Veinte.

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Nota: este capítulo y los siguientes, lo podéis acompañar con la playlist de la historia, dejaré el enlace en los comentarios por si alguien quiere pasarse jej.

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El viaje fue ameno porque el silencio fue acogedor.

En algunos momentos, cuando Thiago se paraba en algún semáforo que estaba en rojo, aprovechaba para darme la mano y acariciar la mía.

El ambiente no se sentía pesado, pero cómo iba a hacerlo si tenía a Taylor Swift de fondo.

Cuando llegamos, aparcó el coche y dio un largo suspiro antes de mirarme.

—¿Vamos? —preguntó, a lo que yo asentí mientras me bajaba del coche.

Quizá fue porque en mi mente aún no procesaba lo que estaba a punto de ocurrir o porque Hass, Zack, Elián y Tyler se encontraban en la puerta del hospital, los cuatro en pijama, esperándome, pero seguía en un estado de shock raro. Todo se sintió como si estuviera en piloto automático después de fundirme en un abrazo con todos ellos entre sollozos.

Me acompañaron en todo momento, sobre todo Hassel, quien pasó buena parte del tiempo en la sala de espera abrazándome y acariciando mi cabello mientras soltaba todo tipo de maldiciones a Sam, haciéndome reír involuntariamente.

Agradecí el hecho de que todos se comportaran con normalidad, dentro de lo que cabía en la situación en la que nos encontrábamos, como si nada hubiera pasado.

Como si no hubiera casi destrozado el grupo.

—Sigo diciendo que mi pijama es mejor —declaró Tyler echándose hacia atrás sobre la silla.

—Que no, que tienes mal gusto, acéptalo ya, Tyler —bufó Elián.

—¿Perdona? —El mencionado se ofendió—. Que tú no seas lo suficientemente culto como para valorar mis gustos, no los hacen malos.

—Por Dios, todos sabemos que quien lleva el que mejor pijama soy yo —comentó Zack.

—Ya me jodería llevar un pijama de osos —resopló Tyler.

—¡Cuidado con lo que dices de Somos osos! —siseó Zack.

El teñido rodó los ojos y cambió el tema de conversación, o eso intentó, porque fue interrumpido por la voz de la señora que llamaba a los pacientes.

—¡Benjamín Smith Torres!

Mi cuerpo se tensó y me paralicé.

Hassel me tomó de la mano y me ayudó a levantarme.

Tragué saliva mientras miraba al grupo.

No quería hacerlo.

No, yo no era tan valiente.

Antes de que abriera la boca para negarme, Thiago se acercó y entrelazó nuestras manos.

—Tú puedes, ¿vale? —Echó un mechón de mi cabello hacia atrás—. Estaré a tu lado, igual que el resto, así que no debes tener miedo.

Volví a romper a llorar y seguí a Thiago, quien me guio hasta la consulta.

No pude hablar en ningún momento durante esta, Thiago tuvo que ser el portavoz en toda la ocasión. El resto se quedó en la sala de espera, pues no permitían la entrada de más de una persona aparte del paciente a la habitación.

En ese instante, no se sintió como si estuviera consciente de todo lo que pasaba, simplemente obedecía a lo que me decían mientras me examinaban.

Después de una hora más en el hospital, nos entregaron el parte médico que acabó guardando Thiago. Él se iba a encargar de todo con la ayuda de su padre, que era policía. Si tenía que ser honesto, me daba algo de vergüenza que sus padres y los míos se enteraran de la situación, pero me convencí a mí mismo de que era lo mejor, tampoco tenía más opción.

Los chicos intentaron animarme de camino al coche. Sin embargo, a mí solo me interesaba la razón por la que habían venido. Al parecer, Thiago les mandó un mensaje para que me acompañaran y que no estuviera solo, pero sobre todo, para que me diera cuenta de que ellos estarían a mi lado, daba igual lo que yo pensase.

Volví a llorar por enésima vez esa noche, lo admitía, estaba sensible.

Luego de una larga charla de Hass sobre cómo si necesitaba ayuda, que lo llamara porque él siempre iba a estar para mí, y si llegaba a pensar lo contrario, me golpearía por ser imbécil. El resto le dio la razón.

Realmente tenía amigos increíbles.

Cada uno se fue por su camino y quedé a solas con Thiago, quien se apoyó sobre su coche.

—¿A dónde quieres ir?

Quizá era porque era de noche y las luces brillaban más que nunca, pero sus ojos parecían relucir más que de costumbre.

¿Era solo yo o las vibras de Thiago habían cambiado un montón en solo unos meses?

Dudé sobre lo que responderle, pero tomé fuerzas.

Esta noche iba a solucionar todo lo posible, antes de arrepentirme.

—Al mismo lugar de siempre.

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Vale, yo sé que dije que iba a terminar la novela la primera semana de diciembre, pero no pensé en que tenía cinco exámenes finales pendientes y pues, seré multitasking pero hasta cierto punto.

Sin embargo, he conseguido sacar un poco de tiempo en estos días para terminar la novela, que encima creo que voy a alargar un poco más porque no tenía planeado dividir los capítulos. Pero en esencia, será lo mismo que tenía pensado, solo que en más capítulos porque ponerlo todo en dos o tres, haría que fueran demasiado largos, lo que no es la intención.

En fin, sobre el capítulo owo. La amistad que tienen todos los chicos del grupo me hace feliz porque son taaaaan bomnitos y poco se habla de lo mono que es Hass. TuT. Necesito a un Hassel en mi vida, ya no solo porque es Hass, sino por el aporte que haría este en mi vida, akshdksu.

PEEEro bueno, soy feliz porque Biago es feliz. Qué gracioso que en los primeros capítulos me hacía la desentendida, como si no hubiera sabido que iban a solucionarlo todo desde un principio.

Ahora sí, besitos de media mañana.

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