=Treinta y cinco=

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Martes, 06 de enero de 2015

"Hey, tú.

Ayer fue un día muy largo, ¿sabes? Trabajos y proyectos por montones y en casa, mamá me pidió que hiciera de niñero con los hijos de los vecinos. Y a eso, suma el hecho de que no soy muy paciente con los niños.

Sí...fue un día duro.

Y tú, ¿qué cuentas?

—El chico de las notitas."

Pego el post-it en el casillero de Taehyung de la forma más sigilosa que puedo y camino hacia la cafetería. Y al llegar —como siempre en el instituto—, los gritos se hacen presentes.

—¡Hey! —grita una voz que de manera sorprendente, se hace escuchar más que los otros gritos—. ¡Notichico!

Hay muchas reacciones posibles en una situación así, pero gracias —no en realidad— a mi mínima capacidad de actuar con normalidad en una situación de este tipo, volteo rápidamente hacía la persona que gritó eso, sin siquiera pensar en que toda la cafetería había volteado para saber a quién se dirigía Taehyung.

—¡Lo sabía! —grita él caminando (más bien, corriendo) hacia mí—. Fuiste tú todo este tiempo, ¿no?

—Claro que no —miento—. Jamás haría algo como eso.

—No es necesario que mientas más, Jungkook —dice sonriendo-. Te he visto más de una vez pegando las notitas en mi casillero.

—Entonces para qué me preguntas si ya sabes la respuesta —digo cruzándome de brazos.

—Porque en las películas en momento como este, la primera persona dice "sí, fui yo todo este tiempo" —dice, intentando imitar la voz de Jungkook—. Y luego se besan y son felices —dice y lanza un beso—. Y yo quiero mi beso.

—Qué cosas dices, Taehyung —le digo—. Sí, soy yo —admito y él se acerca a mí—. No te voy a besar

—¿Por qué no? —pregunta haciendo un puchero—. Juro que tengo buen aliento.

—No es eso —le digo—. Esto es la vida real, no te besaré.

—¿Un abrazo? —pide él estirando sus brazos.

—Bien —le respondo y nos abrazamos.

—¿Sabes? Siempre me gustó que me escribieras, pero hablar contigo en persona es mucho mejor —Dice Taehyung mientras estamos abrazados.

—Qué cursi eres—le digo riéndome.

—Pues, vete acostumbrando, porque me tendrás cerca de ti durante mucho tiempo más.

No le respondo, porque —aunque no me guste mucho admitirlo— hay una parte cursi en mí, y sé que si digo algo, probablemente seré mucho más cursi que Tae.

Y así nos quedamos, abrazados por un largo tiempo, sin importarnos si tenemos la atención de los demás chicos del instituto, porque este momento es nuestro.

FIN

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