o n c e

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— Si, hola para ti también. Me alegra de verte otra vez, ha pasado un tiempo ¿qué tal la familia? —dijo sarcástico. Había intentado contenerse pero de verdad estaba molesto.

— Hola —saludó el contrario ignorando todo lo anterior.

San mantuvo la mirada con él por exactamente 4 segundos antes de resoplar y mirar por la ventana. No tenía caso, igual iban a "hablar las cosas" o al menos eso creía, sino ¿por qué entonces estaría ahí?

— Te ves bien —comentó el azabache, quien comenzó a andar el auto.

— Gracias, supongo. Tú igual.

Era extraño, el ambiente se sentía incómodo y sentía como si debía cuidar cada palabra que saliese de su boca. Era tenso y nunca había tenido algún momento tenso con Wooyoung, ni siquiera cuando a penas se empezaron a conocer y ambos parecían unos niños inexpertos siendo un manojo de nervios cuando estaban cerca del otro.

Sintió aquel peso en su pecho que tenía tiempo de no estar. No le gustó.

No dijeron más en todo el camino, otra vez la bomba de tiempo que parecía que en cualquier momento fuese a explotar estaba ahí y ambos temían que explotara. Temían hablar y lo que fuese a pasar después de eso, el futuro siempre daba miedo.

Después de un tiempo en el cuál ambos trataban de distraer sus mentes de la realidad, San notó que el camino para ir a su casa no era por el cual iban, ni siquiera reconocía las calles y la confusión llegó.

— Oye, ¿te haz perdido?. Haz tomado otro camino —volteó a verlo por segunda vez en todo ese tiempo y observó el rostro ajeno estando por completo relajado.

— No estoy perdido, sé a dónde vamos.

— ¿No iremos a la casa?

— No realmente, pensé en un lugar mejor donde podamos hablar.

—;¿Hablas en serio?, te dije que mañana tengo clases temprano.

— Lo sé.

— ¿Y aún así piensas llevarme a un lugar lejos? porque-

— San —le cortó, un pequeño escalofrío le recorrió el cuerpo. Tenía días de no escucharle decir su nombre y menos en un tono tan calmado— Creo que tú ya sabías que si venías no llegarías temprano a dormir.

— Eres increíble en serio. ¿Por qué no me hablaste mañana en la tarde o por qué no hoy más temprano?, tenías que esperar a que sea muy de noche ¿no?

— De todos modos, conociéndote y sabiendo como son las cosas en la universidad, estarías haciendo algún trabajo que te dejaron y te quedarías despierto hasta tarde. No hay mucha diferencia si venías.

—cruzó sus brazos enojado, clavando su vista en el azabache— Claro que la hay porque ahora tengo una tarea incompleta que terminar para mañana y tendré que levantarme más temprano aún para poder hacerlo o ver cómo hago para hacerme espacios entre mis clases y terminarla.

— Bueno si es tanto problema mejor doy la vuelta y te dejo de nuevo donde Mingi. ¿Para qué aceptaste si no te convenía entonces? —dijo ya irritado.

— Porque tú, cabeza de chorlito, no te ibas a atrever a volver a pedirme hablar si te decía que después porque la valentía que habías tomado se te iría y quién sabe cuándo volvería. ¿Crees que no te conozco Jung? —frotó su frente en señal de frustración. Esa no era la conversación que esperaba tener la verdad.

Y se hizo el silencio otra vez.

San sentía como si el auto estuviera cargado con electricidad, como si ambos fueran cargas de energía y fueron expulsando de a poco hasta llenar el lugar. Pero sabía que aún faltaba, era a penas el principio.

× ☂️ ×


— Llegamos.

El azabache aparco el auto en un estacionamiento. San observó su alrededor dándose cuenta que era cerca de dónde él vivía antes de mudarse con el contrario además de estar en un restaurante abierto 24/7 donde solía ir seguido con su familia.

— ¿Me trajiste a comer hasta aquí?

— Recuerdo que te gustaba mucho el helado que hacen aquí —se encogió de hombros.

— Podíamos ir a uno más cercano, ¿por qué éste?

Volvió a encogerse de hombros y apagó el motor para después desabrocharse el cinturón de seguridad.

— Ya estamos aquí, vamos.

Sin dejar que dijese algo más se bajó del auto dejando a San con la palabra en la boca. Se estaba comportando muy extraño, más de lo que ya hacía antes de darse el tiempo.

San bajó del auto también, ambos caminaron a la par y entraron al lugar. Solían ir ahí seguido cuando a penas se estaban conociendo y cuando empezaron a salir pero después de haberse mudado juntos lejos del lugar dejaron ir. Tendría quizás 1 año y medio de no haber pisado aquel restaurante y la nostalgia invadió al castaño.

Ambos se acercaron para pedir cada uno su orden, el castaño observó que los empleados que llegó a conocer de aquel lugar ya no eran los mismos, supuso que quizás los habían rotado o quizás alguno consiguió un mejor empleo. Recuerda que había hecho una especie de amistad con quien estaba detrás de la caja en la mayoría del tiempo, ya ni siquiera recordaba su nombre pero era agradable. Se preguntó que estaría haciendo ahora aquel muchacho, nunca entablaron una conversación muy profunda ni mucho menos una larga pero siempre se alegraba de verlo.

San pidió un helado de chocolate, no porque Wooyoung le haya mencionado el helado claro que no, solo quería volver a comer uno de esos después de casi dos años. Wooyoung le siguió pidiendo uno de vainilla, sorprendentemente el mayor pagó por ambos sin siquiera preguntar. No era como si antes no hubiesen hecho eso, más de alguna vez solo uno pagaba las cosas porque a ninguno le pesaba hacerlo pero desde que Wooyoung se había vuelto más distante también había dejado esas costumbres de lado además de ir saliendo menos juntos hasta que ya habían dejado de hacerlo.

El castaño se preguntó en qué momento se habían vuelto así.

Después de esperar aún en silencio, sin haberse dirigido ni por un momento la palabra desde que entraron al local, les entregaron sus helados. San estaba dispuesto a buscar una mesa para sentarse cómodamente pero se quedó extrañado cuando vio al contrario dirigirse nuevamente a la puerta para abrirla y salir dejándola abierta mirando directamente a sus ojos esperando que le siguiera. Aún extrañado caminó hacia el azabache.

— ¿Qué estás haciendo?

— Bueno, pensé que sería mejor comerlos a fuera, en el auto. De todos modos solo son un par de helados.

Si fuera una situación diferente el azabache hubiese soltado una enorme carcajada por el rostro confundido del castaño, era todo un poema.

— Oye me estás asustando. ¿Haz tomado?

— ¿Te parece que he tomado?, siempre haces esa pregunta como si fuera un alcohólico. Vamos sal ya, obstruyes el paso.

—bufó— ¿A quién?, ¿al fantasma del restaurante?

— Solo sal y vayamos al auto.

Le observó por unos momentos, intentaba descifrarlo, saber qué ocurría y qué estaba tramando pero por primera vez en mucho tiempo no podía ni siquiera saber el estado de ánimo de su pareja. Era como ver una estatua, una pared blanca sin grietas de por medio para saber si hay otra pintura debajo.

Y San se preguntó quién era esa persona parada frente suyo.

× ☁️ ×

Y llegamos a ésta parte, ¿qué sucederá entonces?

Lo veremos en el próximo capítulo ✨

Pd: no olviden dejar su voto o algún comentario, me ayuda a seguir creciendo y a motivarme también.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro