🍦18 - Iced

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La pequeña tienda Sweet & Sour había sido parte de su infancia, tanto o mas que cualquier otro sitio. Era un local chico, es cierto, pero había permanecido perfectamente cuidado y conservado incluso si ya tenía sus años.

Jimin recuerda que alguna vez escuchó decir a sus padres que su primera cita fue aquí.

"Una tienda de helado y cafés, donde solo habían dos mesitas y el aire acondicionado estaba como a 15°. A eso me llevaste, Kim Namjoon. Agradece que me casé contigo."

Su papi Jin gritaría eso en medio de cualquier pelea. Pero varias veces había admitido amar el café que se preparaba ahí. Quizá por eso, Jimin tiene cientos de recuerdos de él y Yoongi, siendo cachorros, en este local.

—¿Recuedas la planta que había en esa esquina? Una vez enterré mi goma de mascar en ella y la señora Cha me atrapó.

Yoongi luce tranquilo y relajado mientras esperan sus pedidos. Están sentados en una de las ahora cinco mesitas y el alfa prácticamente a contado todas las anécdotas recordables del lugar.

Jimin simplemente no puede concentrarse en nada.

—¿Te pasa algo? —interrumpe Yoongi, tocando con la punta de sus dedos su mano que descansa sobre la mesa. —Desde que llegamos has estado ausente. ¿Tuviste problemas con la matrícula?

Jimin suspira.

—No.

—¿Así de seco? —se burla el alfa. —Venga, Imini. Nos contamos todo, ¿por qué estás tan ausente? ¿Estas enojado? ¿Ya no te gusta este local?

—No es eso.

—¿Entonces qué es? —sonríe Yoongi, pareciendo genuinamente curioso, cuando Jimin se siente mas que preocupado. Estira su mano y atrapa la suya por completo. —Imini, soy yo. Cuéntamelo.

Jimin quiere, en serio quiere, ¿pero qué va a decir? Ni siquiera está totalmente seguro de abordar el tema sin temer a la reacción del alfa.

Y es jodidamente incómodo sentirse así, cuando Yoongi siempre fue la persona a la que podía contarle todo. Absolutamente todo lo que pasase por su mente. Ahora hay una barrera entre los dos y ambos intentan fingir que no está.

—Su pedido. —irrumpe una voz, y Jimin respira aliviado cuando la omega con mandil y gorrito deja la bandeja con su orden sobre la reluciente superficie.

Hay suficiente helado y pastel como para mantenerse ocupados otros veinte minutos, a pesar de que Yoongi trata de retomar la conversación par de veces. Él niega, desviando el tema tanto como puede y terminan charlando descuidadamente, mientras los pies del alfa chocan de manera rítmica con los suyos bajo la mesa.

Ugh, como si Jimin no fuera lo suficientemente consciente de que están cerca, el alfa no para de darle pequeños toques cada vez que su atención se desvía a otra cosa.

—Para de hacer eso. —se queja bajito.

Yoongi sonríe y vuelve a chocar sus piernas.

—¿Por qué? Nunca te molestó el contacto físico antes.

—Puede que cambiara de parecer. —respondió él, dejando la cucharilla a un lado. —Ese es el problema del tiempo Yoongi; la gente cambia.

Yoongi luce como si hubiese recibido un balde de agua helada. Su expresión risueña desapareció por entero, abriendo paso a la estupefacción.

—¿Qué estas-...?

—Estoy hablando de que estuvimos año y medio sin vernos, Yoongi. Es estúpido que queramos fingir que no pasó. Tu cambiaste y es bastante seguro que yo cambié.

—N-no quieres decir eso, ¿verdad? —murmura el trigueño, quien se ve francamente aterrado. —No, nada cambió. Tu y yo no hacemos eso.

—Comienzo a pensar que ya ni siquiera queda un tu y yo, hyung.

Con un movimiento seco Yoongi apartó sus manos y se tambaleó al ponerse de pie. —Esto no es lugar para hablar.

—Tienes razón. —asintió. —Te espero afuera.

Jimin se puso de pie, dejando completamente absorto al mayor, y salió de la tienda. Una vez fuera, suspiró. El aire se sentía rasposo y horriblemente pesado al salir, pero era momento de hablarlo.

Y, aunque estaba muy nervioso y preocupado por el resultado de la conversación, no dejó de notar el cartel de anuncio que ofrecía empleos en el local.

Eso estaría bien. Después.

[[...]]

Era seguro decir que Yoongi estaba nervioso. No pasó desapercibido la manera en que sus manos dudaban mientras abría la puerta del departamento o que fallara vergonzosamente al arrojar la chaqueta hacia el sofá.

Pero Jimin también estaba nervioso y aun así iba a hablar.

—¿Qué está pasando?

El omega peina su cabello hacia atrás y despeja su frente. La verdad, cada minuto que pasa, esto parece peor idea.

—¿No quieres hablarlo ahora? —insiste Yoongi, con la mirada herida y asustada. —¿No confías en mi?

—No. No confío.

Yoongi parpadeó par de veces, encogiendo su cuerpo sobre si. Caminó a pasos lentos y se dejó caer sin gracia en el sofá.

—No confío en decirte nada porque nada me garantiza que no vas a huir. —prosiguió el omega. —No confío porque llevo cuatro días aquí y no hemos hablado ni una sola vez de nuestro tiempo separados. Cada vez que toco el tema, lo evades, hyung. Como si no hubiese pasado, y sí pasó.

—No me gusta recordarlo. —justifica. —Solo..., prefiero no pensar en eso.

—Pero pasó. Y pasó porque no quieres tener sentimientos por mi y tampoco quieres que yo los tenga. —expone, mordisqueando su labio y sintiendo sus ojos picar. —Y luego me besas, cada jodida vez que puedes. Y es solo tan confuso, alfa. Confuso y doloroso porque no se qué está pasando por tu cabeza. Como que, necesito saber dónde estamos parados tu y yo.

Yoongi expulsa aire ruidosamente, y se mantiene mirándole fijo. Casi doloroso. Luego está poniéndose de pie y caminando hacia él. Sus manos frías acariciando sus mejillas y su mirada fija en la suya.

—Yo te quiero.

Y a Jimin le sabe tan mal escucharle, porque esa frase siempre sigue de lo mismo.

—Desde que eramos niños hasta el día de hoy, no he conocido a nadie que sea más importante para mi. Mas importante que mi familia o mis amigos; mi centro.

—Pero no me ves como yo a ti. No significo lo mismo que tu para mi, incluso si tu alfa me busca.

El alfa parpadeó y bajó su mirada hacia sus pies.

—Esos no son los motivos correctos, Jimin. Hay cosas que tu no sabes-...

—Entonces dímelas —suplicó el omega. —¿Qué se supone que somos, alfa? ¿Amigos? ¿O todavía me ves como tu hermanito?

—Por supuesto que no te veo así.

—¿¡Entonces cómo!? —chilló enojado. Las molestas lágrimas bajaron por sus mejillas, haciéndolo sentir mas ridículo y desesperado que al inició de la conversación. —¿Por qué has sido tan sobre protector conmigo siempre? ¿Por qué me mantenías marcado con tu olor? ¿Por qué me besas? No son cualquier cosa, Yoongi. No es algo que le haces a cualquier amigo y ya. ¡Tiene que haber una razón para que hagas esas cosas si dices no quererme como tu omega!

Yoongi respiró profundo, y, dios, si el lobo dentro de Jimin no se sintió estremecer cuando el aroma seco del alfa lo golpeó. La mirada del mayor se oscureció y no demoró en decir las palabras que pondrían fin a todo.

—Lo hago porque me lo pides. —respondió. —Inconscientemente a veces, pero pides mi atención todo el tiempo. Y yo te la doy porque no quiero perder a mi mejor amigo.

Un golpe hubiese sido menos doloroso que oír eso, pues Jimin sintió el momento exacto en que su omega, quien a penas estaba recuperando su fuerza, se dejó caer desplomado ante el rechazo.
No obstante, Yoongi no paró.

—Por supuesto que mi lobo reacciona a ti. Eres un omega y yo soy un alfa; el instinto siempre está ahí. Lo último que quiero es hacerte daño, pero no pareces capaz de entender que no soy lo que mereces. No soy tu mejor opción. Un omega como tu no tiene que conformarse con lo que poco que yo puedo dar.

Jimin paso el dorso de sus manos por sus irritados ojos, y suspiró lentamente.

Bien, ya estaba dicho todo.

Yoongi, obviamente, no le quería. Yoongi no tenía la mas mínima intención de ser algo mas que amigos. La separación había sido un cartel de Neón con letras mayúsculas de NO TE QUIERE, y él solo lo había ignorado.

Entonces, después de todo, merecía esto.

—Me voy a mi casa.

—Es de noche. Yo te llevo.

—Puedo cuidarme. —gruñó. —Y no, no estoy dándote mensajes indirectos de que necesito que me lleves. Puedo irme solo.

—Jimin, por favor. —pidió Yoongi. —No seas ridiculo

—Precisamente. Me casé de hacer el ridículo contigo. —dijo el rubio omega, tratando de mantener firme su voz. —Creo que tres años de amor no correspondido son mas que suficientes. De todas formas, no logré mas que tu lástima, ¿cierto? —sonrió. —El pobre niño omega corriendo detrás de su mejor amigo alfa. Un clásico.

Yoongi intentó acercarse, mas su cuerpo reaccionó encogiéndose ante el toque del alfa. Una reacción que conmocionó al mayor tanto como él lo estaba.

—No hace falta, hyung. Ya quedó claro.

Se sorprendió por lo fría que sonó su voz. Se esforzó en sonreír de nuevo y, tomando su bolso de encima del sofá, se encaminó a la puerta.

—S-supongo que nos vemos en la escuela, hyung. —sonrió. —Hasta entonces.

Salió.

Cerró la puerta con suavidad.

Sus ojos intentado ver a través del borroso aluvión de lágrimas, mientras se aferraba a las escaleras para no caer.

Dios, dios. ¿Cómo iba a seguir sin el otro? ¿Como iba a levantarse sabiendo que ya no había ninguna oportunidad de tenerle?
Sintiéndose esto muchísimo peor que todo el tiempo que estuvieron separados, ¿había perdido a Yoongi, finalmente?

Quiero que me ames. Quiero ser tuyo. Te necesito. Necesito que me ames, alfa.

Su mano temblorosa tomó su teléfono y, después de dos tonos...

—¡¡Hyung!!

—JungKook, ¿puedes venir por mi?

🌷🌷🌷

Finalmente se terminó el drama de Yoongi, porque yo ODIO escribir estos capítulos depris o medio sad (aunque no lo parezca 😀,hehehe)

Ahora sí, mi amigo el Chan hace su introducción. (Chan chan chan, el que entendió entendió)

Ay, Yoongi mijo, espabílate que te lo bajan.

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