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Después de un día eterno, apagó la luz de la oficina de la galería y cerró la puerta al salir. Pasó todo el día revisando y dando los toques finales al diseño del ala de arte antiguo, era poco lo que faltaba para que el proyecto estuviera terminado. Recorriendo el pasillo hacia la salida se percató de que no era el único que permanecía trabajando hasta esas horas. La luz que provenía del ala que le fue asignada a Vante iluminaba el camino, guiandolo hacia donde sabía que no debía ir jamás.

Antes de que pudiera reaccionar se encontró caminando hacia Taehyung.

Llevaban más de tres meses trabajando juntos. Tres meses de verse y lidiar con la incomodidad a diario. No era sencillo pero ambos luchaban para mantener las cosas en calma y dar lo mejor de sí mismos. La distante cordialidad que mantenían era rota solo en aquellos momentos cuando Taehyung bromeaba, cruzando cualquier límite impuesto, sacándolo de balance. Pero la antigua confianza estaba en el pasado y cuando surgiría, dejaba un sabor amargo lleno de nostalgia. Ambos decidieron comportarse como adultos, pero era difícil ignorar lo que era evidente a estas alturas. El pasado volvía en cada mirada, cada sonrisa y cada vistazo furtivo. Y no es algo que simplemente pudieras ignorar.

Aunque tampoco es como si fueran capaces de hacer algo al respecto. Hasta el momento ninguno de los dos había expresado ni el más mínimo deseo de volver a estar juntos. Habían pasado tantas cosas entre los dos que la propuesta ni siquiera estaba sobre la mesa. Para Hoseok lo que tenían en este momento era algo extraño. El regreso de Tae, convertido en una nueva persona, les estaba dando la oportunidad de conocerse como nunca lo hicieron antes. Era extraño y un tanto aterrador como en algún momento estuvo dispuesto a compartir su vida con el omega y ahora, que no estaba cegado con ninguna expectativa, se daba cuenta de lo mucho que se desconocian el uno al otro. Y lo que era aún más aterrador: habria pasado su vida sin saber exactamente quien compartía el otro lado de su cama.

En el tiempo que llevaban trabajando juntos Hoseok se dio cuenta de un par de cosas. La primera: Taehyung era capaz de poner su alma y corazón en algo y cumplir con sus promesas; y la segunda: a diario le fascinaba el omega en el que se había convertido. Quizás fuera bastante patético que luego de pasar por tantas cosas no hubiera aprendido que su ciega veneración hacia Taehyung solo lograba lastimarlo. Pero es que, ahora, si había algo que admirar más allá de la belleza y el carisma característico de los Kim.

Encontró a Taehyung recostado en el suelo, sus ojos cerrados y sus brazos alrededor de su chaqueta, la que dobló simulando una almohada. Era la viva imagen de la satisfacción personal mezclada con agotamiento. A lo largo de estos meses vio una faceta de Taehyung que nunca había visto. Era tan extraño y maravilloso que le costaba creer que fuera el mismo omega. A menudo, se preguntaba qué había motivado tal cambio en él. Lastimosamente ya no era algo que le importara. Así que debía conformarse con admirarlo en silencio.

Planear una exposición era más agotador de lo que Hoseok imaginaba y está escena se repetía a menudo. Taehyung llegaba muy temprano a la galería y solo la luna sabía a qué hora regresaba a casa. Cuando no estaba en su estudio pintando, estaba en la Galería revisando las propuestas de los pintores que acudieron a la convocatoria para exhibir nuevas piezas junto a la colección de Vante. Las primeras veces que lo encontró durmiendo, Hoseok se limitó a cubrirlo con su chaqueta y a apagar la luz de la sala. Para su sorpresa, a la mañana siguiente, Tae seguía dormido allí. La falta de descanso le afectaba para el resto del día, pero este nuevo omega no descansaba ni un día hasta que el trabajo estuviera hecho. Así que ver a Tae desvelado, desaliñado y con la pasión brillando en la mirada se volvió algo común.

Tae descansaba muy poco.

Y no es algo que debiera preocuparle.

Aún así Hoseok no podía ser insensible.

La voz del anciano Sunying lo sorprendió. Hoseok había estado tan inmerso contemplando a Tae que ni siquiera se percató de la llegada del viejo alfa.

-Antes debía sacarlo arrastrado de las fiestas. Ahora debo sacarlo de igual forma pero del trabajo. -El anciano suspiró con algo de nostalgia.-Y lo bueno de todo esto es que ya no termino con vómito en los zapatos.

Hoseok sonrió con calidez al ver al viejo alfa. Como siempre, Sunying iba vestido formal y con su corbatín y zapatos bien lustrados, la única joya que llevaba era un elegante reloj antiguo de bolsillo, el cual portaba orgulloso.

-¿Cómo estás, Sunying?

-Feliz de verlo nuevamente, amo Jung. -Sunying tenía una expresión juquetona en su arrugado rostro.-Espero que este cachorro no le esté causando mucho problemas.

-Lo llevaré al auto.

-Y yo se lo voy a agradecer. -Refunfuño el viejo alfa. -La artritis me esta matando.

Hoseok cargo con cuidado a Taehyung y lo llevó hasta el auto, lo acomodó y lo cubrió con su chaqueta para que no pasara frío. El omega no se despertó en ningún momento, lo único que alcanzó a hacer fue aferrarse a Hoseok y suspirar en sueños.

Si...a tu bebé le gusta así!-Tae hablo dormido mientras el alfa lo dejaba en el asiento del auto. Su risita coqueta reveló exactamente que era lo que soñaba.-¡...mmm, Hobichito...!

Sin lugar a dudas sentir su aroma tan cerca había perturbado el sueño del omega. Y no iba a mentir, las feromonas de Tae también flotaban en el aire, el aroma tan exquisito como recordaba. Antes de que pudiera detenerse le dio un beso en la cabeza, fue inevitable no aspirar ese aroma que lo volvía loco. Fue un choque impactante estar tan cerca de Tae nuevamente. Su cabello sedoso le hizo cosquillas en el rostro y le recordó las miles de veces en las que había descansado la mejilla en él luego de... Hoseok sacó esos pensamientos de su mente.

-Desearía que las cosas hubieran sido diferentes.

Sunying carraspeó, atrapando al alfa en ese momento tan embarazoso.

-Como en los viejos tiempos, ¿verdad, CEO Jung?

Los viejos tiempos en los que Hoseok se despedía de Tae luego de pasar el fin de semana juntos, los tiempos en los que se escondían de toda la familia, el único momento en el que habían gozado de una relación sin presiones familiares, sin expectativas, solamente ellos dos. Sin compromisos. Aquellos encuentros furtivos fueron el único momento de toda su relación en que realmente fueron felices juntos.

Un periodo tan corto en comparación con el sufrimiento que quedó.

-Llevalo a casa, Sunying.

Taehyung había madurado considerablemente y los cambios se notaban cada día más. A pesar de estar ocupado con el trabajo acompañaba a su padre a sus revisiones médicas. Hacía algo de trabajo social en el orfanato junto a Jimin, aunque no negaba que no era bueno cuidando niños. Antes Taehyung tenía una personalidad difícil, aunqu hipnótica. Ahora brillaba por donde lo vieras. Hoseok se encontraba comparando el pasado con el presente todo el tiempo.

Y se dio cuenta porque Taehyung se lo hizo ver.

-Sigues dándome esa mirada.-Le dijo el omega un día, mientras estaban en la oficina del alfa.

Ambos revisaban los planos para el ala de Vante.

-¿Cuál mirada?

-Como si estuvieras viendome por primera vez. Tenemos historia juntos, no lo olvides.

-Es que es así. -Confesó Hoseok. -Te veo y me cuesta creer que eres tú.

-Bueno, soy el mismo Taehyung que adoras. Pero una mejor versión de mi mismo.

-Adoraba. -Replicó Hoseok.

-Yo aún te gusto. Lo veo en tus ojos. Me persigues con la mirada cada vez que entro en una estancia. Sonríes cuando crees que no te estoy viendo. Estas rígido y tenso cuando estoy cerca de ti, también cierras tu mano tan fuerte, como si necesitaras todo tu autocontrol para no tocarme. -Taehyung tenía la mirada de un ángel tentador.- Justo como ahora.

-Estás equivocado.

-Tu negativa solo lo confirma. -Taehyung estaba satisfecho consigo mismo. -Tu todavía me quieres.

-Yo siempre voy a quererte.

Era evidente que Taehyung no se esperaba esa confesión. Solamente quería jugar un poco con el alfa, ponerlo incomodo y tomarle el pelo.

-Hoseok...

Como si se hubiera percatado de que reveló más de lo que deseaba, Hoseok se alejó bruscamente.

-Nos conocemos desde cachorros, fueron muchos años juntos. Como tu has dicho, tenemos historia y es difícil olvidar todo.

-No hagas eso.

-¿Hacer que?

-No cambies el tema o te encierres en negativas.

-¿Crees que eres el indicado para pedir algo así?

-Quiero hablar contigo, de lo que sea. -Se lamento Taehyung. -Antes no lo hice, ni siquiera me importaba. Ahora quiero ser honesto contigo todo el tiempo.

-¿Y esa estupidez de que sirve ahora?-Sonó realmente molesto.

Hoseok se percató muy tarde de que su tono amargo lastimó el corazón de Taehyung. Cuando el omega se quedó callado demasiado tiempo levantó la mirada para encontrar que estaba llorando en silencio.

-¡Eso es precisamente lo que odio de ti! -Explotó el omega. -¡No importa lo que haga o cuanto me esfuerce! Siempre me has creído un estúpido. Nunca he sido tu igual.

-¿Que quieres decir con eso?

-Dices que yo nunca confíe en ti. ¡Pero tú tampoco tenías mucha voluntad como para contarme tus problemas!

-A ti ni siquiera te importaba.

-¡A mi no me importaba ni siquiera mi propia vida!

-Todo el mundo sigue diciendo eso para justificar tu irresponsabilidad. Francamente es algo molesto. -Taehyung estaba llorando a mares ahora. Y eso lo desconcertó. -¿Por qué te has puesto así? No tiene caso pelear ahora, tranquilizate.

-Hay tantas cosas que quiero decirte. Yo sé perfectamente que ya es tarde y que ya no solucionará nada. Aún así... yo... de verdad...

Y de nuevo estaba esa mirada en los ojos de Hoseok.

-¿Que te hizo cambiar tan drásticamente, Kim Taehyung?

-Temo que decírtelo empeorará las cosas. Y tengo miedo de ver decepción o lástima en tus ojos otra vez.

Admitir ese temor no era sencillo para el omega. Y Hoseok se percató de ello. Kim Taehyung nunca fue alguien que se llevara bien con sus inseguridades y, aunque ahora había madurado, aún había cosas que lo atormentaban.

-Nada que me digas puede ser más terrible de lo que ya ha pasado entre nosotros.-Hoseok se encontró a sí mismo diciendo esto. -Pero escucharé lo que quieras decirme. Cuando estés preparado para hacerlo.

Presionar a Taehyung nunca fue bueno, necesitaba espacio.

Y Hoseok recién empezaba a comprenderlo.

Las veces que no se encontraban discutiendo, y que ambos estaban dispuestos a tener una conversación llegaban a entenderse muy bien. Taehyung llegaba especialmente alegre con el café por la mañana. Le deja uno sobre su escritorio y no se iba sin antes hacerle una broma o dos, coqueteando.

-¿Por qué nunca traes café para ti?

-Nunca me gustó el café, lo tomaba cuando amanecía contigo porque te esforzabas muchísimo en hacerlo, Hobichito.

-Vaya, no tenía ni idea.

-Aunque beberlo de tus manos cuando sostenias la taza solo para mi, ataviado en aquella bata negra, después de hacer el amor toda la noche, no estaba nada mal.

-Desvergonzado.

-Y tú lo sabes mejor que nadie.-Tras darle un beso coqueto en la mejilla, el omega se fue.

Y habían veces en las que ninguno de los dos era capaz de controlar el deseo reprimido. La más reciente fue cuando Hoseok estaba visible estresado. El cúmulo de cosas que tenía encima lo tenía tenso, al borde de su límite de tolerancia. Los proyectos interminables de la empresa, las discusiones con sus padres porque seguían en contra de que se relacionará con Taehyung y, por último, una acalorada discusión que tuvo con Suran. Cuando ella se entero de que Taehyung estaba de regreso en su vida discutieron hasta el grado de distanciarse.

-Va a terminar en tu cama.-Fue lo primero que le dijo ella. Como una sentencia.

-Y si así fuera no es asunto tuyo, ni de nadie.

-Es suficiente con que ese Kim Taehyung aparezca de nuevo para que enloquezcas. ¿Acaso ya se te olvidó cuanto te costó sanar?

-Ese es el problema. Yo no he sanado en lo absoluto.

-Estás caminando hacia el desastre nuevamente y no me quedaré para verlo.

-Suran...

-¿Sabes algo, Hoseok?-Suran estaba tan herida que se reflejaba en su rostro. -Al principio, mantuve alejado a mi corazón. Y tontamente creí que... tendría una oportunidad. Pero Taehyung sigue tan metido en tu corazón como el día en que te enamoraste de él. Y no entiendes que él solo te hace daño.

Esa tarde, Hoseok estaba en la galería. Y en un arrebato de desesperación arrojó violentamente todas las cosas que estaban encima del escritorio. Puso las palmas sobre el escritorio y respiro con dificultad. El nunca fue un alfa de mal carácter. Jamás. Pero llevaba tanto tiempo reprimiendo sus frustraciones que en algún momento terminó explotando.

Para su vergüenza, cierto omega entró en la oficina y cerró la puerta tras de si.

La tranquila presencia de Taehyung era como un bálsamo. Se limitó a esperar a que Hoseok se tranquilizara. A pesar de que era un impertinente se mantuvo tranquilo.

-Nunca imagine que te vería así.

-Déjame solo, por favor.

-Nunca más.

-No estoy en mi mejor momento y no quiero que me veas así.

-Hoseok no siempre tienes que ser perfecto y eso está bien.

-Si no tengo control no tengo nada.

Solo entonces Taehyung se acercó a él. Con muchísimo cuidado, le quito la corbata y desabrocho los botones de la camisa del alfa. El aroma a excitation del omega era embriagador.

-Desahogate conmigo, entonces.

-No volveré a caer.

-Estas tan perdido como yo. -Con absoluta convicción se dispuso a seducirlo. Tae acerco sus labios hasta que estuvieron a milímetros de tocarse. -Bésame.

Hoseok no se pudo contener. Lo acerco enredando su brazo alrededor de la cintura del omega y devoró con hambre los labios dulces de su pareja destinada, del eterno anhelo de su corazón. El aroma a océano y la suave piel de Taehyung eran suficientes para enloquecerlo. Y que el omega le respondiera con las mismas ansias fue como tocar el cielo una vez más. Con un suave gruñido, levantó a Tae hasta que lo tuvo sobre el escritorio. Sus esbeltas piernas abrazandolo por las caderas. Besos feroces, suspiros entrecortados, caricias ansiosas, todo hablaba de amor, anhelo y desesperación.

-Hobichito...

-Soy un imbécil.-Gruño Hoseok, molesto consigo mismo mientras su lobo ansiaba más de aquel contacto con su omega. -Tienes un poder sobre mi que no tiene nadie más.

-Es porque soy tu destinado.

-Tú siempre despreciaste nuestro lazo.

-Ahora que estoy en paz conmigo mismo soy capaz de sentirlo. Es tan claro ahora, Hoseok.

-No debo creer en ti. -Recordó en un desesperado intento por salvarse las palabras de Yoongi. -Los destinados estamos predispuestos a sufrir y estoy harto de esto.

-Cometí muchísimos errores pero hay algo es claro ahora. -Taehyung se separo un poco para verlo a los ojos. -Yo te pertenezco.

-Tú eres un alma libre.

-El amor no son grilletes y cadenas. El amor es confiar que dos personas se pertenecen para cuidarse mutuamente. Ahora lo sé, Hobichito.

Hoseok miro esos ojos que tanto amaba pero en los que no se atrevía a confíar de nuevo.

-Ya no confío en ti.

Y es que eso era el problema.

Hoseok podría amarlo con la vida pero nunca confiaría en él nuevamente.
























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¡Vaya, a pasado bastante tiempo! Quiero agradecer por sus mensajitos de amor y apoyo. He estado ausente porque, como sabrán, inicie un nuevo semestre y eso me alejo por completo de Wattpad. El lunes empiezo exámenes y queria subir una actualización ahora que por fin tengo algo de tiempo.

¡Gracias infinitas x seguir aquí presentes en esta historia! ❤️

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