Capítulo 6: Curación de emociones

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HIJOS DE LA NOCHE

HIJO DE UN SUEÑO

CAPÍTULO 6: CURACIÓN DE EMOCIONES

Salí al pasillo con Mareritt y James, dejando al par de mejores amigos llorando y consolándose en la habitación.

Mi corazón bombeaba como loco, sentía cada pulsación extenderse cada vez más hasta llegar a mis oídos y creía que lo vomitaría pronto, si no recibía un poco de aire fresco en ese instante. Si bien estaba seguro de encontrarme sudando, mis palmas estaban heladas y no dudaba en que mi rostro debía de estar más pálido de lo común.

Yo no era alguien que le temiera a la muerte, sino simple respeto por el simbolismo que tenía para nuestra cultura; por esa razón, me sorprendí a mí mismo por semejante forma de reaccionar al tema que nos confió Young. ¿Por qué estaba tan ansioso? Era una decisión que los correspondía a ellos dos. No hubiera podido interferir, por mucho que quisiera.

Aun así, yo...

Yo... Yo...

No puedo.

Son amigos.

Son familia.

Serán mi clan.

Un líder no es nada sin su familia.

Sacudí mis manos y tomé una buena bocanada de aire para despejar mi mente. ¿Cuál era la mejor forma de reaccionar cuando una persona cercana dice que pensaba suicidarse, en cualquier caso?

—¿Qué pasó? ¿Por qué vinieron? — Quiso saber Mar, acercándose a frotar mi espalda en círculos—. ¿Te sientes bien, Cheese?

El príncipe meneó de lado a lado la cabeza, sin saber si era buena idea explicar un tema así con dos personas tan sensibles del otro lado de la puerta. Me echó un último vistazo y suspiró, preocupado por lo rápido que escaló la situación.

—Nuestros espíritus protectores y nuestros poderes son el reflejo de nosotros mismos —James le explicó, apenas nos aportó un poco de la sala—. Somos uno mismo, estamos íntimamente unidos. En el caso de los vampiros, incluso están relacionados con sus experiencias antes de la transformación.

» Decidir desvincularse de ellos, es similar a cuando el humano deja de comer e hidratarse como es debido. No es una muerte instantánea, es lenta. En nuestro caso, muchas veces desarrolla enfermedades que no son comunes para los demonios o vampiros; un simple resfriado puede matarnos, si no lo tratamos a tiempo.

Mareritt soltó un respingo y se giró a verme, entre aturdido y asustado, para confirmar sus sospechas.

Asentí, apoyado en una mesita que fungía como decoración. Nos hallábamos en el pasillo central, algo lejos del resto. Todavía me sentía un poco mal.

—No es lo mismo que renunciar a la vida eterna porque, en muchas ocasiones, se decide seguir viviendo en el ritmo de vida de un humano... O, en los casos más extremos, la muerte rápida —similar al caso de Hayden y Aylan—. En pocas palabras, es un suicidio.

—En la época de nuestros abuelos —tomé la palabra—, era considerado como un acto de cobardía por parte de los demonios, puesto que no muchos tenían el coraje de acercarse al rey para pedirle semejante cosa.

—YoungSoo dijo "no puedo ser un cobarde" —recordó. Su rostro se curveó en una mueca triste, un pequeño puchero—. No sería ningún cobarde.

—Los demonios en esa época no sabían que los conceptos de "valentía" y "cobardía" no van de la mano con el del suicidio —explicó James tras darle la razón—. Inclusive los humanos no entienden que no se trata de ser una cosa u otra, no comprenden que es el resultado del sufrimiento lo que orilla a las personas para tomar esa decisión.

—Algunos se aíslan lo más que pueden para no preocupar a sus seres queridos —retomé el tema—. Se dan cuenta cuando es demasiado tarde, cuando los hilos no pueden sujetarlo más y cada vez parece más imposible acercarse y sentirlo.

Mar se quedó callado, como si tuviera miedo de preguntar más al respecto. Sus ojos destellaban curiosidad y percibía su intranquilidad por nuestro lazo rojo, lo cual me hacía un poco de cosquillas. Supuse que era algo privado.

James se percató del ambiente y, con una sonrisita sin tantos ánimos, regresó a donde estaba su alma gemela después de haberme agradecido por dar aviso. Escuché la queja de YoungSoo cuando el príncipe se unió ("a la fuerza") al abrazo.

Al quedarnos a solas, volví mi mirada a él para invitarlo a resolver todas las dudas que tuviera. Se quedó de pie frente a mí, con su típico porte refinado y sus grandes ojos azul hielo fijos en los míos oscuros.

Sentía mis piernas como gelatina mientras me torturaba con la curiosidad.

—Cuando me hablaste de Dalila, me dijiste que ella se había aislado de todos ustedes en la casa de sus padres —solté un poco de aire, aliviado.

"¿Entonces no hice nada que lo hiciera ponerse así?", pensé, aliviado.

—Sí, eso hizo —le di la razón.

Parte de mi tortura en esos años era recordarme que no pasé tiempo con ella cuando pude, que a lo mejor pude ayudarla a escapar o tan siquiera pude recordarle que esas acciones acabarían por llamar la atención de la gente del antiguo monarca.

—¿Ella...?

Fruncí el ceño al no entender a dónde quería llegar.

Suspiró al darse cuenta de que la dulzura no pareció funcionar conmigo.

—¿Ella intentó desvincularse de su espíritu y de sus poderes antes de ser atrapada? —Soltó, tras habérselo pensado una última vez.

—¡Ah! —Exclamé. Me sentí estúpido al no haber captado—. No. La versión que nosotros decidimos creer fue la que te conté, que su deseo era ralentizar su destino mientras disfrutaba del espacio que la vio crecer y en el que estuvo rodeada del amor de sus padres.

—¿Tú nunca sentiste que intentó hacerlo? ¿Tu hilo nunca te lo dio a entender? —Parecía un poco incrédulo.

Lo pensé antes de negar.

—Incluso si lo hubiera hecho, como te dije, habría sido demasiado tarde —serían los últimos respiros de nuestra unión—. Ella era una joven fuerte e inteligente. Puede que lo haya comenzado a hacer con la esperanza de no morir en manos de los seguidores de Dirk, como puede haber pasado lo que nosotros creemos.

Quizá era una manera que inventamos para no pensar en eso, para no culparnos más.

La mente de Dalila seguía siendo un misterio para todos. En los recuerdos que nos mostró su alma la noche en que estuvimos juntos, nunca vimos algo relacionado a los días antes de su muerte; tuvieron que haber sido suprimidos, de alguna manera.

Durante ese último año, había entendido que muchas veces no lograríamos comprender del todo lo que pasaba por la cabeza de nuestros seres queridos por muy cercanos que seamos. Estaba bien con eso, podía quedarme con nuestros buenos y malos momentos para aprender de ellos.

Dalila era mi pasado, la pena con la que cargué durante siglos.

Mareritt era mi presente y futuro, el destino que acepté y protegería.

A la mañana siguiente, decidimos reunirnos con los muchachos de Midnight Pleasure, con el señor Colom y Hikaru, pues necesitábamos hablarles acerca de la siguiente parte de nuestro plan.

Mientras yo me desvelaba componiendo un borrador que nos pudiera servir, si se decidía hacer una canción desde cero, Mareritt redactó y mandó los mensajes para que fueran a la junta en la Sala de Música, todos con diferentes horarios.

Primero, hablaríamos con la banda para saber si nos apoyaban; luego, llegaría Hikaru y lo invitaríamos a que participara; al final, el rey asistiría y nos diría qué opción le gustaba más: usar una canción que él conociera o una nueva. Después de todo, queríamos que sus sentimientos se vieran reflejados y haríamos lo que él nos pidiera para que se sintiera cómodo.

—¿Y bien? ¿Por qué nos citaron aquí? —Preguntó Elizabeth, curiosa—. Tenía pensado mandarles el calendario de las próximas actividades del grupo.

Todos nos encontrábamos sentados en diferentes sillones, sofás o en cojines, en el suelo. La habitación estaba limpia por el trabajo que hicimos Mar y yo toda la tarde anterior.

HyunSeok, pese a no formar parte oficial de la agrupación, estaba presente porque nos echaba la mano con un cuarto instrumento cuando era necesario y varios diseños... Y era mi cuñado. No sabía cómo decirle que era una reunión de trabajo a sus ojos de cachorro regañado.

Para cuando les conté todo lo que hicimos mi pareja y yo y la razón por la cual los necesitábamos, se miraron entre sí con cierta expresión de confusión.

—¿No era más fácil mandarnos un mensaje diciendo eso? —Demian preguntó, burlón. Llevaba una camiseta a juego con su esposa—. "Nos presentaremos el día tal, a la hora tal, en tal lugar. Los ensayos serán de tal día a tal día, de tal hora a tal hora. No falten, es para ayudar a nuestros amigos".

—Creímos que era importante estar todos para cuando llegaran los demás —reproché al sentirme atacado.

—Como si fuera una tortura verse —Hyun se burló—. De todos modos, casi siempre estamos juntos. Aprovechen que su líder está porque luego se la pasan lloriqueando que lo extrañan y no sé qué más.

—¡Sí, sí! —Lizzy le dio la razón entre risas—. "Corazón, extraño a Chefcito. Sabes que amo tus pizzas; sin embargo, las que él hace son... Su comida es sexy, ¿entiendes?" ¡Ni siquiera sé si existe la comida sexy!

—"¿Puedes pintarme en mi faceta azul? Creo que me hace falta verlo. Estoy preocupado, no deja de tener sueños raros. ¿Qué libro debería de leer para ayudarlo? ¡¿Y si se muere, HyunSeok?!" —Mi cuñado imitó la voz de mi hermano.

Alcé mis cejas, ocultando lo avergonzado que me sentí por las repentinas confesiones (forzadas). Los chicos se sonrojaron ante la carcajada que soltó Mareritt.

—Me parece una falta de respeto que estén circulando mis...

Alguien llamó a la puerta, interrumpiendo a mi hermano. Fue la misma persona quien abrió, asomándose por una rendijita y mirándonos con curiosidad; era Hikaru, uno de los integrantes restantes en esa fase.

—¿Llegué muy tarde o por qué hay tanta gente ya? —Preguntó, apenado, y cerró la puerta detrás de él.

Mar revisó su reloj.

—¡Al contrario! Llegaste cinco minutos antes —felicitó. Todo estuvo calculado por él—. Qué bueno que vienes a tiempo, estuve a punto de presenciar una discusión de hombres para reafirmar su masculinidad frágil o algo así.

—¡Oye! —La voz de Demian fue más fuerte que la de Matty y la mía.

Mi novio se rio e invitó a Hikaru a tomar asiento a su lado, sobre un cojín rojo en el piso. Él le hizo caso sin dudarlo, aunque no supiera qué estaba pasando.

—Chase tiene que contarte algo —me echó la carga.

—¿Nada más yo? —Pregunté, fingiendo estar indignado.

No pude reprocharle nada por cómo me sonrió. Conocía a la perfección los privilegios de los cuales gozaba.

No repliqué que todavía me sentía un poco incómodo por la noticia del suicidio doble porque no era el momento y Hikaru no tenía la culpa de nada. Lo único que quería era acompañar a su destinado en su pesar; era yo el que no sabía cómo reaccionar y que aún tenía un nudo en la garganta.

—Estamos organizando algo para trabajar en la unión y confianza de los clanes, no sé si ya te hayas enterado por otros integrantes de la familia —comencé. Él asintió, divertido por la escena anterior—. Antes de hablar con todos los implicados, el señor Colom se acercó a nosotros para confesarnos algunas cosas, así que creí que lo mejor sería presentar una canción para transmitir el mensaje que buscamos dar.

—Tú piensas que la música es la respuesta de todo —se burló—. Comes, respiras y vives por las notas musicales.

Las almas gemelas de Midnight Pleasure le dieron la razón entre risas, sin dudarlo.

—El detalle aquí es que necesitamos tu ayuda —ignoré la traición y evité la confrontación. No era el momento para hacer mis dramas—. Nos gustaría que cantaras con nosotros durante ese número.

—Oh, sabes que no sé cantar —se negó al instante, apenado—. Ustedes tienen mejores voces por mucho, incluso Hyun y Elizabeth tienen mejor voz para eso.

—No, Hikaru —Mareritt tomó la palabra—. No es porque sepas cantar o no la razón por la cual recurrimos a ti. Lo hacemos por tu poder. Este tema tan sentimental nos gustaría que lo abordaras tú junto a Matty para cumplir con nuestro propósito.

Mi hermano asintió cuando mi compañero de clan se giró a verlo, confundido y un poco escéptico por cómo debía de ayudarnos.

—Mi poder no tiene nada que ver con las emociones o algo similar, como para impactar en los demás —nos recordó, como si no supiéramos—. ¿Seguros que no tienen a nadie mejor para desempeñar ese papel?

—Creen que tu poder de curación podrá unirse con el mío durante la presentación —Matty resumió, al vernos capaz de alargarnos más de lo necesario—. A través de mi manejo de emociones, puede que presentemos un impacto positivo en ellos.

Se lo pensó un poco, indeciso de si algo así podría funcionar.

No podía culparlo, nunca lo habíamos intentado y era cierto que él no combinaba por el concepto principal de la banda. Midnight Pleasure buscaba el impacto y, siempre que estaba sobre el escenario, más allá de dar una presentación musical, ofrecía un espectáculo; Hikaru era muy tranquilo y hogareño... Era el perro amaestrado de Young, a palabras suyas.

—No lo hagas pensando en si lo harás bien o mal, si cantas mejor que nosotros o no —lo calmé. Lo mínimo que quería era que pensara de más—. Hacemos esto por todos, sí... Pero más que nada para Scorpius, James, Iris y YoungSoo.

—Lo mínimo que harán es pensar en si cantas bien o no —una voz masculina extra que vino de nuestras espaldas nos hizo soltar un respingo.

Karlav Colom, tan silencioso como de costumbre, llegó antes de lo esperado.

...

Todos los muchachos de la banda accedieron a participar, al igual que Hikaru (el cual lo hizo con la condición de recibir unas clases extras antes del gran día, mismas que le darían Lizzy y Demian); el rey, por otro lado, escuchó todo lo que teníamos planeado y se le iluminó la cara cuando le mencioné que podíamos hacer la reinterpretación de una canción que le gustara para la ocasión.

—Es una letra muy vieja —confesó con pena, olvidándose de la edad de todos—. Es de mi época como humano, así que ya se imaginarán.

—Podría escribírnosla y nosotros le daremos los ajustes necesarios, ¿qué le parece? —Matty preguntó—. Usted no se preocupe por lo musical y lo técnico. Chase, Hyun y yo podemos hacerlo.

No pudimos decirle nada más cuando al señor Colom pareció iluminársele la cara, transmitiéndonos una onda de paz y confort que no sabíamos que necesitábamos desde hacía tantos meses.

A decir verdad, yo me decepcioné un poco por no tener una razón por la cual escribir algo nuevo. Llevaba tiempo queriendo hacerlo y no hallaba la excusa perfecta, en especial porque no quería dejar mis tardes con Mareritt sin una razón profesional. Prefería tenerlo cerca, en caso de no hacer nada.

—¿Por qué no le escribes una canción a él? —Me susurró Hikaru cuando hubo menos gente en la sala.

Mar había salido en busca de una libreta para que el rey pudiera escribir la letra de la canción en lo que Demian averiguaba el posible concepto de la presentación, Elizabeth salió disparada al percatarse que necesitaría reorganizar algunas actividades del grupo y Hyun decidió apoyarnos yéndose a hacer el diseño de unas lindas invitaciones para el gran día.

—Ahora se ven mucho mejor, a comparación de la última vez que los vi juntos —sus palabras me hicieron sonrojar—. Le has escrito tantas canciones a Dalila y a su alma que me parece un desperdicio que no le hayas escrito una a Mareritt, después de todo lo que les ha tocado vivir en tan poco tiempo.

—¡Y podrías usar la base que preparaste! —Matthew le siguió, entusiasmado—. No la ha oído, ¿verdad? Las estrellas se unieron a tu favor, hermanito.

Le había tarareado tantas canciones a Mareritt que no fui consciente de ese detalle, hasta que me lo dijeron. ¿Cómo era posible que nunca le había escrito algo solamente para él, siendo él mismo? En verdad que algún día le sacaría canas verdes por la desesperación que le causaría mi poca habilidad de darme cuenta de lo obvio.

—Si fuera mi cuñado y recibiera algo así, creo que me enamoraría más de ti —le di un empujoncito a mi hermano, haciéndolo reír—. Di lo que quieras. No hay nada más romántico que expresarle tus sentimientos a esa persona especial a través de lo que más amas hacer.

» La primera vez que HyunSeok me regaló una pintura, lloré. Eso significaba que era tan importante como el pasatiempo que lo hacía sentir libre y que me amaba lo suficiente, como para compartir conmigo algo que le hace feliz.

Sí.

Yo también quería darle a entender cuán especial era para mí, que podía quedarme sin voz y sin fuerzas. No importaba si la pluma robara una parte de mí cada que la tomara, yo le escribiría canciones por cada pequeña sonrisa que me regalara sin importar nada.

...

Cuando Hikaru estuvo a punto de irse, me acerqué a darle un abrazo como despedida, aun si yo no era mucho de hacerlo. No fui capaz de separarme rápido y, en cambio, apoyé mi mejilla en su hombro. Debía de tranquilizar a mi subconsciente con la idea de que él estaba ahí y que no iría a ningún lado, ni YoungSoo.

Tardó un poco en regresarme el gesto, enternecido por lo repentino.

—Lo sabes, ¿verdad? —Dijo aún más bajo que antes.

Nos lo confiaría cuando estuviera listo, eso había dicho.

—Sabes que Scorpius nos está ocultando algo.

Sí. Sí. Sí.  

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