┍ Capítulo 17: Desesperación febril┚

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Fue como si le pegaran en el estómago y le quitaran el aire de un tajo. 

Trató de que su expresión no denotase que lo había atrapado, utilizando toda su habilidad de actuación para evadir la perspicacia del castaño. Sin embargo, sabía que NamJoon podía ver a través de su máscara siempre. 

No supo que responderle.

—¿Hyung? 

—¿Appa?

Hablaron al unísono, y SeokJin aprovechó para atender a la segunda voz para zafarse del dueño de la primera. Tanto NamJoon como SeokJin se giraron hacia las escaleras y por ende, hacia el rostro hinchado de JiMin. 

SeokJin sintió un escalofrío, y sus manos se cerraron instintivamente. Se deslió de su posición y se levantó usando de sostén al posabrazos del sillón. 

—¿Mochi?

JiMin se bajó del último escalón con sus cortas piernas extendiéndose para alcanzarlo. Luego, caminó lento hacia SeokJin, con los ojitos pegoteados y adormilados. 

Su rostro no tenía un color sano. Más bien, parecía inusualmente rojo y húmedo. 

Lo confirmó cuando se acercó por completo y envolvió sus bracitos alrededor de la cintura de su padre, pidiendo silenciosamente que lo alzara en brazos.

—¿Te sientes bien, cielo?— le preguntó, agarrándolo por debajo de las axilas y pegándolo a su pecho. El rubio miró preocupado a su esposo por encima del hombro.

Le acarició el cabello sudoroso al niño, y este cerró los ojos.

—Me duele... Appa.— lanzó un quejido, y el corazón de SeokJin dio un vuelco. Se volvió hacia NamJoon con el niño en brazos como un koala bebé, y se sentó en el sillón. 

—¿Qué es lo que te duele, Mochi?— NamJoon miró extrañado a SeokJin, y este movió los labios diciéndole que no sabía. 

NamJoon deslizó sus dedos por los cabellos de JiMin, ambos con la atención totalmente puesta en el azabache. 

JiMin volvió a quejarse.

—Aquí...— señaló su cabeza con una mano.

El moreno masajeó su pelo para proporcionarle un poco de alivio. 

—¿Te duele algo más, cariño?— JiMin respiró con dificultad, haciendo al corazón de SeokJin agitarse aún más. Lo sujetó con fuerza contra él y empezó a levantarse para llevarlo a su habitación de nuevo.

JiMin negó con la cabeza, y sus ojos volvieron a cerrarse lentamente. 

—Espera, Mochi, no te duermas.— su voz sonaba temblorosa mientras le hacía señas a NamJoon para que le consiguiera el botiquín. La cabeza de JiMin estaba tocando el costado de su cuello y cada vez más la sentía caliente.—Debo darte algunas medicinas ¿está bien? Luego podrás volver a dormirte.

JiMin tenía los ojos apenas abiertos, y movió sus labios cuando SeokJin terminó de hablarle.

—Appa...— dijo en un hilo de voz, y SeokJin miró desesperado a NamJoon, quién ya estaba trotando de vuelta a la sala con el botiquín en sus manos. 

—Ya, bebé. Papi trajo el botiquín.— NamJoon abrió el bolso, y sacó un termómetro junto con un jarabe analgésico, como leyendo los pensamientos de SeokJin, y se los pasó.

El rubio acercó el termómetro al oído del niño, y éste ni se movió. El aparato lanzó un sonido al detectar la temperatura y en la pantalla podía leer claramente:

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Oh, Dios.— susurró, cuando su voz se atoró en su garganta.—NamJoon, quédate con JungKook, volveré a Seúl.  

NamJoon vio la pantalla del termómetro segundos después de SeokJin, por ende reaccionó un poco más tarde. 

—Hyung, Seúl está a más de tres horas, su fiebre solo aumentará durante ese tiempo. Debemos buscar la forma de bajarla y luego llevarlo si es necesario.

SeokJin se tomó un momento para pensar, mirando a NamJoon. Tenía razón; si iba a Seúl sin bajar la fiebre de JiMin, entonces sería peor. 

Debía mantenerse con calma a pesar de que estuviera a punto de tener un ataque de pánico.

Sujetó a JiMin con fuerza contra él, sintiendo su respiración más pesada contra su piel.

—...Llena la bañera, entonces. ¡Joon!

Y NamJoon ya estaba subiendo las escaleras sin detenerse un segundo. 

SeokJin movió ligeramente a JiMin, tratando de despertarlo.

—Mochi, mírame.— llamó, quitándole el cabello de la frente sudada.—Bebé, por favor, despierta. 

JiMin gimió, y poco a poco abrió los ojos hasta que podía ver el brillo de sus pupilas. SeokJin soltó aire de forma tiritante, con el corazón en la mano.

—...Ppa...

—Sí, appa, Mochi. Necesito que tomes estas medicinas, cariño ¿bien? 

Sus ojos comenzaban a cerrarse de nuevo y SeokJin volvió a secarle la frente.

—...kay...-ppa. 

—Ese es mi niño.—sentado en el sofá, dejó a JiMin sobre su regazo mientras que sacaba la medida exacta del líquido y llevaba la cucharita a los labios del pequeño. Este movió casi imperceptible la boca cuando sintió el sabor, y luego de gemir, dejó caer su cabeza contra SeokJin de nuevo. 

No esperó nada más, y subió las escaleras con el peso muerto de su hijo y el de su corazón a cuestas. 



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