IX

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—¿Y tu amigo? —podía jurar que estaba haciendo una mueca de confusión.

—Dijo que no volvería.

Jungkook tenía algunos días sin dirigirme palabra alguna, tan siquiera una mirada. Me sentía culpable, hasta llegué a creer que se trataba de mí; sin embargo, su trato era el mismo hacia todos los de la casa.

Quería hablarle, preguntarle sobre sus preocupaciones, pero me pareció más sensato darle su espacio. Hace una semana salió de vacaciones, quizás solo necesita salir un rato y despejarse.

—Supongo que solo venía para acompañarte —deslizó su suave mano por mi cuello, hasta acariciar mi cabello.

No era más que una simple caricia cariñosa, pero fue lo suficiente para hacer latir mi corazón con desenfreno y estremecerme.

—Pienso lo mismo, aunque me parece extraño que él me trajo aquí y casi no cruzó palabras con otras personas.

Rodeé su cintura con mi mano derecha para acercarla más a mí y movernos al compás de la agradable melodía romántica. Ella recostó su cabeza contra uno de mis hombros y suspiró.

—Sí lo vi en algunas ocasiones antes de conocerte y se quedaba quieto en algún punto del salón, lo cual me hizo pensar que simplemente disfrutaba del ambiente. Además, tal vez el destino lo utilizó como intermediario de nuestro encuentro —sonreí por sus palabras, aunque ella no pudiera ver mi expresión.

—Tienes razón. Si hace fue su misión, no pudo haberlo hecho mejor. Sé que él algún día encontrará a la persona indicada, después de todo, es un buen chico.

—Tus palabras hacia él son de completo aprecio, ¿son tan cercanos? —sonaba curiosa, pero intenté ordenar las ideas de mi respuesta en mi cabeza, debía ser cuidadoso o podría delatarme.

—Él es para mí como un hermano menor, un mejor amigo, un confidente, un secretario, sé que siempre podré confiar en él. Después de tanto, ha sido el único que ha permanecido a mi lado con honestidad —enredé mis dedos en su larga cabellera, luego coloqué mi mano en la parte trasera de su cabeza y la acaricié —. Tu cabello huele tan bien.

Si no hubiese tenido la máscara, le habría besado la frente con ternura.

—Tu fragancia siempre me recibe con los brazos abiertos, al tenerte tan cerca las preocupaciones se desvaneces y finalmente siento que estoy en casa —se aferró a mí.

Últimamente, sentía que sus palabras eran más melancólicas y la preocupación se disparaba de forma inmediata.

—Quedémonos en una habitación esta noche —correspondí a su abrazo con la misma intensidad, mientras suspiraba de vez en cuando perdidamente enamorado —. Si algún día comenzamos a salir fuera de aquí, sentiría que mi vida estaría completa y sería completamente tuyo. Sueño con despertar a tu lado cada día, es más, me animaría a decir que eso es lo que ahora me mantiene vivo.

Tampoco podía mencionar todos mis sueños con ella, ¿cómo le diría a una dama que soñaba besarla apasionadamente y hacerle el amor? Temía a perder lo poco que teníamos.

Esperé por algunos segundos una respuesta de su parte, pero esta se tardó más de lo que imaginaba. ¿Dije algo indebido? ¿Me apresuré demasiado?

Cada segundo que pasaba me insertaba una estaca en el pecho, era más que una tortura, su silencio me parecía una agonía.

Tragué saliva y cerré mis ojos con la esperanza de perder la noción del tiempo, ese malvado que ahora me estaba inquietando.

—Tengo miedo —su voz se quebró.

—Hay algo que te inquieta desde hace un tiempo, ¿cierto? —no podía ocultar mi preocupación.

—Mi temor es enamorarme de ti con la misma intensidad con la que me amas.

—Yo no espero a que lo hagas, mientras estés junto a mí todo estará bien. Cuando se ama no se debería esperar nada a cambio. No es tu culpa que te ame, lo hago por mi propia voluntad.

Sin embargo, tenía la esperanza de que ella algún día se enamorara de mí, no podía negarlo.

—Tan siquiera conozco tu identidad, pero sé que nuestra relación es una prohibida y no quiero alejarme de ti.

—¿Hay algo que te detenga?

—Lo hay, pero no puede detenerme.

Éramos un completo misterio para el otro, ¿sería su vida tan enredada como para separarnos algún día? Quizá debería pensar más en disfrutar el presente, aunque tenía la pésima costumbre de ser un soñador y anticiparme en imaginar desenlaces felices. Obviamente, no siempre se cumplían e incrementaban mi dolor.

Esa noche no cruzamos tantas palabras como solíamos hacerlo, cada uno tenía sus propias preocupaciones, problemas y cavilaciones.

¿Una relación prohibida? ¿Acaso todo era más complejo de lo que imaginaba? Deseaba revelar mi identidad, hablar seriamente con ella y ayudarle en lo que fuese posible; no obstante, ella solo quería estar en su burbuja y mantenerme fuera, hasta rechazó mi idea de escribirnos.

La besé muchas veces y la tuve todo el tiempo entre mis brazos, el contacto físico era nuestro modo de apoyarnos y transmitirnos un "Todo estará bien", aunque me sentía un poco roto, contrario a ella, mi temor era separarnos o que le nuestro solamente fuese algo pasajero y unilateral.

Su lucha era interna, no podía ayudarla en ello. Algunas veces sentía que ella no solamente se sentía atraída por mí, pero su confusión la hacía ocultar la realidad.

***

Desapareció cual fantasma. Su ausencia me dejó un vacío. El sentirme nuevamente solo me hizo caer en la realidad.

Me levanté desganado de nuestro lecho momentáneo, oculté mi máscara entre el saco, el cual llevaba entre mis manos, y arrastré mis pies hasta la puerta de la habitación.

Por el pasillo solamente se escuchaban mis pasos, inclusive, no me topé con nadie en el ascensor y fue mejor que haya resultado de esa manera. Coloqué las llaves sobre el escritorio de la recepción y me dirigí al garaje. La noche anterior no me sentía tan cansado, así que conduje.

Definitivamente, el Hotel Singularity se había transformado en mi escape de la realidad, solía sentirme a gusto y alegre allí. En mi regreso a la realidad, la actitud de ella comenzó a ser otra de mis tantas preocupaciones. La idea de una posible separación me atormentaba.

Tampoco podía presionarla, ser presionado volvía absolutamente todo peor, transformaba las inquietudes en ansiedad al no saber qué rayos hacer.

Recordaba cuando coloqué mi cabeza sobre su abdomen y la abracé, ella acarició mi cabeza. 

Por un momento quería pensar que todo estaba bien, pero sus palabras me recordaban la dura realidad.

¿Por qué no podía estar bien? Me sentía bien a su lado, ¿No era eso suficiente?

En cuanto estacioné el auto en el garaje y bajé del mismo, observé a Jungkook introducir algunos bolsos en el maletero de su auto.

—¿Kook?

Sabía que era un adulto y no me debía explicaciones, pero era inevitable preocuparme por él; además, era mi único confidente, no tenía otro amigo tan cercano como él.

En ese instante me di cuenta de mi egoísmo. Cada vez que no me sentía bien corría a él para pedir ayuda o porque simplemente necesitaba a alguien capaz de escucharme y liberar mis frustraciones; sin embargo, ¿cuántas veces lo escuchaba yo a él?

Si le diera esa clase de confianza, él me buscaría para pedir algún consejo o al menos ser reconfortado. Después de todo, yo no era el único maltratado por la vida, cuyos problemas lo atormentaban cada día; y probablemente, no sería el último.

Lo vi suspirar profundamente, cerró el maletero del auto y se giró para encararme.

—Me voy. Hablemos luego —incluso, su semblante era serio, sin llegar a ser severo.

Siento que solo han pasado algunos días desde la última vez que me dijo, "Tae, ¿puedo salir a jugar un rato con mis amigos?", y como su capacidad de persuadir siempre ha sido increíble, no podía negarme al ver esa expresión de cachorrito y sus ojos iluminados. Respondía con una "Anda, pero no regreses tarde", mientras tiraba ligeramente mi cabeza hacia atrás y le hacía una seña con mi mano para que se marchara.

En una de esas ocasiones regresó con los ojos llorosos, evitó verme, jugueteó con sus manos e intentó ocultarse; sin embargo, no podía ocultar su expresión de dolor ni los golpes en su pierna derecha que su pantalón corto no alcanzaban a cubrir. Exclamó un "Lo siento" y comenzó a llorar, aunque tenía una mezcla de incertidumbre y preocupación. En cuanto interrogué el motivo de sus golpes, me explicó que un amigo suyo intentó enseñarlo a andar en bicicleta y se cayó, "¿Es tu culpa que te hayas caído?", le cuestioné y él asintió, mientras se tallaba los ojos "¡Claro que no lo es! Los accidentes pasan, pero me alegro que estés bien y no hayas terminado con una pierna quebrada. Mañana te enseñaré correctamente a andar en una bicicleta"

¿Por qué rayos lo hice? Fui yo quien terminó con un brazo quebrado y expulsando sangre a borbotones de la nariz. Él era un niño muy llorón, así que se sentó en un tronco y lloró sin parar, hasta que le pedí ir por ayuda; no obstante, ni siquiera logró ponerse de pie. Así fue como lo cargué con mi brazo "bueno", rodeé sus piernas y él se aferró a mi cuello con sus débiles brazos; tenía un terrible dolor en el otro, algo completamente esperado; la nariz sangrienta y tuve que aguantarme sus gritos de horror al ver mi rostro y algunas gotas de sangre deslizarse por aquellas piernillas huesudas.

Según él, me cuidó toda esa semana, por eso dormía junto a mí, me alcanzaba lo que necesitaba, jugaba ajedrez y otros juegos de mesa conmigo, me "leía" algún libro con bastante torpeza, me daba comida... Fue agradable tenerlo de esclavo por una semana, aunque debía admitir que su preocupación me causó muchísima ternura en ese entonces.

Era un ser tan pequeño, vulnerable y débil, pero con un corazón enorme. Extrañaba esos tiempos.

¿A dónde iría? ¿Hasta cuándo sería ese "luego"?

Debía admitir que estaba siendo extremadamente dramático y tal vez tan llorón como el pequeño Jungkook.

—Lo siento —aunque existiera la posibilidad de que no fuese mi culpa, me sentía culpable por no escucharlo cuando él siempre me escuchaba a mí.

—Alégrate, más bien te daré unas vacaciones —vi un atisbo de sonrisa asomarse, pero lo perdí de vista en cuanto subió al auto.

Tenía un don para hacer sentir mejor a las personas, de eso no existía duda alguna.

No obstante, prefería que me fastidiara todo el día a pasar completamente solo y aburrido durante un tiempo indefinido.

Mi única esperanza era encontrarme con ella, así la soledad podría ser llenada al menos por unas horas, las mejores horas de mi semana.

A este punto, unas vacaciones también podrían ser una excelente opción, desde hace muchísimo no tomaba unas y mi nivel de estrés necesitaba ser estabilizado. En cualquier momento perdería mi poca cordura si no hacía algo interesante con mi vida o esta no se animaba a sorprenderme.

*****

Hola, al final me atrasé un poco en terminar el capítulo, pero aquí está. No pude hacerlo tan largo como quería; sin embargo, intentaré subir el siguiente el fin de semana.

La historia de Kook y Tae de pequeños se me ocurrió cuando ya iba a publicar el capítulo, necesitaba escribirla, me dio demasiada ternura imaginarla, jajaja.

No daré spoilers, pero el siguiente capítulo estará demasiado interesante, voy a dejarlo hasta ahí.

De verdad, muchísimas gracias por leer este fic. Hasta el fin de semana. 💖

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