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SeokJin estaba teniendo un día demasiado largo y activo. Si no fuera porque el sueldo era realmente bueno, él hubiera preferido estar en su casa jugando videojuegos.

Pero no, aquí estaba entregando el último paquete a una rubia ricachona de nacionalidad rusa que manejaba horrible su lengua natal. Él sonreía la guiaba, devolvía su tarjeta y cuando la mujer salía, su sonrisa caía junto con su cabeza, casi de forma hilarante.

—No te quiero ver haciendo un trabajo realmente duro, hyung —decía la voz de Eun Woo.

Y luego del llamado telefónico positivo que habían tenido, era un alivio escuchar esa voz tan relajada. Cuando miraba a Eun Woo entrar por la puerta con una sonrisa cálida y sus ojos negros entrecerrados por la misma, sentía una extraña sensación en el pecho y en el estómago. Su corazón también se había sentido un poco golpeado al respecto.

Siempre había tenido en cuenta mientras su amigo crecía que, este sería totalmente despampanante. Del tipo de hombre que ves en los doramas y te enamoras por lo perfecto que es. Él lo sabía, como un hombre homosexual, tenía muy en cuenta que Eun Woo era atractivo hasta la médula, pero... Pero ahora, después de su discusión y el arrebato de sinceridad que su amigo había tenido días atrás con respecto a sus sentimientos, realmente no se había mencionado en la leve reconciliación y SeokJin no había querido darle un segundo vistazo a eso.

Tenía tanto en la cabeza que lo de Eun Woo lo tenía perdido y desconcertado. Y la imagen perfecta de su amigo frente a él quien incluso parecía lucir y oler mejor que nunca lo tenían mareado.

—Traje el almuerzo, está caliente —decía elevando la bolsa que traía el nombre de uno de los restaurantes del shooping en el que ambos trabajaban.

— ¿Caliente? —decía SeokJin con letargo.

Eun Woo se sonrojaba, sólo un poco y aclaraba su garganta sonriendo incomodamente—. La comida, hyung. ¿Por qué no cierro así comemos de una vez? —sugería dejando la bolsa en el estante principal y dirigiéndose a cerrar la puerta y poner el cartel de cerrado.

Bajando un poco las luces, el ambiente se volvía demasiado íntimo. SeokJin se golpeaba mentalmente, no era el primer almuerzo que tenían juntos ahí. Y bajar las luces era parte del protocolo de cierre para tener su almuerzo en paz y no lidiar con la gente que golpeaba la puerta cada dos por tres para verificar si estaba abierto, aún con un letrero claro que decía "Cerrado hasta las 14hs".

Cuando Eun Woo volvía frente a él, seguía moviéndose incómodo. SeokJin lo conocía tan bien como para saber  que estaba cohibido, probablemente porque no sólo SeokJin recordaba su arrebate de sinceridad a medias.

— Entonces... ¿Vamos a comer o seguiremos parados e incómodos? —soltaba.

SeokJin reaccionaba.

—Lo siento Woo... —mencionaba sonriendo, luego se quitaba su chaleco para estar más cómodo.

Le hubiera gustado ignorar los ojos de su amigo, pero le había sido imposible. ¿Desde hacía cuánto tiempo Eun Woo lo miraba así? Cuando sus miradas se cruzaban Eun Woo sonreía incómodo y se disponía a preparar la pequeña mesa para almorzar.

Había traído todo, como de costumbre. Cuando se sentaba en silencio a almorzar, SeokJin decidía ser el adulto responsable y luego de varios minutos donde solo abundaba la música suave y sonido de cubiertos y comida, él entablaba conversación.

Claramente debía dejar de mirar a Eun Woo como bicho raro o como si fuera la primera vez que lo veía.

— ¿Cómo va el trabajo? —preguntaba.

Era un pregunta tonta y básica, pero considerando que hacía un tiempo no le daba su autentica atención, era una buena pregunta para el momento.

—Bien. Nos dieron un aumento, no puedo quejarme —respondía de forma plana.

No estaba enojado, al menos no parecía eso, pero no era el auténtico Eun Woo que SeokJin conocía.

Suspirando después del cuarto bocado, añadía—. Gracias por haber respondido mis mensajes.

Eun Woo tragaba un pedazo de carne y lo miraba por primera vez desde que se habían sentado a comer.

—Gracias a ti por hablarme, hyung —respondía, luego bebía de su soda y relamía sus labios—. Si no lo hubieras hecho, no estaría aquí hoy —admitía cabizbajo—. No sabía cómo decir que lo sentía...

—No seas idiota —susurraba SeokJin, dejando la comida a un lado—. Soy yo, puedes hablarme en cualquier momento. De la forma que sea... Pero igual era mi turno de pedir disculpas

—No, hyung... Tú no tenías por qué hacerlo —interrumpía su amigo, viéndolo fijo—. Sabes, hemos peleado mucho los últimos meses y eso nunca nos había pasado antes —susurraba, sonriendo tristemente y encogiéndose de hombros—. Sentía que si pedía otra disculpa ya iba a carecer de sentido.

SeokJin suspiraba y asentía—. Sé que hemos peleado lo que no hemos peleado en años de amistad y también sé que nuevamente te estoy dejando de lado por estar-...

—Follando con un nuevo tipo —añadía Eun Woo con un rostro de comprensión.

Su tono no había sido condescendiente, sólo había apuntado a lo obvio.

—Soy un imbécil, Woo —susurraba SeokJin—. ¿Por qué me soportas tanto? —cuestionaba con sonrisa amarga.

Eun Woo devolvía la sonrisa triste, suspiraba y lo miraba fijamente—. No puedo imaginarte no siendo parte de mi vida —Seokjin suspiraba—. Siempre puedes volver a mí y haré lo mismo contigo. Sólo no quiero que volvamos a pelear de nuevo. Intentaré no meterme en tus asuntos, lo prometo.

SeokJin alzaba sus cejas y se sentía extraño. Por un momento, pensó que Eun Woo, estaba listo para arriesgar todo y decirle honestamente como se sentía. Sin embargo, ahí estaba nuevamente enterrando sus sentimientos. SeokJin no podía entender como había gente que conseguía enterrar sus sentimientos y dejar ir a alguien.

Quizás Eun Woo sabía que no había esperanza entre ellos. Porque no la había ¿O sí?

—No tienes que pedir perdón, si estuviera en tu lugar, viendo cómo te hundes en una relación probablemente tóxica, también estaría metido intentando rescatarte —admitía.

Eun Woo reía con él porque ambos sabían que él no tenía gusto por personas tóxicas. Si se las cruzaba, rápidamente cambiaba de vereda.

Cuando Eun Woo suspiraba, se quedaba viendo a SeokJin. Otra mirada que SeokJin jamás había notado ¿Siempre lo había mirando así? ¿O sólo era ahora?

— ¿En qué piensas, Jin? —susurraba.

El castaño suspiraba.

—Yo no creo que deba-...

—Vamos, Hyung... Nunca fue difícil hablar conmigo nunca fue complicado comunicarnos —susurraba—. Ya nos arruinamos lo suficiente. Dime qué piensas.

La voz de Eun Woo era dulce, pero no era la tipica dulzura que solían tener. No se sentía fraternal en absoluto. Era distinta.

—Siento que me miras diferente y siento que estamos en otro capítulo de esta amistad —admitía, Eun Woo levantaba el mentón, asintiendo levemente luego de unos momentos—. Yo no quise presionarte a decir nada la última vez —exclamaba—. Sé que quieres cuidarme, pero mi actitud te llevo a reaccionar diferente y tú dijist-...

—Me gustas, Hyung —exclamaba el menor de los dos, SeokJin sentía su respiración estancada ante la calma y la mirada fija del pelinegro—. No tiene sentido esconderlo luego de mis últimas palabras. Me gustas, hace mucho tiempo

—Pero siempre me dijiste que te gustaban las mujeres —soltaba SeokJin sorprendido, cómo si eso fuera relevante ahora.

Así que Eun Woo reía. Reía relajado adorable y probablemente dejando todo el peso que llevaba por esconder como se sentía con su mejor amigo, a quien no veía de esa forma hacía ya mucho tiempo.

SeokJin dejaba salir el aire sólo un poco nervioso y luego se unía a las risas.

—De acuerdo, sí. Búrlate de mí —soltaba.

—No lo hago, es un poco divertido si decido no deprimirme porque nunca te diste cuenta como te miraba —se encogia de hombros—. Dos minutos en la misma habitación con tu chico, y él si lo notó —decía con una sonrisa apagada. .

SeokJin alzaba las vista y lo miraba—. Él no es mi chico, bestia —susurraba.

Eun Woo sonreía secamente—. Me llamaste "Woo" desde que entré y ya volví nuevamente a ser "bestia" —decía con ironía—. Y ambos sabemos que TaeHyung es tu chico, aunque no sea oficial.

SeokJin suspiraba, relamía sus labios y miraba nuevamente a su amigo—. Puedo llamarte "Woo", si "bestia" ya no te gusta y lo de TaeHyung, a este punto... Realmente prefiero no ponerle etiqueta alguna, él no está del todo conectado a esto —mencionaba entre suspiros—. Ni siquiera sé si sería buenos ir más allá

—Pero quieres hacerlo —decía Eun Woo, luego suspiraba y miraba la hora—. Tengo que volver, me gustaría quedarme más tiempo, pero podemos juntarnos de nuevo en tu casa —se ponía de pie y SeokJin lo imitaba caminando en dirección a la puerta—. Ya sabes, no tengo comida en casa y tú cocinas delicioso.

SeokJin sentía una sensación extraña cuando Eun Woo se dirigía a la puerta como si nada. Ignorando el gran elefante en la habitación que eran sus sentimientos en este caso. Ya habíamos mencionado que SeokJin no era el tipo que pasaba por alto las cosas importantes.

— ¿Te irás sin decir nada más? —preguntaba, deteniendo los pasos de Eun Woo.

Su amigo dejaba caer su cabeza y se giraba apoyando su espalda en la puerta—. ¿Nunca dejarás un cabo suelto, cierto?

SeokJin reía desganado—. He dejado algunos, pero tú eres diferente para mí —añadía.

Y esa era la razón por la que Eun Woo no había querido abrir su boca y arruinar las cosas. SeokJin tenía tendencia a relaciones tóxicas y folladas intensas, pero él siempre había significado más que una polla de estación. Aunque esté no puediera verlo más allá de un simple buen amigo y ese niño que se cruzaba de patio para molestarlo.

— ¿Qué quieres que diga? —preguntaba suspirando—. No quiero arruinar nuestra amistad. Sé que te importo —decía perdiendo la calma, sintiéndose ansioso—. ¿Tienes idea de cuántas veces te ví ligar con un tipo, besarlo, tocarlo y desear horrores que fuera a mí a quien tratabas así? —Eun Woo reía sin gracia, ya no estaba apoyado sobre la puerta—. Me gusta todo de tí. Adoro cuando te enojas y hablas rápido. Tu ceño fruncido en las mañanas. Tu forma de comer con un constante puchero en tus labios. Tu risa ridícula y alegre. Tu forma de bromear... —exclamaba acercándose a SeokJin—. Eres sexy como el infierno cuando te enojas y me mandas. No puedo estar enojado mucho tiempo contigo porque necesito saber de ti y he estado caminando por las paredes los últimos meses porque jamás me habías dejado tanto de lado y te extraño todo el tiempo. Y sigo anhelando lo que no puedes darme —decía sin fuerzas.

Los ojos de Eun Woo estaban húmedos y SeokJin estaba atónito.

Una risa amarga se pintaba en el rostro de Eun Woo—. Y por esto tendría que haberme quedado callado —admitía—. No tienes idea las veces que he fantaseado contigo, es anormal. Es insano, te deseo como un imbécil. Tu olor lo conozco de memoria y ni siquiera sé a qué sabe tu piel, te he visto besar a otros, pero realmente no sé cómo besas. No sé a qué saben tus labios. Yo-... —Eun Woo quería poder cerrar la maldita boca, pero le estaba costando—. Estoy loco por ti y tú ni siquiera lo has notado y no te culpo —decía con suavidad—. Sabía que sería unilateral de todas formas.

Cuando miraba a SeokJin una última vez y en detalles, notaba la consternación palpable en el rostro de su amigo. Había descolodado a SeokJin y eso sucedía cuando lo dejaban sin palabras.

—Lo siento —susurraba listo para irse.

—Woo... Espera no-... No te vayas así —susurraba SeokJin.

El pelinegro giraba, no aguantaría más tiempo sus estúpidas lágrimas.

—No tienes que decir, ni hacer nada al respecto, conozco mi posición en tu vida

—Tendrías que haber hablado conmigo

— ¿Para qué? Ibas a rechazarme de todas formas

—Tú no tenías co-... —Seokjin apretaba sus dientes—. Sé que te pedí esta charla, pero no tenías derecho a ocultarne lo que sentías tanto tiempo y decirlo ahora sólo porque... Porque te sientes amenazado cuando estuve solo tanto tiempo —decía casi enojado, casi—. ¿Qué se supone que hagamos ahora? Sólo ignorar tus sentimientos sabiendo que-... —SeokJin no decía nada, sólo miraba a Eun Woo cerca de él.

Este suspiraba—. ¿Sabiendo que te quiero cómo un demente? —añadía.

SeokJin negaba con su cabeza y añadía—. No tienes derecho de arruinar mi cabeza así.

Eun Woo abría sus ojos con sorpresa ¿Qué significaba eso? ¿Sus sentimientos sólo eran una maldita carga para SeokJin o acaso...?

Su mano se alzaba para tocar el rostro de SeokJin, pero este se alejaba y ponía su mano sobre el pecho de Eun Woo, reteniendolo, pero enmarañando su ropa con sus dedos. La mano del pelinegro había quedado en el aire. La tensión y el silencio ensordecedor era el único testigo de como Eun Woo decidía tomar a SeokJin de la nuca y atraerlo hasta que sus bocas chocaban en un beso que había sido desgarrador desde el primer contacto.

Eun Woo sentía la euforia recorrer su cuerpo cuando SeokJin había abierto su boca para recibirlo sin titubear  y por supuesto su lengua había salido a atacarlo antes de que él pudiera recordar cómo era eso de besar con tanto deseo a la persona que te tiene loca hacía casi toda tu vida.

El beso era desordenado, pero por supuesto SeokJin sabía lo que hacía, lo manejaba a su antojo. Sus párpados pesados, su cuerpo temblando de deseo cuando atraía a SeokJin por más. Era apenas más pequeño, no estaba seguro si quería dominarlo o dejarse dominar. En sus fantasias más sucias, Eun Woo, se dejaba totalmente, pero en las más silenciosas ardía por hacer de SeokJin un desastre.

Definitivamente lo pocos sentimientos amistosos y fraternales en él hacia SeokJin, se habían ido por la borda junto con la lengua y la boca de su Hyung, hasta que sentía el beso más flojo y lento. Abriendo sus ojos notaba la sorpresa y confusión en SeokJin.

—Lo siento, hyung —susurraba y salía de allí de inmediato, dejando a SeokJin con labios rojos e hinchados. Le encantaría volver a besarlo, pero salía asustado.

El castaño seguía de pie en la puerta, sus dedos temblorosos pasaban por sus labios y sabía muy bien que Eun Woo estaba descolodado por haber correspondido a su beso. Así tan descolodado como él mismo se sentía.

— ¿Que mierda, SeokJin? —suspiraba para sí mismo.

Para cuándo el fin de semana llegaba, TaeHyung se encontraba preparando su habitación para SeokJin. Era exclusivamente la segunda y—si no se distraía—última cita para terminar su pintura. a estas instancias, sentado frente a su obra, rememoraba que todo había comenzando más que nada, por simple interés de tener su obra en el museo del importante pintor MinSo. Sabía que conectar y sentir era el punto de Dong- Gun con estas pruebas, pero él sabía que podía salir ileso (o fracasar en otras palabras) para conseguir su cometido.

Dios, él incluído había manipulado a Dong-Gun y se preguntaba si su buen amigo, casi cómo un padre, sabía que TaeHyung estaba siendo un maldito pedazo de mierda otra vez.

Pese a todo su historial, había una sola persona a la que TaeHyung no quería defraudar, y ese era Dong-Gun.

—Aish, carajo... Genial, esto se llama culpa —decía bebiendo un sorbo de su copa de vino—. Y siento la necesidad de disculparme con Dong-Gun hyung. Increíble. Soy más que un patético desastre.

Su solitaria fiesta de miseria, hubiera continuado si no fuera por el sonido del timbre que lo hacía sobresaltarse. Mirando su reloj, sabía muy bien quien se encontraba al otro lado. Poniéndose en pie y revisando su imagen desaliñada una vez más al espejo, TaeHyung abría la puerta y se encontraba con un SeokJin vistiendo pantalones deportivos azul francia y una camiseta negra con una gorra del mismo color.

— ¿Llego tarde? —decía la suave voz que salía de esos labios.

TaeHyung lo miraba de arriba abajo y relamía sus labios secos. Si su vida fuera un Omegaverse pecaminoso, como esos libros que solía leer, él estaba seguro que su casta sería Omega y estaría totalmente mojado por el alfa frente a él.

—Llegaste justo a tiempo —decía haciéndose a un lado para permitirle entrar—. Pasa.

SeokJin así lo hacía y cuando pasaba por al lado de TaeHyung, dejaba una ráfaga de aroma intenso y dulce. Pero varonil y extravagante. TaeHyung se encontraba a sí mismo olfalteando más de la cuenta.

—Dios, sí sería un maldito Omega —susurraba.

SeokJin se giraba con ceño fruncido—. ¿Mmm? ¿Dijiste algo?

TaeHyung se giraba y negaba—. Tengo todo listo ¿Quieres algo de beber? Estamos en el punto justo del sol sobre mi ventana —mencionaba caminando directo a la habitación—. Tengo otra copa si quieres un poco de vino.

SeokJin lo seguía en silencio y se preguntaba por qué estaba tan esquivo, pero considerando que su cabeza era un desastre, prefería no presionar. Si se enfrentaba a otra extraña discusión sin rumbo con TaeHyung, no ayudaría a su estado emocional actual luego de lo sucedido con Eun Woo, a quien por cierto, no había vuelto a ver, ni había tenido el coraje de hablarle primero.

Se sentía un desastre andante.

—Te ves cansado —susurraba TaeHyung detrás de él, ya sirviendo una segunda copa mientras miraba por la ventana—. Son los últimos rayos del sol hasta que caiga del todo, puedes desvestirte cuando lo desees.

SeokJin tomaba la copa y bebía un sorbo largo, sin acabarse del todo el elixir.

—Estuve todo el día con mi madre, ayudándola con algunas cosas en su casa —respondía, dejando la copa en una pequeña mesa esquinera y comenzaba a desvestirse.

—Oh, terapia labor —mencionaba TaeHyung con voz grave. SeokJin reía sin mirarlo, sólo concentrado en desnudarse. El pintor tomaba su copa y disfrutaba de aquello más de lo que debía.

SeokJin era perfecto, por dónde fuera que sus ojos mirarán, el cuerpo y porte de ese hombre eran únicos. Y lo volvía loco. No se había dado cuenta lo sumergido que estaba en simplemente admirar su belleza masculina. Su copa estaba en su boca y su labio inferior acariciaba el vidrio de la misma mientras estaba más que perdido en el hombre frente a él.

—Un penique por tus pensamientos —decía SeokJin de repente.

No estaba excitado en absoluto, TaeHyung no coincidía con él. Aún no estaba duro del todo como roca, pero la simple imagen y el saber exactamente como ese hombre podía follarle los sesos, lo estaban haciendo sentir el calor de su cuerpo acumularse en una sola parte.

—Lo siento. Disfrutaba la vista ¿No se me permite? —se burlaba.

SeokJin sonreía tranquilamente, no parecía sentirse afilado para un encuentro de cualquier tipo como solían tener siempre. Se veía distante o quizás era TaeHyung que lo sentía y también se sentía así porque su cabeza no había dejado de maquinar un momento luego de que ese hombre había dejado su apartamento noches atrás.

Y por supuesto TaeHyung había pensado en qué podia ofrecerle a un hombre como SeokJin y también había pensado demasiado en la forma en que SeokJin había hablado sobre su amigo, quien ya había admitido lo que TaeHyung sabía desde el primer momento en que había visto al otro tipo. Sólo que en ese entonces ni le importaba, ahora no pensaba igual y le molestaba eso.

Estaba loco por SeokJin, TaeHyung no podía culparlo. A TaeHyung no le hubiera interesado en otro momento. El TaeHyung de antes hubiera visto a Eun Woo como una simple piedra en su zapato que podría sacar con facilidad, cuando creía que SeokJin no podría verlo como más que un amigo.

Ahora no estaba tan seguro. No se sentía seguro de nada. Y el sentimiento, junto con los dementes celos, le estaban quemando el pecho.

— ¿Haremos esto o sólo te me quedarás mirando? —decía SeokJin.

Mierda ¿Hacía cuánto se había acomodado ya en su lugar? Se había totalmente desconectado.

—Lo siento, dormí poco y no estoy del todo concentrado —decía poniéndose de pie, mirando su dibujo y a SeokJin—. Permíteme acomodarte con exactitud —decía con tono profesional y algo distante.

SeokJin se sentía extraño. Había dejado el apartamento de este hombre sabiendo que TaeHyung tenía algo para decir, algo le molestaba. Parte de él pensaba que TaeHyung ya estaba hastiado o metido hasta el fondo. Pero no presionaría. Si estaba hastiado, pronto se lo diría, TaeHyung nunca había tenido filtro con él luego de haberle sacado la ficha tan pronto. Pero si estaba hasta el fondo metido, no estaba seguro si lo admitiría jamás.

Y tampoco estaba seguro que aunque así fuera, TaeHyung podría no tener nada bueno que ofrecerle. Sabía muy en el fondo que éste probablemente no se arriesgaría o no sabría cómo hacerlo. Y lo peor de todo es que en esos días luego del beso con Eun Woo, SeokJin se había replanteado las palabras de Namjoon: No querrás meterte con alguien como TaeHyung, especialmente si tú frase de aliento es "puedo soportar". No deberías, nadie debe tener que soportar lo que sea. Una relación no se trata de soportar".

Suspirando, la mano de TaeHyung lo sorprendía cuando acomodaba su cabello. Estaba más serio que de costumbre. Era extraño. Era tan raro de ver. Incluso estaba tan contredado que ignoraba la mirada fija que SeokJin le estaba dando, hasta que sus miradas se cruzaban, la mano de TaeHyung quedaba en el aire y SeokJin sentía la tensión emanar del cuerpo del azabache.

—Estás muy callado —susurraba Jin—. ¿Todo va bien?

TaeHyung sonreía ladino—. Perfecto, como dije: sólo tengo un poco de sueño, pero tengo ganas de terminar esto —decía saliendo del espacio personal de SeokJin.

El castaño pasaba el nudo en su garganta y lo miraba volver a su lugar detrás del lienzo a medio terminar.

"Tengo ganas de terminar esto" SeokJin sentía que esa frase significaba muchas cosas. Quería hacer tantas preguntas, pero se contenía cuando TaeHyung ordenaba que volviera su cabeza a su posición original. Había música suave de fondo y sentía que TaeHyung estaba demasiado concetrado otra vez.

La curiosidad y la confusión picaban debajo de su piel. Algo estaba sucediendo con TaeHyung y no estaba seguro qué era.

— ¿Has estado en alguna relación seria en el pasado? —soltaba SeokJin.

Era menos violento que "¿Te imaginas en una relación seria conmigo?"

TaeHyung parpadeaba, había estado un buen tiempo pintando y simplemente vaciando su cabeza de todo con respecto a la vorágine de sentimientos que SeokJin despertaba en él.

Sentía su pulso fallar y su mano tambalearse. Levantando la vista, sin ver a SeokJin realmente, suspiraba y respondía:

—Nunca.

Buenos mierda, SeokJin esperaba que fuera más expresivo. TaeHyung solía serlo aunque fuera un culo engreído.

— ¿Por qué? —insistía.

TaeHyung apretaba el pincel y sus dientes—. Sólo no me conecte jamás con nadie, Jin. Creí que era algo obvio.

SeokJin suspiraba—. Dijiste haber tenido varios romances

—No es la mismo que una relación, aunque no tenga con que compararla en experiencia propia. Créeme, no fueron relaciones. Sólo camadas —decía secamente—. Manipular a otros tiene un fecha de caducidad, se vuelve aburrido luego de entretenerme lo que considero suficiente o de conseguir algo que deseaba a cambio —se encogia de hombros, formando una U invertida con la expresión de sus labios.

A SeokJin le recordó mucho al TaeHyung del inicio. No sabía si eso era una buena o mala señal. Bueno, quizás era una mala.

— ¿O sea que manipular a largo plazo te aburre? ¿Aunque tengas buen sexo con alguien?

—No sería razón suficiente para desgastarme —respondía TaeHyung. Podría decirse que sabía lo que SeokJin estaba haciendo. Intentando tener " la charla" sobre "¿Qué carajos estamos haciendo fuera de ser tu jodida musa de estación?"

—Adorable —murmuraba SeokJin con sarcasmo.

TaeHyung suspiraba y dejaba caer su mano—. No soy un monstruo, Jin —exclamaba—. Tuve sexo sin compromiso con otro como cualquier ser humano.

SeokJin lo miraba finalmente—. La mayoría no suele joder con los sesos de los demás siendo celoso y posesivo cuando sólo es una follada de estación —mencionaba seriamente.

TaeHyung apretaba sus dientes y lo miraba, le sostenía la mirada aunque quisiera esconderse detrás del lienzo.

Se sentía inseguro sobre como carajos responder a ese golpe bajo. Podría sonar desinteresado otra vez, pero en parte sentía... Joder, parte de él sentía y ese era todo el problema de esta maldita ecuación.

—Nunca tuve una relación porque jamás elevaron mi presión sanguínea lo suficiente —decía con tono mordaz—. Fuera de como jugué con el sexo sin compromiso, no es tema de discusión —respondía volviendo a la pintura.

SeokJin fruncía su ceño. Su cabeza estaba demasiado jodida y perturbada por este hombre.

— ¿Yo te elevó la presión sanguínea, TaeHyung? —preguntaba descaradamente.

El pintor se quedaba quieto y sorprendido.

Había dos opciones: seguir con el rumbo de esta conversación—aunque estuviese inseguro sobre si lo que sentía era algo real o simple capricho intenso—o él podría...

— ¿Arreglaste cuentas con tu amigo? —preguntaba a cambio.

SeokJin se sentía descolodado. Dejaba de mirar en dirección a TaeHyung y respondía tajante.

—Cambio de tema, eso también es una forma de responder —soltaba casi en un susurro. TaeHyung no decía nada, pintando algunos trazos más fuertes que otros en ese momento—. Y sí, hablé con él.

Sus movimientos se detenían. Su pulso se aceleraba y su corazón galopaba como si hubiese corrido una carrera.

—No fue esa la pregunta que hice —soltaba el pintor—. ¿Arreglaste las cosas?

SeokJin mordía el interior de su mejilla—. Sí. Algo así —respondía.

Y había sido el final de la conversación poco fructífera para ambos. Luego de veinte minutos más en silencio, la música suave y el teléfono de SeokJin que marcaba batería baja, eran los únicos sonidos cuando TaeHyung suspiraba satisfecho con su trabajo y se estiraba.

—Puedes moverte —ordenaba con un bostezo, luego bebía lo que quedaba de su copa y se ponía de pie para ver a SeokJin estirar su cuerpo.

Era todo piel blanca, pelo negro y labios rojos y carnosos. Hombros anchos y cintura pequeña. Nuevamente se quedaba con la copa en la boca cuando lo veía caminar en dirección a su teléfono y fruncía el ceño.

— ¿Sucedió algo? —preguntaba TaeHyung.

—No puse a cargar mi teléfono desde  anoche —respondía suspirando y encontrando los ojos de TaeHyung.

Este le ofrecía su copa llena de vino y SeokJin la tomaba en silencio para beber. TaeHyung lo miraba en silencio, pero tenía sus ojos más oscuros que de costumbre. Brillando con lujuria y deseo. Dios, SeokJin estaba tan mal si reconocía esa mirada aunque TaeHyung estuviera quieto y en silencio frente a él.

Bebiendo la copa de vino, iba inclinando su cabeza hacia atrás. Sus ojos aún sobre TaeHyung, este ni siquiera estaba bebiendo ahora. Sólo observaba de arriba abajo y se quedaba tiempo extra en su polla. TaeHyung relamía sus labios y el brillo hambriento en su mirada hacía que la polla en cuestión de SeokJin, se sacudiera y comenzará a sentirse más pesada ente sus piernas.

TaeHyung mordía ahora su labio inferior mientras la copa estaba en su mentón y sus ojos subían por el pecho de SeokJin desnudo. Él quería comerse todo eso de nuevo, el deseaba a SeokJin encima de él, dentro de él. Estaba ardiendo en el silencio de la habitación. Y SeokJin quería ser indiferente, no quería recaer de nuevo en el sexo improvisado, desprevenido y apasionado.

Eran salvajes e irresponsables juntos.

Dejando la copa en la mesa junto con su teléfono, miraba a TaeHyung una vez más. El pintor no se había perdido ningun movimiento.

—Creo que es hora de vestirme —decía SeokJin, sin intenciones de realmente hacer lo mencionado.

TaeHyung daba unos pasos hacia él para dejar la copa en la mesa detrás de SeokJin. Estaban cerca, podía sentir el calor que emanaba del cuerpo de SeokJin y como la polla de este seguía cuesta arriba con cada silenciosa provocacion que le daba.

— ¿Tienes algún compromiso ahora? —preguntaba.

SeokJin largaba el aire por sus fosas nasales.

—En unas horas. Un encuentro con compañeros. Algunas prácticas para el siguiente examen que van a tomarnos —respondía SeokJin.

— Perfecto —decía ronco, abalanzandose hacia un SeokJin que lo detenía con una mano en su hombro, TaeHyung lo miraba confundido.

— ¿Tuvimos una pobre charla y lo único que quieres es ir a los golpes y listo? —decía con cierta diversión y a la vez irritación.

TaeHyung reía ladino y relamía sus labios. Su mirada divertida y sensual pasaba a una hambrienta y salvaje cuando pedía sin tapujos—. Déjame chuparte la polla.

SeokJin hubiese querido no reaccionar como lo había hecho. Su mente le gritaba que necesitaba distancia "sexual" de TaeHyung hasta que este se viera menos consternado al meterse con él. Quería que TaeHyung sintiera, pero no quería joderle la cabeza y joderse la suya propia en el proceso. Ya estaba demasiado comprometido con la causa.

Pero su polla no coincidía con su cabeza porque de su semi dureza, pasaba a un mástil rígido y en alto. Apretando sus dientes de la furia que sentía consigo mismo, sus dedos se presionaban en el hombro de TaeHyung y lo empujaba hacia abajo, haciéndolo caer de rodillas mientras esos ojos negros brillaban con hambre y lujuria a flor de piel.

TaeHyung alzaba sus manos, acariciando el raz de sus caderas cuesta arriba, relamía su labio y luego sus ojos se dirigían a su polla. Esa mirada volvía loco a SeokJin. Un animal de puro instinto, las grandes manos ajenas masajeaban su polla, sus piernas y cuerpo se tensaban y la boca de TaeHyung se aproximaba para chupar sutilmente la punta.

Sus dientes se apretaban sus manos se dirigían al cabello de TaeHyung, tiraba de él hacia atrás para mirarlo un última vez y luego de mirarse en silencio, lo empujaba contra su polla y la boca del azabache se abría automáticamente. Luego de eso, su cabeza se vaciaba y la de TaeHyung también.

Sus sentimientos confusos y eufricos pasaban a segundo plano para cuando el sabor de la carne de SeokJin inundaba sus sentidos. El mundo se volvía borroso a los costados y sólo podía pensar en este hombre. En lo loco que lo volvía y lo primitivo y posesivo que se sentía a su lado. Sólo queriendo tomar y tomar y SeokJin no se sentía diferente.

Eun Woo sabía que no tendría que haber salido esa noche. Tendría que haberse quedado en casa en vez de intentar beber con sus otras amistades hasta el maldito cansancio sin ser siquiera las doce de la maldita noche.

Estaba ebrio hasta el tope y estaba seguro que uno de los amigos de su amigo, había puesto algo en su trago para sentirse menos miserable, como le habían mencionado.

Eso básicamente contaba como haberlo drogado y podría simplemente denunciarlo, pero estaba seguro que no lo habían hecho con la intención de que alguien abusara de Eun Woo, sino que este se despejará un poquito más con una mínima ayuda. No era excusable, aún así, allí estaba.

— ¡Woo! —llamaba uno de sus amigos. Sentía que todos los sonidos era ecos lejanos, sus sentidos un poco dormidos. Quería irse a su casa, pero no estaba seguro que pudiera dar un maldito paso, casi todo se veía doble—. La pequeña de la esquina no ha dejado de verte —decía Junseo a su lado.

Momento, ¿Era Junseo o MinYoon? Carajo, bajo las luces  coloridas, la oscuridad y el humo, entendía cuando escuchaba por ahí que todos los asiáticos eran iguales. Incluso los sonidos estaban distorsionados y sentía que no podía ni reconocer sus voces.

— ¡No me interesa! —gritaba en dirección opuesta al tal MinYoon, quien tomaba su rostro y lo hacía hablarle correctamente en su dirección—. Mierda. No me interesa, hombre. Me iré —decía intentando levantarse de la zona VIP, pero se caía de culo al no poder caminar correctamente.

— ¡No puedes irte así! —gritaba su amigo, negando con su cabeza—. ¿Alguien puede venir por ti? No tengo auto y estoy ligando con una rubia, no me iré y nadie podrá llevarte ¿Hay alguien Woo?

El chico alto resoplaba y hacía un puchero, buscando su teléfono en su bolsillo se lo entregaba a su amigo. Sus ojos estaban a medio abrir. O medio cerrar. Había enviado un mensaje a SeokJin.

Uno que decía "Quiero decir que lamento haberte besado, pero no me arrepiento de haberte besado".

Si estaba bastante ebrio y había olvidado borrarlo para evitar que SeokJin lo viera. No recordaba si lo había hecho o no.

— ¡Llama a Jin! —pedía con la lengua pesada—. Él vendrá sin importar qué.

Su amigo asentía y buscaba el contacto de SeokJin en el teléfono.

Al otro lado de la línea, sonaba el aparato de SeokJin sobre la mesa de TaeHyung. Estaba aún con poca batería y por follar a TaeHyung, no lo había puesto a cargar, pero como la llamada era de Eun Woo, era atendida de inmediato.

Diga

— ¡¿Jin?! —soltaba al otro lado, con música fuerte.

— ¿Quién habla?

—MinYoon, amigo Eun Woo... Eh, mira está drogado —decía sin tapujos—. Necesita que lo lleves a casa, apenas sabe dónde mierda está parado y se quiere ir solo.

— ¿Drogado?

El tipo de nombre MinYoon rodaba los ojos por escucharse sorprendido.

—No es nada grave, no fue mucho, pero le pegó fuerte. Estamos en el "Candy Sugar Pop" ¿Puedes venir por él?

De acuerdo, estaré en diez minutos. Que no se mueva de allí.

La llamada era cortada y el tal MinYoon miraba el teléfono con desagrado.

— ¿Viene? —preguntaba Eun Woo cuando recibía su teléfono.

—Sí, viene. No te muevas hasta verlo. No seas imbécil y quédate quieto —le ordenaba antes de dejarlo tirado en el VIP.

Eun Woo sobaba su rostro y quería, no, no quería, le urgía salir de ese lugar. Estaba hastiado y mareado. Caminando sobre el aire, aunque estuviera prácticamente sentado. Era la última vez que intentaba revolcarse en su miseria. Hoy arreglaría su error con SeokJin y pediría disculpas por arruinar su confianza y su amistad.

—Voy a recuperar a mi amigo... Aunque lo quiera demasiado —se decía como palabras de ánimos a sí mismo.

Mientras tanto en el departamento de TaeHyung, el castaño se vestía rápidamente luego de una rápida ducha. Tenía que correr si quería que el tiempo fuera suficiente para llegar con sus compañeros de estudio luego.

Con TaeHyung había sido sólo sexo desenfrenado sin charlas comprometedoras, pero con la tensión de algo no dicho en el aire. Su cabeza aún estaba mareada y su cuerpo cantaba de placer. Era difícil ser coherente cuando se sentía extrañamente exhausto. Ya encontraría el momento.

Unos pasos se acercaban cuando ponía su gorra en su cabeza, listo para partir. TaeHyung estaba también con su cabello húmedo de su baño y estaba comodamente vestido.

—Me iré ¿Necesitas otra cita para tu pintura? —preguntaba con incomodidad.

TaeHyung relamía sus labios—. No, Jin. Está bien para mí. Haré unos últimos retoques. Vamos, te acompañaré abajo.

SeokJin se sorprendía, pero asentía y seguía a TaeHyung afuera y al ascensor. El pintor por su parte, se sentía extraño. Cuando subían al espacio reducido y comenzaba a bajar, reinaba el silencio. TaeHyung se apoyaba a la pared contraria de SeokJin y lo miraba fijamente. Nuevamente no decía nada.

SeokJin suspiraba—. ¿Terminamos del todo? —preguntaba de repente.

El pintor sentia su cuerpo demasiado tenso, en todas partes. No le gustaba como sonaba, pero no habían mencionado mucho sobre que sucedería con ellos luego de que TaeHyung hubiera obtenido lo que deseaba.

— ¿Quieres deshacerte de mí, Jin? —preguntaba moviendo su cabeza de un lado a otro, mirando a SeokJin como si fuera la cosa más fascinante.

Él no quería dejarlo ir. Pero las puertas se abrían y caminaban con paso lento a la salida.

— ¿Quieres tener un cita decente conmigo o eso es demasiado serio para ti? —preguntaba SeokJin—. No tiene que ser exclusivo, pero podemos ver qué nos depara el destino.

TaeHyung sonreía luego de un momento en silencio—. ¿Sin exclusividad, eh? —mencionaba sintiéndose extraño, SeokJin aún no salía.

—Sin presiones —decía este, pero luego miraba la hora en su reloj y tenía que jodidamente correr—. Piénsalo, si no quieres está bien. Podemos no estar entre las opciones del otro si no quieres —mencionaba intentando no sonar tan exclusivo para alguien como TaeHyung.

—Opciones —decía el pintor laconicamente—. Tienes opciones.

SeokJin fruncía el ceño y esquivaba su mirada—. No lo sé. Tengo que correr, te veré por ahí, Tae —decía, esperando a que el pintor le abriera la puerta.

Cuando lo hacía, se giraba y sonreía—. Espero que consigas tu exposición en ese museo de arte —soltaba con sinceridad.

TaeHyung parpadeaba—. Gracias por haber aceptado, Jin —el castaño sonreía y TaeHyung sentía una abrumadora necesidad de tenerlo sólo para él. Esa mirada dulce, esa sonrisa tierna y a veces engreída.

Quería encerrarlo para él mismo. Era desesperante, así que se aproximaba y besaba los labios de SeokJin con un suave beso y sin previo aviso.

Debía de ser suave o no acabarían. SeokJin no presionaba, recibía el fugaz beso, la caricia en sus labios. Cuando TaeHyung se alejaba estaba casi listo para irse.

—Bien, ahora sí es mi pie para retirarme —decía con una sonrisa tonta y caminando de espaldas a la dirección en la que iba.

Dios, TaeHyung lo quería tan mal.

— ¿No te olvidas algo? —soltaba de repente.

SeokJin fruncía su ceño confundido. TaeHyung sonreía ladino y sacaba el teléfono de SeokJin de su bolsillo y las llaves de su auto del otro lado.

—Se murió del todo tu batería —mencionaba—. Estaba en la mesa de mi habitación de arte, mientras te duchabas daba sus últimos suspiros de vida.

SeokJin abría sus ojos sorprendido—. Oh mierda, olvidé totalmente que lo tenía. Lo intentaré cargar en casa de mis amigos. Debo irme ahora —decía sin más que añadir, pero no podía evitar preguntar—. ¿Saldrás?

TaeHyung miraba las llaves de su auto y luego de apretar sus dientes sonreía—. Voy a comprar para comer y beber. Mi lugar favorito no está cerca. Conduciré y tomaré un poco de aire —decía viendo a SeokJin a los ojos, una sonrisa dulce pintada en su rostro para su musa.

El castaño asentía—. Oh, bien... Entonces, te veré por ahí.

—Aceptaré la cita...  —decía repentinamente—. ¿Qué puede salir mal? —mencionaba.

A SeokJin se le iluminaba el rostro con su sonrisa—. Genial. Organizaremos cuando cargue mi teléfono mañana.

—Perfecto. Suerte estudiando y reteniendo —añadía.

SeokJin sonreía una última vez y corría, saliendo de la vista de un TaeHyung que se dirigía al estacionamiento y cuando encontraba su auto se metía en él, encendía el GPS y con su voz grave indicaba al asistente virtual su camino.

—Indicaciones para llegar a Candy Sugar Pop.

"Dio' mío... ¿Como e'posible de este suceso?"
🧍🏻‍♀️
🏃🏻‍♀️

Con amor niñita Nanykoo 💜

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