Heather

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¿Cómo empezar esto como alguien nomal, como un punto de vista de una persona nueva? Nadie me conoce como Heather, la amiga de Chris. Todo el que conozca la primera versión probablemente me odie, por interponerme en la hermosa relación del par de chicos con ojos quebrantados, sólo soy la terrible antagonista de una trágica historia de amor. 

Y duele que todos te juzguen por querer lo mejor para ti misma, por buscar tu felicidad. 

Todo comenzó en octavo grado, era la única chica nueva de todo el curso, era aterrador. Los oscuros rizos fueron los primeros en llamar mi atención, e intenté con todas mis fuerzas integrarme a ese grupo, ellos me lo hicieron fácil.

Desde ahí fuimos inseparables, el ser hija única pesaba menos al estar con ese par de chicos tan opuestos que eran como mis hermanos mayores, protegiéndome de todo y todos, siendo la familia que siempre quise, porque la que tenía estaba rota.

No me molestaba ayudar a Christopher y Thimotee con sus tareas, después de todo era lo mejor que podía hacer para pagarles todo lo que hacían por mí. 

Su amistad era la más preciosa, amistades como esa no deberían romperse, fue un honor cuando me dejaron incluirme en las reuniones a media tarde, me hicieron sentir querida, algo que no pasaba desde hace años. 

Tanto ellos como sus familias me acogieron, me hicieron sentir parte de ellos, como una hija más. 

Por ello no estuve mucho con Thim cuando su madre murió; La madre de Thimotee, Alena Charles, estuvo conmigo desde que me conoció, me trató de mil amores, me corrigió cada vez que tuvo la oportunidad, y el sentimiendo de verla morir lentamente era jodidamente abrumador. 

Una vez más, Chris estuvo ahí, Chris siempre estaba, calmando a Thim, haciéndolo dormir, haciendo sus tareas, llevando el desayuno o el almuerzo. Christopher Hubert era un ángel. 

Mierda, quería llorar en el piso.

Yo no merecía a Thimotee, yo solo fui una intrusa. 

Chris merecía el cielo, él lucía mejor en el suéter de poliester de Thim, su sonrisa iluminaba todo, era ese tipo de persona que da todo por amor sin esperar nada a cambio más que un par de risillas. 

Tenía miedo de perder al chico del que estaba enamorada por alguien que me superaba en todo.

Por eso cuando estuve en la casa de Thim aquella tarde, le rogué que no me dejara nunca, mi miedo y mi egoísmo se fusionaron, haciendo sufrir a quien consideraba mi mejor amigo.

Cuando llegué a mi casa lloré, lloré por ser una idiota, por hacer sufrir a Christopher. 

Y aunque Thim lo negara, él amaba a su mejor amigo, me daba cuenta al ver como lo miraba con tanta adoración, con ternura, con un sentimiento de protección que va mucho más allá de lo físico.

Y Chris amaba a Thim, lo tenía como su lugar seguro, y era algo que nunca iba a cambiar. 

Pensé en desaparecer, en tomar el auto de mi padre y huir, pensé en perder el último año únicamente para hacer al par de chicos más dulces de mi vida lo más felices posibles.

Pensé en terminar repentinamente con Thim y alejarme lo más posible de ambos, pero mi egoísmo era más fuerte y se unía con mi miedo a quedarme sola. 

La noche se hizo larga como ninguna otra, contaba los minutos para levantarme e ir al colegio, y cuando llego la hora hice lo posible para salir rápido de casa. 

Caminé al colegio decidida a ignorar a Thim porque dolía, aunque él me abordó recién llegué, y después de un par de palabras decidió darme su suéter. 

Le sonreí de lado, porque era el mismo suéter que Chris tenía ayer,  y fue cuestión de minutos para que el mencionado llegara hacia nosotros. 

Noté la expresión de dolor al verme con el suéter de poliéster, e intenté arreglarlo sumiéndolo en un abrazo, olvidando por completo que el olor de Thim estaba en el suéter. 

Aún así el no le tomó importancia, y la mañana pasó con regularidad hasta la hora del almuerzo, donde charlamos como preadolescentes idiotas de 14 años, donde deseé volver a ser una niña que recién los conocía, donde deseé no haberles causado tanto daño.

El ambiente se tensó cuando Thim rodeó mis hombros, el rostro de Chris se descompuso hasta el punto de esconderlo entre sus manos y empezar a hipar.

Me quedé en blanco, porque ahora las consecuencias estaban a medio metro de mí, estaba el chico que me había hecho parte de él llorando por mi culpa, por no dejar que Thim se enamorara por completo de él.

Thimotee lo abrazó, lo calmó con besos en la frente y caricias en la espalda, lo calmó de la forma más dulce posible, y eso sólo hizo que me doliera más estar en el medio. 

Y lo siguiente que pronunció cayó como un balde de agua fría, como una avalancha de nieve.

—Desearía ser Heather.

(...)

última entrega por ahora, vidas. 

Así que estos son los pensamientos de mi niña, espero que les haya gustado porque le puse alma y corazón. 

Heather es una niña hermosa, qlo si no.

En fin, Stan Conan Gray y Stream Kid  Krow.






Espero que se hayan dado cuenta de que cambié los títulos y les agregué el número uno en romano, así que tal vez eso signifique algo.

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