DANGER

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng





El cumpleaños de Nikko estaba cerca, y Jungkook iría a verlo, sin importar que. La reunión era familiar, siempre que era así Sujin y él eran los únicos de la pandilla en ser invitados.

Estos tres se habían vuelto muy unidos, y por estos dos era por los que él aún sentía cierto remordimiento por haberse ido.

Debía seguir adelante y alejarse, pero Nikko y Sujin eran buenos, tampoco merecían llevar esa vida y necesitaban alejarse y él intentaría ayudar.

—Hoy podríamos salir a ver más está ciudad. ¿Qué dicen? —preguntaba Jae al resto.

Era viernes, pero Jungkook ya tenía planes.

—Eso sería genial —afirmaba el peliverde.

—No cuenten conmigo —exclamaba el azabache comiendo su manzana.

—¿Porqué? —cuestionaba Chery.

—Tengo el cumpleaños de un amigo. No faltare

—¿Él pertenece a tu ex pandilla? —preguntaba Holland.

—¿Eras parte de una pandilla? —preguntaba Chery a gritos.

Curiosamente el profesor Kim estaba pasando por su lado y ésta no lo había notado. El azabache había cruzado una rápida mirada sintiéndose demasiado incómodo por aquella pequeña interacción.

—¿Podrías no gritarlo a los cuatro vientos? —susurraba el azabache a Chery.

—Lo siento —se disculpaba encogiéndose de hombros.

—Es increíble cómo al profesor se le van los ojos con Jungkook —comentaba Jae.

Holland y Chery giraron a verlo, tenían el ceño fruncido, realmente no había notado tal cosa.

—Casi me muero en sus brazos —respondía incómodo—. Debe verme y pensar "A ver este imbécil, no sabe ni masticar".

Luego ponía rostro desinteresado.

—Toda la semana se le fueron los ojos para nuestra mesa —comentaba divertida—. Si no te ahogaste el lunes no te vas a atragantar el resto de los días.

La pequeña castaña se reía divertida intercalando miradas entre Holland y Chery que se veían confundidos.

—¿Le gustas? —preguntaba una Chery confundida.

—¿Porqué me miras así? Jae está diciendo idioteces —el azabache le hacía caras y Jae se reía.

Holland en cambio estaba algo pensativo. Jungkook lo había notado y golpeaba su brazo.

—¿Qué sucede? —cuestionaba.

—¿Es seguro que vayas con tu amigo? —cuestionaba con rostro consternado.

—Aww ¿estás preocupado por mi? —decía el menor acariciando su cabello.

El profesor Kim miraba la escena a lo lejos.

—Miralo... —comentaba Jae intentando disimular.

—¿Qué? —preguntaba Chery y los jóvenes miraban a la pequeña castaña que tenía una sonrisa maliciosa.

—Se le van los ojitos —decía de manera melodiosa—. Acaricia de nuevo a Holland. El profesor Kim no puede evitar verlos.

Chery golpeaba su brazo divertida.

—Puedes terminarla, Jae —reprendía Jungkook.

El menor sentía su nuca arder, podía sentir una mirada posada en él, pero no giraría, por supuesto que no.

—Oye, en serio —replicaba Holland—. ¿Quieres que vaya contigo?

—¿Para cuidarme? —repetía divertido.

—Es en serio

—El cumpleaños es en familia, Holland —respondía el menor que ahora tomaba su mochila—. Estaré bien.

Despidiéndose de sus amigos salía de la cafetería, no quería sucumbir al deseo de mirar al profesor para verificar si las palabras de Jae eran ciertas.

Aún le quedaban un par de clases, pero debía devolver uno de los libros que se había llevado ya que lo había consumido de inmediato.

—Hola, vengo a dejar este libro —exclamaba a la mujer a cargo.

—Credencial —pedía sin levantar mucho su vista—. ¿Llevarás alguno más? Hemos repuesto varios en lo que va de la semana y como pareces amante de la lectura quizá te interese —comentaba amablemente.

—Gracias —tomaba nuevamente su identificación—. Daré una vista rápida.

El menor se adentraba entre los grandes pasillos de la hermosa biblioteca, no estaba muy concurrida ya que muchos estaban en clase.

Intentando buscar un libro que llamara su atención se paró en frente de uno muy interesante de psicología, lo estaba leyendo por arriba hasta que una voz grave masculina lo traía a la realidad.

—¿Psicología? —preguntaba muy, pero muy cerca del menor.

Éste se había tensado por completo al reconocer aquel tono grave que guardaba cierta dulzura. Girandose por encima de su hombro miraba al señor Kim que no se había movido ni un centímetro y los ojos del menor ahora se sentían atrapados por esos esponjosos labios.

—¿Le gusta lo que ve? —preguntaba nuevamente sin alejarse.

«¿Es en serio?».

—¿Disculpe?

—Al libro, me refiero —señalaba el objeto pesado en las manos de Jungkook.

Éste ladeó apenas su cabeza y mirándolo desafiante cuestionó—. No sería mejor dicho: "¿Le gusta lo que lee?".

El profesor había atrapado su carnoso labio inferior entre sus dientes, el azabache relamia los suyos ahora para girarse y quedar frente a frente, muy cerca del otro.

—Tiene razón, me expresé mal —replicaba en tono seco con una pequeña sonrisa.

—¿A usted le gusta lo que ve, profesor Kim? —cuestionaba el menor mirando descaradamente al profesor de abajo hacia arriba hasta llegar a sus ojos.

Acción que había sido jodidamente sensual para la autoridad ahora parada frente a él, estaba intentando contenerse ante el menor.

El profesor se había mantenido en silencio, pensativo, como si estuviera pensando cuidadosamente su respuesta, pero no cortaba el contacto visual con su alumno.

—¿Pudo pensar en mí propuesta? —exclamaba luego de un rato.

El jóven carcajeo entre frustrado y excitado por aquel extraño jugueteo.

—Ay, profesor Kim —exclamaba relamiendo sus labios—. Aún no lo tengo decidido.

La voz del jóven era tan suave que se maldecia a si mismo por sonar tan dócil ante la intimidante mirada de aquel atractivo profesor.

—Bueno, lo entenderé si no acepta —mirando hacía abajo al ver como el menor sostenía el libro en sus manos posicionaba la suya encima de la del contrario y añadia—. Es un buen libro, pero es muy tedioso.

El mayor había notado como el menor se había tensado ante su tacto.

—Aún no respondió —replicaba en tono duro—. ¿Le gusta lo que ve? —Jungkook quitaba su mano de debajo de la contraria para llevar su cabello hacía atrás en un ademán bastante seductor.

Por el largo de su cabello, éste era ondulado y le daba un aire sensual y a la vez inocente.

El señor Kim regalaba una bella sonrisa al menor y acercándose a su lóbulo murmuraba sobre éste—: No olvides registrar el libro. Te veré el lunes, Jungkook.

Aquello había hecho erizar los vellos del menor y su piel se había vuelto de gallina, su lóbulo aún hormigueaba por culpa de haber sentido sus labios carnosos rozarle.

Alejándose del menor posicionaba su mano en el hombro de éste para presionar suavemente, sonreírle y salir del campo de visión del contrario.

Una vez lejos de él, Jungkook había largado todo el aire de sus pulmones.

«¿A qué juegas tú y a que juego yo?» se cuestionaba.

Pero diablos que bien se sentía esa tensión.

La noche caía finalmente y Jungkook estaba más que preparado para ir a casa de Nikko.

—¿Me avisas cuando llegues? —preguntaba Holland preocupado.

—¿En serio te preocupa? —preguntaba el azabache sorprendido.

—Tenia un primo que estaba en una pandilla y no terminó nada bien —respondía sentado en su cama.

Jungkook ahora entendía su comportamiento—: Estaré bien. Te avisaré cuando llegue y cuando esté volviendo ¿te parece bien?.

Holland asentía con una sonrisa, mentiría si negara no haber sentido un rápido cariño por el peliverde. Era agradable, era bueno, se hacía querer fácilmente.

—Mi Uber está abajo esperando —tomando su chaqueta saludaba de puños a su compañero—. Estaré bien

—Pasala lindo —respondía el peliverde.

También le había agarrado cariño rápidamente, se notaba en los ojitos del azabache que era bueno. A Holland le inspiraba confianza.

Finalmente y camino a casa de Nikko el azabache ya se encontraba cerca, al bajar fue recibido por él cumpleañero y Sujin.

—¡Jk! —Sujin tomaba la delantera para abrazarlo.

—Hey ¿cómo has estado? —preguntaba aún sumergido en el abrazo.

—Sobreviviendo —respondía éste.

El azabache había intentado pintar una sonrisa, esa frase encerraba demasiado.

Luego atrás y con una sonrisa pintada, Nikko lo esperaba feliz.

—¡Hermano, feliz cumpleaños! —exclamaba el menor abalanzandose sobre éste.

—¡Hyung! —Nikko sabía cuánto ofendia ese "Hyung". Jungkook era mayor por seis meses.

—No te diré nada por ser tú cumpleaños —exclamaba palmeando su brazo.

Justo luego del impacto de su palma sobre él notaba como Nikko reprimía una mueca de dolor.

—¿Hey, estás bien? —preguntaba de inmediato el azabache.

—Por supuesto. Solo me había desacostumbrado a tus golpes —respondía divertido—. Vamos, entremos —exclamaba sonriendo y mirando a todos lados.

Jungkook había mirado a Sujin quien tenía el ceño fruncido, pero al notar los ojos del azabache rápidamente pintaba una sonrisa en su rostro.

«Algo anda mal». Pensaba el menor y sabía que sus amigos lo ocultaban.

El jóven había saludado a toda la familia del cumpleañero, ya lo conocían y le tenían cariño al igual que a Sujin.

Éste intentaba ponerse al día, pero Nikko no dejaba de decir malos chistes y Sujin le seguía el juego.

Estaban evitanando contestar sus preguntas. El azabache comenzaba a impacientarse, aparte había notado lo poco que Nikko movía el brazo que había golpeado al inicio en forma de saludo.

—¿Jungkook? —una voz femenina lo llamaba a su espalda.

El jóven suspiraba, sabía quién era, y había olvidado por completo que podía cruzarse con ella.

—Chae —giraba intentando brindarle una sonrisa.

La joven era adorable, había tenido un fuerte enamoramiento con Jungkook, pero a éste no le había pasado lo mismo. Se habían besado mucho en el cumpleaños anterior de Nikko, pero eso fue por haber estado muy ebrio.

Luego le costaba mucho rechazar a la menor por ser la prima de su amigo. Ella simplemente no era, ni sería jamás su tipo. Él la respetaba, primero por ser mujer y luego por estar emparentada a su amigo.

—Estas muy guapo —decía al notar al azabache usando unos jeans con roturas negros y una remera del mismo color.

A decir verdad, Jungkook estaba muy simple, pero ella lo halagaba como si él estuviera de esmoquin.

—Gracias, me puse lo primero que encontré. También te ves bien —replicaba incómodo.

La joven era dueña de una cabello largo que tiraba entre rubio y rosa pastel, rostro ovalado y piernas largas. Ahora mismo con una minifalda que dejaba ver estas y pequeño suéter que dejaba ver un poco de piel en la zona de la cintura.

—¿Quieres tomar algo conmigo? —le señalaba alejarse del resto.

—No, Chae yo qui-... —la jóven lo besaba sin previo aviso.

Jungkook abría sus ojos detonando sorpresa y a la distancia Sujin se reía de él.

La joven movía su boca intentando meter su lengua, pero claramente el azabache no respondía. Luego de unos intentos fracasados, lo soltaba por mérito propio.

—Lo siento, creí que...

—Oye, lo lamento. Simplemente... —Jungkook ahogaba las palabras en su boca.

¿Qué le diría?.

"No es tu culpa, jamás me gustaste y justo ahora tengo una pequeña obsesión con mi profesor y es dueño de los únicos labios que me gustaría degustar".

No, eso sería mucho.

—¿Todo bien por aquí? —preguntaba Nikko acercándose a ambos jóvenes.

—Si. Yo ya me iba, los dejo que se pongan al día —exclamaba la jóven.

Era tierna y había entendido el rechazo del azabache.

—No quería incomodarla así

—Ella se incomodó sola ¿cómo van los estudios? —preguntaba Nikko.

—No lo sé ¿cómo va tu brazo? —repreguntaba el azabache.

Nikko se removía frente a su amigo.

—No sé de qué hablas, iré por un par de cervezas.

Luego de la desaparición repentina del cumpleañero, Jungkook se dirigía directo a Sujin.

—¿Qué le sucedió a Nikko? ¿Y porque están tan raros los dos? —notaba a ambos incómodos. Le estaban ocultando algo.

—Jk —replicaba el menor—. No me hagas hablar

—¿Le hizo algo, cierto? —preguntaba el azabache y Sujin sabía muy bien de quien hablaba.

—No fue G-dragon, fue King-D —el jóven escucho aquel apodo apretando sus puños con fuerza—. Lo marcó para recordarle quién era su Hyung y a quien debía de respetar. Sabía que posiblemente estarías invitado hoy y no te quieren por estos lados.

Jungkook dibujaba una débil sonrisa—. Mis padres viven por aquí. Por supuesto que seguiré viniendo

—Eso es diferente —replicaba el menor—. No te quieren cerca de nosotros.

Lo mismo que le habían dicho a Kai excepto que a éste había sido con más intensidad.

—¿Qué le hicieron a su brazo? —preguntaba viendo como el cumpleañero se acomodaba la camisa con cuidado.

—Lo quemaron —Jungkook abría sus ojos en demasía. Más allá de una paliza "suave" los castigos de G-dragon con los menores no eran así.

—¿G-dragon lo dejó? —preguntaba entre el odio y la incredulidad.

—Él no lo sabe —respondía con incomodidad.

—No debería estar aquí — se giraba exclamando aquello mientras apretaba su sien sabiendo que ponía a los menores en peligro.

—Yo te quería aquí —respondía Nikko llegando con la cerveza prometida—. Esto sanará. Es mi cumpleaños en familia y tú eres familia

—¿Porqué no salen de ahí? —preguntaba inquieto el azabache.

—Lo haremos, fuimos unos imbéciles —respondía Nikko—. Solo tengo que ver que mierda haré con mi vida

—Podrias retomar tus estudios

—Seria demasiado sospechoso. Quiero salir y ser libre —respondía—. No quiero que siga jugando con mi cabeza después de irme.

Jungkook se había ausentado solo dos semanas y media, pero sus amigos se veían tan diferentes. Parecían dos hombres adultos en el cuerpo de dos jóvenes que deberían estar comenzando a vivir, pero parecían haberlo visto todo ya.

—¿Sigues con tu adicción? —preguntaba ahora más serio.

Nikko asentía y Sujin no decía nada.

—Podrias reconsiderar un internado para limpiarte

—Jk, por favor —decía éste cansado—. Lo haré, se lo prometí a mi familia.

Jungkook no se veía tan convencido al respecto, había buscado el rostro de Sujin, pero éste esquivaba la mirada.

Ya se sentía de sobra, y el tiempo había transcurrido con velocidad, sin mencionar que estaba cansado de ser acosado por las miradas de Chae.

—Me voy a ir, tengo un viaje largo al campus y si mis padres se enteran que estuve por aquí y no fui a verlos me reclamaran luego —exclamaba intentando sonreír.

—¿Pediste tu auto? Si no puedo decirle a mi tío que te lleve —exclamaba Nikko.

—No, iré donde Bogum. Le pagaré a él para que me lleve. Uber tiene alta demanda a estás horas

—Pero debes de caminar como diez cuadras, no deberías andar caminando por aquí, Jk —exclamaba Sujin.

—Y ustedes no deberían seguir drogándose como imbéciles —respondía con un tono que poco cruzaba lo divertido.

Los jóvenes no había respondido sin embargo correspondía al abrazo. Luego se despedia de la madre de Nikko.

—¿Cómo van los estudios? —preguntaba de manera dulce acompañándolo a la salida.

—Bien. Fue intenso para ser las primeras semanas

—Te ves muy bien. Estoy feliz por tí. Ojalá y Nikko tomé tu ejemplo —exclamaba—. Tu mamá habla muy orgullosa de ti, Jungkook.

El jóven se sonrojaba, había pasado mucho tiempo desde que su Madre lo había presumido por última vez y ahora lo estaba haciendo de nuevo.

Sin más charlas, decidía echarse a andar hasta la agencia de autos de Bogum, allí pediría uno para que lo dejen en el campus. Más económico que Uber y más seguro, ya que él conocía a la mayoría de los conductores que trabajaban en la agencia.

Se había echado a andar seis cuadras, ya estaba lejos de la casa de Nikko y más lejos de la casa de sus padres.

Su cabeza iba y venía en sus amigos, pensando si realmente querían dejar aquella vida. Sentía cierta opresión en el pecho, pero no iba a dejar que la culpa se apoderara de él.

Ellos también podían ser alguien, si así lo quisieran.

—¿La realeza en los barrios bajos? —decía una voz detrás de él.

El cuerpo del menor se había tensado reconocía aquella voz.

—Míralo, somos poca cosa para él. Por eso no se gira a vernos.

El menor había hecho caso omiso de las burlas de King-D y Rascal. Los dos que más lo detestaban se encontraban juntos.

—¡Vamos, Baby Jk! —replicaba Rascal burlón.

El menor se paraba en seco y añadía—: Es Jungkook. Ya no llevo ese ridículo apodo.

Las palabras del menor parecían haber sido escupidas e iban acompañadas por una mirada de vago desinterés al dúo malicioso que lo perseguía de cerca.

Los individuos se habían mirado compartiendo así la misma idea y tomaron al menor por los hombros para meterlo en un callejón lleno de almacenes cerrados que estaban cruzando.

Un golpe y el azabache rió, poco le importaban, a decir verdad tenía muchas ganas de corresponder, pero sería mejor recibir los golpes él a recibirlos Nikko o Sujin por el simple hecho de haber asistido a su cumpleaños.

Jungkook no había podido evitar reír después de un par de golpes, despertando así la furia de los otros dos.

—¿Te crees mejor que nosotros? —replicaba King-D.

Éste en particular no dejaba de golpearlo, hasta que fue detenido por Rascal su acompañante.

—Dejalo. Sí G-dragon se entera que lo tocamos la tendremos peor —exclamaba éste.

King-D se detuvo no sin antes dar un puñetazo más en su estómago el cual terminaba de derrumbar a Jungkook.

Sin querer llamar más la atención se iban de allí dejando al jóven con notorias marcas en su rostro.

«¿Porqué no te defendiste?», pensaba en la oscuridad de aquel corralón.

Quizá parte de él necesitaba esos golpes por haber preocupado a sus padres tanto tiempo al haberse metido con ese tipo de gente. Por otra parte, prefería ser él y no los jóvenes menores que a la vez no se alejaban por miedo.

Era una combinación de todo, luego de que el frío del piso comenzara a hacerle efecto, se levantaba, se colocaba su capucha y se abría paso a la agencia que ya no estaba tan lejos.

En un momento que se encontraba tan perdido en sus pensamientos, se repetía que no era mejor que ellos, por algo había estado allí con ellos haciendo la misma mierda.

¿Qué pretendía ahora? estaba siendo un pésimo amigo abandonandolos a su propia suerte.

Se maldecia, estaba tan ido procesando su propio odio hacia él mismo mientras cruzaba la avenida sin prestar mucha atención, que no había notado el auto que frenaba de repente apenas a centímetros de él.

«Debería de haberme atropellado».

El conductor salía vestido tan elegante y preocupado por verificar al menor que seguía en el aire mirando lo cerca que había frenado aquel auto de él.

—¿Estás bien? —unas manos lo sacudían y había reconocido esa voz.

Claro que la conocía.

Bueno, sepan disculpar. Tengo este capítulo terminado hace dos dias, lo iba a cargar en la madrugada, pero me ha ganado el cansancio.

Las leo, se viene lo chido en el Jinkook.

Con amor Niñita Nany 💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro