𝐨𝐢𝐢. the dominoes cascaded in a line

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02. 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐎𝐌𝐈𝐍𝐎𝐄𝐒 𝐂𝐀𝐒𝐂𝐀𝐃𝐄𝐃 𝐈𝐍 𝐀 𝐋𝐈𝐍𝐄.
messages ㅤㅤ+ㅤㅤ real life

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ㅤㅤㅤㅤㅤEL VUELO A NUEVA YORK se convirtió en un oasis de serenidad para Mary. Mientras cruzaba los cielos, se permitió el lujo de sumergirse en una profunda meditación para "purificar su aura", como solía decir. Había preparado meticulosamente una lista de reproducción de YouTube para que coincidiera con las dos primeras horas de su vuelo, antes de la videollamada que programó con su hermano mayor, August Stone.

Cada video había sido seleccionado con cuidado para abordar y liberar tres emociones específicas que habían estado pesando sobre ella: el miedo, la tristeza y la ansiedad. A medida que las guías y los sonidos ambientales fluían a través de sus auriculares, Mary sentía cómo esas cargas emocionales se disipaban y se evaporaban en el aire de la lujosa cabina. Finalmente, se sentía limpia.

En el aeropuerto, August la esperaba con ansias. Durante las últimas horas del vuelo, él se había comunicado con ella para organizar un encuentro en su casa después de meses de aislamiento de la joven cantante. Le ofreció su departamento como lugar de preparación para el evento de Roy. A Mary no le pareció extraño en absoluto que Roy hubiera invitado a August dos meses antes; después de todo, Roy siempre era minucioso con sus planes y seguramente sabía que reunirla con sus personas favoritas sería el antídoto perfecto para sacarla del oscuro pozo emocional en el que se encontraba. Y como usualmente, tenía razón.

El departamento de August era una auténtica joya de la ciudad. Con vistas panorámicas de Nueva York, era lo suficientemente amplio como para acomodar a una multitud y aún así dar la impresión de que ocho personas eran pocas. Los maquilladores y estilistas paseaban aquí y allá, preparando las cosas que usarían en los famosos hermanos. El husky de August, "Artie", saltaba alegremente alrededor de Mary, otorgándole satisfacción con su energía juguetona. Ella se agachó y lo acarició con movimientos exagerados.

—Me extrañaste, ¿verdad? —Artie se tiró al suelo, panza arriba y Mary rascó su panza con intensidad, acto que provocó el movimiento consecuente de su pata—. ¡¿Verdad?! ¡Sí, sí!

Fue un respiro bienvenido después de un período de tanta oscuridad. Mary anhelaba la sensación de que, finalmente, todas las piezas de su vida se estaban alineando de nuevo.

—¿Viniste a verme a mí o a él? —cuestionó August de repente, trayendo dos vasos de café para él y su hermana.

—Sólo te descuidé dos minutos. —respondió ella con una risita.

Se sentaron en el diván de la sala y August dejó el vaso frente a ella.

—Y meses. —Agregó él.

—Touché —Mary miró a su alrededor mientras sostenía el vaso entre sus manos frías, el calor del ambiente comenzaba a hacerla sentir a gusto—. Siempre te gustaron los lujos.

—Habla la que tiene cuatro casas.

—Tienes dos —le recordó ella—. Te daré tres años más y necesitarás una en algún campo.

—No lo sé... —August tomó un sorbo de su café y se quedó pensativo, observando la hipnótica danza de las llamas en la chimenea artificial—. Me gusta la ciudad. El silencio me da mal humor.

El contraste en sus preferencias era evidente. Mientras que Mary a veces detestaba el ajetreo de la ciudad, August parecía prosperar en medio de todo esto.

—Somos como el día y la noche, decía papá. —Mary esbozó una sonrisa mientras alzaba su vaso de café con delicadeza.

August asintió, tomando otro sorbo de su café.

—Y funcionamos bien así. Tú me arrastras a la tranquilidad de vez en cuando, y yo te recuerdo que a veces, un poco de caos no está mal.

Mary rió, pero su sonrisa se desvaneció rápidamente, sustituida por una expresión de culpabilidad.

—Lo siento por desaparecer.

—Te entiendo —respondió August con comprensión, colocando su taza de café en la mesa—. Pero mamá no. Estuvo preocupada.

—Lo sé, lo sé —dijo Mary, mirando su café con pesar—. Hablé con ella un par de veces, pero no lograba continuar las conversaciones con la emoción que ella siempre espera.

August la observó detenidamente.

—Te veo bien ahora. Estará contenta cuando te vea así.

—Y yo espero que dure... —dijo Mary. Pasado dos segundos se enderezó de golpe y asumió una actitud más segura—. Quiero decir, durará ¡durará porque yo lo digo!

August se quedó perplejo, frunciendo el ceño ante el cambio repentino de su hermana.

—¿Qué estás...?

—Estoy manifestando, deberías intentarlo.

En ese momento, Carissa, la maquilladora, interrumpió la conversación con cordialidad.

—Señor Stone, señorita Stone, ya podemos empezar —anunció.

August asintió hacia Carissa mientras ella se retiraba.

—Bueno —Mary se levantó y dejó su taza de café en la mesa—, básicamente, declaras lo que quieres al universo. Pero debes sentirlo, vivirlo como si ya lo tuvieras.

Ambos se dirigieron a la siguiente sala, donde todo estaba cuidadosamente dispuesto para la preparación. Se sentaron en sillas frente a espejos rodeados de luminosas lámparas.

—Entonces, universo —comenzó August con voz exagerada, cerrando los ojos mientras Carissa le aplicaba con suavidad un ligero toque de polvo—, quiero una novia. Ah, qué maravilloso, siento cómo me acaricia el...

—¡No, no, cállate! —exclamó Mary, tapándose las orejas.

—...Cabello. —Terminó diciendo August, soltando una risa traviesa—. Qué mal pensada eres.

—No oigo nada, soy de palo —bromeó Mary con semblante serio, mirando a Carissa por el espejo, quién se acercaba a ella, como el resto de los maquilladores—. Ahora, por favor, hazme bella, Cari.

La transformación que los llevaría al evento de Roy Groven, comenzó. Carissa, la maquilladora de siempre y sus ayudantes, comenzaron a trabajar con precisión y delicadeza. El objetivo era realzar la belleza natural de Mary y darle un toque de misterio y sofisticación acorde al evento. Los colores que tenían protagonismo en el evento eran negro y dorado, así que el equipo se basó en esto para Mary.

El maquillaje se inició con una base suave y luminosa que unificaba su piel y le daba un brillo sutil. Los ojos de Mary fueron el centro de atención; se aplicó una sombra de ojos dorada qué se difuminaba en el final con una terminación de sombra negra y un toque de eyeliner negro que hacía que sus ojos resaltaran en rasgos felinos. Las pestañas se rizaron y se añadió máscara para darles volumen. Sus cejas, definidas pero naturales, enmarcaron el conjunto con elegancia.

Los labios de Mary recibieron un tono de rojo borgoña. Carissa y los demás, cuidadosamente, perfeccionaron cada detalle, y Mary se miró en el espejo, impresionada por la transformación. Su rostro brillaba con un brillo sutil y misterioso.

En cuanto al vestuario, Mary decidió llevar un vestido de gala que combinara perfectamente con los detalles de su maquillaje en negro y dorado. Escogió un vestido largo de encaje negro. El vestido presentaba un encaje intrincado que se extendía desde el escote hasta el dobladillo, añadiendo un toque de misterio y sensualidad al look.

Lo que hacía que este vestido fuera particularmente deslumbrante era el forro dorado que lo subyacía en la parte de la falda negra tipo tul. Este forro dorado daba vida a la transparencia negra de la falda, creando un efecto visual espectacular. A medida que Mary se movía, el dorado brillaba a través del tul, añadiendo un brillo sutil a su conjunto.

El vestido tenía un escote en V que realzaba su elegante cuello y unos tirantes delgados que caían con gracia sobre sus hombros. La cintura estaba ligeramente ajustada, destacando su figura con elegancia. La falda del vestido, larga y fluida, se abría con elegancia a medida que descendía, dejando entrever una pierna.

Los estilistas complementaron con unos zapatos de tacón alto en negro y toques dorados que hacía juego con el vestido. Optaron por joyas sencillas pero impactantes, llevando unos pendientes dorados en forma de gota que destacaban contra el encaje negro. Su cabello largo y rubio se alisó y se dejó suelto. Y un par de guantes largos de encaje negro le daban el toque final al conjunto.

Por su parte, August estaba siendo atendido por su estilista personal. Su traje era una obra maestra de la alta costura. El esmoquin negro estaba hecho a medida y se ajustaba a la perfección a su esbelta figura. La camisa dorada de seda hacía juego con su corbata negra, que tenía unos sutiles detalles de brillo dorado. Zapatos negros de cuero negro sintético fueron los últimos detalles y lo más distintivo de su atuendo era la capa larga de terciopelo negro que caía elegantemente desde sus hombros, añadiendo un toque dramático.

Su cabello fue peinado con un toque de gel para lograr un aspecto pulido y moderno. Como un sello de los hermanos, ambos llevaron máscaras parecidas. La máscara de Mary era una obra maestra de encaje negro, adornada con intrincados detalles de filigrana y pequeñas gemas incrustadas que brillaban con cada movimiento. Mientras que la máscara de August llevaba los mismos detalles, pero la suya era de terciopelo y con una terminación más masculina.

—¿Estamos bien con el horario? —preguntó August a Mary, mirándose al espejo y tarareando una canción de Dua Lipa que se escuchaba en la TV.

Mary frunció el rostro, recordando la existencia de su celular por primera vez desde que llegó. Corrió hacia el primer living, dónde había dejado su cartera y abrigos sobre el diván. Artie estaba recostado sobre su abrigo, tomando una profunda siesta. Ella abrió la cartera con cuidado de no despertarlo y metió la mano para sacar el teléfono. Luego, se alejó de puntillas hasta la cocina.

Mary, todavía inmersa en el ambiente de la preparación para el evento, desbloqueó su teléfono y se encontró con una serie de notificaciones sin leer. Sus ojos recorrieron la pantalla y se detuvieron en el nombre de su amiga Emma, cuya foto de perfil sonreía alegremente.

Cuando vio las llamadas perdidas y los audios sin escuchar, una sombra de preocupación cruzó su rostro. Inmediatamente, abrió el chat con Emma y notó el primer mensaje:

Mary frunció el ceño, sintiendo que algo estaba fuera de lugar.

—¡Gus, baja el volumen! —le gritó a su hermano, pero él no pareció escuchar.

Sin perder tiempo, Mary tocó el primer audio de voz y se acercó el parlante del teléfono al oído. E escuchó la voz de Emma, notando cierta ansiedad en su tono.

"Hola, Mary, cielo, ¿cómo estás?" comenzó Emma. "No quiero preocuparte, lo siento desde ya. Seguro te estás preparando, yo aquí todavía no empecé. Me estoy tomando unos chupitos y..." El audio se cortó abruptamente, dejando a Mary con la incertidumbre de lo que estaba sucediendo al otro lado.

Antes de que pudiera procesar completamente lo que había escuchado, otro audio comenzó a reproducirse, esta vez de Roy, cuya voz sonaba urgente: "¡CONNIE NO QUIERE IR AL EVENTO, TENEMOS QUE HACER ALGO!"

La preocupación de Mary creció a medida que continuaba escuchando. El último audio, nuevamente de Roy, resonó tan fuerte en la cocina, que Mary cerró los ojos y tuvo que alejarlo de su oreja. Roy gritaba desesperadamente: "¡VEN YAAAAAA!"

Ella corrió hacia dónde se encontraba August, con el teléfono entre sus manos, tecleando una respuesta para Emma. Sus tacones resonando en el suelo continuamente.

Cuando pasó el umbral del segundo living, dónde los estilistas y maquilladores comenzaban a guardar sus cosas en grandes maletas, encontró a su hermano mayor sacándose fotos con su teléfono.

—Algo está mal, ¡necesitamos irnos ahora! —Caminó de un lugar a otro mientras hablaba, interrumpiendo la sesión de fotos de August. Sin embargo, el rubio siguió en lo suyo y eso provocó que Mary se detuviera y se cruzara de brazos—. Deja la selfies, Gus, ¡Connie me necesita!

August se giró para tomarse una foto con su hermana, haciendo que Mary salga con cara de que le urgía acogotar a su hermano con la corbata que llevaba puesta. El sonido de la cámara se efectuó y él bajo el teléfono para mirar la foto que había tomado.

—Genial —Una sonrisa socarrona se formó en sus labios—, está perfecta para subirla como story.

—Ni se te ocurra subir eso.

—Oblígame.

August seguía pasando las fotos sin siquiera ver a Mary. Él pensaba que era una de sus crisis sin sentido que se le pasarían en un minuto o dos, cómo que simplemente estaba nerviosa por llegar tarde o algo así. Lo cual, no pasaría. August había visto la hora en su teléfono y estaban a tiempo aún.

—¡August! —le gritó ella, golpeando su brazo—. ¡Esto es urgente!

Fue entonces que él levantó la vista al fin y vio el rostro pálido y preocupado de su hermana.

—¿Qué te pasa? —preguntó, guardando el teléfono en el bolsillo de su pantalón. Tal vez esto era más serio de lo que pensaba—. ¿Alguien se está muriendo?

—¡Roy morirá de estrés si las cosas no salen como planea! —respondió, volviendo a caminar de un lado a otro para, finalmente, detenerse frente a él y señalarlo con su teléfono—. Y tú también si no te mueves.

—Tranquila —dijo levantando sus manos al aire—, alquilé una limusina esta mañana y yo soy quién maneja. Llegaremos rápido.

—No puedo estar tranquila, no sabes lo que es Roy con estrés. —Mary desbloqueó su teléfono y entró al chat de Emma—. Escucha esto.

Mary reprodujo los dos audios de Roy y August dio un respingo cuando escuchó el primero. El segundo audio le transformó el gesto de confusión por uno de espanto. La rubia volvió a bloquear el teléfono y lo observó con los ojos plenamente abiertos y expectantes.

—¿Podemos correr a la limo ahora o seguirás con las selfies?

—Pero... —Frunció el ceño—. Parece tan sereno...

—Oh, sí, lo es —respondió Mary—. Es un solecito hasta que decidimos arruinar sus planes de salvarnos de la desgracia, que es justamente lo que Connie está haciendo ahora.

—¿Connie es la castaña?

Mary resopló y se puso atrás de su hermano para empujarlo y obligarlo a avanzar. Él comenzó a caminar en dirección a la puerta, tratando de unir las piezas del puzzle en su cabeza.

—Esa es Emma, Gus, por Dios.

August llamó a la mucama, a la que él se refirió como "Celia", con gestos precisos, transmitiéndole sus instrucciones con la elegancia que lo caracterizaba. Le encomendó la tarea de coordinar la salida de Carissa y su equipo de maquilladores y estilistas tan pronto como estuvieran listos. Además, hizo hincapié en que no debía abastecer a Artie con demasiados bocadillos, ya que una sobredosis de tentempiés solía tener efectos desagradables en su estómago.

Las indicaciones coquetas de August, que dejaban a la señora Celia hipnotizada con él, desataron un torrente de impaciencia—y asco—en su hermana, quien, para expresarlo, comenzó a dar un continuo taconeo en el suelo. Sin embargo, August no se inmutó y, una vez completadas las directrices, se dirigió con Mary hacia el ascensor.

La ansiedad atenazaba a Mary, quien se esforzaba por no morderse las uñas perfectamente pintadas de dorado. Juntos, tomaron el ascensor que los depositó en el suntuoso vestíbulo de la cochera, donde una reluciente limusina negra aguardaba.

August ocupó el asiento del conductor mientras Mary se acomodó como copiloto. La puerta de la cochera se abrió sin demora cuando el guardia de seguridad los reconoció, y en cuestión de segundos, se encontraban cruzando las calles de Nueva York.

—Entonces, respecto a tus amigas... —empezó August, con una mano en el volante y la mirada fija en la calle. Hizo un esfuerzo por sonar lo más casual posible—, ¿alguna de ellas está soltera?

Mary, que estaba ocupada ingresando la dirección de Connie en el GPS del teléfono de August, levantó la mirada con lentitud, como si la pregunta hubiera tocado un nervio.

—¿Realmente estás preguntándome eso?

—Es solo curiosidad —aseguró August.

Mary no compró su respuesta en absoluto, sabía que August a menudo sentía la necesidad de estar en una relación después de periodos largos de soltería. Cómo que el hombre no podía durar mucho tiempo sin sentir amor o darlo. En ese sentido, eran más parecidos de lo que estaban dispuestos a admitir, pues ambos podían enamorarse diez veces y seguir apostando al amor cómo si fueran irrompibles.

—Ambas están solteras, pero olvídate de Emma, te rechazaría de inmediato. Y respecto a Connie... —Mary recordó el apasionado amor de Van Hyden por Star Wars—, bueno, tal vez...

Ya se estaba arrepintiendo de estar llevando a August hacia su amiga. ¿Era demasiado tarde para sugerir que él se adelantara al evento por su cuenta?

—¿Tal vez? —preguntó August de inmediato, incapaz de ocultar su interés en la respuesta.

Los ojos de August brillaron con las luces de los autos circundantes, y una sonrisa pícara se dibujó en su rostro. Mary se enderezó en su asiento y lo miró con sospecha. No podía discernir si August estaba buscando el amor o simplemente siendo coqueto, pero si estaba en una fase de "soltero que rompe corazones", no permitiría que Connie resultara herida.

—No empieces con tus cosas de hombre en época de apareamiento —advirtió Mary.

August soltó una carcajada.

—No es eso, malpensada. Solo me interesan porque... —Aclaró su garganta—. Pues, son atractivas y parecen buenas personas.

—Bien, no necesito más detalles —Mary se cruzó de brazos y miró por la ventana—. "Buenas personas" —repitió, bufando—, tú te crees que nací ayer.

August contuvo la risa y observó a su hermana con diversión antes de volver su mirada al frente.

—¿Connie es actriz, verdad? —preguntó, rompiendo el silencio de nuevo. Estaba realmente intrigado por la amiga de su hermana, pero también disfrutaba molestar a Mary—. ¿En qué películas ha actuado?

—Tuvo participación en Los Juegos del Hambre —respondió ella, levantando su teléfono para revisar su maquillaje—, seguramente ya las viste.

—Ah... —comentó August, frunciendo el ceño mientras intentaba recordar si había visto esas películas, pero ni siquiera le sonaba el nombre—. No, no las vi.

—¿Pero tú vives bajo una roca o qué? Deberías verlas, son geniales. ¡Gira aquí!

El grito de Mary hizo que August diera un rápido giro en la dirección indicada, lo que le valió una bocina molesta de un automóvil detrás de ellos.

—Carajo. —August resopló mientras miraba al auto desde el espejo retrovisor—. ¿Aquí? Pero el GPS indica que podemos tomar el otro camino...

—Al diablo con el GPS, esto es urgente —dijo Mary con su dramatismo a flor de piel, asomándose al parabrisas para obtener una mejor vista—. ¡Ahí! ¡Es el primer edificio!

Claramente las cosas no estaban yendo por el rumbo que deberían ir, o mejor dicho, como Roy quería que fueran. Connie, con sus delicadas y bellas facciones que denotaban cansancio—y tal vez, hastío—, abrió la puerta y remarcó que ya le había dicho a Groven que no iría al evento.

Lamentablemente para Connie, Mary era insistente e intensa por naturaleza, así que la joven Stone se atrevió a pasar directamente como si fuera su departamento, seguida por August tras ella, el cuál dejó nerviosa a Connie desde el instante que hicieron contacto visual.

Hay que tener en cuenta un detalle muy importante, y es que Connie Van Hyden era extremadamente fanática del personaje de Star Wars llamado Anakin Skywalker, el cual es interpretado por August Stone. Y si bien ya lo conocía por ser hermano de Mary, tampoco era como que solían cruzarse.

Hubo un instante muy incómodo en el que August intentó coquetear con Connie haciendo lo peor que le puedes hacer a Cornelia Van Hyden: mentirle. Pues no sólo detesta las mentiras, sino que también, se da cuenta de ellas. Es entonces cuando el mal humor de Van Hyden sube de nivel y a Mary se le complica muchísimo más convencerla de ir al evento.

A pesar de las reservas iniciales de Connie, Mary—después de muchísimo diálogo—, logra persuadirla para que se una a ellos. Es ahí cuando Mary ayuda a Connie a elegir un impresionante y sexy vestido negro para el evento, lo que marca un cambio significativo en Connie, ya que se está preparando para volver a salir al mundo después de meses de aislamiento.

Entonces, con el vestido entre sus brazos, Connie se dirigió en su habitación para cambiarse mientras los hermanos Stone esperaban afuera.

—Apenas llegamos creí que iría vestida así. —Soltó August de repente, a la vez que sacaba su celular del bolsillo y miraba sus notificaciones.

Mary arrugó sus facciones.

—¿Quién iría de pijamas a una mascarada, Gus?

—Yo que sé, pensé que tal vez quería ser icónica o algo así —respondió él, levantando un poco la vista—. Cómo cuando Lady Gaga usó el vestido de carne.

—Me había olvidado de eso, fue muy bizarro.

—¿Crees que era carne de verdad?

—Parecían reales —hizo una pausa. Su mente trajo a ella el recuerdo del video de Gaga y el vestido, causándole un leve escalofríos—. Ugh, pensarlo me da ganas de volverme vegetariana.

—No podrías, te encantan las hamburguesas de Burguer King. Diempre dijiste que es tu gusto culposo.

—Buen punto. —Miró hacia abajo y se acomodó una parte arrugada del vestido, en la zona del abdomen—. Tengo hambre.

—¿Se está tardando, no? ¿Crees que se arrepintió?

—¡Sal ya!—gritó en dirección a dónde estaba Connie cambiándose—. Ya vendrá. Oye, ¿que carajos pensabas cuando le mentiste? nunca más vuelvas a mentirle o te crucificará.

—Me di cuenta, me hizo sentir mi error hasta en los huesos.

—Bueno, aunque pensándolo bien, mejor si no le agradas.

—Vamos, Mary. —Soltó una risita jocosa—. ¿No te gustaría que tu mejor amiga sea tu cuñada?

Su hermana lo rebajó con la mirada.

—No, no, no y no. ¿Ya dije no? pues no.  No.


La alfombra roja se extiende majestuosamente, iluminada por una cascada de luces centelleantes que resaltan la opulencia del evento.

A lo lejos, dónde comenzaba la alfombra, podía notarse la entrada al recinto del evento, que estaba enmarcada por columnas esculpidas y enredaderas de rosas blancas, creando un portal de bienvenida sofisticado, muy al estilo de Roy Groven. Los asistentes, envueltos en vestimenta de alta costura, conversaban animadamente entre ellos a la espera de indicaciones del anfitrión.

Fotógrafos profesionales capturaban cada paso de las celebridades que ponen un pie sobre la alfombra, inmortalizando la elegancia de sus trajes meticulosamente seleccionados y las máscaras enigmáticas. Nadie sabía quién era quién. Sin embargo, Connie conspiraba en la intimidad de la limusina, desconfiando del anonimato.

—Mary, si entramos juntas, es como sumar dos más dos —explicó Connie, aferrándose al asiento de la limosina con la tensión de un gato asustado.

—Pero nuestras caras no serán visibles —intentó justificar Mary.

—El cabello también cuenta... —añadió Emma.

—No todas las celebridades llegan de a tres, y menos siendo dos rubias y una castaña —insistió Connie.

August asintió en acuerdo, mientras Roy, visiblemente impaciente, intervenía.

—Okay, okay, entrarás por otro lado —dijo algo alterado mientras tecleaba en su teléfono y luego lo llevaba a su oreja.

Emma tomó la mano de Connie, ofreciendo consuelo.

—Entraremos contigo —dijo y luego dirigió su mirada hacia Mary—. ¿Verdad, Mary?

Stone forzó una sonrisa y asintió; su parte favorita de los eventos era posar en la alfombra, pero primero debía ser una buena amiga.

—Por supuesto, cariño —respondió con una risita amigable—. Entraré hasta que estés bien y luego saldré.

—Hola —comenzó Roy en su teléfono—, necesito a cuatro del equipo de seguridad para ingresar tres personas por la parte trasera del evento, por favor. Sí, donde entra el personal. No, esperamos en la entrada. Prepárenme una margarita o me dará una embolia, se los ruego, gracias.

—¿En la entrada? —interrumpió Connie.

—Es solo un milisegundo antes de que los guardias las cubran —explicó Roy.

—Pero me verán —insistió con el tono de voz un poco más severo.

—Nadie sabrá quién eres por un milisegundo. Confía en mí. August y yo seremos la distracción mientras ustedes se alejan.

Cuando Roy y August salieron elegantemente de la limosina, la luz de los reflectores los envolvió, resaltando sus impecables trajes y máscaras selectas. Roy decidió hacer un movimiento que sabía que captaría la absoluta atención de los paparazzis. Se sacó su máscara y la presión de los flashes se intensificó, puesto que los paparazzis se aglomeraron para capturar cada detalle. Roy, con gracia, asumió el papel de anfitrión, mientras August lo complementó con su obvio carisma de siempre.

En un momento calculado, Roy hizo una seña discreta, y de entre la multitud, cinco imponentes guardias de seguridad emergieron, listos para su tarea asignada. Vestidos de negro y con expresiones serias, se alinean formando un escudo humano frente a la puerta de la limosina para que Emma, Connie y Mary puedan salir sin ser captadas.

Los guardias, con profesionalismo, establecen un perímetro protector mientras les indican dónde deben avanzar para ingresar a la parte dónde pasa el personal, bloqueando hábilmente la visión de los paparazzis y curiosos que ya estaban susurrando cuál era la causa de tanto misterio.

Al cruzar el umbral, el ambiente cambió a una amalgama de lujo y encanto. Las paredes están adornadas con cortinas de terciopelo dorado, y candelabros colgantes desprenden una luz tenue que agrega un toque victoriano al espacio. Mesas decoradas con arreglos florales extravagantes ocupan el salón, cada una con un diseño único.

En el centro del salón, una pista de baile invita a los asistentes a deslizarse elegantemente al ritmo de la música en vivo, interpretada por músicos impecables. Los rincones del lugar están ambientados con lounges opulentos, proporcionando espacios íntimos para conversaciones más discretas. Artistas, también enmascarados y que ya habían pasado por la alfombra roja, ya estaban mezclándose en multitud y bebiendo de copas con Moët Chandon. Las risas y las conversaciones animadas resuenan, mientras camareros circulan con bandejas llenas de exquisiteces culinarias y bebidas finas.

—Bueno, ya que estás a salvo, me voy a... —comenzó a decirle Mary a Connie, dejando la frase en el aire porque su mirada atrapó inmediatamente como un camarero se acercaba a ellas con una bandeja de copas.

—Señoritas, buenas noches —pronunció el camarero con un clano tono Londinense, garboso y elegante. Las tres chicas devolvieron el saludo con la misma amabilidad—. ¿Puedo ofrecerles Veuve ClicquotMoët Chandon, Merlot?

Oh, Mary sintió la felicidad entrando por sus poros como si fuera crema humectante de rutina.

—Merlot, mesié —pidió Mary, estirando su mano enguantada para sostener la copa que le ofrecía el contrario.

Connie le dedicó una mirada intensa y curiosa a Stone y la misma se encogió de hombros con una sonrisa pícara.

—Otro para mí, por favor.

—¿Emma? —cuestionó Connie con una ceja arqueada.

—¿Qué? —pronunció la susodicha fingiendo inocencia, mientras sostenía una copa de Merlot—. Estoy bien, no bebí taaanto.

Mary degustó el vino, sintiendo la temperatura justa del mismo y el sabor otorgandole placer a su paladar. No pudo evitar soltar un sonido de aprobación. Todo el tiempo en confinamiento por su corazón roto, había optado por esquivar la bebida a toda costa, pues no tenía una buena experiencia con beber en épocas de infortunio. Se podría decir que el alcohol era su demonio y su ángel salvador a la vez. Un verdadero, verdadero problema.

Connie estaba al tanto de eso.

—¿Hoy me toca ser la niñera? —Se quejó Van Hyden.

—Sólo es una copa —respondió Mary previamente a dar un largo sorbo. Estiró su mano para mostrarle el dedo índice a Connie, como si eso pudiera dejárselo claro—. Una, una sola.

—Ajá, una, luego dos, tres... y terminamos como en las vacaciones en Miami.

—En mi defensa, estaba pasando por el duelo durante la relación. —Formó una sonrisa enorme—. ¡Pero ya estoy bien!

Connie rodó los ojos.

—Bueno, delicioso, ahora sí. Me voy a presumir mi vestido.

Mientras Mary se deslizaba con elegancia por el pasillo hacia el hall principal, avistó a otro camarero portando copas en su bandeja y sucumbió a la tentación. Barrió el entorno con la mirada para evitar ser descubierta por sus amigas y se apropió decididamente de otra copa de vino, consumiéndola de un solo trago antes de dejarla sobre una mesa y dirigirse velozmente hacia su objetivo.

La alfombra roja la recibió entre destellos de flashes, y su sonrisa se entremezcló con la mirada juguetona y morbosa de los paparazzi, quienes enloquecísn intentando adivinar su identidad.

"¿Eres Shakira?" "¿Eres Cherry?" "¿Eres Mary Stone?" "¡Apuesto a que eres Connie Van Hyden!".

Mary los ignoró y posó con la gracia de una estrella, mientras su mente se sumergía en el éxtasis efímero que el alcohol promete. Después de un rato, regresó al interior. Las copas la atrapan como el canto de una sirena, y otra de ellas se une rápidamente a su mano, llevándola más adentro a un mundo de inhibición y libertad.

Otra copa más, otra y otra.

La música envolvió el espacio y creó  un ambiente de euforia y alegría que hace demasiado tiempo no sentía, es entonces, cuando se decidió por adentrarse a la multitud de artistas enmascarados que danzan en el centro del salón, bailando y soltándo todas esas tensiones que la atormentaron por meses.

En medio de su entusiasmo, Mary chocó de espaldas con Emma, que, al igual que ella, se encontraba en un estado entonado, y no tardaron mucho tiempo en estallar en risas cuando se reconocieron.

Ambas soltaron incoherencias sin sentido mientras se tomaban de las manos y terminaban bailando juntas con movimientos erráticos, siguiendo el ritmo de Footloose. La euforia del momento se traduce en risas, mientras giran y se mueven con energía desinhibida.

De repente, en medio de la animada danza, Mary ejecutó un giro audaz que la llevó a chocar de frente con otra persona en la pista de baile. La copa en su mano se volcó, esparciendo su contenido sobre la camisa blanca del desconocido. Simultáneamente, el desconocido, derramó su vino sobre el vestido de Mary.

Un instante de congelación precedió a una cascada de disculpas, ambos murmurando palabras apresuradas en un intento por remediar el desastre que habían desencadenado. Mary no podía dejar de mirar la enorme mancha roja en la camisa blanca del contrario, tan escarlata que parecía granate.

Buenassss! Salimos del hiatus con un capítulo de Hits Different. Lamento mucho la tardanza, tuve unos meses intensos por culpa de la vida adulta ah y bueno, se complicó mucho mantener el ritmo que venía teniendo con esta historia (solíamos actualizar los viernes, yo en medianoche). Pero bueno, intentaré recuperar el ritmo porque extraño mucho escribir, me di cuenta que lo necesito porque es parte de mí y es algo que amo hacer.

Se suponía que esto iba a ser un capítulo del evento entero en sí, pero se hizo larguísimo así que tuve que dividirlo y el próximo si será sobre la noche loca 🤭

Espero que hayan captado los Easter eggs a canciones de Tay que estamos agregando a los capítulos, es súper divertido hacerlo <3 cada vez que lo noten, pueden comentarlo!

Espero que lo disfruten, que amen a August tanto como nosotras porque será muuuuuuy importante próximamente y que nos perdonen las actualizaciones lentas ah no olviden votar y comentar así sabemos que les gustó y nos motiva a continuar❤️

Pasen por Delicate y Back to December (illicitvaders y redwinterton) y tendrán más contenido con los puntos de vista de cada personaje ❤️

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