Capítulo 20: Rodeado de mentiras

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HIJOS DE LA NOCHE

HIJO DE LAS ESTRELLAS

CAPÍTULO 20: RODEADO DE MENTIRAS

Al haber hecho reservación con anticipación, pudimos separar tres mesas continuas y las juntamos para caber todos a la perfección justo en medio del restaurante. A los Sallow, el visitar los últimos sitios en los que estuvieron los Lynx, Aylan y Crystal, nos contagió un poco de nostalgia y tristeza. Nunca se sintió tan real hasta esa noche, por alguna razón.

Los Maine resultaron una familia muy agradable y unida. Lo único que no me generó mucha tranquilidad fue descubrir las mismas pizcas amarillas y grises que noté en el aura de Mareritt en las de los adultos, incluso más intensas. A veces, el mensaje de los colores era mucho más obvio que en otras ocasiones.

Decidimos pedir los platillos más completos y tradicionales del menú para dejarlos en el centro y poder servirnos un poco de todo, debido a que casi ninguno había disfrutado por completo los placeres de la gastronomía mexicana hecha por gente originaria del país. Yo me enamoré de la acidez de las enchiladas suizas y del dulzor del agua de Jamaica; James del pozole, sin duda, porque llegó a servirse más de dos veces.

Aprovechamos para platicar a profundidad de nosotros, como nuestras edades, profesiones y forma en la que nos conocimos para saber más los unos de los otros. Todos los del clan tuvimos que cambiar un poco nuestras historias, tal y como planeamos antes de dejar Abaddón.

—YoungSoo y yo tomamos clases de baile en una academia en el norte de Inglaterra, cuando éramos muy jóvenes. Él recibió una beca y se mudó con sus tíos. ¡Y ahora tenemos nuestra propia escuela de baile, también en Inglaterra! —mentí, poniendo en práctica lo mejor que pude mi complicada habilidad de la persuasión. Me mostré seguro, sonreí y pestañé con delicadeza porque el encanto era la clave de todo.

—Hikaru y yo fuimos a verlos en un recital, cuando comenzaron sus estudios universitarios. Fue amor a primera vista —James mantuvo su semblante relajado y noble. El príncipe dentro de él tuvo que darles seguridad porque suspiraron a la par que él me regaló una mirada cargada de la típica dulzura que me obsequiaba cada mañana al despertar—. Ahora los ayudamos en sus presentaciones, haciendo trajes y peinando y maquillando a los bailarines.

Eso no fue mentira. Durante nuestras presentaciones especiales, si no bailaban o ayudaban con la música a Midnight Pleasure o a Ethan, hacían eso.

—A mí me contrataron para que tocara en el piano o violín las canciones elegidas en las prácticas, en su antiguo centro. YoungSoo me encontró cantando en una cafetería y, como se habrán dado cuenta, es demasiado insistente. ¡No pude negarme! —La risa de Chase fue tan genuina que hasta yo le creí—. Me fui a trabajar con ellos porque se volvieron como mi familia. Son tan cercanos, como mi verdadero hermano y mi mejor amigo.

—En el primer recital que hicieron para su academia de baile, Scorpius contactó con mi esposo y conmigo para ayudar a organizar el evento. Tenemos un pequeño negocio en la ciudad vecina, aunque nuestro fuerte son las fiestas infantiles —Dean tomó la palabra—. Nuestras amistades se fueron desarrollando con el tiempo y ahora estamos aquí, con ustedes. ¡Es todo un honor!

—Tuvieron que dejar toda su vida en Inglaterra para seguir su sueño de conocer todo el mundo —Shirley fue la única que siguió mostrándose un poco reacia. Al volver a dirigirle la mirada, calló y sus mejillas adquirieron un tono rojizo.

Aún después de tantos años con mis ojos rojos, no sabíamos con seguridad las limitaciones de mi poder. Era peligroso y, en algunas ocasiones, incontrolable. El que la gente haga lo que uno le pide sin rechistar llega a ser aburrido, por eso casi siempre me mostraba en contra de su uso de forma consciente. Los individuos dejaban de ser libres de hacer lo que les plazca, como un hechizo hipnótico. Belleza hipnótica, fue como lo nombró mi mejor amigo.

"Belleza hipnótica" tuvo suerte de caer en mis manos y no en las de Dirk o algún otro tirano.

Cada persona reacciona diferente a él. Algunos se paralizan, otros tiemblan y balbucean, buscan esconderse, la culpa y la ansiedad los carcome o piden perdón por lo que hayan hecho. El castigo más inofensivo y práctico para cualquier crimen. No por nada fui nombrado parte del Gran Consejo.

Ella apretó las manos sobre la mesa y no despegó sus ojos de los míos.

—Es como dice —respondí. Mis ojos hubieran centellado rojizo en otra situación; esa vez, no hice más que mirarla con expresión neutra—. Pasamos gran parte de nuestra vida trabajando o estudiando, así que decidimos darnos un merecido descanso para conocer más allá de nuestro entorno —sonreí, mis mejillas se abultaron y mis ojos se cerraron. Iris habría dicho que lucía adorable—. Se sorprendería al saber la cantidad de cosas que nos ha tocado ver y vivir en este extenso viaje.

Mareritt decidió hablar al notar a su tía incapaz de continuar señalándonos.

—Donde viven ahora es donde antes lo hacían los Ainsworth, ¿verdad? Cheese me lo contó hace un par de días —asentí, enderezándome sobre mi asiento—. ¿Por qué se fueron, si se puede saber?

—Después del fallecimiento de un amigo de la familia, no pudieron seguir aquí por el dolor —eso es lo que hubiera pasado si no fuéramos vampiros y demonios—. Al poco tiempo de haber regresado a Inglaterra, mi prima perdió a uno de nuestros sobrinos también... —Mi siguiente silencio no fue parte de la actuación.

¿Aylan, Hayden y Crystal habrían decidido volver del Paraíso Perdido? ¿Cuántos años tendríamos que esperar para volver a verlos? ¿Para ese entonces el asunto de Mareritt y las quimeras habría acabado?

—Los de Colombres dicen que vivieron con una mujer pelirroja que daba algo de miedo... Crystal, me parece —su intento de investigación me hizo comprender a dónde quería llegar. Si creía que apelando a los sentimientos hablaríamos, entonces aún le faltaba aprender mucho de nosotros.

Su mamá lo regañó en voz baja por su falta de cuidado.

"Aceptaron para informarse y saber si éramos de fiar", pensé.

—Bueno, ¿esto qué es? ¿Un interrogatorio? —YoungSoo rio, comprendiendo también el punto de todo eso—. Mejor cuéntenos un poco más de ustedes. Somos quienes los invitaron y nos la hemos pasado hablando de nuestras aburridas vidas. Qué groseros hemos sido.

Aldo fue quien respondió al notar a las señoras indecisas sobre qué historia contar. Era un hombre calmado y sonriente, diferente al estereotipo caricaturizado de un cazador.

Los hermanos Maine, Colby y él, fueron dos hombres cercanos que, más allá de tener lazos sanguíneos, tuvieron una amistad fuerte y sincera, al tener solo un año de diferencia. Crecieron en el centro de Estados Unidos, donde también vivieron después con sus esposas e hijos. Después del fallecimiento de sus padres y antes de continuar con la tradición de la familia, un centro vacacional en Colorado, decidieron hacer un viaje por diferentes países.

—Fue en un viaje por Noruega, cuando conocimos a Emma y a Shirley. Eran mejores amigas —Mareritt pareció muy interesado en la historia de su padre, pues dejó de comer y de intercambiar miradas apenadas con Chase por su reciente comportamiento—. Creo que puedo hablar por mi hermano al decir que ambas transmitían luz. Eran como los rayos del Sol en plena tarde de verano, a pesar de haber estado helando ese día. Cada que pienso en Emma es como...

—Luz de Sol —Hikaru completó, observando a Young con una sonrisa boba dibujada. Mi amigo acabó por sonrojarse—. Hay una expresión japonesa que dice "hueles como el Sol". Casi siempre la usan para los bebés.

Los hermanos y las amigas mantuvieron una relación a distancia, hasta que terminaron sus viajes casi un año después. Ellas se lanzaron a la aventura del amor y fueron a visitarlos a su centro durante unas vacaciones, las cuales sirvieron para formalizar por completo y, con el tiempo, se mudaron a Estados Unidos.

—Sé que es una locura y que casi siempre sale muy mal, pero hicimos clic al instante. Me atrevería a decir que fue el destino —Emma agregó. Los Sallow reímos, cómplices e incapaces de explicar con palabras que les creíamos.

—Todos estos años vivimos en una casa cerca del complejo. ¡Fue estupendo! —Mareritt transformó la brisa de invierno en verano con la calidez de sus recuerdos—. Después de nuestras competencias, Aira y yo íbamos a descansar ahí. Era como vivir en un palacio.

—Y ahora están aquí —los cuatro asintieron al mismo tiempo ante el comentario de TaeYang.

—Rentamos una casa a las afueras, en el ejido Palo Blanco —Shirley habló. Ninguno de nosotros lo conocíamos, así que nos encogimos de hombros—. Es un sitio muy lindo, algún día los invitaremos, si seguimos con esta amistad —me echó un breve vistazo—. Está rodeado de árboles, lejos de la ciudad y la casa más cercana está como a diez minutos caminando.

—Lo único malo es que, cuando llueve, la luz y el Internet fallan demasiado —Mar agregó.

—Espera —Chase se sorprendió por algo que el resto pasó por alto—. ¿Viven en las afueras y corriste hasta nuestra casa esa mañana en la que hablamos por primera vez? ¡Está lejísimos para ir a pie!

El implicado alzó los hombros.

—Estaba conociendo todo, como les dije.

Con la incredulidad de chefcito haciéndonos reír, pedimos la cuenta y pagamos poco antes de salir. El viento refrescó un poco y algunos locales ya habían puesto el letrero de "cerrado" en sus puertas de cristal. Todos nos agrupamos en las afueras de "los Encinos", temblando por el frío colándose entre nuestras ropas, para tomarnos una fotografía de recuerdo.

La velada, tal y como se planeó, se continuaría en nuestra residencia, así que los guiamos a través de las calles más luminosas, hasta que giramos en Monterreal. Los tres vehículos llegaron en fila, uno detrás del otro, evitando los baches con agua estancada y árboles con ramas caídas.

—Les dije que nuestra calle estaba igual de fea que esta —oímos a Aren reí con el resto de los Maine. Ellos estacionaron el auto enfrente de la casa y, por el momento, parecieron dudar en entrar.

Las fotografías de Aira en sus redes decían que estuvo con Dania y Gerardo.

Dania y Gerardo fueron vistos con Crystal Lawson, la amiga de los Ainsworth.

Aira hizo una videollamada con el clan Lawson en casa.

Dania y Gerardo fueron atacados y encontrados muertos en el "Escondite del Lago Hurón Bravo"; Aira no estuvo ahí.

Crystal desapareció y los Ainsworth se mudaron.

Está viva. Está viva. Está viva.

El lazo negro de Mareritt, aun con sus risas y chistes, pesó más de lo que imaginé, haciendo que me doliera la cabeza. Tuve que pedirle a Chase que fuera a decirles que pasaran o "morirían de frío" para sacarlo de sus pensamientos y aliviar un poco la preocupación y el miedo.

Entraron con precaución, justo cuando nos quitamos nuestros abrigos y chaquetas al disfrutar de la calefacción. Ellos dejaron sus pertenencias en el recibidor y se acercaron a paso robótico a la sala, viendo todo a su alrededor para confirmar que no teníamos nada fuera de lugar.

Emma y Shirley elogiaron la decoración una vez se sintieron cómodas, el aspecto de esta última pareció mejorar al asegurarse que no escondíamos "nada raro". Aldo se entusiasmó al ver un viejo tocadiscos que TaeYang llevó para decorar, pues era del mismo modelo que el de sus difuntos padres. Mareritt no quiso separarse del lado de su destinado, aun tras haberse topado con la vitrina de fotografías de YoungSoo y mías en "Arca de Noé".

—Me gustaría verlos bailar algún día —comunicó. Los dos sonreímos como respuesta y asentimos—. Tal vez podamos compartir escenario en el futuro.

—¿No planeas continuar con el patinaje? —Mi pregunta le hizo formar una mueca, la cual casi no vi porque se fue detrás de Chase para ayudarle a recalentar los tamales y el atole.

—Tengo malos recuerdos, así que lo dudo —la voz de Aira diciendo que no creía que lo dejaría retumbó en mi mente—. Todavía no lo sé. Estoy mucho mejor, después de lo ocurrido. No me aterra la pista, las piruetas o cualquier truco, como dicen algunos medios.

—Por supuesto que no —respondí con calma. Puse los platos sobre la mesa y acerqué unas sillas más para el resto de los invitados—. Lo que te molesta debe ser Davis, ¿no? Es un imbécil con suerte.

Me vio desde la barra de la cocina y noté cómo se preguntó en su cabeza la razón por la cual soné tan seguro con mis palabras. Iris dijo que nos comprenderíamos debido a nuestros pasados, algo que ninguno estaba dispuesto a preguntar al no creerlo necesario para sentirnos en sintonía con el otro.

—Estuve en la misma situación —me limité a responder. Su semblante se tensó un poco antes de asentir.

—No es que le tenga miedo a él o al resto de los hombres, a tener pareja o algo parecido.

"La vida continúa y conocer a una persona así ya te roba demasiadas energías, como para darle el gusto de ser el causante de tu desánimo. No puedes darle más poder en ti, después de todo el que tuvo antes", interpreté a través de su lazo.

—Solo que no me gusta la idea de compartir ese mundo competitivo con él, Asher o cualquier persona que esté de su lado —admitió.

Deseé poder invitarlo a las pistas de hielo naturales en Abaddón para que estuviera un rato con Aira y les surgiera la espléndida idea de construir su propio mundo congelado en su nuevo hogar. Sería el primer patinadero, las primeras competencias profesionales, diferentes razas corearían sus nombres y enseñarían a una nueva generación.

Mareritt, Mareritt, Mareritt.

Hay más.

Hay más cosas aparte de esta horrible sociedad en la que tuvimos en la desgracia de caer.

Siempre hay mucho más.

Sus ojos hielo se toparon con los míos lapislázulis y el hilo dorado que nos unía vibró cuando me sujeté a él para poder llevarlo con nosotros, para mostrarle las maravillas del mundo demoniaco y vampírico, para demostrar que Aira estaba mejor que nunca y que él también podría estarlo con nosotros, si eso deseaba.

Los que se quedaron en la sala se acercaron a tomar asiento en el comedor cuando yo corté el contacto visual por el pánico de mostrar algún destello irregular para el ojo humano. Algo dentro de mí, mi instinto vampírico y mi animal protector, rasguñó por las ganas de querer ir a él y platicarle toda la verdad.

James palmeó con suavidad mi trasero y me sonrió, burlón, para que me relajara. Tuvo que sentir algo a través de nuestro lazo.

—Todos ustedes son tan cercanos —Aren señaló una vez todos tuvimos nuestras tazas llenas y platitos con los diferentes sabores de tamales que hizo chefcito. Ellos dos se sentaron juntos, frente a nosotros—. En especial ustedes —se refirió a mi esposo y a mí—. ¡Pareciera que hasta respiran a la vez! Y tienen un porte muy atractivo, casi seductor...

—Debe de ser por los años juntos —porque eso era. Nuestros espíritus protectores se acostumbraron a la frecuente presencia cercana del otro, más allá de ser destinados.

—Imponente —continuó, habiendo encontrado la palabra perfecta para describirnos. Eso decían todos—. Deben de tener muchos pretendientes en Inglaterra, ¡incluso por aquí!

—Scorpius se gana muy fácil el corazón de muchos —James confirmó sin pelos en la lengua, apenándome un poco por su sinceridad y su atención fija en mí, como antes hizo en el restaurante. Mi corazón dio un brinco. Sus irises oscuros eran mi perdición y mi lugar seguro al mismo tiempo—. Es encantador.

Yo hablé al instante en que sentí su rodilla chocar la mía por debajo de la mesa, divertido por mi repentina desaparición de palabras.

—¡Y tú también tienes un porte maravilloso! De hecho, hablé de eso hace tiempo con los muchachos...

La plática retomó su camino a través de cumplidos y pequeñas anécdotas divertidas para que aprendiéramos más del resto y de las casi invisibles provocaciones de mi esposo, el cual pareció muy interesado en hacerme sonrojar por casi más de una hora. Sospeché que descubrió lo dócil que soy en momentos así de delicados con él cerca. Más allá de tranquilizarme con su presencia con abrazos o suaves caricias en mis manos (como siempre), se entretuvo robándome besos y llenándome de elogios.

Eso o le fascinó que Mareritt, un humano normal sin poder alguno y sin saber nuestra historia, notara el equilibrio entre los dos y quiso ponerse romántico.

No me molestó y lo disfruté, decidiendo centrarme en eso y no en el amarillo y gris de los Maine. Hasta YoungSoo me regañó entre risas porque me dijo que parecí una colegiala enamorada.

Hubo un momento en el que nos comportamos, debido a que llegó la hora de hablar del asunto importante que tanto nos inquietó durante los últimos meses y, en especial, las últimas semanas. Fue Hikaru quien lo sacó a la luz, siendo el más tranquilo y el más (me atrevo a decir) delicado con sus palabras, superándome por mucho.

—Hace tiempo, cuando recién nos mudamos, nos topamos con una noticia en redes sobre ustedes que nos ha llamado mucho la atención —inició. Después de haber acabado el postre y de rellenar nuestras tazas, ambas familias regresamos a la sala para estar más cerca y apretujarnos entre nosotros—. Es la de su búsqueda de Aira —el nombre de la muchacha proviniendo de él los tensó un poco.

—Mi hija está viva —Shirley aseguró—. Sé que los medios nos hicieron ver casi como unos locos; sin embargo, yo creo que está viva. ¡Soy su madre! Sé que está bien, lo que no sé es en dónde —sus manos se aferraron con fuerza a la taza de estampado navideño que compré poco antes de mudarnos—. Debe de haber una pista aquí o cerca acerca de su paradero, de su bienestar...

—Todo esto ha tenido que ser muy difícil para ustedes, en especial para ti —Kaneko se estiró y le dio un suave apretón en una muñeca. Ella se negó a verlo directamente—. Han sido muy fuertes. Sabemos que no somos de fiar para ustedes y, aun así, nos dieron la oportunidad de presentarnos y demostrarles que no tenemos nada que esconder... No es necesario ser el más inteligente para deducir que deben sospechar de nosotros o, en cualquier caso, de los Ainsworth —sus ojos se enfrentaron y él sonrió.

—No es sospecha. Es... Es extrañeza, supongo —Emma dijo—. Hasta cierto punto, teníamos la esperanza de que ustedes, familiares de las personas que están relacionadas hasta cierto punto con mi sobrina, supieran algo.

El corazón se me partió al verlos decepcionados de no recibir noticias o datos de importancia de nuestra parte. Su aura se tiñó de los típicos y profundos gris y amarillo en compañía de un azul melancólico y destrozado que acabaron robándome el aliento, ahogándome en mi lugar.

Era injusto saber del paradero de Aira y no poder decírselos, así como también que somos vampiros, que Mareritt era compatible con mi clan y que, si él quería, podría acompañar a su prima por muchos, muchos años en Abaddón de la mano de Chase Spinster.

Cuando quise decir algo, mi voz desapareció y no hice más que generar un quejido quedito y quebrado. Me sentí culpable y una mierda de persona.

—La última vez que la vimos fue en una videollamada —eso ya lo sabíamos—. La vimos bien, sus amigos se acercaron a saludar y vimos a una mujer en sus treintas de fondo, la cual creemos que es Crystal —los recuerdos bochornosos de Mareritt me hicieron verlo con atención. Estaba a un lado de Chase en una esquinita del sofá, como si no hubiera otro lugar o no estuviera dispuesto a romper la cercanía entre ellos—. Cuando me quedé con la computadora, pude hablar con ella y, ¡juro que no estoy loco!, vi los ojos de Gerardo de un extraño tono ambarino.

—¿Como los lentes de contacto que usan las personas que se disfrazan? —Dean preguntó, intentando que esa posibilidad fuese la principal.

—Como si estuviera viendo en vivo una película de hombres lobos o criaturas de ese tipo —asintió, aun así. Su idea no titubeó y su seguridad nos hizo tragar saliva—. Por eso yo pienso que, haya sido lo que haya sido eso, mi prima se relacionó con ellos y, quieran o no, el hilo de los hechos nos lleva a ustedes.

No.

No estaban decepcionados porque no les dijimos que no teníamos nada que ver con eso.

Estaban decepcionados porque no les dijimos la verdad cuando nos dieron la oportunidad.

Estaban molestos.

Mi sospecha sobre que aceptaron la invitación para ver si éramos de fiar fue cierta.

—Hay algo que no cuadra en sus historias. Aún no sé qué, aunque estoy seguro de eso —en el instante en que se puso de pie, el resto lo imitamos—. Son personas muy agradables y me caen muy bien, pero están escondiendo algo y planeo llegar al meollo de todo esto. No crean que pueden mentirme a , si he estado rodeado de mentiras durante mis últimos años.

Fue una lástima que la noche acabara de esa forma. 

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