Capítulo 41

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— ¿Entonces? ¿Cuál es el maldito plan?

Elliot gruñe mientras se balancea en mi silla de caoba oscura, con las manos apoyadas detrás de la cabeza.

— ¿Qué esperas que yo haga?

— No sé, alguna de tus jodidas locuras... ¡Ya sé! ¡Compra el edificio y desaloja a todos!

Sonríe y aplaude como si eso resolviera el maldito asunto.

— No voy a comprar el edificio — Le gruño molesto — Usa tus contactos y haz que clausuren el establecimiento.

— ¿Clausurarlo? Eso serviría solo por una semana. Oye, ¡Ya se! Págale a la instructora unas vacaciones en la playa.

— ¿Qué crees que soy? ¿La jodida caridad?

— ¡No pienso volver a esa maldita clase!

— Pues no vayas, dile a Katherine que cambiaste de idea.

— No, llama tú a tu esposa y dile con tu jodida voz de jefe que se cancela — El idiota sube sus asquerosas botas sobre mi escritorio.

— Fue idea de tu esposa, tú deberías arreglarlo — le gruño en respuesta — Y baja las jodidas botas lodosas de mi costoso escritorio.

Elliot se mira los pies, pero solo los sacude esparciendo tierra sobre mis documentos.

— ¡Jodido idiota!

— ¿Qué? Es tierra de tu casa, eso hace que sea tu tierra.

— ¿Mi casa? — El rubio solo asiente — ¿La casa de Broadview está lista?

— Si, ¿No te lo dije? — se rasca la cabeza mientras piensa — Mierda, olvidé que a eso venía.

— Eres un imbécil, Elliot. ¿Por qué no lo dijiste antes?

Tomo el teléfono de mi escritorio y busco el contacto de mi esposa. A esta hora aún debe estar en la editorial, pero alistándose para la estúpida clase.

— Ana — Le digo apenas contesta.

— ¡Hola mi amor! ¿Qué pasa?

— Nena, Elliot me llamó para decirme que la casa de Broadview está lista para nosotros y como me interesa que nos mudemos antes de que nazca el bebé, estaba pensando que deberías encargarte de la decoración.

— ¿De verdad? ¿yo?

— Si. O si lo prefieres podemos contratar a una diseñadora de interiores, solo que creo que debería ser tu proyecto. ¿Te gustaría iniciar hoy con las compras?

Ella no dice nada, así que aprovecho para seguir hablando. Sé que cuando hablo sobre el bebé, ella siempre escucha.

— Podríamos volver a Pottery Barn Kids, comprar algunas cosas. ¿Por qué no invitas a Mía? Y a Katherine, podrían pasar una tarde de chicas.

La escucho reír suavemente y sé que la convencí completamente. Lo que no tomo en cuenta es que ella perece haber aprendido a leer mis intenciones.

— ¿Tarde de chicas? Muy listo, Señor Grey, eso lo libra de la clase de Lamaze una vez más. Pero está bien, si insistes, iré de compras con Mía.

Me despido de ella y termino la llamada con una gran sonrisa.

— Estoy fuera de la maldita clase — Me río.

— Bastardo idiota, ¿Y yo qué?

— Pues no sé, habla con Katherine. Si quiere acompañar a Ana podrías librarte también.

— Hablando sobre compras y Broadview. ¿Podemos volver al punto en el que te ofreces a regalarme una casa junto a la tuya?

— ¿Qué? — gruño con el ceño fruncido — Creí que había quedado claro, es un jodido no.

— ¿Pero por qué? — Chilla haciendo berrinche — Me gusta mucho la tranquilidad de ese lugar, ¡Vamos Christian! ¡Sé un buen hermano!

— ¿Y aguantarte todos los días por el resto de mi vida? ¿Por qué querría hacer eso?

— Porque me amas, soy tu hermano favorito — Enumera con sus dedos — Doy fiestas asombrosas y podría cuidar a tu bebé de vez en cuando.

— ¿Tú o Katherine? — Él rueda los ojos.

— Es lo mismo. Como sea, me ofrezco a pagar por la casa, solo dame el contacto de la persona que consiguió la tuya y haré el resto.

— ¿Puedo pensarlo?

— No — La jodida sonrisa en su boca me altera los nervios — Tal vez Kate pueda hablarle a Ana sobre las ventajas de ser vecinas.

— Bien, no lo menciones, te conseguiré la jodida casa. ¡Pero tú vas a pagarla!

— Claro. Dame un cheque por mis maravillosos servicios como tu constructor de confianza.

— ¡Largo! ¡Ahora! — gruño y señalo la puerta de mi oficina.

— Idiota... — susurra cuando se levanta.

Me hace una seña con su dedo medio cuando sale de la oficina, como si eso fuera a alterarme de alguna forma.

Mierda.

¿Elliot de vecino? No quiero ni pensarlo. Pero es tan obstinado que si dejo esto en sus manos, conseguirá la jodida casa de al lado.

— ¡Andrea! — Le grito desde la puerta abierta.

— ¿Señor Grey?

— Consigue el número de la mujer de la inmobiliaria que me consiguió la casa en Broadview y llámala. Dile que Elliot quiere una casa en la zona, pero no la casa de al lado de la mía, ¿Entendido? — La miro a los ojos para enfatizar mis palabras — No lo quiero de vecino, ni en la misma cuadra que la mía.

— Por supuesto, señor Grey. Pasaré su mensaje.

Andrea sonríe ante mi encargo tan extraño y sale de mi oficina antes de reírse, lo sé. Cuando miro de nuevo la hora, es casi la hora de descanso de Ana.

Y como si la hubiera llamado con la mente, un mensaje suena en mi teléfono con su nombre como remitente.

*Señor Grey, le complacerá saber que su hermana ha aceptado acompañarme a Pottery Barn Kids. Pero como sabrá, su hermana tiene gustos extravagantes y lujosos, así que me ha pedido que lo invite a usted a traer su chequera para las compras. Besos*

Mierda.

Debí pensar mejor antes de sugerir que mi chiflada hermana fuera su acompañante. No es que me moleste que haga uso de mi dinero, Ana es mi esposa y sabe que puede disponer de él a su antojo.

Lo que no me convence completamente es la parte de “extravagante” en el extenso mensaje. Y como no quiero quedarme en la incertidumbre, salgo de mi oficina a toda prisa para reunirme con mi esposa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro