MOVING ON

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Cuarenta y ocho horas antes del receso.

La cabeza de Jungkook explotaría si no soltaba toda la mierda que estaba acumulando. En cierta forma debía agradecer al maldito soplón de Park Seonghwa por haberse inmiscuido dónde nadie lo había llamado y así descubrir que Seok Jin no daba un maldito centavo por él.
Pero también estaba furioso porque haberlos descubierto no le daba el jodido derecho de ir y ensuciarlos con el director homofóbico de Kim Do-Jin.

Jungkook tenía mucho que decirle y también algún que otro golpe que repartir. Así había sido como al finalizar todo su itinerario de aquella tarde, había buscado a Seonghwa hasta que lo encontraba en el estacionamiento. Apoyado en su auto y hablando con personas que Jungkook desconocía.

No lo había pensado mucho, ni tampoco podía detener el volcán de irá que estaba erupcionando dentro de él. Sus pasos se habían acelerado y antes de coordinar su cuerpo y mente, ya estaba empujando al grupo de personas que estaban con el azabache y abriéndose paso a él, le daba un derechazo bien encajado en su bonita y angular mandíbula.

—¡¿Que te pasa?! —preguntaba una de las chicas del grupo de personas que estaban con Seonghwa.

—Levántate, maldito metiche —daba una patada a la parte trasera de las piernas de Seonghwa.

—Llamen a seguridad —pedía uno de los chicos.

—¡No! —pedía Seon, poniéndose en pie y limpiando la sangre que brotaba de su labio inferior—. Vayanse y no llamen a nadie

—Pero-...

—¡Hae-rin! Váyanse —pedía al grupo de amigos—. Él no me hará nada

—No estés tan seguro, maldita mierda —gruñia el pelinegro, apretando sus puños para no seguir desfigurando el bonito rostro del azabache.

—Seonghwa, este tipo está loco. Déjanos llamar a seguridad —la chica castaña, no confiaba en Jungkook y en la ira que destilaba.

—Vete, no me hará nada. Vete, vayan amigos. Estaré bien —insistía.

Habían más estudiantes observando a lo lejos, pero nadie se metería y jungkook era algo loco, pero no tan imbécil como para seguir golpeándolo antes de hacerlo hablar.

Cuando el resto finalmente se iba, Jungkook seguía asesinando a Seonghwa con la mirada.

—¿Por qué lo hiciste? —preguntaba con respiración pesada.

—No sé de qué hablas, pero puedo hacerme una idea con las últimas noticias que he recibido —el tono soberbio que Seonghwa usaba, usualmente con él, ese día lo sacaba de sus casillas.

Rápidamente tomaba al azabache por el cuello de su camisa negra.

—¡Hijo de perra, fue por tu culpa que perdió su empleo! —samarreaba al azabache, para evitar golpearlo—. ¡¿Te diste cuenta que le costaste su empleo?!

—¡Yo no le coste nada! —respondía el azabache, gritando en su rostro. Ahora Seonghwa susurraba—. Yo no era el que se acostaba con él.

Los ojos negros de Jungkook detonaban una llamarada de furia y le propiciaba otro golpe al azabache.

—¡Oye, jungkook! —unos brazos rodeaban la cintura del pelinegro y lo alejaban de Seonghwa—. Cálmate, amigo. Ya no lo vale.

—¡Es un maldito hijo de perra, es todo su jodida culpa y no le importa! — Jungkook forcejeaba, ya agotado física y emocionalmente, aún sin haber hecho casi nada.

—No lo vale, amigo.

Holland.

Seonghwa seguía sangrando, pero ahora carcajeaba frente a los amigos y levantaba su brazo en dirección a otros que se estaban acercando para intentar ayudarlo.

—Estoy bien... —decía riendo, pero los consternados a su alrededor seguían acercándose—. ¡Estoy bien, dije!.

La gente alrededor se volvía a alejar.

—Pedazo de mierda que resultaste ser, Seonghwa —murmuraba Jungkook, que aún seguía detenido con fuerza por Holland.

Su respiración era irregular, sentía que su corazón escaparía por su boca en cualquier momento.

—Eres un maldito engreído —respondía Seonghwa acercándose a Jungkook. Éste forcejeaba, pero Holland era más fuerte de lo que parecía e intentaba contenerlo—. Deberías arreglar tus malditos asuntos, porque yo no fui quien te delató.

Aquella respuesta le caía como un balde de agua fría.

—Pedazo de basura... ¡estás mintiendo!

—¡Yo no miento! ¡No tengo razones, maldito infeliz! —gritaba en el rostro de Jungkook y retrocedía para apoyarse en su auto otra vez—. Me caes mal Jeon, pero el profesor Kim es un hombre excelente y unos de mis profesores favoritos. S, los ví juntos ¡pero yo no dije nada de ustedes dos! —gritaba.

Posiblemente algún que otro había escuchado aquello.

Jungkook intentaba calmar su respiración, su mirada era fría y no le creía una sola palabra al azabache.
Holland por su parte, aflojaba el agarre soltandolo por completo, pero se aproximaba a Seonghwa.

—¿Estás diciendo la verdad, Seon?

—Por supuesto que sí —añadía con ceño fruncido mirando a ambos—. No tengo motivo alguno para meterme en vidas ajenas. Los ví y no me importó. Arregla tus malditos asuntos porque claramente tú o él tienen algún enemigo que quería arruinarlos. Yo no dije nada.

La cabeza a de Jungkook estaba en cualquier lugar, buscando entre sus recuerdos quien podría haberlos visto, pero nada llegaba, solo el recuerdo de Seonghwa en el auto cine.

—Fuiste el único que nos vio, no quieras librarte de esto —decía entre dientes.

—Claramente no fui el único, pedazo de imbécil —respondía—. Aparte cuán irónico sería haber sido el soplón y ahora el iniciador de una campaña para que le devuelvan su empleo.

Jungkook fruncía sus cejas al igual que Holland.

—¿De que hablas? —preguntaba el peliverde.

—¿Por qué mierda no me das un pañuelo descartable para limpiarme antes? Éste imbécil me partió el labio.

Holland sacaba lo pedido y extendía su mano con el pañuelo al azabache.

—Habla, pedazo de mierda —pedía Jungkook.

—Si hubieran asistido a la última clase de música instrumental, lo sabrían —exclamaba y negaba viéndolos con desdén.

Obviamente Jungkook no había asistido y Holland tampoco lo había hecho por estar detrás del pelinegro intentado de animarlo.

—Habla, Seon —pedía el peliverde.

Seonghwa abría su auto y sacaba una carpeta con una petición escrita y luego otra con firmas.

—Unos pares comenzamos esta campaña —extendia la carpeta a Jungkook, quien la tomaba de forma brusca—. Todos sabíamos la orientación sexual del profesor, todos estábamos bien con eso porque su trabajo hace que simplemente no te importe a quien él decida....amar —miraba a Jungkook de mala manera.

Amar, él no me ama.

—Son firmas de casi el treinta y cinco por ciento de los estudiantes de DK —añadía el peliverde con asombro.

—Hay gente que no se irá del campus en el receso —añadía—. Yo, por ejemplo y un par más. Si los directivos y Kim Do-Jin deciden ignorarnos, llevaremos todo esto a las redes sociales. Estamos en el siglo XXI, esto no puede estar sucediendo en una universidad donde tenemos hasta alumnos y profesores de diferentes razas. Hay mucha gente del movimiento LGBTQ también. El profesor Kim es uno de los mejores, sin importar a quien ame, él y el alumno con el que mantenía la relación... —decía hablando de Jungkook como si fuera un desconocido—, ambos son adultos y no es asunto de nadie lo que hagan fuera de la universidad, porque ciertamente aquí dentro, nadie lo vió hacer nada inadecuado.

Los recuerdos del cuarto vacío en la biblioteca lo habían sacudido de repente.

Holland había leído toda la petición—. Esto es perfecto, dame una pluma. Firmaremos.

Seonghwa sonreía de forma ladina, pero le extendía una pluma al peliverde. Jungkook lo observaba con sus ojos entrecerrados y cuestionaba:

—¿Si tu no fuiste, por qué dejaste que te golpeara? —preguntaba incrédulo.

Seonghwa reía amargamente por enésima vez.

—Apenas me enteré del rumor completo, me estuve preparando mentalmente para tu explosión. Yo te vi subiendo a su auto, era obvio que vendrías a desquitarte conmigo —reia—. No te debo ninguna explicación, no somos amigos, así que no iba a ir corriendo a excusarme contigo por algo que no hice. Vendrías a mi tarde o temprano.

Tomaba la pluma y carpeta que Holland le brindaba y ahora se la arrimaba a Jungkook para invitarlo a firma la petición.

Jungkook tragaba el nudo en su garganta y acomodando su ropa exclamaba—. No voy a firmarla.

"¿Que?" preguntaba los otros al unisono.

¿Por qué lo haría? ¿Por qué firmaría si claramente Seok Jin no deseaba más nada con él, si volvía a o no a recuperar su trabajo no era asunto suyo. Seok Jin ya no era su problema.

—Kook, vamos. Todos lo queremos de vuelta —decía Holland. Seonghwa estaba sorprendido.

Jungkook hacía una mueca despreocupada—. No es asunto mío

—Acabas de partirme el labio por un asunto que no es tuyo —exclamaba el azabache entre dientes.

—No lo siento, estaba creído que fuiste tú...como sea, una firma que falte contra casi toda la universidad que seguramente firmara a favor no hará ningún cambio —quitaba su pelo de su rostro y bajo la mirada incrédula de su amigo y compañero de clases, se retiraba.

Sin decir más, sin pensar en más. Ya era pasado y si Seonghwa había dicho la verdad, ahora su cabeza estaba nadando en dudas e incertidumbres.
¿Quién podría haber sido tan mierda para escupir todo al Director Kim Do-Jin? ¿Quién los había visto?.
Ya no importaba, relamente ya no. Debía de soltarlo y Seonghwa se había aguantado la peor parte sin siquiera oponerse a los golpes.

Ya no importaba.

Vieron que no había sido bebito Seonghwa 😔

3/4.  Avisen si ven error....solo quiero dormir 😴

Con amor Niñita Nany 💜

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