┍ Capítulo 4: Sana, Sana...┚

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JungKook estaba agarrado de la cuna, arrugando su carita mientras lloraba. 

¡A...ppa...!— chilló, al ver a SeokJin entrar al cuarto. El rubio, acercándose al bebé rápidamente, lo tomó por debajo de sus brazos y lo apoyó contra su hombro. 

—¿Qué sucedió, mi amor?— arrulló en su oído, paseándose por el cuarto tratando de hacer que su llanto fuera menos. JungKook continuó llorando contra el hombro de su padre, aferrándose fuertemente a su camiseta y de esa forma mojando todo a su paso.—Shh, ya pasó. Ya, ya Kookie. 

Mientras trataba de consolarlo, escudriñó la habitación para ver lo que podía haberlo asustado o molestado tanto. Sabía que los bebés solían tener aquellos ataques de llanto de vez en cuando, pero conocía a su bebé, y que lo estuviese haciendo no era por una razón como esa. Algo le había causado tanto malestar que lo hizo llorar de esa forma. 

Miró las ventanas, y estaban cerradas, por lo que un insecto no podía ser. Miró también dentro de su cuna, y estaba vacía... A excepción de una mancha inquietantemente de color rojo impregnada por una de las colchas. 

No recordaba haberla visto cuando lo había dejado allí. 

—...¡Appa!

Su corazón se saltó unos latidos al llegar a la única conclusión a la que podía. 

Con pesar, despegó a JungKook de su pecho aunque este lloriqueara más alto, lo sostuvo con una mano debajo de su nuca y con la otra le revisó rápidamente los brazos y el torso, buscando algún indicio de lo que creía que era. 

Hasta que halló el lugar cerca de sus costillas. 

Una mancha no muy grande de sangre se extendía por el osito de color azul, haciendo un contraste demasiado sádico para SeokJin. 

—Oh, Kookie.— volvió a abrazarlo contra su pecho, ignorando lo pesado que se volvía su corazón, y los pensamientos de que había sido un padre pésimo que le llenaban la cabeza.—Lo siento. 

¿Como había sido tan descuidado como para dejar que se lastimara así? Debía haber revisado la cuna antes de ponerlo ahí como si nada. 

Eres un idiota, SeokJin.

Sin pensar nada más, salió casi trotando hacia el cuarto de baño en busca de un botiquín. Agradeció a NamJoon mentalmente por tomarse el tiempo de colocarlo dentro de la compuerta del espejo, y lo sacó con una mano. 

Salió del lugar y bajó las escaleras hasta la sala donde estaba JiMin, acostó a JungKook sobre uno de los sofás (ya que JiMin estaba sentado en el suelo completamente embelesado por la televisión) para revisarle la herida. 

El pequeño ya no lloraba tanto, pero aún cortos hipos salían de sus labios. SeokJin se preparó mentalmente, y le quitó el osito, bajándolo hasta poco más de su estómago. 

Por lo menos, no era un corte grande. Era casi un rasguño, solo que la piel de Kookie era tan sensible que probablemente el roce de la tela contra ella lo había hecho sangrar. 

Dejó salir un suspiro de alivio, y comenzó a atender la herida. 

Mientras tanto, JiMin había escuchado el llanto de JungKook por lo que se había acercado hasta el sofá, haciendo un puchero. 

—¿Qué le pasa a Kookie, Appa?

SeokJin sacó un algodón, lo empapó con alcohol, y lo pasó por el rasguño. JungKook chilló.

—Se lastimó, JiMin.— Terminó de desinfectar, y metió todo las cosas que había sacado de vuelta al botiquín.

Se acercó al rostro profundamente rojo de JungKook y besó su frente a modo de disculpa. Eso pareció calmarlo. 

—¿Estará bien, Appa? 

—Sí. Claro que sí.— El rubio se limpió el sudor de la frente con un brazo, y miró a JiMin.—Oye, Minnie. Creo que es hora de un baño ¿Verdad? 

JiMin negó con la cabeza fervientemente.

—Appa...

—Te darás un baño con Kookie. ¿No quieres eso? 

El niño pareció considerarlo. Miró al bebé, a su padre, y luego al bebé de nuevo. 

—¿Podemos jugar con el Señor Cuak? 

—Y con la Señora Pulpo también, si quieres. ¿Qué dices? 

La mueca de desgana de JiMin fue reemplazada por una de felicidad. Comenzó a dar saltitos, y se acercó a JungKook, quién lo miraba curioso. El bebé extendió sus brazos para tocar el rostro de JiMin. 

—¿Escuchaste, Kookie? ¡Vamos a jugar mucho!

—...Imi...Min...— balbuceó, tratando de decir el nombre de su hermano. 

SeokJin los observó a ambos con una sonrisa suave. Pero no pasó mucho para que los pensamientos tóxicos lo invadieran de nuevo.

¿Qué tal si los lastimaba de nuevo? 

¿Realmente era apto para ser padre? NamJoon sí, definitivamente, ¿Pero él? 

¿Qué tanto podría ofrecer alguien como él? ¿Y si los lastimaba y se los quitaban?

No podría vivir con ello. 

—¿Podemos ir ya, Appa?

SeokJin salió de sus cavilaciones, sin mostrarles lo que realmente estaba pensando, y asintió. Volvió a alzar a JungKook y dejó que JiMin liderara el camino hasta el baño.

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