15. you know you're good when you can

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15. you know you're good when you can
( even do it with a broken heart )

   SENTÍA QUE IBA a vomitar y no sería bonito. Soo-ha había preparado un delicioso plato de algo que no recordaba, pero había tenido el suficiente kimchi como para hacerla feliz por unos segundos, hasta que recordó su conversación son Sunghoon el martes. Mira, haber enviado su portafolio al área de dibujo había sido un gran paso para ella, pues era alguien que se consideraba a sí misma como un gran fracaso y, por esa razón, se ponía el triple de nerviosa cuando se trataba de su arte y sus dibujos.

Sus dibujos lo eran todo para ella.

Y, aunque Sunghoon le había dicho de forma informal que incluso la misma Min-seo estaba encantada con el trabajo de la menor, no dejaba de preocuparse. Porque no era la primera vez que lo intentaba. Oh, no. A-ri no siempre fue cerrada con respecto a su arte, todo se debía a que le había confiado a Hyunjin el secreto de que le encantaría entrar al club de arte. A los pocos días, el pelinegro la había sorprendido con que había abierto una vacante especialmente para ella.

Al principio se había emocionado y había besado a Hyunjin como si no hubiera un mañana. Pero luego comprendió que el chico estaba convencido de que A-ri era una pintora y podría estar en el área de pintura. Ella no sabía cómo usar un pincel, mucho menos como usar pinturas y como pintar en un lienzo, donde no podría borrar los errores con presionar control z o con pasar un borrador sobre los trazos. Sin embargo, se esforzó en hacer su mejor pintura y se adentró en la boca del lobo. Recuerda claramente la mirada burlesca de Dal-mi y como Hyunjin ni siquiera fue capaz de mirarla a los ojos cuando le dijo «Lo siento, A-ri, simplemente no eres lo suficientemente buena, no estás a la altura».

Si lo pensaba bien, esa fue la primera vez que Hyunjin le rompió el corazón. Pero ese era otro tema.

Volviendo al hilo principal. Cuando Sunghoon se había acercado a pedirle que por favor se presentara el jueves después de clase en bloque 5, en el salón 325 en el piso 3, sabía que se debía a la pequeña entrevista que les realizaban a los posibles candidatos. Si bien su arte podría ser lo mejor que jamás se hubiese realizado en el mundo, si tenía una personalidad desagradable, no iba a ingresar tampoco. O, al menos, eso había dicho el segundo al mando del área de dibujo, una regla que había aplicado Min-seo en su equipo. A-ri supuso que Hyunjin simplemente se dejaba llevar por el talento. Quizás, por esa razón, Dal-mi era la segunda al mando.

Sacudió la cabeza, sacándose los pensamientos sobre Hyunjin y Dal-mi. Suspiró. Se había propuesto seriamente el dejarle ir. ¿Qué casi tenía seguir aferrándose a sus sentimientos cuando era obvio que él ya no sentía lo mismo? Peor, incluso parecía odiarla. De nuevo, volvió a sacudir la cabeza. Pensar en Hyunjin simplemente generaba que su corazoncito le doliera incluso de lo que quería admitir. Presionó una mano sobre su pecho y siguió caminando con destino a las escaleras para subir al tercer piso.

Era jueves. Ese bendito jueves. Tuvo que recordarse mil y una vez que no debía vomitar. ¿Ya había mencionado que estaba muy nerviosa? Realmente, si resultaba que Min-seo también le decía que no era lo suficientemente buena, dejaría el dibujo para siempre. Bueno, quizás no para siempre, pero se volvería, finalmente, una afición, algo para ella y solo ella. Las manos comenzaron a temblarle cuando divisó el salón 325 al final del pasillo y tuvo que obligarse a tomar una fuerte respiración. Incluso sin siquiera pensarlo muy bien, desvió su curso e ingresó en el baño, sacándo su celular y marcando su primer número de emergencia.

—¡Hola, fracasada! ¿Me llamas para decirme que eres la versión moderna de Van Gogh? ¿O que por fin golpeaste a Hyunjin en la cara? —la voz de Soo-ha al otro lado de la línea la tranquilizó.

—Van Gogh era pintor —respondió. Su voz aún sonaba temblorosa y nerviosa—. Y no, ni siquiera he entrado. Tengo miedo, creo que voy a vomitar. O a sufrir de un ataque cardiaco. O la dos. ¿Puedo vomitar mientras sufro un ataque cardiaco?

Ehh, eso sería asqueroso, pero creo que es posible —respondió Soo-ha con todo confundido.

—¿Si me muero vomitando y sufriendo de un ataque cardiaco? Oh, no. Creo que he desbloqueado un nuevo miedo —Soo-ha se carcajeó, contagiando a A-ri. Durante unos segundos, olvidó lo que debía hacer, pero tan pronto recordó, volvió a sentirse nerviosa—. Tengo miedo.

¿De qué?

—De que no sea buena —respondió A-ri—. Soo-hi si no soy buena, me corto una teta, te lo juro.

Ni tienes —se burló la mayor.

—Ya sé. ¡Oye! Se supone que te llamé para hacerme sentir mejor, no para que me recuerdes que no tengo tetas.

Mira, Seo A-ri —la castaña oscura habló con fuerza, haciendo que la menor se removiera incómoda ante el tono duro de su mejor amiga—, como vuelvas a decir que no eres buena la que te va a cortar una teta voy a ser yo. Tienes muchísimo talento y si el estúpido de Hwang te hizo creer que no eras buena en un pasado, solo tienes que mirar quién es su pareja actual para darte cuenta de que no sabe muy bien de lo que habla. Ahora entre a ese maldito salón y demuéstrale a todo que eres muy buena y tienes muchísimo talento.

—Pero...

—¡Pero nada! —Soo-ha chilló con tanta fuerza que tuvo que apartar el aparato—. Olvida todos los problemas, olvida a Hwang, olvida que tienes el corazón roto. Esto lo haces por ti. Sabes que quiénes entran en ese club siempre obtienen becas en universidades especializadas en artes. ¡Es tu oportunidad, A-ri!

—Bien, bien. Lo haré —Soo-ha celebró y A-ri soltó una risa nasal—. Te quiero, perdedora.

—Yo más, fracasada. ¡Ahora, ve por ellos, fiera!

Y cortó la llamada.

Hablar con Soo-ha siempre la ponía de buenas. Se miró al espejo, ignorando por completo si se veía guapa o no, simplemente se miró a los ojos, observándose más allá de su apariencia física. Y se sonrió. Soo-ha tenía razón, por primera vez en mucho tiempo, estaba haciendo algo por ella, porque era lo que quería y era lo que a ella le gustaba. No estaba complaciendo a nadie que no fuese ella misma y eso la hacía sentirse increíble. Con una confianza restaurada, salió del baño de chicas y reanudó su recorrido hacia el aula de clases. Tocó la puerta y cuando escuchó un paso, asomó solo la cabeza.

En una mesa estaban sentados las cuatro personas que eran líderes y sublíderes del club de arte. De derecha a izquierda, se encontraban ubicados en orden: Sunghoon, quién le sonrió tan pronto la vio, Min-seo, que la miró con ojos entornados, Hyunjin, que en realidad tenía la mirada sobre su celular y, por último, Dal-mi, quién tampoco prestaba mucha atención, sino que se encontraba inclinada hacia Hyunjin, viendo su celular también. A-ri ignoró por completo lo mucho que le dolió el notar que realmente parecían una pareja.

—Buenas tardes —la menor hizo una reverencia y cerró la puerta tras ella.

Caminó hasta la silla frente a la mesa y se sentó. Tenía una copia de su portafolios sobre sus piernas y jugueteaba con sus dedos de forma nerviosa. Desvió la mirada a Sunghoon y el pelinegro volvió a sonreírle.

—Honestamente, creo que esta reunión no tiene sentido —habló Sunghoon primero. Min-seo lo miró bastante mal—. ¿Qué? Es cierto.

—No me digas —Dal-mi habló. Había levantado su mirada del celular de Hyunjin y apoyado su cabeza en una de sus palmas—. ¿Tampoco está a la altura suficiente de su área? Es una pena.

Ella rió entre dientes y luego volvió la vista al celular del chico. A-ri la miró fijamente. Hyunjin levantó la mirada lo suficiente para echarle un vistazo rápido a la pelinegra sentada nerviosa frente a ellos. A-ri apretó los puchos y mordió su lengua para evitar decir algo que pudiera logar que perdiese esa oportunidad. Regresó la vista a los únicos de ahí que realmente le importaban. Min-seo la miraba con curiosidad.

—De hecho —empezó la pelinegra sacándo de una carpeta diferente bocetos y dibujos—. Estoy bastante impresionada con tu trabajo, A-ri. Dime, ¿qué te inspiró a hacer tus personas principales?

—Oh, bueno. Es un poco ridículo —ella aclaró su garganta—. Quería hacerle un regalo a mi hermano mayor de cumpleaños y no tenía dinero, así que me propuse crear un personaje basado en él. De ahí surgió un primer comic, que lo tiene él, por eso no se encuentra en el portafolio.

Min-seo asintió, mientras una sonrisita se formaba en sus labios, observando el dibujo. A-ri no lo notó, pero sus palabras alertaron al pelinegro, quién había apartado la mirada de su celular y observaba el intercambio de palabras con repentino interés.

—Entonces, supongo que el resto de tus personajes están basados en personas que conoces, ¿cierto?

—Así es —A-ri asintió.

—¿Los 7? —volvió a preguntar.

A-ri pasó saliva de forma nerviosa, mirando de reojo al pelinegro y sintiendo una oleada eléctrica rápida cuando notó que Hyunjin estaba prestando atención.

—Bueno, en realidad, tenía planeado hacer 8 —ella aclaró su garganta al escuchar como Hyunjin se atoró con su propia saliva—. Pero, estoy considerando dejar un poco de lado esa idea y centrarme en los 3 que ya tengo.

—Dwaekki, Wolfchan y PuppyM —A-ri volvió a asentir con la cabeza—. ¿Los nombres los ideaste tu sola o con ayuda de las personas?

—Con ayuda.

—Lo cierto es que los 8 personajes tienen una pinta prometedora —Min-seo chasqueó la lengua—. Además, me gusta mucho el estilo cartoon inspirado en el estilo anime. Tienes talento, Seo A-ri.

—Espera, espera —Dal-mi volvió a interrumpir—. ¿Tiene talento? ¿Acaso no recuerdas el fiasco que fue su intento de aplicación anterior? ¿Cómo saben que eso si lo hizo ella?

Hubo un pequeño silencio en la habitación. A-ri comenzaba a sentir oleadas de enojo subiendo por todo su cuerpo. Llevó una mano al puente de su nariz y lo masajeó lentamente, mientras volvía a morder su lengua. De nuevo, no quería decir nada malo.

—Las personas pueden mejorar, Dal-mi —se quejó Sunghoon—. Además, Dwaekki está tan inspirado en Seo Changbin que es casi imposible pensar que no lo hizo ella.

Dal-mi hizo una mueca.

—Bueno, si su área se centra en muñequitos sin mucha complejidad tiene sentido que acepten a alguien como ella. No es como que tengan un nivel que mantener.

La risita disimulada de Hyunjin fue suficiente para que A-ri explotara.

—No son muñequitos sin sentido. Es arte. El arte es mucho más que mezclar pinturas en un lienzo —giró la cabeza, mirándo a la chica fijamente a los ojos que parecía sorprendida de que hubiese hablado—. El arte se puede encontrar en mil formas diferentes. Cine, música, teatro, poesía, escritura y sí, incluso en dibujitos de muñequitos. Realmente, si ese es tu concepto de arte estoy bastante agradecida de no haber ingresa a su área el semestre pasado.

Entonces, Min-seo sonrió abiertamente.

—Me gusta como dibujas y adoro como piensas —la pelinegra guardó los papeles en la carpeta y la miró con una sonrisa—. Te espero el martes en el salón contiguo. Si eso es todo, podemos retirarnos.

Min-seo se puso de pie, recogió sus cosas y salió del aula de clases. A-ri seguía mirando a la puerta por donde había salido la chica con los ojos bien abiertos. ¿Estaba soñando? ¡No podía ser cierto! ¿Realmente la habían aceptado? ¡Realmente la habían aceptado! Una sonrisa creció entre sus labios, mientras sus ojos desorbitados seguían observando la puerta y, de repente, se encontró rodeada por los brazos de alguien. Sintió su corazón acelerarse, pero con solo mirar a la parte izquierda de la mesa, pudo ver como Hyunjin seguía mirando la escena con recelo, mientras recogía sus cosas.

Era Sunghoon.

—¡Te dije que estabas dentro! —el pelinegro apoyó sus manos sobre los hombros de la menor.

—¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser! —chilló, saliendo de su transe, se puso de pie y se colgó del cuello de Sunghoon—. ¡Sunghoon oppa, tenía razón!

Se separó del chico y soltó un chillido agudo mientras daba saltitos en su lugar. Creía que sería capaz de sollozar ahí mismo. Aunque parecía un simple club de escuela, el club de arte de la academia Skyhigh era bastante reconocido y eran invitados a participar en festivales internacionales que les permitían a sus integrantes hacer contactos y triunfar en el mundo del arte. Sunghoon soltó una risa sonora al ver a la menor saltar sobre sus dos pies, mientras hacia un bailecito de victoria.

—Me alegra ver que te puso feliz —respondió él.

—¡¿Feliz?! ¡Esto es mucho más que feliz! —A-ri terminó de saltar y miró al mayor. Luego sintió la vergüenza inundar su cuerpo—. Lamento eso...

—Fuiste adorable —Sunghoon sonrió—. Ahora, ¿quieres que te acompañe a la para de autobús? Podemos discutir proyectos con tus personajes. ¿Has pensado en la ilustración digital?

—Ohh, sí, sí, sí. También quiero aprender modelado 3D. Y animación.

Sunghoon asintió, mientras los dos comenzaban a caminar fuera del aula, compartiendo una plática bastante animada sobre los posibles caminos artísticos que cada uno quería tomar en cuando al dibujo. Y A-ri, se sintió bastante feliz al darse cuenta de que, si bien tenía el corazón hecho pedazos, la sonrisa en su rostro mientras hablaba con Sunghoon era completamente genuina.












un capítulito un poco más tranqui y más feliz (?) donde ari cumple uno de sus sueños, el club de arte es algo que tengo ganas de mencionar bastante porque quiero que el dibujo y el arte sean algo importante en el personaje de ari

espero que les haya gustado un montón este capítulo y que lo hayan disfrutado muchísimo, les quiero un montón y muchas gracias por leer

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