Trente et un.

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Sí, lo creyó.

El menor bajó del taxi primero y YoonGi pagó el viaje mientras su novio bajaba sus maletas.

Tendrían que quedarse en la antigua casa de Hoseok, por suerte el menor aún tenía sus llaves, ya que no habían vendido el lugar.

YoonGi le ayudó a acomodar sus cosas pero lamentablemente tenía que ir a su hogar un momento, había salido corriendo sin avisar por culpa de la adrenalina.

Así que despidiéndose del menor, caminó hasta el bus que lo dejaría en su casa. Cuando llegó allí, su hermano fumaba un cigarrillo en el marco de la puerta principal.

Así que. . . Se fue.

¿Perdón?

El chico ese ¿Se fue?

—¿Cómo lo sa- — El más alto le entregó su teléfono que seguramente había dejado sobre su cama antes de salir.— No me gusta que mires mis cosas.

—Da igual.— Le ofreció un cigarrillo a YoonGi, este lo aceptó aunque no fumaba hace mucho.— ¿Lo alcanzaste? ¿A dónde se fue?

—No se fue, lo convencí de que se quedara.— El hermano de YoonGi botó la colilla que restaba al suelo y la piso con furia.

YoonGi rodó los ojos, ya no quería temerle. Le dio la primera calada al cigarrillo y exhaló el humo. Comenzaba a atardecer pronto, y YoonGi esperaba una respuesta si es que la había.

Deberías haber dejado que se fuera.

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