Capítulo 3Diablesa

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<<Lexa

- Lexa ¿no te apetece bañarte?

La silueta de una mujer se interpone y tapa el sol, entrecierro los ojos, para acostumbrarme a ese cambio tan repentino y distinguir bien la cara de esa mujer. Siempre el mismo sueño y cada noche apenas avanzo un poco más:

- Se mueve como pez en el agua, doctora.

Digo con una amplia sonrisa, a pesar de que aún no veo la figura de esa mujer solo sé lo que siente mi corazón. Es curioso, porque nunca he sentido algo así de grande, hasta mi propio pecho se queda pequeño. Cierro los ojos, solo durante unos segundos y disfruto de esa tranquilidad:

- Vamos, no tienes que quitarte la camiseta, solo será un baño refrescante

- Estoy bien así, gracias

Quiero hacerlo, bañarme con esa desconocida, pero me siento tan bien donde estoy. Ladeo un poco la cabeza y abro los ojos, al menos a ella sí que la conozco, a la mujer que está sentada mirando al frente y una pequeña parte de mí duele:

- ¿Qué le entristece tanto? Doctora. >>.

2005

Dos generaciones juntas, en el antiguo salón de Lexa Woods y Clarke Griffin.

Octavia Black y Ontari Fisher, complaciendo la curiosidad de Eliana Woods. La que acababa de descubrir que la relación de sus madres no siempre fue color de rosa y que para colmo, había una medio hermana de la que desconocía su existencia:

- ¿Por qué nunca se lo dijiste a Lexa?

Le preguntó a Ontari antes de nada. La mujer no se encontraba muy cómoda en aquel lugar, es más, no le hacía ninguna gracia sacar a la luz esa parte de su vida a estas alturas. Tomó aire y le respondió:

- ¿crees que me hubiera dejado marchar si lo sabe? Hubiera escogido a la mujer embarazada equivocada.

Tanto la joven Woods y Black miraron fijamente a mujer. Que se levantó como si hubiera recibido un calambre en el trasero:

- Oh vamos, era médico, lo supe enseguida- gruñó antes de mirar con el ceño fruncido a Eli- al igual que Clarke sabia lo mío

- No puede ser- sé negó a creerlo la chica- mi madre no pudo saberlo y callarlo. ¿tu lo supiste antes que Lexa y lo callaste?

Cada una estaba subiendo el tono de voz y sinceramente, a Octavia solo le faltaban las palomitas:

- Cuando tu madre regresó, llegamos a la conclusión que si Lexa debía de quedarse con alguna era porque así lo decidía y no por obligación.

- Genial- se quejó Eliana mientras se levantaba enfurruñada- resulta de que Clarke y tú estuvisteis haciendo acuerdos a espaldas de Lexa, ¿nunca tuvisteis en mente lo que pudiéramos sentir Alex o yo en un futuro?

- No metas a Alex, ella creció feliz, al igual que tú.

La rubia apretó la mandíbula:

- Eh descubierto que tengo una medio hermana- decía con ironía- mira como reboso de felicidad.

Se volvió a sentar y agarró el diario. Creyendo que Lexa y Ontari se habían reído de Clarke, ahora resulta que fue al contrario. Al final las únicas víctimas y por no considerar que solo hubo una, son las hijas a las que mantuvieron a ciegas.

Mayo de 1968

Acabamos en un bar llamado Arkadia. Ontari me comentó que ese bar era de una amiga en común de mi mujer. Que una de las razones por las que se le ocurrió acercarme fue para intentar que recordara o al menos, que fuera familiar para mí. Lo intento, de verdad que me esfuerzo, como cada vez que leo una página de ese diario mohoso o miro fotos de mi mujer o de amigos. Sin embargo, me resultó un bar común:

- Taburetes viejos, peste a tabaco- niego con la cabeza- algún que otro lugareño bebiendo, ¿aquí venía a menudo?

- No solo eso- respondió Ontari antes de beber de su cerveza- casi, casi, Octavia era el cura al que le confesabas tus pecados.

Se acomoda en su silla y se cruza de piernas, durante unos segundos me quedo fija en sus pantalones vaqueros ajustados. Muy en contra a la moda, porque al parecer los pantalones acampanados era lo que se llevaba. El tocadiscos cambia de tema y llama mi atención.

They call me the Wanderer,

Yeah, the wanderer,

I roam around,

Around,

Around...

Me gusta y me anima, no sé por qué, pero tengo ganas de bailarlo:

- Bailemos

Me levanto y ofrezco mi mano a Ontari, me hace gracia como me mira, como si me hubiera dado un fuerte golpe en la cabeza. ¡Sorpresa! Eso es lo que justamente me había pasado:

- Ni hablar- miró por el bar- saca a esa- señaló a una mujer, bajita, demasiado delgada y con mucho acné- pero yo no bailo

Aún no sabe que está tratando con el ser más tozudo la tierra, también, puestos a pedir, prefiero bailar con ella que con la otra chica, a lo mejor luego es muy maja, pero no podía concentrarme. Me levanto y le agarro de la mano:

- Vamos, solo es un baile doctora, no hay nada de malo en eso.

Otra vez, siento un pequeño vuelco en el corazón y lo asocio a que nunca he estado tan cercana a la doctora Fisher, o eso creo, porque antes de despertar en el hospital no recuerdo nada de ella:

- Dios, dame paciencia

La escucho decir, siempre tan gruñona. Sonrió, porque acabo ganando, siempre acabo gano, la única cagada, es que a la hora de intentar atraerla, rápidamente se aparta con la mano en señal de Stop:

- Wouu, esto es un baile movido, no una balada

Vuelvo a pasar la mano debajo de su espalda y mira ceñuda ese gesto:

- ¿La pongo nerviosa?

No sé cómo tomarme el gesto que pone. "Dios, ¿tan horrible soy?" y de un momento para otro comienza a reír, me desconcierta, porque cambia su forma de comportarse, a una más picara, por lo poco que la conozco, intuyo que no lo hace para nada enserio, se acerca un poco más:

- ¿Está tonteando conmigo señor Woods?

Curvo los labios, al menos sé mis puntos fuertes, una sonrisa bonita siempre ayuda y creía que en esta ocasión iba a fallar, pero no, tardó en mirar mis labios, pero lo hizo a fin de cuentas, durante unos segundos:

- Si le digo que sí ¿Qué?

Intenta zafarse de mi agarre ya más seria:

- Estás casada

- Ni me acuerdo de mi mujer, ni está aquí.

Achica a los ojos:

- En ese caso soy demasiada mujer para ti.

- Discrepo, soy inteligente, atractiva y buena amante en la cama.

Por fin consigue que la suelte, jugando sucio ya que disimuladamente y con una sonrisa me clavó todo el tacón de su bota en la punta de los dedos. Intenté contener las ganas de maldecir:

- Al parecer carente de modestia, muy mal Woods, otra como esta y como castigo dormirá con el perro.

Sonrío, pero que carácter tiene esta mujer, se gira sin decirme nada más y observo como se aleja. "Jesús, tiene que ser una fiera en la cama" creo que me declaró la guerra. No fuerzo más la situación y ella tampoco quiere mencionar nada. Es más, me ha retirado la palabra, por como golpea el volante con el dedo gordo de regreso a la casa la he puesto muy nerviosa, aunque no lo admita en voz alta. Aparca el coche y me da las buenas noches, casi con un tono frío:

- Buenas noches doctora

Justo cuando está llegando al porche para en seco y se gira cuan fierecilla indomable, aguanto las ganas de reír y se acerca a mí a grandes zancadas:

- Muy bien vaquera, no sé qué concepto tienes de mí- me da unos golpecitos en el hombro- pero ni me lío con casados y mucho menos casadas, dos, no te creas que voy acabar rendida con tu sonrisa bonita y tu mirada de angelito que no rompe un plato en su vida, no soy una cualquiera, así que quítate ideas absurdas de tu cabeza amnésica.

Le agarro de la muñeca para que deje de darme en el hombro, que ya empezaba a doler:

- Créame, doctora, nunca me he pensado que es una cualquiera- amplío mi sonrisa y la hablo con picardía- ¿Crees que tengo una sonrisa bonita y mirada angelical? Puedo demostrarte lo diablesa que puedo ser

Esto último lo dije en broma, reaccionó dándome unos golpes en el brazo:

- Madura de una vez

Se suelta y se dirige a la puerta, dejándome atrás mientras que no paro de reír:

- Mentalmente he regresado a los 25 años

- Vete a la porra Woods

Me contesta sin mirarme y entra en la casa. Dejándome a solas en la puerta. La tormenta había pasado y aunque aún corría el fresco, el cielo se había despejado. Miré a las estrellas que había encima de mi cabeza. Cualquiera en mi lugar, estaría ansioso por conocer a su supuesta mujer. Yo no estoy preparada ¿qué la diría? "Hola, estamos casadas y no me acuerdo de ti" ¿qué vida llevaríamos? ¿Sería capaz de enamorarme nuevamente de ella? Puede que sea injusto que piense que estoy muerta. Pero tampoco veo muy agradable descubrir que estoy viva y sentir que me perdió igualmente.

Estoy despierta hasta muy tarde leyendo, un diario de una Lexa que casi no reconozco. Pero me ayudó a entender lo que me dijo Ontari sobre el bar Arkadia.

1963

Intento sociabilizarme con mis compañeros de la base, vamos todos juntos a un bar. Un ambiente muy animado y me gustaba. Hasta que la vi llegar y estúpidamente sonreí, era como si el sol entrara por esa puerta. Su amiga me mira y le susurra algo mientras que están junto al toca discos. Sé que me pidió que la dejara en paz, pero hay algo que me atrae a ella, ojala pudiera decir que mis ganas de llevarla a la alcoba, me reiría de mi misma si digo que no.

En cuanto ve que me acerco, su amiga rápidamente la deja y aprovecho para atraerla a mí, sinceramente todos mis sentidos están puestos en ella, como para percatarme que música está sonando:

- Solo es un baile, doctora, no hay nada de malo en eso.

- ¿Cómo puede ser tan insistente? Le dije que no me interesaba...

- Tener citas son soldados- es difícil, por norma general me suelen atraer difíciles, e insisto, pero en esta ocasión para nada la escandalizo con una propuesta indecente- ¿no podemos ser amigas?

- Su boca me dice una cosa, sus ojos me dicen otra cosa Cabo.

Y mis labios hormiguean anhelando por robarle un beso. Me contengo, no quiero espantarla. Debo de estar sonriendo, porque sinceramente, en parte me siento intimidada por ella:

- Su boca me dice que no, pero sus ojos me dicen otra cosa- uso su misma frase y me crecerá la nariz por lo que voy a decir- Oiga acabo de llegar, no busco una relación romántica.

Se siente ofendida:

- Eso me da a entender otra cosa y desde ya le digo que no soy esa clase de mujer, Cabo

No esperaba nada menos, desde el minuto uno supe que Clarke Griffin era mucho más:

- Dios, no- intento disculparme- yo la respeto mujer, en la vida le propondría... - me aturdo y siento vergüenza, todo lo contrario a cómo puedo llegar a ser, nunca me ha temblado la voz al decir "me gustas"- oiga no me lo está poniendo nada fácil, tan solo quiero conocerla.

La tengo tan cerca, su perfume me embriaga y tengo la terrible tentación de abrazarla más fuerte, de inclinarme y mandarlo todo a la porra, besarla aunque luego me cruzara la cara. Bajo mi mano por su espalda y la dejo cerca de su espalda baja, la palma de mi mano arde porque quiero seguir descubriendo más partes de ella. Debe de tener una piel muy suave:

- Ahora no le estoy poniendo ninguna objeción.

- Si lo hace- y ahí es cuando metí la pata hasta el fondo- cada vez que la miro tan de cerca, perdone el atrevimiento pero nunca he visto una mujer tan hermosa, doctora Griffin, su belleza lo complica todo.

¿Desde cuándo soy toda una poeta? La tenía tan cerca, que juraría que estábamos a punto de besarnos, pero antes de que nuestros labios entren en contacto, se separa y pone distancias entre nosotras:

- Ha sido un placer, cabo Woods, pero nuestro encuentro social acaba aquí

Mi corazón late demasiado rápido:

- ¿Por qué? ¿Qué hice mal?

- Le dije que no me interesaba tener citas con soldados, no me interesaría tener relación con ningún soldado- iba a tratar de convencerla, pero sigue hablando tajante- ningún tipo de relación.

Esa respuesta me duele y ya no le insisto más. Pues ante mí solo tenía al Alférez Griffin y como tal la traté:

- Un placer haberla conocido, Doctora Griffin

Me retiro hasta la parte de la barra en la que estaba antes. ¿Qué me pasaba? No me molesto, insisto, pero esa mujer, esa mujer consigue dejarme en jaque en todos los dichosos sentidos. De vez en cuando la miro con sus amigas. Debería de pasar y de fijarme en alguna otra mujer. Pero no puedo, después de ella me veo incapaz de posar mis ojos en otra. Necesito emborracharme, a lo mejor con el alcohol rosas o cardos, todas acaban siendo lindos claveles en algún momento de la noche.

Llamo a la camarera, en realidad tampoco estaba tan mal y cuando se acercó me di cuenta de que tenía una linda sonrisa, el problema es que aún tenía el malestar, a quien engañaba, no quería estar con la camarera:

- Ponme cola con ron.

- Veo que conoce a mi amiga- asiento con la cabeza esperando a que me sirviera la copa- verá se está pasando con las copas y yo tengo que hacer inventario, me preguntaba si serías tan amable acercarla a su casa.

Creo que soy capaz de besar a esta chica ahora mismo:

- No sé si ella estará de acuerdo con eso

- Oh, sí, no te preocupes por eso, entonces ¿te sirvo un refresco solo?

Me pregunta guiñándome un ojo en plan cómplice:

- Sí, gracias

Eh ahí, mi segunda oportunidad de conquistar a la doctora Griffin. Ahora me siento algo impaciente. Quiero que sea ya la hora de irnos y tener un momento a solas, demostrarla que soy mucho más que un soldado. Solo estoy ahí para volar y sinceramente, aun a riesgo de acabar en la cárcel, apaleada o a saber, no me arrepiento, porque si no, nunca la hubiera conocido. Pasan las horas y tampoco es que la vea beber mucho, aun así me atrevo a acercarme, e insistir:

- No quiero ser aguafiestas, pero empiezo a encontrarme un poco cansada

Punto uno era cierto, punto dos ¿qué carajos? Dije cansada, ¿Cómo salgo de eso?:

- Cansado, perdonad es el cansancio.

- Siempre andas disculpándote por todo- me dice Griffin dándome unos suaves golpecitos en el hombro- amigo.

- Debe ser que meto mucho la pata, doctora Griffin

Al final nos vamos del bar, mientras que en mi interior lo festejaba. Por suerte compré un Ford Falcón a buen precio y eso que es un coche muy solicitado. Soy un poco dejada en la limpieza del coche lo reconozco y contengo las ganas de reír al ver su cara, educadamente abro su puerta y espero a que entre. Me indicó el camino, debe de pensar que estoy pendiente del camino, en realidad me puede el miedo de decir algo que la enfade. Cuando llegamos, miro a nuestro alrededor, no estoy segura si una mujer como ella deba vivir sola:

- ¿No tiene miedo a vivir sola en un lugar como este?

- No vivo sola- ¿no jodas que ahora tiene esposo? Miro a la ventana, no veo luz- Vivo con un rifle que hace mucha pupa a quien ose entrar sin mi permiso.

Que mujer tan agresiva, me encanta:

- Entonces si deben de temer los de afuera- acerqué la mano a la visera- me parece que aquí debo despedirme

Se acerca y me agarra de la mano, casi se me corta la respiración:

- Ahora soy yo quien se disculpa por cómo te traté en la pista de baile.

Miro nuestras manos, aun un pequeño contraste porque ella es un pelín más blanca, acaricio su reverso con el dedo gordo, me gusta su tacto cálido y aunque mis labios reclamen los suyos, y en otra ocasión o incluso si fuera otra me hubiera tomado el atrevimiento de hacerlo, sin embargo, soy educada y beso su mano, de forma suave y pausada, para disfrutar lo máximo posible:

- No se preocupe, doctora. Me advirtió que no le interesaban citas con soldados y yo insistí, en todo caso fue culpa mía, no volverá a ocurrir.

- Me has traído a casa- no quiero emocionarme, no quiero ilusionarme, pero me atrapa tanto- creo que se merece una cita.

En mi vida me he sentido tan feliz porque me concedan una cita. No es que haya salido con muchas y sinceramente ha pasado mucho desde la última:

- no quiero que se sienta obligada- debo de estar sonriendo como una boba- le acerqué encantada.

- No lo hago por obligación

Mi corazón me da un vuelco:

- ¿De verdad me daría una cita?

- Respóndeme una cosa, me mentiste cuando me dijiste que no buscabas una relación romántica ¿verdad?

- si le digo que sí le mentí, ¿me rechazaría la cita?

- No

Oh dios mío, tengo que mirar al suelo, porque es que aún no me lo creo, esta pedazo de mujer queriendo tener una cita conmigo. "¿Qué me pasa?" no soy así, soy decidida, soy valiente y ella, me absorbe y eclipsa por completo. Hablamos un poco, ya no hay ningún tipo de rechazos, si acaso, curiosidad. Le digo que tengo vacaciones y me ofrece un fin de semana en el lago Pactola. ¡UN FIN DE SEMANA CON ELLA! Intento controlar mi entusiasmo:

- Un fin de semana supera la cita

Me mira fijamente, es como si sus ojos grandes de color celeste guardaran los secretos de todo un universo, justo el que acabo de descubrir y quedar atrapada:

- Entonces eso es un no

- no dije tal cosa, me agrada mucho la idea de pasar el fin de semana con usted doctora, pero correría el riesgo de ser descubierta y tampoco quiero causarle problemas.

Da un paso hacia mí, me agarra de las mejillas y me besa, dejándome patidifusa, totalmente en shock y tardo en caer en la cuenta de que me está besando. Señor mío que labios, me han trasladado a otro mundo paralelo y no quiero salir de ahí nunca. La atraigo más a mí para intensificar este beso maravilloso y acaricio sus labios con mi lengua, todo mi ser arde y en ella encuentro una nueva droga, casi la más peligrosa:

- Bueno- consigo separarme un poco y sonrío- si me lo pide así doctora ¿Cómo negarme? ¿Cuándo paso a buscarla?

Conseguimos separarnos un poco más:

- El viernes por la tarde, ¿a las cinco le viene bien cabo?

Hasta amo que me llame cabo:

- Hasta el viernes pues.

Debo decir que regresé a la base con una sonrisa de oreja a oreja. Encontré a Bellamy un libro de futbol. Estaba en el Bar cuando me vio marchar con la doctora:

- ¿Cómo te fue con la doctora?

Me pregunta cómplice:

- Bien, le acerque educadamente a su casa

- ¿No te has acostado con ella?

Me siento ofendida, ¿Cómo puede pensar si quiera que ella pueda ser de esas?:

- No, ella es mucho más que un rato en la cama- me apoyé en la litera y sonreí- ya lo tengo decidido, esa mujer tiene que ser mi esposa.

(1968)

Cerré el diario, un poco confusa. No sé, a lo mejor es que me habían hecho vudú con la mirada azulada o a saber qué. Me había atolondrado, porque sinceramente, no me reconozco ahí.

(2005)

- Vaya- dijo Eli con ironía- pues al parecer mi madre veía tan ciegamente enamorada a Lexa, que ni cuenta se dio que es una cachonda.

Octavia carcajeó se levantó y le entregó algo a la joven Woods, una carta:

- ¿qué es esto?

- ¿Quieres saber que fue de Clarke? Esa carta me la mando mientras estaban en Sudáfrica.

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