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𓆩 ☆ 𓆪 。゚. PRÓLOGO ୭̥ ‧ ˎˊ- ・
COMO TÚ

La suave brisa primaveral le rozó los brazos desnudos y removió sus cabellos, mientras ella yacía sentada con las piernas cruzadas sobre el cálido pavimento. Jugueteó con los hashi entre sus dedos, juntando las puntas repetidas veces; luego, deslizó su brazo hacia el envase de aluminio que se encontraba sobre sus piernas, agarró un norimaki de kanikama, cebollín y zanahoria y se lo llevó a la boca, degustando su sabor. No era su tipo de sushi favorito, pero lo creyó adecuado para la ocasión, puesto que era el que usualmente su padre consumía.

Había llegado hacía treinta minutos atrás al cementerio de los héroes caídos de Shizuoka; Kobayashi Shūko, una jovencita de una larga cabellera granate, mejillas pecosas y ojos felinos con iris como la azurita, se había dedicado a comer mientras contemplaba la tumba de Kobayashi Raiden, uno de los héroes que figuró en el puesto número cuatro en el Hero Billboard Chart JP hasta el momento de su deceso. Muchas palabras rondaban por su cabeza, pero no encontraba la forma de iniciar una plática unilateral con Raiden, o lo que quedaba de él.

Tras devorar el último bocado de las diez piezas que pidió, estiró los brazos al tiempo que suspiraba con pereza; el cementerio se encontraba desolado y ella lo agradecía, pues no era común ver a una adolescente con ropas góticas comiendo sushi frente a una tumba, menos en primavera y a plena luz del sol. No es que le importara lo que el resto pudiera llegar a pensar de ella en ese aspecto, pero sí reconocía que podía ser un acontecimiento inusitado. Posicionó los palillos desechables al interior de una bolsa de plástico junto al envase. Luego, una vez hubo realizado toda acción que aplazara el motivo principal por el cual ella se encontraba en aquel lugar, volvió su felina mirada hacia la estela de mármol.

Pronto, Shūko se percató de cómo el corazón le palpitaba con presura y hacía resonar su caja torácica; se llevó la mano al pecho, sintiendo las pulsaciones vibrar contra la tersa piel de su palma. ¿Por qué se ponía tan nerviosa ante la expectativa de hablar con su padre? Quiso reír. Tiempo atrás, Raiden le había dicho que cuando las personas morían se convertían en estrellas, por lo tanto, tras la súbita muerte de él, Shūko se apoyaba en la ventana de su cuarto y miraba el cielo nocturno, contemplando los astros centellear, mientras imaginaba que una de esas estrellas era él; entonces, empezaba a hablarle. Tenía entrenamiento en ello. Pero, de ser así, ¿por qué se sentía tan ansiosa frente a una simple estela en un terreno lleno de tumbas que solo diferían en el grabado de su superficie? La respuesta podía ser obvia para cualquier simple mortal: era un cementerio, y frente a ella se encontraban los restos de quien la crio. No era un lucero aleatorio, ni un producto de su imaginación. Era real.

Esta vez soltó un suspiro más pesado.

—¿Ya terminaste?

La voz cansada de su madre, Suyen, le provocó un respingo.

—Pensé que me habías abandonado —respondió con una evasiva, mientras alzaba la cabeza para encontrarse con la apagada mirada de la mujer.

—Fui a fumar. ¿Terminaste? —Shūko negó con la cabeza—. Apresúrate, tengo que ir a trabajar.

—Puedo volver sola a casa.

—No sabes tomar el tren.

Shūko se encogió de hombros.

—Aprenderé.

La pelirroja no la pudo ver, puesto que volvió su vista hacia la estela, pero se hizo la idea de que su madre rodó los ojos, fastidiada.

—Mientras estemos afuera no te puedo quitar los ojos de encima; eres un peligro para ti misma y para los demás. Habla con tu papá. Te daré quince minutos; si hasta ese momento sigues sin abrir la boca, te llevaré a rastras devuelta a casa.

La menor no tuvo tiempo para reclamar, dado que Suyen empezó a alejarse mientras sacaba otro cigarrillo de su bolso. Shūko frunció el ceño; nunca sería capaz de entender por qué una enfermera intoxicaría sus pulmones a propósito, pero su madre era así: extraña, contradictoria. Incluso la relación filial que ellas mantenían era rara: sus personalidades chocaban, no había similitud respecto a sus particularidades, ya que Suyen ni siquiera poseía una, y, por sobre todo lo demás, sus apariencias eran desiguales: a diferencia de la calidez que emanaba Shūko, la mujer era la frialdad convertida en un ente físico: su cabello era albino y lacio, su tez era blanca como la nieve y los ojos tan oscuros como el plomo.

Todos los niños y adolescentes que conoció antes de que la sacaran de la secundaria compartían diversas características con ambos progenitores, y ella se sentía excluida al ver que era una copia de Raiden, pero que no tenía nada que la enlazara con Suyen.

La mujer se perdió tras un mausoleo y Shūko despegó su mirada de la figura desaparecida de su madre, volviéndola hacia los restos sepultados de Raiden. La joven se dio unas palmaditas en las mejillas, como dándose ánimos, y se reacomodó en su lugar tras sentir las piernas entumecidas.

—Bueno... —Inició, sintiéndose un poco ridícula por hablarle a la nada fuera de la comodidad de su hogar—. Eh... ¿cómo se empieza? Hola, supongo, han pasado muchos años... Desde que te moriste, claro, porque esta es la primera vez que vengo a visitarte. Lo siento por eso, mamá no me deja salir de casa. Un poco sobreprotectora, ¿no?, o eso creo, no estoy segura.

››Yo... ni siquiera sé qué decir, me quedé en blanco. Siento que debería empezar por lo obvio, pero ¿qué es lo obvio? Ah... eso sonó muy filosófico. —Shūko empezó a divagar, mientras se balanceaba en su lugar—. ¿Sabes? Entré a la Academia Yūei; de hecho, mañana empiezan las clases. Te vine a dar las noticias demasiado tarde. Fue por recomendación y había mucha gente genial, pero no más que yo. Pensé que me encontraría a ya sabes quién en el examen, pero no sucedió y estoy aliviada; ahora... si resultó ser que hizo el examen general, pues me tocará llorar, pero ¿cuántas son las probabilidades de que me toque en el mismo salón? Incluso puede que no haya aplicado... ¿Por qué estoy hablando de otra persona si vine para contarte de mí?

››¡A lo que voy! Entré al curso de héroes, obvio; el abuelo estuvo ayudándome con mi particularidad durante estos años, es muy habilidoso, incluso si mi don no se parece al suyo. Es gracioso, porque me da la impresión de que lo comprende mejor que yo.

››¿Qué más? Eh... ¡Estoy nerviosa! ¿Sabías que mamá me sacó de la escuela? Estuve dos años enteros estudiando en casa y fue muy aburrido; también me alejó de mis amigos y cortó toda la vida social que tenía; ella es muy injusta y no la comprendo, dice que es para mejor, pero ¿qué tiene de bueno? Voy a vomitarme encima si llego a interactuar con alguien mañana; durante el examen me asusté mucho porque se hacían carreras en pareja y, aunque no me iba a poner a hablar en medio de la prueba, me daba nervios estar tan rodeada de gente. Ojalá se me quite pronto, ¿cómo voy a destacar si me pongo así? Además, quiero amistades, ya sabes, para las noches de chicas, hablar de gente famosa, ir al centro comercial y regalarles dibujos, pero me asusta no caerles bien.

››Es ahora cuando tú me dices que yo solo debo ser como siempre y dejar que todo fluya; lo intentaré, pero no aseguro nada. No me dirán nada en la academia por llevar perforaciones, ¿verdad? Espero que no. Vaya, hablarle a una tumba es divertido, ¿me estás escuchando? Lo dudo. —La pelirroja divisó por el rabillo del ojo como su madre se acercaba a su posición—. ¡Aaah! ¡¿En qué momento pasó el tiempo tan rápido?!

—Shūko, no grites, perturbarás el sueño de los muertos. —Suyen se inclinó a su lado y la agarró del brazo para ayudarla a levantarse—. Tú cargas con la basura —agregó una vez recordó que la menor estuvo comiendo—. Nos vamos, despídete.

La jovencita fingió lloriquear mientras su madre la arrastraba lejos del sepulcro.

—¡Espero convertirme en una heroína tan genial como lo fuiste tú, papá! ¡Te amo! —Se despidió; alzó su único brazo libre y lo movió de lado a lado, con la bolsa balanceándose y chocando con su extremidad.

Suyen miró la acción de su hija. Apretó los labios ante la idea de la menor siguiendo los pasos de Raiden y pensó: ‹‹No, Shūko, no puedo permitir que te conviertas en alguien como él››.


GLOSARIO

Hashi: palillos japoneses.
Norimaki: rollo de sushi envuelto en alga nori. Suele ser rellenado con distintos ingredientes.
Kanikama: palitos de cangrejo.

EISAHI SPACE

HOLA TANTO TIEMPO SIN VERNOS. NI SIQUIERA SÉ QUÉ ESTOY HACIENDO, SOLO SÉ QUE ME VEO GENIAL HACIÉNDOLO. Por qué estoy gritando.

Bueno llevaba días llorando porque quería actualizar, pero no sabía cómo iniciar el prólogo. Como se habrán dado cuenta, ya me iluminé. Me divertí mucho escribiéndolo una vez las palabras comenzaron a fluir y, de momento, me encuentro bastante satisfecha. Apliqué mis inexistentes conocimientos universitarios para completar este capítulo. Además, mi papá me regaló para mi cumpleaños un libro llamado «Mecánica de la escritura» y ya casi me lo terminé, así que se podría decir que evolucioné. Espero a futuro no arrepentirme de lo que escribí, puesto que realmente me gustó cómo quedó.

Jiji se vienen cositas (quiero seguir escribiendo en este fic porque es muy divertido se los juro). Espero que les haya gustado tanto como a mí !!!!

Hasta aquí mi reporte (ayuda tengo mucho frío).

Recuerden votar y comentar, así me demuestran su apoyo incondicional y el amor que me tienen; digo, el amor que le tienen a esta historia, claro.

Hasta la próxima <3

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