―No pienso besarte sólo para que me hagas las tareas

―Bueno entonces suerte repitiendo desde primer semestre

Jennie se dió la vuelta dispuesta a irse pero Lisa la detuvo.

―No, no pienso repetir

―Entonces quiero mis besos

La pelinegra suspiró, se odiaba en ese mismo momento, no podía creer que tiraría su dignidad a la basura. Pero todo sea para salvar el semestre.

No lo pensó dos veces y para convencer a la castaña de que aceptaría el trato la tomó de las mejillas y juntó sus labios en un casto beso.

La sensación de los suaves y dulces labios de Jennie le hizo sentir una sensación extraña.

Se separó rápidamente al sentir las mejillas de la contraria hirviendo. Y si, Jennie estaba completamente roja mientras trataba de comprender lo que había pasado.

―¿Entonces? ¿Harás mis tareas?―Lisa preguntó．

―S-sí

―Bueno

Lisa sonrió y salió del salón cómo sí nada hubiera pasado mientras que la Jennie seguía ahí de pie, tocando su boca y recordando el beso.

―Lisa me besó... Lo hiciste Jennie... Lograste que Lisa te besara...

Jennie comenzó a dar saltitos de alegría, y quién no estaría feliz si la persona que te gusta te diera un beso.

Pero no fue un beso de amor, sólo fue para que yo haga sus tareas.

Dejó de dar saltos y suspiró triste.

¿Algún día vas a amarme Lisa?

Era lo único que Jennie deseaba, algún día poder ser amada por aquella chica que sólo le prestaba atención a sus apuntes y no a sus sentimientos.