó a gritarle.

—¡Karina lo escuchó todo! Después de escapar de aquel hombre que quería hacerle quién sabe qué, ella misma nos lo contó.

Kevin asimiló lo que Natacha decía, intentando procesar la información.

—¿Y por qué no dijo nada? —preguntó, incrédulo.

Kaitan lo miró con una mezcla de desprecio y asco.

—Deberías saber cómo es su familia. ¡Estuviste allí cuando la gritaron e insultaron después de verla entrar por la puerta! Nadie la iba a creer o escuchar. Y lo peor de todo es que quedó embarazada.

—¡¿Embarazada?!—repitió Kevin, atónito.

—¡Sí, embarazada, y sus padres la obligaron a abortar!

Kaitan continuó arremetiendo contra Kevin, con lágrimas en los ojos.

—¡Nunca me caíste bien, pero te toleré por ella! Para ella, tú eras como un salvavidas dentro de esa casa que solo sabía despreciarla. ¿Y qué hiciste tú? ¡Destruiste su confianza y arruinaste su vida por dinero!

Kevin, en un intento desesperado de defenderse, replicó:

—¡No lo hice solo por dinero! Lo hice por amor. Estoy enamorado de Danna, yo solo quería...

Ambos amigos se echaron a reír amargamente.

—¿Amor? —dijo Natacha, con sarcasmo.

—¿Era necesario hacer todo esto por tu supuesto amor? Si estabas enamorado como dices, podías haberla dejado simplemente y no hacer todo ese maldito plan. Ahora, por tu culpa, nuestra amiga está secuestrada y desaparecida.

Kevin dio varios pasos atrás, descolocado por lo que escuchaba. 

"¿De verdad está secuestrada?"

Recordó cómo Danna se había reído diciendo que había escuchado a Natacha gritar a sus padres, pensando que su hermana había desaparecido.

—No...no quería que todo esto pasara así —intentó decir Kevin, su voz quebrándose.

Pero tanto Natacha como Kaitan no estaban dispuestos a escuchar nada más. Kaitan avanzó un paso, señalándolo con el dedo.

—¡Lárgate, Kevin! Y no vuelvas a aparecer cerca de nosotros. Si lo haces, te juro que te mataré.

Kevin asintió lentamente, con la cabeza baja. Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el bosque, sus pasos pesados y su corazón lleno de arrepentimiento. Sabía que había cometido errores irreparables, y ahora solo podía esperar encontrar una forma de redimirse.

Natacha y Kaitan se quedaron en silencio, viendo cómo Kevin desaparecía entre los árboles. Ambos sabían que la búsqueda de Karina se volvía cada vez más desesperada, pero no podían permitir que el dolor y la rabia los distrajeran de su objetivo.

—La encontraremos, Natacha —dijo Kaitan finalmente, con determinación en su voz.

—No importa lo que cueste, encontraremos a Karina y la traeremos de vuelta.

Natacha asintió, sus ojos llenos de lágrimas y resolución.

—Sí, Kaitan. Juntos lo lograremos. No vamos a rendirnos hasta que Karina esté de vuelta y a salvo.

Y así, con el corazón lleno de dolor pero también de esperanza, los dos amigos se prepararon para enfrentar los desafíos que les esperaban, dispuestos a hacer lo que fuera necesario para encontrar a su amiga desaparecida.

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