┍Spin Off Parte 2/4┚

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HoSeok

-HoSeok-ssi, el doctor Min te ha venido a visitar.

Mina le avisó mientras pasaba cerca de donde estaba cargando unas jeringas lentamente, y HoSeok asintió sin decir nada.

Ya esperaba que YoonGi hiciera eso. En realidad, lo había esperado mas temprano, pero no habia acertado el tiempo.

Aguantó un suspiro y dejó su trabajo, que en realidad ya había terminado pero no tenía ganas de completar fichas aun, para encaminarse hacia la puerta.

Al salir vio a YoonGi recostado contra el pasillo con los brazos cruzados sobre su pecho, sus labios parecidos a los de una muñeca torcidos en una mueca seria.

Aun así, le sonrió a HoSeok cuando lo vio llegar.

-¿Qué haces, hyung?

-¿Qué te parece que hago? Vengo a ver que estés bien.

HoSeok resopló, colocando sus manos en su cintura.

-Lo agradezco, pero no quiero que te preocupes por mi.

-Me pides lo imposible, Hobi.- el azabache dobló las cejas, luciendo desolado. HoSeok lo odió. No queria ver ese tipo de expresiones en YoonGi.-Necesito saber que enserio estás bien. Anoche ni siquiera dormiste, y ahora ya estás trabajando como si lo hubieras hecho.

-Es mi deber.

-Tienes que estar bien antes que todo.- YoonGi sacudió la cabeza.-Podrías haber pedido un descanso hoy.

-No quiero pensar demasiado en lo que pasó, hyung, y quedándome solamente haría eso ¿entiendes? Por eso no quiero que te preocupes; mejor enfócate en tus pacientes y todo...-

-Siempre voy a preocuparme por ti, Hobi.- YoonGi le agarró del antebrazo gentilmente, y se acercó para hablarle mas de cerca.-Ya deja de pensar que me es fácil por un segundo verte sufrir, porque no lo soporto. Desde que amaneció... no lo he podido olvidar ¿sabes? Me sentí... tan inútil.

-Hyung...- HoSeok negó con la cabeza, aminorando su tono recriminante.-Hiciste lo que pudiste, y estoy agradecido por ello. Tú haces que todo sea llevadero. Por favor, hyung.- el pelirrojo decidió echar todo por la borda y finalmente colocar la palma de su mano contra la mejilla de YoonGi. Él tampoco aguantaba verlo sufrir.-Estaré bien. Estoy bien, así que puedes estar tranquilo. Ya sabes que si sucede algo te llamaré.

El azabache se le quedó mirando, como si tuviera una batalla mental y la parte que no quería estuviera ganando. HoSeok esperó a que este reaccionara para poder mover su mano.

El doctor suspiró, y asintió, pero en sus ojos aún vio la tempestad de hace rato.

-Confío en ti. ¿Nos vemos para el almuerzo?

-Creo que esta vez no. Resulta que tenemos que hacer mas inventario y ya sabes quien debe estar ahí para controlarlo.- fue el turno de HoSeok de suspirar.-Aunque... ¿hoy no era el simposio?

El azabache se quedó estático luego de que hubiera mencionado eso, y HoSeok de inmediato supo que su prometido lo habia olvidado por completo.

-Mierda, tienes razón. ¿Era a las...?

-A las dos.

-Tengo dos horas, demonios. ¿Por qué nadie me volvió a hablar de él? Lo hubiera recordado.-Se pasó una mano por el rostro y HoSeok se alejó de él, entre divertido y preocupado.-Gracias, ángel. Me salvaste, otra vez.

-Para eso estoy.

-Claro que sí. Ya me voy, entonces.-YoonGi le sonrió una última vez y HoSeok lo despidió con una mano, pero antes de entrar de nuevo a la sala, se recostó contra el frío de los ladrillos de la pared blanca para cerrar los ojos.

Estaba cansado, pero cada vez que veía negro detrás de sus párpados, la cara de su madre se dibujaba como en la pantalla de la tele y le sonreía tan cínica como en vida; como si se estuviera burlando de su hijo aun muerta.

"Nunca te librarás de mí, hijo."

Era como si volviera a sentir la quemadura en su lengua con el recuerdo. La aguja clavada en su nuca, el bozal atado alrededor de su rostro, y las manos rudas, ásperas...

-HoSeok-ssi, ¿estás bien?

HoSeok abrió los ojos para sonreírle a la chica.

-Sí, gracias, Mina. ¿Necesitas algo?

Mina sonrió de vuelta, aliviada, y alzó una caja que traía hasta la altura de su pecho.

-Necesitaba llevar estos de vuelta a la sala 3-B de Pediatría, pero me llamaron para más exámenes rectales y eso está del otro lado.

-Uy, mis pésames.

-Gracias, HoSeok-ssi.- hizo una especie de mohín. Sabía lo horrible que era aquello.-¿Me preguntaba si podrías...?

El pelirrojo lo entendió sin que terminara la pregunta.

-Por supuesto.- mantuvo su sonrisa mientras estiraba las manos y le quitaba la caja a Mina.

Esta hizo una reverencia, con las manos sobre su pecho.

-¡Gracias, HoSeok-ssi! ¡Te debo una!

No supo como responder a eso, realmente.

Se bajó en la parada del autobús con las piernas un tanto vacilantes. Miró a su alrededor, a la concurrida calle en la que habia decidio bajarse sin saber realmente por qué.

Tenía algo que ver con la tienda que estaba a unas cuadras, pero realmente había dejado de pensar en ello luego de que la escuchara por primera vez.

Hubiera ido directo a casa, pero sabía que en el momento en que estuviera solo, sería peor. Al menos el bullicio de la calle lo mantenía a salvo de lo que sea que ella quería.

Debia haberlo previsto. Debía haber sabido, pero no lo habia querido aceptar.

Respiró con ritmo, obligándose a contar sus respiraciones para no perder el hilo, y decidió ir a la tienda a la que inconscientemente estaba caminando.

Entró sin más, y respiró profundo el aroma constante de aromatizante de coco dentro del lugar.

"Hope..."

Leyó desde lejos los carteles de cada sección, sus zancadas se acrecentaron conforme buscaba el pasillo que quería.

Demasiadas letras, demasiados colores.

"HoSeok-ah"

Captó entonces el lugar que buscaba, y esquivando algunas personas, se dirigió allí.

El pasillo estaba repleto de paquetes de sal, asi que tomó el primero que encontró con los dedos doblandosele mas de la cuenta.

Continuó su camino en piloto automático, porque aquel conocimiento y lo que estaba haciendo no le pertenecían. Ya no, al menos.

Pero no había otra forma.

Ella se estaba acercando.

"Hope, ¿no ves lo sucio que estás?"

Sus manos querían arrastrarlo de vuelta. ¿Las manos de ella? ¿O las manos de él?

Cargó en sus brazos la sal y las velas. Estaba consciente de que aun faltaba algo.

Caminó sin rumbo por un momento, pasando la sección de elementos para el hogar.

"Hope, me haces tan feliz."

Se detuvo abruptamente, su corazón bombeando a mil.

"Puedo hacerte feliz, HoSeok-ah."

-Hope.

HoSeok se dio la vuelta, aun si sus mechones taparan su vista. Frente a él había un espejo, y su rostro le devolvió la mirada.

Tragó saliva con fuerza, dando unos pasos hacia adelante.

Su imagen se acercó cada vez más, mientras intentaba ver lo que parecía ser que se asomaba por detrás de su hombro.

Y entonces su imagen ya no era él.

El rostro de su madre, tan espantoso como debió haberse visto en el momento de su muerte, apareció en el espejo frente a sus ojos, con una expresión de espanto y muerte pintado en sus rasgos.

Ahogó un grito y dio unos pasos hacia atrás, sin despegar su vista del objeto.

Chocó con alguien al hacerlo, y HoSeok se apresuró a murmurar disculpas aunque ya no entendiese qué era lo que estaba pasando.

-Ey, tranquilo... ¿HoSeokie?- era una voz familiar, pero HoSeok se sobresaltó igual cuando este le tomó del hombro para fijar su vista.

"HoSeok-ah"

Ojos marrones cálidos, redondos, le sostuvieron la mirada.

"Hope."

-J-Jin-hyung.- gimoteó, perdiendo el ritmo de sus respiraciones finalmente.

-¿Qué haces aquí, Hobi? Estás... Oh.- el mayor lo sostuvo con mayor firmeza.-Está bien, ¿okay?

HoSeok intentó inconscientemente mirar al espejo de nuevo, como si el hecho de dejar de mirarlo haría que ella se materializara, pero Jin se colocó en frente, como si algún sexto sentido le dijera que ese era el problema.

Lo cubrió con sus anchos hombros, y HoSeok se vio obligado a volver a mirarlo.

-HoSeok, está bien.

-¡Es... Es ella, hyung!- lloró, sucumbiendo ante el agarre de Jin.

-¿Quién? ¿Qué...?

-¡Ryun!- decir su nombre quemaba.-¡Es... Es un jodido parásito!

-HoSeok.- su voz era suave, pero firme, como su agarre.-Ryun está muerta.

El pelirrojo sacudió la cabeza, todavía soltando sollozos secos, apenas y manteniéndose parado.

-Ella... está aquí, hyung. Aún no se ha ido. Q-Quiere llevarme.

-Hobi...-El mayor lo atrajo hacia él y, envolviendo su espalda cuidadosamente, lo apretó contra su pecho. HoSeok apretó los párpados temblando.-Vamos a casa.

"Me perteneces, HoSeok."

-Adelante, HoSeokie.- Jin le dio un empujoncito en la espalda, y HoSeok se movió. Se quitó los zapatos en la entrada, y miró a SeokJin cerrar la puerta y hacer lo mismo.-Joon estaba con los niños, así que de antemano, disculpa el desastre.

Jin sonrió de lado, y HoSeok no tuvo la energía suficiente para poder hacerlo también, aunque quisiera.

El ya no tan rubio- puesto que se estaba dejando las raíces oscuras crecer, y ahora su pelo se veía como un helado de tiramisú.- suspiró, y gesticuló hacia la puerta para hacerle entender que pasara a la sala.

HoSeok obedeció, en silencio, demasiado absorto en sus pensamientos.

-¿TaeTae?- salió de los labios de Jin antes de que HoSeok pudiera decirlo también. En cuanto entraron a la sala, ambos divisaron al pequeño recostado en el sofá, con una manta cubriendole todo el cuerpo menos la cara.

Estaba mirando la televisión, pero al escuchar a Jin, se sentó como un rayo.

-¡Appa!

Jin se adelantó a HoSeok, con las manos extendidas hacia el frente.

-¿Qué haces aquí solo? ¿Y los otros?

El niño sonrió perezoso, con los ojitos extrañamente brillantes.

-Les conté un cuento para dormir y lo hicieron, appa.

Jin ladeó la cabeza, y chasqueó la lengua.

-Tienes que dormirte tú también, TaeTae. Especialmente tú.

-Quería saludar a Hobi-hyung, appa.- hizo un puchero, y HoSeok enarcó una ceja, sorprendido. TaeHyung se inclinó, y sus penetrantes ojos claros se fijaron en HoSeok.-Hola, hyungie.

Jin tardó en procesarlo un rato, pero no preguntó como sabía que HoSeok vendría con él. Asi que el pelirrojo caminó hacia el niño, y pudo darle una pequeña sonrisa.

-Hola, TaeTae.- él se descubrió un poco mas el rostro, y solo entonces notó su nariz roja y sus mejillas del mismo color.-¿Resfrío?

Jin asintió y Tae sacó sus manos de debajo de la manta.

-Abrazo, hyung.

Mientras el pelirrojo cumplía con su deseo, SeokJin resopló.

-Según el nutricionista es por falta de vitaminas. Aunque se las demos, aun le queda mucho, según él, ya sabes...

El enfermero colocó a Tae en su regazo, y se sentó, porque el castaño parecía tener ese efecto en él. Este se acurrucó contra su hombro y lo miró fijamente.

HoSeok también lo hizo, pero con un dejo de tristeza. El niño era realmente delgado todavía, y sentía que podría quebrarlo si lo tocaba mal; y todo gracias a la pobre excusa de madre que tenía.

Justo como él.

-Ahora estoy comiendo muuuchas verduras, hyungie, como me dijiste.- sonrió y HoSeok le quitó los mechones de pelo del rostro.

-Me alegro, TaeTae.

-Y me duermo temprano. ¿Lo estoy haciendo bien, hyung?

-Así es, pequeño. Estoy muy orgulloso de ti.

-Entonces ya no estés triste, hyungie.- TaeHyung tocó el rostro de HoSeok y este miró directamente al increíble avellana de sus ojos. Era como si mirara dentro de un panal de abejas, o el sol al atardecer, enmarcado por pestañas gruesas y negras.-No quiero que estés triste. Nosotros vamos a cuidarte.

El pelirrojo se quedó sin palabras, tanto por la exhuberancia de emociones que aquellas palabras le hacían sentir, como por lo hipnóticos que eran aquellos ojos.

Si estos eran las ventanas del alma, podía ver el futuro entero a través de los de TaeHyung.

-... Gra... Gracias, TaeTae...- tartamudeó, con las lágrimas en sus párpados. Desvió la mirada para limpiarse, y Jin intervino.

-TaeTae, tienes que ir a descansar. Hyung también está cansado.

-¡Voy a dormir aquí, appa!

-TaeHyung...-

-¿No te molesta, hyung?- el niño le tocó el cuello, y HoSeok negó simplemente. Tomándolo como un permiso, entonces, el menor se recostó contra HoSeok y cerró los ojos.

El enfermero alzó la vista hacia Jin, quien se apretaba las sienes.

-Este niño... Y sí.- el ex-actor se sentó en el sofá.-Siempre es así.

HoSeok no supo a cual de las cualidades del pequeño se refería, pero lo aceptó de todas formas.

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