[ 001 ] how it all begins

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𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓'𝐒 𝐆𝐀𝐑𝐃𝐄𝐍
━━━ 🌼 ━━━
01. HOW IT ALL BEGINS



CHOI CHOON-HEE Y CHOI YONG-HWA no son la clase de hermanos que se ven en las películas, totalmente en sincronización y totalmente inteligentes por el mero hecho de ser gemelos.

Mientras que ella es toda sonrisas, tiene mucha gente que la ama (bueno, no muchas si considerábamos las niñitas de papá, mimadas, y los típicos niños que te hacen la vida imposible), está en la banda del colegio tocando los tambores y también es partícipe del grupo de deletreo, su hermano Yong-Hwa es completamente diferente. Para un niño de su edad él es... ¿cómo ponerlo sin sonar problemático?

Muchos profesores lo describen como un imán de problemas, él simplemente quiere pensar que hace su deber de hermano: romperle la mandíbula a cualquier chico que hablara o tratara mal a su hermana y por supuesto, plantar bromas crueles a las niñitas mimadas que creían que solo por tener dinero podían mirarlos en menos. Yong-Hwa ama ser el karma personificado, incluso con la corta edad que tiene, es sorprendente cómo puede manejarse.

Viven en una bonita casa verde de dos plantas en Cold Spring, una villa ubicada en el condado de Putnam con una población de apenas dos mil personas, donde sales a la calle y todos parecen conocerse entre sí. Su padre, Dong-hyun, tiene una linda boutique de ropa muy frecuentada y su abuela, la madre de su padre, es la directora de su escuela. Lo que empeora las cosas para los niños. O al menos para Yong-hwa, que está casi siempre en su despacho durante los recreos.

Choon-hee y Yong-hwa son diferentes caras de una moneda, ella el lado luminoso y él el lado oscuro, no obstante, no significaba que no se amen el uno al otro. Y su amor es tan grande que pueden convertir parte del colegio en el jardín de la Reina de Corazones cuando se protegen el uno al otro.

Sucedió en marzo de 2004, las nubes habían cubierto el cielo ocultando cualquier vista del sol y la probabilidad de lluvia era de más del noventa y siete por ciento según habían informados los medios en la mañana, cuando ambos gemelos comían deprisa los cereales de chocolate con leche fría preparados por appa, con un toque de sirope de fresa para volverlos dulzones. (Suena asqueroso, mas es lo mejor del mundo.)

Tenían Educación Física, la pesadilla de Choon-hee pero la favorita de Yong-hwa, e iban andando hacia el gimnasio con el uniforme de pantalón azul ignorando a la mitad de sus tontos compañeros. Solo podía salvarse Lottie Eaton, una niña que los seguía a todos lados, con las gafas más grandes y más redondas jamás vistas por el ser humano y una extraña y adictiva obsesión por lo paranormal.

Ambas chicas hablaban entre sí sobre el nuevo episodio de la serie animada Winx Club, estrenada ese mismo año, cuando un brazo apareció y tiró de Yong-hwa, dejando al niño fuera de vista.

Apenas Choon-hee advirtió que su gemelo se había ido, este dejó inconsciente a un niño en el almacén — Dennis de Triple D, un grupo de niños ricos cuya madre formaba parte del consejo de Cold Spring, por no decir que sería la alcaldesa si ganaba las elecciones el año que viene. (Ahora lo es, quiere puntualizar Choon-hee.)

¡¿Qué has hecho?! —reclamó la hermana en ese momento, mirando a su hermano que apretaba el puño.

Él la miró enfadado.

¡Ellos empezaron primero!

Choon-hee miró a Damian, que estaba en una esquina del almacén con una de las bombas de aire para hinchar pelotas a modo de defensa y a Declan, que se había agachado junto a un Dennis inconsciente y un brote de sangre que salía de su nariz.

¡Era una broma! —se defendió Damian—. ¡Pero le dio un puñetazo a mi hermano y ahora está sangrando!

Los tres deberíais saber que mi hermano no se toma nada de esto a broma...

¡Es un monstruo!

Choon-hee arrugó el ceño. ¿Cómo podía llamar así a su hermano? ¿Un monstruo? No lo era.

No es un monstruo, Damian Foley —apuntó un dedo acusador hacia él. A medida que avanzaba en dirección al niño, pasando junto a los otros dos en el suelo, un viento aullante comenzó a soplar en el exterior, haciendo que las nubes se movieran ansiosamente—. Si los tres empezasteis esto, Yong-hwa no es el monstruo, sois vosotros.

Damian frunció el ceño, furioso, y clavó la bomba de aire en el suelo con un sonoro ¡PAM! y, de repente, estiró las manos y empujó a la niña hacia atrás, cayendo en la caja de las pelotas de baloncesto. Ella gimió por el dolor de su espalda golpeando las pelotas que eran más duras que un montón de piedras, de aquellas que al darte un golpe te dejaban en enfermería durante una semana. Eso bastó para que Yong-hwa se pusiera más enojado que nunca y diera un paso al lado de su hermana para protegerla de otro golpe de Damian.

Al ver que lo tenía delante, Damian apretó el puño y se acercó a Yong-hwa; en cuanto el chico Choi levantó la mano, sonó una fuerte explosión en el interior del almacén que hizo temblar el suelo y un montón de plantas salieron al exterior. Las nubes dejaron caer una lluvia torrencial y el viento aulló haciendo que el resto de la clase gritara para entrar al gimnasio.

Las enredaderas y las plantas crearon un escudo entre los hermanos Choi y su atacante, y el puño de éste quedó lleno de espinas por haber golpeado en ellas. Declan sacó a rastras a Dennis y junto a un Damian llorón salieron del almacén a toda prisa, buscando al profesor para contarles lo que había pasado.

Era seguro decir que los gemelos acabaron en el despacho de su abuela, empapados por el aguacero, y con Dong-hyun sentado a su lado en una silla fea de terciopelo, cruzado de piernas y brazos, con aquella expresión de labios apretados y ojos entrecerrados que siempre ponía cada vez que debía enfrentarse a su madre y las peculiaridades de sus hijos.

Ese día cumplieron once años. ¡Feliz cumpleaños!

Desde ese día, los gemelos supieron que ellos no eran lo que se dice normales en ningún sentido de la palabra. Es decir, aún no se puede explicar cómo es que unas plantas aleatorias cobraron vida, pero, hey, la vida nunca es aburrida para ellos.

En la escuela, todos hablan todavía acerca del suceso, y los Triple D siguen sin mirarlos a la cara, el suceso de las plantas es un hecho inexplicable que ni siquiera la ciencia puede aclarar, ¿es magia o simplemente paranoia y eventos circunstanciales?

La excusa que había dado la directora hacía un poco de sentido si se pensaba con lógica. Ella había dicho que, a causa de que los árboles cercanos databan de bastante tiempo atrás, las raíces de estos mismos habían emergido hasta arriba, siendo catalogado como un extraño evento de la naturaleza. Hasta el día de hoy, los habitantes adultos de Cold Spring creyeron la mentira.

Y honestamente, el par de gemelos y su padre agradecen de buena manera que la situación hubiera quedado así. Nadie está metiendo la nariz en sus asuntos, muchas gracias. Especialmente en asuntos relacionados con los mestizos.

Posteriormente, Dong-hyun no se lo pensó dos veces antes de hacer una llamada, meter a los niños en el coche y conducir dos horas hasta Long Island, adentrándose en una carretera estrecha, con granjas sombrías, colinas boscosas y carteles de RECOJA SUS PROPIAS FRESAS sobre vallas blancas. Así acabaron en este lugar, el Campamento Mestizo, donde se alojan durante el verano y realizan actividades para los mestizos.

Muchos campistas no saben quién es su padre o madre dios, e incluso dos años después, los gemelos Choi siguen sin saberlo. Cada verano, se quedan en la Cabaña de Hermes, el dios que da cobijo a todos aquellos que no han sido reclamados, y cada verano, los hermanos Stoll roban la cámara polaroid de Choon-hee para gastar el carrete.

—Connor, no te lo volveré a repetir —la chica termina de subir una pequeña colina llena de hierba, dejando caer las manos sobre las rodillas para tomar aliento tras seguir corriendo a los hermanos durante una gran cantidad de minutos—. ¡Dame la cámara!

—Mmm, deja que lo piense —Connor mira a su hermano Travis, vuelve a mirar a Choon-hee y un brillo en sus ojos anuncia que Connor solo está jugando con ella, su pasatiempo favorito—. No, no lo creo.

Yong-Hwa se escabulle por detrás de los hermanos y coge un buen puñado del cabello de Connor, borrando así la sonrisa del muchacho. Yong susurra al oído del chico:

—O le devuelves la cámara a mi hermana o haré que se te suba una enredadera por el trasero tan arriba que estarás escupiendo sus pedazos durante un mes. Escoge.

—¡Eh, suelta a mi hermano pequeño! —Travis intenta atrapar la mano que tiene preso a su hermano, pero la otra del gemelo la coje al vuelo, apretando con fuerza en la muñeca—. ¡Ay, ay, ay!

—Yoongie —advierte la chica, volviendo a incorporarse—. Les haces daño.

—¿Ah, sí? No me digas —el gemelo rueda los ojos, replicando con sarcasmo—. Te has echado unos amigos muy malos, noona, solo se dedican a robarte las cosas. Especialmente tu cámara.

Connor trata de safarse del firme agarre en su cabello y dice:

—¡Queremos dejar huella!

Y Travis asiente frenéticamente, haciendo muecas por su muñeca ya roja.

—No es culpa suya que roben cosas, ya sabes quién es su padre —la mayor añade lo último muy bajo, no queriendo herir los sentimientos de los hermanos Stoll, solo para hacerle saber a su hermano qué, de hecho, robar viene de Hermes.

—Bueno, eso suena como a su problema, no al mío —Yong dice con simpleza, soltando a los dos hermanos, y a pesar de su edad, los suelta de una manera tan fuerte que Connor acaba cara enterrada en el suelo y Travis cae sobre su trasero—. Aclaremos algo, ya que es claro que no os enseñaron en casa: tomar cosas que no os pertenecen, es una mala conducta. Os pillo haciendo eso una vez más, y mis amenazas se convertirán en realidad.

Y entonces, para hacer su punto más claro, Yong-hwa alza la mano y el suelo comienza a temblar. El césped del campamento entonces se mueve como si tuviera vida propia y una larga rama planta una bofetada en cada mejilla de los hermanos bendecidos por la sangre de Hermes.

(Y en el otro lado del campamento, Annabeth Chase, con un portafolios en mano mientras hace las rondas de cabañas, mueve la cabeza en la dirección que sabe que proviene el temblor, rodando tanto los ojos que casi los pone en blanco.)

Sonriendo complacido, el gemelo suelta su agarre en las plantas y todo vuelve a su lugar natural. Los ojos de los campistas siguen cada movimiento de los gemelos, sobre todo del chico, que tiene tanto fuego como las llamas del Inframundo. Los mayores susurran cosas, algunos todavía no acostumbrados al fuerte carácter de Yong-Hwa en comparación a lo dulce que es Choon-hee.

El rumor que corre por el Campamento Mestizo es que él es hijo de Démeter por donde se le mire, mientras que ella es más como... Perséfone, mismos poderes pero más sofisticados, menos salvajes. Aún se preguntan cómo pueden ser gemelos y ser uno la personificación del mal y la otra la personificación del bien.

Pero bueno, nadie dijo que por ser gemelos tenían que ser iguales, ¿no es así?

—Te pasaste —es lo que dice Choon-hee una vez envía a los hermanos a la enfermería, luego de ver el creciente sarpullido en la mejilla de Connor. Voltea para enfrentar a su hermano, que mira de reojo hacia un lado, balanceándose sobre los talones—. Hablo en serio, Yoongie.

—Si no lo hacía yo, no iba a hacerlo nadie, Chee —no la mira, sigue viendo más allá—. Lo que importa es que ya tienes de vuelta la cámara que te regaló appa.

—Ajá, luego de que golpearas a mis amigos.

—Tú llamas amigo a cualquiera que te diga palabras bonitas y te ofrezca una sonrisa —comenta Yong ante ella, alzando una ceja, ahora mirándola—. Tu problema es que eres demasiado blanda y la gente abusa de tu buena voluntad. ¿Te acuerdas de Lottie? Te hiciste su amiga, se fue del colegio y te hizo daño.

—Eso...

—Has sido tú, ¿no? —salta una voz al lado de ellos, rompiendo la conversación entre los hermanos—. Claro que sí, ¿quién más sería si no?

—Estamos teniendo una discusión fraternal, vuelve en otro rato —el chico dice agitando la mano con desdén, sin intentar girarse.

—Tienes una actitud bastante peculiar para ser un crío de doce años —Luke Castellan, capitán de la Cabaña de Hermes, da un paso más cerca de ellos, quedando bastante cerca del hueco que los separa—. Mi deber como líder es saber qué ocurre con los miembros de mi cabaña, y al parecer, tú acabas de tener una discusión... fuerte con dos de ellos.

—Yo no lo llamaría discusión, la verdad, Castellan —el interpelado aclara, desviando su mirada desde su gemela hasta el muchacho frente a ellos—. Solo estaba aclarando ciertos límites, ya sabes cómo es. Es lo mismo de siempre, no volverá a pasar... a menos que bueno, suceda otra vez.

Luke suspira y Choon-hee de repente encuentra sus zapatos con las suelas llenas de barro bastante divertidos.

—Ya sabes como son los Stoll, les gusta gastar bromas. Si no hacen al menos una al día, les entra el dramatismo. Ah, y un añadido, tenemos un cero en actitud de la ronda que hizo Annabeth a nuestra cabaña.

—Lo siento —murmura la chica Choi.

—Tú no tienes que disculparte por nada —el adolescente rubio pone su mano en su hombro a modo de confort, mientras que el otro chico frunce por el acto—. El que debe disculparse es Yong-hwa.

—Sigue soñando, Castellan —se burla Yong-hwa, la sonrisa burlona colgando en sus labios—. No me voy a disculpar ni hoy ni nunca, sobre todo por ser quien soy. A la persona que no le gusta, puede tomárselo por donde le plazca —con eso se empieza a alejar.

—¡Que sepas que aún puedo castigarte sin cenar por ser tu líder! —Luke alza la voz, asegurándose de que el niño lo oiga.

Yong rueda los ojos desde su lugar y con un gesto de la muñeca, una rama perdida cobra vida y hace tropezar a Luke sobre sus propios pies. El chico se aleja, triunfante y con la cabeza en alto, murmurando algo que suena como:

—Lider mi trasero.

🌼

... DE HECHO, LUKE DEJA A YONG-HWA SIN CENAR.

Los Choi van al pabellón y toman asiento en la mesa de Hermes, decorada con manteles blancos y flecos púrpuras, y Luke se sienta frente a ellos, vigilando que el niño no pruebe bocado mientras su hermana toma la parte de su ración y echa la otra mitad al fuego como ofrenda a los dioses. Luke le echa parte de comida a Yong-hwa en el plato y lo obliga a levantarse para hacer también su ofrenda y tras eso, todos los campistas zumban a sus cabañas para descansar y despertar mañana para retomar las actividades diarias.

No obstante, aquí está la cosa graciosa, ¿recuerdan la planta que hizo tropezar a Luke Castellan en la tarde y que Yong-Hwa controló?

Sorpresa: era hiedra venenosa. Entonces, Luke comandando órdenes como el líder sin temor y rodeado de marcas rojizas en la piel, no es tan aterrador para los campistas. Es una situación de beneficio para el muchacho. Claro, Castellan tiene casi todo el cuerpo cubierto por manchas rojizas y no puede parar de rascarse, pero él se lo buscó.

Suena correcto, ¿verdad?

Aunque la buena de Choon-hee tenga otra respuesta a eso, pero ella es muy bondadosa y tiende más a usar flores y plantitas inofensivas más que enredaderas, espinos y cosas que solo a su gemelo se le ocurrirían. Que, hablando de ella...

Es ya más de la madrugada y el muchacho sigue tratando de conciliar el sueño y la cabaña está en absoluto silencio, que es una novedad por ahí viniendo de la cabaña más repleta de campistas de todo el campamento. Pero bueno, el muchacho se está descarriando de la historia... ¿dónde estábamos?

Ah, sí, silencio puro, campistas persiguiendo ovejas. Vaya, lo usual.

Pero lo que no es tan usual es la cama vacía que tiene abajo. Las tablas del suelo rechinan con el peso de una persona tratando de escurrirse de la cabaña y el chico no tiene que ser adivino para saber de quién se trata.

Entonces, la sigue. Sí, él sabe que no debe después de haberse metido en problemas con Luke, pero afuera está lloviendo, ¿qué querían que hiciera, dejar que se mojara? Es extraño, sin embargo, porque hay un hechizo mágico que impide que entre la lluvia al campamento, así que algo está pasando fuera...

Aún así.

Sigue a la persona abriendo el paraguas que alguno de los hijos de Hermes ha robado y anda a paso rápido por el césped mojado para llegar lo antes posible hasta ella. El camino que sigue es hacia la enfermería, donde sabe que uno de los Stoll está todavía porque se ve que su sarpullido ha ido a más, pero antes de incluso acercarse lo suficiente la persona frena de golpe y cambia la mirada hacia un lado.

Yong-hwa se aproxima lo suficiente como para inclinarse desde atrás, poner el paraguas para taparlos a ambos y susurrar por el otro lado:

Peek-a-boo.

La figura mete un bote, seguido de un chillido que suena parecido a "¡kamjagiya!", una expresión coreana para saber que te has asustado.

—¿Puedo saber por qué estás aquí, noona?

—Uh, ¿cómo sabes que soy tu noona?

—Um, bajita para ser mestiza, la cama vacía debajo de la mía, la sudadera blanca con ese sol en la espalda que appa te regaló por tu cumpleaños este año...

Rendida, la niña suspira y se voltea, viendo a su hermano mantener el paraguas con fuerza sobre ella para que no se moje más de lo que ya está.

—Iba de camino a la enfermería, pero... —señala hacia su derecha, donde hay dos figuras corriendo por la oscuridad—. Creo que una de esas figuras es Grover por las patas de sátiro, y la otra... creo que se trata del chico de Yancy del que se ocupaba Quirón.

—Ah —Yong-hwa mira en la misma dirección—, pues me da que Grover se ha desmayado.

—Es él —de la nada, Annabeth, con su preciosa melena rubia ondulada cayendo sobre sus hombros, aparece ante ellos—. Tiene que serlo.

—No es mi circo, no son mis monos —es lo que dice el gemelo, encogiendo sus hombros—. Bueno, noona. ¿Qué es lo que va a ser? ¿Los llorones o la comodidad de la cabaña?

La chica mira a Annabeth, que la mira de vuelta con una ceja alzada y los brazos cruzados sobre el pecho, y luego mira a su hermano decidiendo si seguir las reglas o tomar una hoja del libro de su hermano. Y hace lo segundo.

Yong-Hwa mira a Annabeth con una expresión que la gemela no puede descifrar.

—No te preocupes, yo os cubro. Le diré a Quirón que tenemos visitantes, que ha llegado él, así tendréis vía libre un rato —dice la chica de Atenea, asintiendo hacia Yong.

—Gracias, Annie. Eres la mejor —dice Yong-Hwa antes de seguir a su hermana.

—¡No me llames Annie!

Pero solo se escucha la risa del chico en el aire.

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