Capítulo 115. Salvaje

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jack se desplazaba entre los Kairos después de que le avisaran que alguien lo estaba esperando en la sala reservada donde Sara podía conservar su espacio.

No le estaba siendo demasiado gratificante manejar el cotarro durante la ausencia de la verdadera líder de la organización, así como del barrio del que se habían adueñado en este tiempo.

Eran tantas situaciones como consecuencias que solucionar de la mejor manera posible, la cual significase un alivio para ellos además del objetivo principal, una ventaja.

La cosa se empezó a complicar progresivamente debido a la operación llevada a cabo junto con el clan del Pie, la cual estaba funcionando demasiado bien.

Una vez se topó con la puerta que tras de ella le esperaba una visita, Jack giró el manillar de la puerta suspirando con pesadez. No estaba dispuesto a tener encima más conflictos y encrucijadas de los que lidiar, él sólo.

Debía de admitir que se alivió al instante cuando descubrió de quién se trataba. Lara esperaba cómodamente su llegada, ocupando el sitio de Sara con las piernas recortadas sobre la mesa una encima de la otra y apoyada en los reposabrazos.

La pelirroja esbozó una sonrisa vacilona cuando observó el alivio de Jack nada más verla.

Lara: Te alegras de verme, ¿eh? —Presumió descaradamente con burla. Era consciente de los problemas que iban para él, le hizo gracia que su visita fuese todo un alivio.—

Jack: Dejémoslo en que no te esperaba a ti... —Le desacreditó su cierta y burlesca observación con incredulidad. Cerró la puerta tras él para tener privacidad.— Me imagino que vienes a sustituir a Sara.

Lara: No me queda de otra. —Se encogió de hombros suspirando resignada.— Leo está cabezón con que me haga cargo con tal de dejarla al margen.

Jack: —Se rió ligeramente con incredulidad. Ella alzó una ceja ladeando la cabeza con vacilación.— Siento ser yo el que te lo diga, no me vas a aportar ninguna solución.

Lara: Mira, guapo... —Encogió las piernas para regresarlas al suelo y levantarse. Se apoyó sobre la mesa mirándolo desafiante.— A pesar de que he aparecido muy tarde, no estaré por aquí por mucho tiempo. Y lo único que voy a estar haciendo es salvarte el culo...
Qué menos que serme agradecido.

Jack: —Se relamió el labio haciendo el esfuerzo de no entrar en la confrontación. La observaba a los ojos apoyándose a la mesa, disminuyendo cada vez más la distancia entre los dos.— Sabes mejor que nadie lo agradecido que estoy de tenerte cerca.

Lara: —Se rió ligeramente esbozando una sonrisilla ladeada. Podía notarse en el ambiente la atracción y la tensión que, durante todo este tiempo, se compartían mutuamente.— Los dos sabemos que, por muy cerca que estemos... nunca habrá nada.

Jack: —Aquella sonrisa pícara dirigida a ella se desvaneció a causa de la anticlimática respuesta de ella.— De verdad, me ayudas más si te vas en vez de jugar conmigo...

Lara: Cielo, estoy comprometida. Nadie de aquí está jugando contigo, yo la que menos. —Con la yema de su dedo tocó suavemente la punta de la nariz de Jack a modo de burla.—

Jack: Eso sí que es todo un alivio. —Respondió él con incredulidad. Cuando Bajó la mirada observando el cuerpo de Lara, se percató de algo que no era usual en la pelirroja.— Hey, tus gemelas...

Lara: ... —No pudo evitar mal pensar al instante por ese término que podía interpretarse con segundas. Alzó las cejas, ni se molestó en insultarle más que mirarle amenazante.—

Jack: Tus pistolas, preciosa. —Aclaró él con incredulidad. La realidad es que no podía resistirse a sus instintos de observar el pecho de ella en momentos puntuales.—

Lara: No me hagas hablar de eso. —Se distanció de él respirando pesadamente y cruzándose de brazos.— Y ahora... ¿podemos intentar comportarnos como profesionales, por favor?

Jack: Habla por ti. —Dijo Jack desacretidando a la pelirroja.— No soy yo el que ha venido a marear la perdiz...

Lara: Hay que joderse... —La poca paciencia que conservaba había llegando a su límite. Irritada de escuchar sus niñerías, rodó la vista para  dirigirse a la puerta optando por irse.— A la mierda, paso de trabajar contigo.

Antes de que la pelirroja agarrase el manillar de la puerta para abrirla, Jack la agarró del brazo asegurándose de que no la sujetaba demasiado fuerte, solamente con la intención de frenarla.

Para sorpresa de los dos, de la puerta entró uno de los tipos de la banda, topándose de frente con ellos pillándoles por sorpresa.

Lara y Jack detuvieron todo movimiento cuando fueron sorprendidos. Dicho integrante de la banda había interrumpido la tensa reunión para hacerles saber de una visita inesperada que deseaba hablar con los dos.

Jack: Como si no tuviera ya bastante... —Se quejó él resoplando con indignación.—

Lara: Te encanta quejarte, ¿verdad? —Se dirigió a él incrédula, harta de sus ataques constantes hacia ella.—

Amedida que Lara y Jack se dirigían al centro del recinto para encontrarse con la visita, escuchaban cada vez más fuerte el escándalo entre los integrantes. Aquello se podía traducir como la inseguridad con el que todo el colectivo había recibido al visitante.

De entre todos los presentes, Lara era la única que conocía a la persona que había visitado el territorio como si del suyo se tratara. Pues ninguno del resto la había conocido en persona hasta ahora. 

Jack: Espera... ¿Quién es esa monada? —Toda su atención había sido atraída por aquella chica rubia y morena, ojos de color caramelo y labios rojos carmín. Además de portar un traje con armadura metálica en partes de su cuerpo.—

Lara: —Extrañada por la reacción de Jack por la chica lo miró frunciendo el ceño.— Creía que ya la conocías...

Jack: No había tenido el gusto, hasta ahora... —Sonriente resaltó lo último en un tono sosegado, casi con ronroneo.—

Lara: Vale... —Dijo ella con incredulidad rodando la vista.— Hay que hacer callar a estos animales.

Torció los labios soltando una respiración frustrada por la ausencia de sus pistolas. En momentos como este en los que reinaba el escándalo, eran la herramienta perfecta para conseguir reinar el silencio al instante.

Se subió al punto elevado con el que podría captar la atención del grupo, y, por su puesto, hacerles callar de una maldita vez.

Lara: ¡Eh! ¡Tiempo muerto! —Gritó ella con esfuerzo. Por suerte para ella, los integrantes dejaron un lado el alarmante barullo y prestarle total atención.— Está de nuestro lado. Ya podéis dejar de gritar como idiotas...

Una vez que Lara consiguió el objetivo de calmar las aguas entre los integrantes, algunos de ellos regresaron con sus cosas restándoles importancia mientras que otros se limitaban a observar sobrecogidos de incertidumbre.

Lara bajó de un salto para encontrarse con la visita. Para su sorpresa, Jack había tomado la delantera para hablar con ella.

No era mucha la relación que Lara compartía con la chica, a pesar de no solamente haber compartido algún que otro momento ocasional, también eran familia, en cierto modo.

Karai: Vosotros sí sabéis dar una bienvenida. —Dijo ella esbozando una sonrisilla incrédula.—

Lara: Están mal habituados a la antelación. —Siguió la broma con su sarcasmo como de costumbre.— Ya era hora de que te pasaras por aquí, ¿no?

Karai: No me va mucho hacer visitas de cortesía. —Se encogió de hombros con irrelevancia. Admiraba su alrededor inspeccionando el lugar entero a simple vista.— Este es el famoso territorio de "los Kairos ", controlado por Sara, ¿cierto?

Jack: Con el socio al mando del cotarro actualmente. —Se adelantó a la pelirroja en responder, dedicándole una sonrisa amistosa.— Soy Jack.

Karai: —Ella ladeó la cabeza permaneciendo con la misma sonrisilla.— Karai. 

Jack: Descendencia japonesa, me gusta. —Sonrió a la chica con admiración. Cuanto más sabía de ella, más fuerte sentía esa atracción que apenas había despertado en él.—

Karai: Salta a la vista, ¿verdad? —Dijo ella con orgullo de su procedencia oriental.—

Lara: Lamento interrumpir... —Irrelevante se metió en la conversación para dar pie a lo importante.— ¿A qué se debe tú visita?

Karai: Imagino que Sara ya os habrá puesto al corriente de que nuestra colaboración ha funcionado. —Ambos afirmaron dicha suposición.— Estamos muy cerca de acabar con todos los trapos sucios de Shredder por la ciudad. 

Lara: Y doy por hecho que eso no es todo... —Lanzó tal insinuación sospechando de que había algo más. Lo suficiente como para hacer venir a Karai hasta el territorio.—

Karai: Durante esta operación, algunos de los mercenarios se han unido a mí clan. Pero yo ya cuento con suficientes guerreros del pie. Supuse que os vendría bien contar con más gente.

Jack: Me temo que no es tan sencillo. —Dijo Jack negando sutil a la oferta.— Aquí todos somos una familia, personas que hemos dado la vida por la mafia equivocada. Nuestra única meta es conseguir la oportunidad con la que ganarnos la vida que desaprovechamos desde entonces.

Karai: —En la expresión de su rostro reflejó la sorpresa que fue escuchar el origen como el objetivo a cumplir de los Kairos. En cierto modo, se sentía identificada, como si se tratase de un reflejo de su vida.— Me resulta familiar... pasé por algo parecido.

Jack: Míralo como yo lo veo: Tenemos la suerte de decir que es cosa del pasado. —Le sonrió tratando de transmitir su confianza. A lo que ella respondió con la misma sonrisa.—

Lara: Es bonito hacer amigos y todo eso, pero... Acabaremos antes si te explicas, Karai. —Nuevamente se interpuso en la conversación entre ellos dos. Estaba agotada de que la reunión se extendiera de forma innecesaria.—

Karai: —La expresión de su rostro tornó a seria para dirigirse a Lara. Entendía que no tenía todo el tiempo del mundo, al igual que ella.— Muchos de los peces gordos han intentado llegar a un acuerdo. Los rechacé. Supuse que vendrían aquí para negociar.

Jack: De hecho, sí. —Afirmó Jack.— Alguno que otro ha venido con la idea de negociar a cambio de conservar el territorio.

Lara: ¿Y bien? —Alzó una ceja cuestinándole.—

Jack: No he aceptado, a ninguno. Yo no perdería el tiempo con negociaciones, aunque supongo que Sara quiera sacar una oportunidad de esto.

Karai: Deberías intentarlo. —Respondió Karai contradiciendo a Jack.— Dependiendo del acuerdo, os puede beneficiar considerablemente. Yo que tú no dejaría pasar esas oportunidades.

Lara: Resumiendo, las negociaciones nos sería de gran ayuda en lo que queremos conseguir... —Ella y Jack se miraron entre ellos, coincidiendo en el mutuo pensamiento de que podrían sacarle un gran punto a su favor gracias a las negociaciones.—

Jack: No sé dónde has estado todo este tiempo, pero se agradece tú presencia. —De manera sutil lanzó ese pequeño piropo a la chica. Ella se limitó a corresponder con una sonrisilla ladeada.—

Lara: Y la mía no se agradece... ¿verdad? —Con sarcasmo murmuró a Jack, dándole de paso un codazo gratuito.—

El teléfono de Jack comenzó a sonar alarmando a las chicas. Este sacó el móvil de su bolsillo y saber de quién se trataba solo con observar la llamada entrante.

Jack: Tengo que cogerlo... —Refunfuñó entre murmullos. Se dirigió a la chica por última vez para despedirse de ella.— Un placer conocerte, Karai. Espero vernos más a menudo.

Karai: Digo lo mismo. Contando con la calurosa bienvenida me pasaré por aquí de vez en cuando. —Sarcástica respondió a Jack. Ambos se dedicaron nuevamente otra sonrisa, hasta que él se alejó para atender la llamada con privacidad.— Me cae bien.

Lara: Sí, y tú a él demasiado... —Murmuró ella con incredulidad, a lo que Karai reaccionó con una mirada burlona.— Si te lo preguntas... todo tuyo.

Karai: Tendré que mantener a Shinigami al margen cuando me pase por aquí. —Lara reaccionó con una ligera expresión de sorpresa alzando las cejas ante su insinuación.— Creía que se veía evidente.

Lara: Mejor que quede entre nosotras... Ya sabes, estas cosas cuánto más calladas, mejor. —Karai rió levemente mostrándose de acuerdo con su consejo. Lara no pudo evitar verse contagiada por su risita, sobre todo de imaginarse en la cómica reacción de Jack.—

La mansión estaba bastante ocupada en la tarde de hoy. Leonardo permanecía junto a Sara para cuidar de ella a medida que se cumplían más semanas de embarazo.

Donatello y Michelangelo no iban a quedarse en la guarida muertos del asco. En la mansión tenían una piscina para ellos solos además de una sauna, lo último que pensaban hacer era desaprovechar en esta etapa de verano.

Como era de costumbre, Lara y Raphael tenían preferencia por la opción de tener privacidad para ellos dos. Optaron como plan para esta misma noche colarse en el  concierto de una banda rockera en la ciudad.

Raphael se aseguró de que pudieran disfrutar del concierto sin tener que ser vistos por la gente, sobre todo para evitar ser interceptados por los de seguridad puesto que habían entrado sin la disposición de entradas.

Por supuesto, la experiencia no iba a ser la misma sin la bebida. Lara pudo conseguir unas cuantas cervezas por la ingeniosa estrategia de ser invitada por aquellos que hacían el —penoso— intento de ligar con ella.

El plan les estaba saliendo redondo, los dos disfrutaban de la música en vivo en lo que les aumentaba el deleite a causa de las cervezas.

Para Lara se había tornado casi en costumbre los efectos del alcohol, podía decirse que no era nada nuevo para ella, y que contaba con más control, pero estaba siendo algo nuevo que experimentar para la tortuga de rojo.

La idea de pasar una noche loca en pareja les resultó de lo más tentadora.

Decidieron hacer de esta noche una experiencia plena de diversión y locura que les brindaría la maravillosa sensación de existir en un mundo para ellos dos, el uno con el otro.

Contaban con la afortunada disponibilidad de estar libres de cualquier tipo de responsabilidades y ataduras que les limitase a desmadrarse, aunque sólo fuese por una noche.

Al menos, por ahora...

Entre la pareja, jugaban a beber de la botella del otro, y cuando no optaban por bailar pegados o simplemente dejarse llevar por la música como tan pronto los motivaba a moverse.

Por supuesto, no faltaban los besos y roces que se podían compartir durante la velada. En varias ocasiones intentaban controlarse de que los besos no desencadenaran algo más, aunque no eran pocas las miradas compartidas en el sentido de "¿y por qué no?".

A medida que se hacía de madrugada, podía verse a la gente dejándose llevar por los efectos de alcohol, por no hablar de que el ambiente se había tornado considerablemente...

salvaje.

La banda protagonista del concierto tenía previsto finalizar en poco más de una hora. Era un tiempo más que suficiente para que Lara y Raphael pudieran cumplir la tentadora idea de cometer una locura.

Habían alcanzado el punto en el que carecían de autocontrol, la excitación que se producía el uno al otro los cegó considerablemente. Necesitaban desatarse, satisfacer sus deseos sin preocupaciones, pero no estaban dispuestos a esperar hasta llegar a casa.

Se les ocurrió la alocada idea de colarse en el camerino de la banda sin ser vistos, y hacer realidad sus excitantes deseos y necesidades.

A pesar de los desafortunados efectos del alcohol, Raphael intentaba mantener su sigilo ninja con el que intentaba asegurarse de la ausencia en el backstage y entrar en el camerino sin ser vistos. La zona estaba limpia, sin moros en la costa.

Consiguieron colarse con éxito a pesar de la torpeza de los dos gracias a las cervezas, aunque permanecían lo suficientemente estables como para desplazarse sin problemas.

Se aseguraron de que la puerta permaneciese cerrada con el pestillo, obteniendo así la privacidad que buscaban para los dos.

Lara observaba a Rapahel impacientemente y mordiéndose el labio inferior en la espera por dar pie a la excitante tentación que los invadió por igual. Ella esbozó una sonrisa ladeada cuando Raphael al fin se giró para buscarla, y brindarle un hambriento beso.

Las manos de Raphael viajaron directamente a los glúteos de su novia sobre el pantalón vaquero que ella portaba, dándoles un apretón excitante que la llevó a volver el beso con lengua siendo víctima del incremento de excitación.

Lara: Raph... —Entre el beso gimió el nombre de su prometido casi en forma de susurro, él sonrió victorioso por aquel gemido mencionando su nombre.— ¿Crees... crees qué alguien podría escucharnos?

Raph: Se supone que... la música del escenario está... bastante alta. —Respondió entre cortado con la respiración agitada. Bajó al cuello de su prometida para repartirle una variedad de húmedos y cosquillosos besos sobre el.— Pero contigo quién sabe...

Lara: No soy tan gritona... —Raphael alzó las cejas con una sonrisa incrédula. Ella no pudo aguantar la risa dándole un pequeño golpe en su zona pectoral.— Idiota.

Raph: ¿Qué tal si lo averiguamos? —Le preguntó coqueto susurrando en el oído.—

Lara asintió aparentemente cayendo víctima de los encantos de su prometido, por ese tono de voz tan excitante, y esa mirada atractiva que la volvía irremediablemente indefensa.

Advertencia: Lemon

Retomaron el beso dispuestos a llevar a cabo la iniciativa que los dos habían comenzado aceleradamente cual montaña rusa.

Raphael la cogió en brazos ayudándose con el apoyo de la espalda de su prometida sobre la pared, posición que ella aprovechó para abrazar la cintura y caparazón de su prometido, encontrándose ambos igual de cómodos.

Ante la incomodez de ser los intrusos en el camerino de la banda protagonista del concierto, decidieron no deshacerse por completo de todo aquello que portaban. Así que Raphael sólo se conformó con dejar al descubierto los pechos de Lara para poder jugar con ellos caprichosamente.

Lara se adelantó en desabrochar sus pantalones sin desatender los labios y cuellos de la tortuga. Ella dejó a un lado los besos para así jugar con su lengua, y brindarle húmedas y placenteras sensaciones recorriendo su cuello en sentido ascendente hasta sus labios, y bajar en sentido descendente.

Él disfrutaba de cada acción atrevida de su amada sobre su cuerpo, a pesar de la impaciente espera por tener a su disposición la libre entrada de ella.

No le dio tiempo de deshacerse de sus bragas negras de encaje puesto que la tortuga de rojo prefirió darse el gusto de hacerlo en su lugar.

Raphael notó que Lara no estaba lo suficientemente lubricada para hacer del acto tan placentero y disfrutable como habitualmente resultaba ser.

Unos ligeros pero excitantes gimoteos se escapaban de entre sus labios observándose mutuamente cuando disfrutaban del continuo vaivén e intencionado roce de sus intimidades.

Los dos tenían las mismas ganas por empezar a sentirse el uno al otro.
Raphael estaba por entrar, pero Lara lo detuvo con ambas manos sobre sus pectorales.

Lara: Espera... —Pidió ella jadeante. Raphael alarmado se separó de ella para verla.— Dime que traes condones...

Raph: —Zizagueó la vista con nerviosismo consciente de que no tenía consigo ni uno.— Tampoco pensé que los fuese a necesitar. —Se justificó él encogiéndose de hombros.—

Lara: Me atrevería si no fuera por... —Le llegó a la mente el embarazo de su hermana. No es que lo viese con malos ojos, pero tampoco quería tener que verse en la situación todavía.—

Raph: —El silencio de Lara le hizo entender que temía por cierto "accidente", él mostró su comprensión con una pequeña sonrisa. Bajó la mirada un instante mosqueado por tener que dejar sus excitantes ganas hasta llegar a casa.— Entonces, nada...

Lara: —La comprensión de su prometido la reconfortó. Se quedó observando su alrededor por unos segundos, hasta que cayó en la cuenta de que estaban en el camerino de no para uno, sino para tres tíos.— Me apuesto lo que quieras a que encontramos alguno...

La tortuga frunció el ceño sin entender lo que estaba diciendo, cuando observó el camerino cayó en la cuenta de los protagonistas que lo estaban ocupando en lo que estarían llevando a cabo el espectáculo.

Raphael dejó a un lado su excitación para bajar a Lara. Lo hizo esperar apoyado de espaldas a la pared en lo que ella se dispuso a buscar un preservativo entre las pertenencias de la banda.

No le importó tener que registrar en las maletas, tampoco se cortó si se topaba con las carteras. Se aseguraría de dejar cada cosa tal y como estaban antes de registrar en ellas.

Ambos no pudieron contener una victoriosa pero incrédula risa cuando lo tenían más fácil de lo que se esperaban. De una americana azul marino colgada en una de las perchas, Lara sacó un preservativo en uno de los bolsillos.

Al parecer no sería la única pareja que iba a necesitar de preservativos esta noche.

Lara se lo lanzó a la tortuga para que lo abriera en lo que ella regresaba a donde estaba con la plena disposición de hacerlo.

Se besaron apasionadamente en lo que la tortuga de rojo se colocaba el preservativo. Una vez listo, volvió a coger en brazos a su prometida por debajo de los muslos apoyada de espalda a la pared. Ella abrazó el caparazón de él con sus piernas abrazada a su cuello.

Entre el beso los dos gimieron de placer cuando Raphael entró. Se dedicaron una mutua sonrisa complacidos de al fin satisfacer las excitantes necesidades que habían despertado gracias al alcohol, sobre todo por las locuras que estaban dispuestos a cometer esta noche.

De fondo podía escucharse a la banda de rock ocupando el escenario y continuando con el show. Aparentemente, habían iniciado con una canción más ruidosa que todas las anteriores.

La tortuga de rojo comenzó con unas embestidas normales, lo suficientemente constantes y placenteras para hacer gemir a su prometida. Ella acariciaba y masajeaba sus músculos y pectorales en lo que se dejaba llevar disfrutando de las oleadas de placer que apenas comenzaba a sentir.

Él necesitaba tocarla, tener sus manos ocupadas para brindarle todo tipo de placer. Raphael confiaba en que Lara estaba lo suficientemente sujeta a él para no caerse. Exploró su cuerpo por los costados de ella, hasta que alcanzó sus vulminosos pechos para jugar con ellos.

Lara detestaba estarse quieta sin hacer nada. Se sujetó firmemente a los hombros de su prometido manteniendo sus piernas cruzadas al caparazón de él. Empezó a brincar acelerando así las embestidas logrando mayor profundidad.

Lara no se cortaba en el momento de mostrar su fogosidad. Inclinó ligeramente la cabeza hacia atrás dejando salir mayor cantidad de gemidos, cada cual más sonoro y placentero que el anterior.

Aquello hizo sonreír con picardía a la tortuga de rojo, estaba seguro de que su amada se mostraba más fogoso que de costumbre.

Era todo un lujo observar el excitante disfrute de ella, y ser el responsable no tenía ningún precio para Raphael. Escondió su rostro en el cuello de ella para brindarle besos y mordiscos sensualmente húmedos.

Entre gemidos advirtieron la inminente llegada del orgasmo. Cegados por la excitación, necesitaban sentir la mayor cantidad de placer posible y garantizar así un placentero orgasmo.

La posición de Lara era más incómoda en cuanto a movimientos. El agotamiento la impedía brincar con más intensidad, pero para Raphael no resultaba problema, todo lo contrario.

Raphael gruñía entre gemidos cerca del oído de su amada permaneciendo oculto en su cuello. Ella acompañaba sus sonoros gemidos de placer al unísono, a diferencia de él, a gritos.

Los dos gimieron al unísono nuevamente, esta vez transmitiendo el inmenso placer que se compartieron mutuamente hasta llegar.

Él la embistió un par de veces más para darse por satisfecho, a lo que ella gimió entre suspiros con su agitada respiración.

Fin del lemon

El aliento de uno chocaba constantemente con la del otro a causa de la agitada respiración. La tortuga de rojo le esbozó una sonrisa embobada, Lara decidió besar sus labios en lugar de simplemente observarlos.

Tan pronto como se separaron del beso, Lara recordó algo de lo que echarle en cara tras la placentera experiencia.

Lara: ¿Ves cómo beber mejora la experiencia del sexo? —Reafirmó ella esbozando una sonrisilla ladeada.—

Raph: Puede... Aunque eso no signifique tener que... volverlo costumbre... —Entre cortado respondió casi con dificultad. Se recostó sobre la clavícula de su pareja, cayendo víctima del agotamiento.—

Lara: Eh... Eh... —Sujetó sus hombros para agitarle, no podía dejar que cayera redondo hasta llegar a casa.— Tenemos que irnos...

Raph: Vamos, Larita... Un rato más... —Trató de convencerla besando su clavícula y cuello.—

Lara: Mejor vámonos a casa... Raphie... —Se dirigió a él gimoteando suplicante, él cayó rendido.—

Raph: Está bien...

Lara se colocó la ropa tan pronto como su prometido la dejó espacio en lo que él hacía el esfuerzo por recomponerse. Según se alcanzó a escuchar a lo lejos, el público estaba despidiéndose de la banda con multitud de aplausos.

Momento que debían aprovechar para salir sin ser vistos.

Antes de salir, Lara observó lo desastroso que ella y su prometido habían dejado el camerino. Pensó que era una mala idea dejarlo así, pero ni borracha se molestaba en ordenarlo.

Ni ella ni Raphael estaban en plenas condiciones, lo cual iba a ser todo un reto para volver a casa.

Estaban locos si pensaban en volver a la mansión en el estado de embriaguez que estaban tanto Lara como Raphael.

Suerte que Lara estaba en mejores capacidades y recordó que tenían el apartamento a su total disposición, además de lo mayormente cerca que estaba a comparación de la mansión.

El auténtico show se dio por las dificultades de los dos hasta llegar, suerte tuvieron de que era una noche tranquila en la ciudad.

Tan pronto como la pareja entró en la casa, Lara sintió la necesidad de deshacerse de su ropa, de alguna manera había adquirido una olor desagradable como para echarla al cesto de la ropa sucia. En cambio Raphael, se desprendió de su equipo por comodidad.

Los efectos del alcohol permanecía en ambos, cosa que Lara trató de ignorar, pero para Raphael continuaba siendo de lo más tentador. La noche no podía terminar todavía, debían aprovechar hasta el último segundo.

Siguió a la pelirroja hasta la habitación, esperando el momento indicado de atraparlo por sorpresa, y acostara en la cama bajo su cuerpo.

Lara: ¿No te has dado por satisfecho todavía, hm? —Se cuestionó con una sonrisilla incrédula.—

Raph: Créeme, Larita, contigo es difícil quedar insatisfecho... —Dijo él sonriendo pícaro. Bajó a su cuello para brindarle suaves mordidas y húmedos besos mientras acariciaba su cuerpo.—

Lara: Intentaba dejar pasar la borrachera, pero... —Se mordió el labio inferior disfrutando de esa excitante sensación de la que cayó rendida ante él. Era una lucha perdida, pero excitante y tentadora.— Adoro esto... Contigo...

Raph: Yo también... —Ascendió hasta besar sus labios apasionadamente, y victorioso sonrió excitado por su disposición.— No sabes cuánto...

La luz del día iluminaba la habitación tras la oscuridad durante la noche. No eran pocas las veces que retumbaba el estruendo de la vibración de los teléfonos móviles de la pareja, y ellos continuaban acostados sobre la cama, despreocupados.

Lara estaba abrazada a Raphael y recostada sobre su lado izquierdo, la tortuga de rojo la abrazaba por la cintura y espalda baja.

El continuado estruendo de las vibraciones terminó despertando a Lara. De lo poco que ella se había enderezado, empezaba a quejarse para sí de la tan desagradable sensación de malestar a causa de la bebida.

No era la primera vez que sufría de la resaca tras una noche loca de fiesta y bebida, pero le aliviaba compartir tal  experiencia con su prometido. La tortuga de rojo terminó despertando por los bruscos movimientos de Lara intentando hacerse con su móvil sin caerse de la cama.

Dio por hecho que se trataba de Sara llamando por la alarmante ausencia desde la tarde de ayer hasta estas horas que seguían sin dar señales.

Lara contestó la llamada sujetando su cabeza con ayuda de la mano contraria.

Lara: ¿Qué...? —Se cuestionó con una voz ronca.—

Jack: Al fin despiertas, bella durmiente...

Lara: Ugh... ¿Qué quieres? —Se quejó ella en cuanto descubrió de quién se trataba.—

Jack: Esperaba a que vinieras para echarme una mano, tenemos trabajo.

Lara: Ts... Ahora sí, ¿no? Hmf... —Nuevamente se quejó frunciendo el ceño frotándose la frente. A cada segundo que pasaba, se sentía peor.—

Jack: Sabes qué... Prefiero arreglármelas solo por hoy. Cuando se te pase la resaca, me llamas...

Lara: —Raph y ella se quedaron mirándose por el acierto del pelinegro. Rodó la vista suspirando agotada.— Qué te den.

Se aseguró en colgar la llamada antes de dejar el móvil sobre la mesita con desgana. Se dejó caer sobre Raphael, quien no se atrevía a mover ni un sólo músculo de su cuerpo. Únicamente dirigió una de sus manos hasta su cabeza quejándose de su malestar.

Los dos no se aportaban la mirada del otro, compartiendo el mutuo y desagradable estado por la resaca.

La mano de Lara acariciaba suavemente sus pectorales mientras ella mantenía su cabeza erguida para mirarlo a los ojos.

En ese momento fue invadida por curiosidad, algo que necesitaba saber a todo esto...

Lara: Sé sincero... ¿Ha valido la pena? —Se cuestionó haciéndole ojitos a su prometido sin pausar sus caricias.—

Raph: —Apartó a un lado su mano sobre la cabeza para tener contacto visual con su chica. La resaca no era agradable para nadie, pero la experiencia lo fue todo.— Me vas a llamar loco... si te dijera que no.

La pareja compartió una mutua risita sonriendo embobados.

Por supuesto, se tomaron un rato más en la cama para recomponerse.

Una semana sin actualizar para luego hacer un mini lemon en un camerino...

Pero sí, ya les tocaba a estos dos una noche loca.

Bueno, se acercan mis vacaciones de verano, y sí...

Se vienen cositas. 👌🏻😌

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro