🎨- XXIV

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SeokJin tenía los ojos abiertos de par en par mientras que la punta de sus orejas ardían. Rojo chillón en la punta y un calor completo en toda su anatomía.

Era tan bizarro que TaeHyung estuviera masajeando su polla por encima de la ropa, con su mano derecha, mientras que la otra estaba en el volante y conducía relamiendo sus labios e intercalaba con mordidas. SeokJin estaba tan sorprendido que solo podía abrir sus piernas y observar la gran mano en su entrepierna.

—Joder. Esto es absurdo —susurraba ronco.

— ¿De qué hablas? —preguntaba TaeHyung, como si nada, mirando el camino y masajeando a SeokJin.

—Hablo de tu mano en la zona de mi polla. Manoseandome como si fuera fruta de mercado —exclamaba—. Es ridículo y bizarro.

TaeHyung reía repentinamente y de forma sincera.

—Tienes razón —decía TaeHyung, chasqueando su lengua—. Debería tener tu polla en mi mano —exclamaba, intentando desabotonarle el pantalón.

SeokJin finalmente reaccionaba y empujaba la mano del pintor.

— ¡Jodidamente no estamos haciendo eso! —gritaba—. Presta atención al maldito camino, yo quiero vivir por el momento. Muchas gracias.

TaeHyung reía divertido—. Eres tan precioso cuando haces pucheros y te horrorizas. Vamos, prometo que te haré acabar antes de llegar a mi apartamento.

Intentaba nuevamente tocarlo, pero SeokJin tomaba su muñeca y presionaba con fuerza mientras lo mantenía lejos. TaeHyung se había detenido frente a un semáforo en rojo y se encontraba forcejeando con SeokJin. No exageradamente, él empujaba su mano y SeokJin lo mantenía en el mismo lugar con sus ojos negros fijos en él y sus dientes apretados.

TaeHyung continuaba empujando pero SeokJin era más fuerte y el apretón en su muñeca lo encendía, no debía encenderlo, pero lo hacía.

—Basta —susurraba SeokJin—. No vas a sacar mi polla mientras conduces o me bajo de tu auto ahora.

TaeHyung dejaba de forcejear y ponía ojos de cachorro y un puchero comprador en sus labios.

—Pero estás duro —su voz era melosa. Estaba jugando sucio, pero SeokJin chasqueaba su lengua y empujaba su mano de una vez por todas.

— Quédate en tu lugar, si me tocas de nuevo, bajaré con tu auto en movimiento ¿Me oíste?

TaeHyung entrecerraba sus ojos y lo miraba con una mirada que pretendía lucir intimidante, pero solo parecía un gatito enojado. Al menos lo que había restado de viaje, no había vuelto a tocar a SeokJin, pese a que sus manos picaban por las ganas.

Cuando TaeHyung estacionaba en el garage semi oscuro de su edificio y pronto a entrar en la madrugada de ese día debido a las altas horas, un suspiro salía de sus labios. Estaba intentando entender por qué su pecho se sentía extraño y su pulso acelerado. Como si... Cómo estuviera nervioso al respecto. Como si tener a SeokJin debajo de él muy pronto lo ponía ansioso, nervioso y acelerado.

Y caliente como el infierno.

—Joder, que mierda rara —soltaba, apagando el auto y peinando su cabello hacia atrás.

— ¿Ahora qué? —preguntaba SeokJin.

Este, naturalmente, estaba nervioso, pero por motivos diferentes. No se trataba del posible sexo que pudieran llegar a tener, era otra cosa que le molestaba. Sus pensamientos, sus ideas locas. Sus ganas de avanzar a pasos agigantados con el hombre a su lado.

TaeHyung lo miraba y suspiraba—. ¿Puedo chuparte la polla ahora? Ya no estoy conduciendo y se me hace agua la boca porque tu erección no ha disminuido ni un poco —susurraba, salivando y relamiendo sus labios para extender su mano e intentar tocar el miembro erecto de SeokJin, pero este lo detenía una vez más.

—Tu apartamento, ahora. No estás chupando mi polla en tu auto —exclamaba.

Luego abría la puerta y se bajaba mientras acomodaba su polla dentro de sus pantalones. TaeHyung chasqueaba su lengua.

—Es tan malditamente engreído ¿Qué se creyó? —resoplaba indignado consigo mismo, pero bajaba del auto.

Camino a su piso, el pintor estaba tratando de mantener su poco orgullo intacto. Ignorando la presencia de SeokJin a su lado, pero no podía. ¿Por qué era tan difícil ser indiferente a ese hombre? Dios, nunca nadie lo había sacado de sus casillas y lo había calentado por esa actitud hostil y el constante rechazo que recibía del otro hombre.

Que bueno que había vuelto a la psicóloga, aunque ella no podía hacer mucho porque no había nada que hacer ¿Cierto? Esto solo era una faceta. Como un bebé caprichoso que se le antojaba un juguete ajeno y quería jugar con él a toda costa hasta que lo tenía, se aburría y pasaba al siguiente.

Sus "romances" siempre fueron así. Los había dejado estar en su vida por un breve instante en el que le habían servido para inflar su ego, saciar sus ganas y luego cuando se aburría los desechaba. ¿Por qué no podía desechar a SeokJin? ¿Cuánto más necesitaba jugar con el tipo para sentirse saciado y sacarlo de su sistema?

TaeHyung había estado preguntándose, tan encimismado en sí que, no había notado que ya estaban dentro de su apartamento y SeokJin lo miraba con sus manos en sus bolsillos y su mirada escudriñandolo a fondo. Como si siquiera leer la mente de TaeHyung. Como si quisiera saber a fondo cómo había llegado a ser la clase de hombre que era hoy. Cómo si quisiera meterse dentro de él y no de forma sexual. Le incomodaba, le removía las entrañas y le sacudía desde adentro hacia afuera cuando era el centro de atención de SeokJin, pero era tan adictivo a eso.

—Hola —decía sonriendo ladino y seductor.

SeokJin torcia su cabeza como cachorro confundido—. ¿En qué piensas? —preguntaba.

TaeHyung apretaba sus dientes, relamía sus labios y segundos después estaba deshaciéndose de su prenda superior con cierta desesperación que dejaba a SeokJin nuevamente shockeado y no podía evitar retroceder cuando TaeHyung se aproximaba como un tigre por su presa.

—Woah, tranquilo —decía el castaño, poniendo sus manos como barrera.

TaeHyung sonreía—. Estoy tranquilo. Sólo que me tienes jodidamente caliente y necesitado —susurraba con voz ronca—. Y me prometiste algo. En eso estoy pensando. En. Mí. Dentro. De. Ti.

TaeHyung veía el exacto momento en el que la nuez de SeokJin subía y bajaba por tragar a causa de los nervios. Señor, a TaeHyung lo volvía loco verlo tan intimidado.

— ¿Puedes dejar de verme como si fuera un pedazo de carne jugoso?—cuestionaba SeokJin.

TaeHyung sonreía, tomaba sus manos con suavidad, entrelazando sus dedos a los de SeokJin y este suspiraba.

—Eres un pedazo de carne jugoso y tentador —decía de forma ronca, mientras lograba acercarse y meter su nariz en el hueco de largo cuello ajeno y aspirar con fuerza—. Dios. Hueles tan bien.

SeokJin no podía evitar dejarle vía libre a esta parte de su cuello, pero apretaba sus dientes cuando se sentía desfallecer por la cercanía ajena y el hecho de que TaeHyung estaba sosteniendo sus manos.

Los besos perezosos del pintor se movían más hacia la nuez de SeokJin y este sentía que perdía la batalla. Pero si TaeHyung creía que la iba a tener tan fácil, estaba tan pero tan equivocado. Por poco y perdía el hilo de sus pensamientos cuando los largos dedos de TaeHyung se entrometían bajo su prenda superior y los otros en el borde de su pantalón.

TaeHyung tenía una mirada de fuego y también se sentía a punto de incendiarse al ver a SeokJin tan predispuesto. Todo en ese hombre lo ponía mal, ya fuera mandón o sumiso. No podía contenerse cuando sus dientes se hundían en el hueco de la curva entre el cuello y hombro de SeokJin para morder suavemente.

— Carajo... —el otro hombre reaccionaba y tomaba nuevamente la muñeca de TaeHyung de la mano más peligrosa, aquella en su pantalón—. Detente.

El pintor fruncia el ceño, su mirada lujuriosa ahora se veía furiosa—.¿A qué estás jugando? —preguntaba entre dientes.

SeokJin pasaba saliva—. ¿Por qué me sacaste del bar? ¿Por qué me seguiste? ¿Por qué te pusiste como loco cuando supiste que tuve dos citas con tu hermano?  —todas las preguntas habían sido tiradas una tras otra.

TaeHyung se sentía desestabilizado, era nuevo y horrible, pero resoplaba y se alejaba.

—No te traje aquí para hablar sobre mis sentimientos —decía el profesor pintor, con sarcasmo.

— ¿Entonces admites que tienes sentimientos por mí? —soltaba SeokJin.

TaeHyung abría su boca y la cerraba, su apartamento se sentía demasiado pequeño y las paredes parecían cerrarse, SeokJin y sus palabras, todo, lo asfixiaban.

— ¿Recuerdas que no siento nada, SeokJinnie?

—No hagas eso conmigo —decía el castaño aproximándose—. Tú sientes cuando estás conmigo

—Siento mi polla dura ¿De acuerdo? Te dije lo que te dije, porque es lo que querías escuchar

—Oh, claro. ¡Soy un maldito objeto que no quieres prestarle a tu hermano!

— ¿Sabes qué? Volviste mi polla jodidamente flácida. ¡Vete a la mierda! —exclamaba con ira.

¿Qué era ese sentimiento del carajo? ¿Qué le pasaba a SeokJin? ¿Por qué lo hacía enojar así? ¿Por qué se sentía tan inestable? ¿Por qué siquiera sentía?

—Bien —respondía Jin, apretando sus dientes—. Me iré

— ¡Bien! —replicaba TaeHyung, intentando ponerse su prenda superior, pero no podía encontrarle la vuelta porque sus manos temblaban ante la situación.

SeokJin apretaba sus dientes porque lo notaba inestable, pero el maldito bastardo no diría una jodida palabra de nada. Y él estaba demasiado agotado para insistir sacar algo de esto.

—Bien... —susurraba con su pecho inestable, sus piernas se sentían pensadas caminando a la salida.

— ¡Bien! —le gritaba TaeHyung una vez más, tirando la ropa al suelo, sus hebras rebeldes quedaban frente a su rostro mientras su pecho subía y bajaba a causa de su respiración agitada.

SeokJin lo miraba, la mirada que cruzaban en ese momento era extraña, llena de tensión y a la vez un deseo desgarrador. SeokJin apretaba sus dientes, sacudía la cabeza y salía a pasos agigantados mientras que TaeHyung mordía el interior de su mejilla al punto de sentir la sangre brotar de su carne. Pero él no iba a frenarlo ¿Qué se creía SeokJin?

Cuando la clave era puesta en la puerta, la misma se desbloqueaba y el castaño ponía un pie afuera.

—No puedes obligarme a qué hable contigo cuando ni siquiera lo hago con mí psicóloga y lo sabe. Ella ya ni siquiera pregunta sobre ese momento —exclamaba TaeHyung.

«Debiste cerrar la boca, idiota» pensaba para si mismo. SeokJin había preguntado por sus sentimientos hacia él y TaeHyung estaba mencionando el momento que lo cambio todo.

El otro hombre suspiraba, aún sosteniendo la puerta y de espaldas a TaeHyung.

—No puedes aprovecharte de mi atracción hacia a ti para doblegarme —el castaño giraba su cabeza—. Tampoco puedes obligarme. Me quedé contigo porque el punto de toda tu parafernalia es desarrollar sentimientos de todo tipo, pero lo único que haces es bloquearlos. Eso significa que esto no está dando resultado y lo peor es que me hundes contigo —admitía—. Por poco y me quedo sin psicólogo porque el tipo con el que estaba y tuve dos citas, me derivó con alguien más —mencionaba con ojos fijos en la reacción de TaeHyung.

Y por supuesto, el pintor era un tipo inteligente que ataba cabos en segundos.

— ¿Mi hermano? —su ceño se fruncia.

SeokJin se encogía de hombros —. Ninguno sabía nada, bueno, supongo que él unió los puntos también y por eso me derivó a alguien más —hacía una mueca y luego reía secamente—. Listo. Ahora puedes dormir en paz. Me voy.

Cuando nuevamente se iba a echar a andar, TaeHyung sentía la necesidad de escupir algo más que lo detuviera. Y las palabras solo salían de su boca.

— ¡Perdí a alguien! —gritaba casi con una desesperación extraña.

No reconocía su voz, su corazón estaba palpitando rápido y sentía que toda la situación no estaba para nada bajo su control. Se lo estaba cediendo a SeokJin y no estaba del todo seguro si se trataba de hablar de aquellos demonios que aún lo atormentaban en las noches más solitarias y silenciosas o era la necesidad loca de retener a ese hombre junto a él.

Cualquiera fuera la respuesta, lo hacía perder el control de todo y sentirse vulnerable.

SeokJin no giraba luego de las palabras de TaeHyung, sentía que quizás lo mejor sería no verlo a los ojos en ese momento. Y tenía razón, TaeHyung prefería no ver la lástima en sus orbes brillantes que lo harían volver a ser ese niño de diez años, en shock y todo sucio en la esquina de esa habitación oscura que fue testigo de todo junto a él.

— ¿A quién? —SeokJin por poco y susurraba.

TaeHyung apretaba sus dientes, algo en su interior quería empujar a Jin fuera y cerrar la puerta. Otra parte, estaba luchando por querer contarle a ese hombre algo de lo que jamás habló con nadie más que no fuera su propia psicóloga. La misma de la actualidad que hacía años trataba a TaeHyung y sabía cuando presionar, cuando no y cuando sólo dejarlo ser.

Desviando la mirada, buscaba desesperadamente algo de beber olvidado en alguna superficie. Había bebido una copa de vino antes de ver a Namjoon, ahora necesitaba con desesperación la botella.

— ¿Quieres que me vaya? —sonaba la voz de SeokJin una vez más.

Nuevamente TaeHyung respondía inclusive desprevenido para él mismo—. ¡No! No-... No lo hagas —susurraba sin fuerzas.

Parte de SeokJin sentía que TaeHyung estaba cediendo, otra parte, no estaba segura si lo estaba manipulando. Era agotador y un suspiro sonoro se le escapaba. Un suspiro que hacía un nudo con el estómago de TaeHyung.

—Mi abuela... —susurraba, mientras se sostenía de la pared más cercana.

SeokJin quería girar, pero ya no estaba seguro de nada—. Lo lamento —decía con suavidad.

TaeHyung fruncia su ceño—. ¿Por qué? Tú no fuiste el depredador que puso sus manos en su cuello y presionó hasta que el aire no corriera por sus pulmones y el aliento se le escapara en un llanto ahogado con la desesperación pintada en sus ojos rojos a punto de salirse de sus cuencas, mientras tomabas su vida y la reducías a la misma nada.

SeokJin sentía un escalofrío del tipo malo, recorrer su columna vertebral. Una sacudida violenta a sus sentidos y todo lo que podría haber imaginado sobre el antes de TaeHyung, no se habían acercado para nada a las palabras recientemente mencionadas por el profesor pintor. Su boca se secaba y su garganta era un nudo, titubeaba, pero finalmente giraba y cuando lo hacía, se encontraba con la espalda desnuda de un TaeHyung que le daba a espalda y respiraba de forma inestable. Pensaba que quizás sería mejor irse, él debería hacerlo, pero sus pies estaban avanzando en dirección al otro hombre.

Para TaeHyung, una buena gota de algo fuerte sería genial en ese momento. Tenía una buena reserva de soju en lo más bajo de su refrigerador.

«Estoy seguro que con un par de gotas moderadas, la ansiedad y extraña sensación picando bajo mi piel se irá al instan-...»

TaeHyung exhalaba todo el aire que había estado conteniendo cuando el calor corporal familiar de SeokJin estaba pegado tras él. ¿Cuándo se había vuelto familiar si apenas había tenido al tipo en su apartamento y en su cama? ¿Qué díablos estaba mal con él?

—No tengo ni la más mínima idea por lo que pasaste y no te obligare a decírmelo —susurraba SeokJin, su voz vibrando cerca de la nuca de TaeHyung y haciéndole sentir una sensación de calidez que, TaeHyung no podía reconocer como tal, pero que era totalmente nuevo y diferente a cuando estaba caliente.

Y SeokJin lo ponía muy caliente, pero esto era diferente.

Cuando un brazo del castaño pasaba por delante de su abdomen para sujetarlo justo allí—cómo si supiera de sus piernas tambaleantes—TaeHyung inhlaba temblorosamente una vez más hasta volver a exhalar y reposar en el pecho de SeokJin, sentía que el brazo que le rodeaba ardía sobre su piel. Como si fuera carbón encendido y SeokJin estuviera dejando su marca sobre él.

Apretando sus ojos una vez más y suprimiendo la necesidad de alcohol por la necesidad de, al parecer, afecto. TaeHyung inhalaba y exclamaba:

—Yo sólo quería pintarte desnudo porque me pareces caliente y podía llegar a ser realmente amable contigo, pero-... —mordía su labio inferior.

Pero SeokJin no le permitiría guardarse nada.

— ¿Pero qué? —susurraba en su oreja, débilmente rozando con sus labios el lóbulo de TaeHyung.

Lo hacía temblar.

TaeHyung aspiraba fuertemente—. Me siento inestable y te odio por eso.

Su voz había salido grave, ronca y llena de resentimiento. SeokJin se sentía extraño porque percibía ese sentir en la voz ajena y le gustaba la idea de ser él quien fuera el primero en despertar un sentimiento fuerte en TaeHyung, aunque fuera el odio. La verdad esperaba algo más, pero esto era algo y quizás era bueno.

—Estoy jodido —susurraba SeokJin.

TaeHyung no estaba seguro a qué se refería, por lo que giraba un poco su rostro buscando mirarlo fijamente, hasta que lo tenía prendido de sus ojos y decidía que era hora de dejar de hablar de sus sentimientos demasiado revolucionados para su gusto y respondía:

— ¿Qué cosas dices? —las cejas de SeokJin se alzaban por la voz rara y la mirada confundida del profesor—: Yo aún no te puse un dedo encima. Aún no te he jodido realmente, SeokJinnie.

SeokJin daba una risa seca mientras lo soltaba, pero TaeHyung no estaba listo para que se alejara de él. Girando por completo, lo agarraba y cambiaba los papeles. Dejaba a un SeokJin que no forcejeaba y se dejaba apoyar sobre la pared mientras TaeHyung lo acorralaba a ella y se miraban el uno a otro a los ojos.

SeokJin levantaba su mano y acariciaba la mejilla de TaeHyung para luego tomar su mentón con su largos dedos y presionaba sutilmente mientras TaeHyung aspiraba temblorosamente por las sensaciones nuevas y sus ojos se entrecerraban. El castaño miraba todo su bonito rostro en detalles. El lunar debajo de su ojo derecho, otro en la punta de su nariz. En su labio inferior. El doble párpado que tenía en su ojo derecho y eran un conjunto de características que lo hacían lucir inocente y puro.

— ¿Me odias? —preguntaba con una punzada de un extraño sentimiento en su pecho.

TaeHyung rodaba sus ojos—. No, pero te detesto. Demasiado... —luego entrecerraba sus ojos y apretaba sus dientes, no diría más.

SeokJin apretaba sutilmente su mentón, no quería ser tan maldito de preguntar lo siguiente, pero lo necesitaba—. ¿Mentiste?

TaeHyung fruncia su ceño, por un momento la ira recorriendo sus facciones, sabía a qué se refería. Estaba preguntando si todo el vómito repentino sobre lo de su abuela era cierto. Parte de él quería golpearlo, realmente detestaba al tipo en ocasiones, nunca nadie había sido tan importante y lo detestaba porque parte de él luchaba por ser todo lo que SeokJin quisiera que fuera. Y quería decirle todo lo que SeokJin quisiera saber. Por eso lo detestaba.

Pero entendía que tuviera dudas, especialmente cuando había negado haber tenido sexo con otro hasta que no había podido sostener la mentira. Inhalando y suspirando sonoramente, miraba a SeokJin con otro poco de resentimiento.

—No mentí —susurraba como si estuviera luchando contra la sinceridad que quería brotar de él mientras SeokJin lo miraba con esos ojos.

Segundos en silencio, SeokJin lo miraba como si siguiera estudiándolo en demasía, hasta que sus labios daban un leve roce a los TaeHyung y el pintor nuevamente se odiaba a si mismo por sentir que era justo lo que necesitaba. Así que se lanzaba a besarlo con desesperación, abriendo sus labios y metiendo su lengua, muy bien recibida, dentro de esa boca insoportable y de ese hombre insufrible.

SeokJin lo hacía sentirse tan inestable que pasaba de sentir odio por él mismo y por el tipo al que besaba desesperadamente y gemía en su boca cuando sentía esos brazos rodearlo para apretarlo a su cuerpo y devolverle el beso con la misma intensidad. SeokJin era tan malo para él.

O quizás no.

👁️👄👁️
¿A poco esperaban que SeokJin se entregará sin conseguir algo de ese hombre loco y sensual?

Empezamos ronda, mí sueño era hacerlo no tan largo y poder actualizar al menos de a dos fics. Pero ando trabajando mucho y con otros problemas que me complican. Y para aquellos que dicen que "dibujo más de lo que escribo" un dibujo no es lo mismo que un capítulo.

Pero si quieren escribo así nomás y pierdo mi esencia solo para que tengan actualizaciones sosas que solo sean de bulto y no de avance, aparte que para relajarme puedo hacer lo que me plazca y me funcione. (Y honestamente si pretendo escribirles algo bueno o pasable, no me "relaja" porque trato de hacerlo bien y me exijo por demás) Si no les agrada, les pido que al menos no anden hablando de una mina que no conocen, en Facebook y sus grupos.  Porque es cualquiera, cansa y la verdad me saca mucho las ganas de escribir Y ES RIDÍCULO, media pila.

Hago lo que puedo y trato de no perder mí esencia y que cada fic no pierda su magia. Trato siempre de informarles a través de mí tablero que sigo viva y escribiendo, pero son libres de continuar leyendo o seguir de largo, pero andar hablando cualquiera sin saber que pasa por la vida de la persona en cuestión, es una falta de respeto.

A mí no me andan pagando por esto, y si quieren cambiar eso, les dejo mí Paypal y mercado pago para sus transferencias 🤣 y entonces lo hago como mí trabajo principal para mantener a mi hijo, madre, animales y casa 👌🏻

No voy a andar ventilando mis problemas y dificultades personales y tampoco es por hacerme la importante sino por la cantidad de capturas de pantallas que me llegan de gente hablando y/o comentando lo que no debe, porque al parecer no tienen nada mejor que hacer y yo no le ando rompiendo la paciencia a nadie ni me meto con nadie, no está bueno.

Que tengan buen sábado.

Para aquellos pacientes y respetuosos que siempre están, con amor niñita NanyKoo 💜

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