VII

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La colosal montaña de papeles sobre mi escritorio parecía jamás disminuir. Últimamente me sentía esclavo de un trabajo que tan siquiera era el de mis sueños.

¿Cuál era mi verdadero anhelo? Después de tantos años desempeñando algo que alguna vez no vi como mío, perdí la noción de mis verdaderos deseos. Prácticamente terminé incorporando y asumiendo la labor, mientras poco a poco mis afanes fueron desapareciendo, hasta resignarme a cumplir con mi puesto.

De vez en cuando levantaba la mirada y me asomaba por la ventana, aquello era una excusa para salir un instante de mi realidad. Las aves agitaban con alegría sus alas para mantener la sintonía con los silbidos del viento. Si se cansaban, solo debían aterrizar sobre la copa de algún árbol y consumir su fruto.

La vida parecía ser justa y acoplarse a la perfección de algunos. Al mismo tiempo, los otros solo nos deteníamos a observar con envidia, aunque en nuestros interiores blasfemábamos contra la vida y nos lamentábamos de nuestra injusta existencia.

¿Cuáles son mis sueños? ¿Qué me gustaría estar haciendo? Ya no tengo ni la menor idea, tan siquiera me conozco. Nunca tuve el control absoluto sobre mi vida. Al inició luché, pero después de un tiempo mis intentos se volvieron insignificantes y terminé cediendo el control absoluto a mi destino, el cual dictaba una inflexible vida de esclavitud.

¡Qué vida tan insípida! Todos los días me resultaban iguales.

Desde que te conocí... apareció un pequeño destello en mi rutinaria vida. Quería pensar que serías mi escape de la tediosa realidad y finalmente podría salir del estado soporífero, el cual me consumía día con día.

Sin siquiera saberlo, eras para mí una heroína. ¿Qué pasaría si lo supieras? Sería muy vergonzoso para mí que te dieras cuenta de algo así, porque seguramente no me verías más como alguien interesante a quien deseas profundamente llegar a conocer.

¿Qué sería de mí sin ti? Apenas y te conozco, pero me has hecho querer seguir adelante y soportar absolutamente todo.

—¡Tae! ¡Tae! —el juguetón chico frente a mí golpeó con las palmas de sus manos mi escritorio.

Tan tonto.

Mi reacción fue la más humorista para él. Sin querer, lancé las hojas que tenía en mis manos.

—¡Qué demonios! —seguía sobresaltado.

Me levanté del fatigoso asiento, estiré mis extremidades y mi espalda, donde mis pobres huesos comenzaron a traquetear.

—Eres un completo anciano —su burla me irritaba todavía más

—¡Cállate! —demandé con más seriedad de la que deseaba.

Sus chispeantes ojos analizaron mi expresión y postura, pero la jocosidad no desapareció, solo tomó la decisión de fastidiarme menos. Después de todo, sería muy injusto que el día de alguien más fuese arruinado por alguien como yo.

Me agaché para recoger las hojas y continuar con mi supuesto trabajo; no obstante, ni siquiera las había terminado de tomar, cuando observé a Jungkook agarrar una numerosa cantidad de hojas.

—Espera, ¿qué diablos estás haciendo? —me enderecé con la rapidez de un resorte.

Esa mirada de díscolo no me agradaba en lo absoluto. Es más, estaba completamente seguro de que algún plan macabro cruzaba esa cabeza hueca, quizás no tan hueca, pero en algunos casos parecía serlo.

—Vamos al cine, hoy reproducirán nuevamente "La huella" —no me tragaba ese intento de sonrisa inocente.

—No puedo, tengo demasiado trabajo pendiente —me encaminé a su dirección con las ambas manos extendidas.

Tenía la idea de recibir aquellas hojas; sin embargo, su intención no parecía ser devolvérmelas. Las apretó contra su pecho y retrocedía.

—Kook...

—Ya terminé las pruebas, salí bien en todas —me vio suplicante.

—Te regalaré algo luego como felicitaciones.

—¡No lo entiendes! No quiero que me regales nada, solo que me acompañes a ver una película. Como todavía no tengo novia, nadie podrá acompañarme.

—Consíguete una, puedo decirle a... —en un segundo desapareció de mi vista.

¿Desde cuándo corre con tanta velocidad?

Sin pensarlo mucho me uní a su carrera, mientras gritaba su nombre.

—Tú, ¡maldito mocoso! Ven aquí ahora mismo —al bajar las escaleras, me doblé el tobillo, por eso las terminé de bajar brincando con mi pierna derecha.

En el jardín observé una de las escenas más horripilantes. Ese odioso ser sostenía las hojas con su mano derecha y amenazaba con dejarlas caer en la fuente.

Me estaba retando. Una de mis piernas ya no funcionaba al cien por ciento, correr no solucionaría nada.

—Margaret te acompaña...

—Respuesta incorrecta —las soltó.

Intenté dirigirme a toda prisa, pero fue absurdo. Las hojas destilaban agua y la letra era ilegible, la tinta creó manchas.

—¡No puedo creerlo! —sí, efectivamente estaba haciendo un berrinche.

—¿No estás muy viejo para hacer berrinches, anciano? —quería arrancarle aquella sonrisa burlesca.

Le metí un coscorrón en la cabeza y comenzó a frotar la zona afectada, aunque me veía con los ojos llorosos.

—¿Se supone que debo reprenderte como a un niño pequeño? Tengo responsabilidades como cualquier otro adulto.

¿De verdad estaba molesto? ¿No me hizo él un favor para escaparme un rato de todo?

—Tengo otras copias. No creí que te enojarías tanto —inconscientemente estaba haciendo un puchero.

Si no iba con él, se encerraría a llorar el resto de la tarde, mientras se hacía la víctima y resentido.

Lo conocía como la palma de mi mano, era inevitable.

—Alístate —suspiré.

Su mirada de cachorro aplastado cambió radicalmente. Su actuación de manipulación cambió a una de completa victoria.

Tal vez Apolo lo ayudó y me dio un flechazo en el tobillo para que accediera a los deseos de ese caprichoso

***

De vez en cuando cerraba los ojos por algunos segundos. Estaba extremadamente agotado. Si dormía cinco horas durante la noche, era demasiado.

—No puedes dormirte —mi acompañante se cruzó de brazos y me lanzó una mirada de molestia.

—¿Por qué esta película? Sabes que me gusta, pero a ti te aburre. Aparentemente, no soy el único con algo de sueño por aquí.

—Quería que te despejaras un poco. La próxima acompáñame a ver una que me guste, después de todo, me lo debes —le dio un trago a su Coca Cola, mientras intentaba observarme entre la oscuridad de la sala.

—Eres como un zorro astuto —reí ligeramente.

Después de varios minutos recostó su cabeza contra mi hombro izquierdo. Me incliné ligeramente para ver su rostro, así comprobé que efectivamente estaba profundamente dormido. Tan apacible, casi no pareciera ser él. Ni siquiera el bullicio logra turbar su sueño.

Los maldosos recuerdos de nuestra juventud se quieren apoderar de mí, ¿cómo olvidar cuando le hacía ligeras cosquillas con mi dedo índice en la mejilla? Todo el tiempo caía. Creía que mi dedo era un zancudo, más cuando imitaba el zumbido de uno. Se removía un poco y rascaba su mejilla, mientras con agilidad movía mi dedo a distintos puntos de su rostro para no ser atrapado.

Después de un rato se molestaba y terminaba cubriendo su rostro con la densa cobija. Hasta ahí llegaba mi diversión.

Contemplé sus pestañas y tuve el impulso de acariciarlas. Pasé mis dedos sobre ellas en repetidas ocasiones, su tacto me producía una curiosa sensación de suavidad. Por más absurdas que fueran mis pensamientos o acciones, no podía evitarlo. Si tenía curiosidad sobre algo, simplemente lo hacía para salir de la duda.

Como no se despertó, comencé a cosquillear su mejilla con mi dedo índice. Frunció el ceño, mas no abrió los ojos.

Enfoqué mi mirada en la enorme pantalla, aunque de vez en cuando desviaba mi vista hacia el chico dormilón que descansaba sobre mi hombro para fastidiarlo un poco.

En una ocasión se removió y gruñó un poco, mientras enterraba sus uñas en la piel de su mejilla. Estallaría en carcajadas en cualquier instante, pero intentaba controlarme.

Si reía por lo bajo, igualmente mi cuerpo se contraía y vibraba ligeramente. Si soltaba la carcajada, seguramente todos se molestarían y sería sacado del sitio.

Me detuve por un rato. Cuando la película estaba a punto de finalizar, seguí con mi infantil actitud; sin embargo, esta vez sentí unos dedos apoderarse de mi dedo índice. Kook me observaba con el ceño fruncido y sus ojos adormilados.

—Finalmente logré atrapar al maldito zancudo.

Efectivamente, esa fue la primera vez que logró descubrirme.

—Tardaste mucho en hacerlo. Por dicha despertaste, ya no eres tan pequeño como para poder cargarte hasta el auto —golpeé con el mismo dedo su frente.

Se enderezó, se estiró ligeramente y bostezó, mientras movía su cuello de izquierda a derecha.

—Creo que llegaré a dormir —mencionó entre un bostezo —, deberías hacer lo mismo.

—No, vayamos al Singularity —murmuré.

—¿Es en serio? —su mirada era cansina, pero me animé a asentir en respuesta.

—Si vamos, sé que casi no dormirás.

—Lo haré si me acompañas, es una promesa.

—Eres molesto —se quejó.

—Eso debería decir yo de ti.

—Pero así de molesto me amas.

—No deberías estar tan seguro, solo lo hago algunas veces.

Golpeó mi hombro con el suyo y giró su rostro a la pantalla, en la cual inmediatamente aparecieron los créditos de la película.

Ambos nos levantamos de los cómodos asientos, aunque después de tanto tiempo se vuelven en objetos tortuosos.

***

Coloqué un poco de crema en la palma de mis manos y la esparcí sobre mis brazos. Tomé la fragancia que solía colocar en uno de los estantes de mi amplio armario, rocié con el perfume mi cuello y camisa azul de botones, la cual Margaret planchó cuidadosamente para mí. Sin una sola arruga, justo como me gustaba.

Mi reflejo sobre el espejo no me era desagradable, así que di mi labor por finalizada. Salí de mi habitación, dispuesto a llegar al recibidor; no obstante, me detuve en el camino, frente a la puerta de la habitación de Jungkook, quien chistosamente solía colocar una pequeña pizarra en su puerta y escribía con tizas en ella un "Estoy estudiando", "No estoy", "Estoy desocupado" o cualquier otra cosa que pasara por su cabeza.

Di algunos golpes con mis nudillos sobre la puerta y escuché un "Todavía no estoy listo, bajo en cinco minutos".

—Está bien. Te espero en el recibidor.

Se estaba apresurando, podía escuchar sus zapatillas moviéndose de un lado a otro por su habitación.

En cuanto llegué a mi destino, echaba algunos vistazos a las escaleras, tenía la esperanza de que Kook bajaría en cualquier momento. Con algo de impaciencia introduje mis manos en los bolsillos y chocaba la punta de mis zapatos contra el suelo. Luego, sacaba una de mis manos del bolsillo y observaba el reloj.

—¡Por fin! —dije en voz alta al verlo comenzar a bajar las gradas —. Creí que te estabas maquillando y colocando un pomposo vestido de gala.

—¡Qué tonto!

—Últimamente andas muy insolente, ¿no lo crees?

—No es mi culpa que últimamente digas cosas que me parecen tan absurdas.

—¿Me estás diciendo estúpido?

—Tan siquiera fue necesario que esa palabra saliera de mis labios, fuiste capaz de decirlo por ti mismo.

Con fingida molestia, despeiné su bien peinado cabello, ganándome su mirada de molestia.

—Andas demasiado irritado.

—Debo admitir que ahora me aburre el Hotel Singularity. Deberías comenzar a ir solo, me gustaría hacer otras cosas.

—Socializa un poco, quizá también logres encontrar a alguien que te motive a ir.

—No lo creo.

Si no quiere ir más, no debería llevarlo a la fuerza, sería demasiado egoísta de mi parte. Como universitario, probablemente quería comenzar a divertirse de otro modo. El Hotel Singularity poseía otro tipo de diversión, una para personas ya no tan jóvenes.

—Lo siento, prometo no insistir la próxima.

Seguramente sí se encontraba cansado. Aunque el viaje era de unos veinte minutos, decidió descansar un poco.

¿Cómo iría vestida hoy? Esa simple pregunta lograba acelerar mi corazón. Cuando me daba cuenta, estaba sonriendo como un tonto enamorado, que ella fuese el motivo de mi alegría incrementaba el cosquilleo en mi interior y emoción.

Moví a mi amigo en cuanto llegamos e inmediatamente abrió los ojos, se colocó la máscara y salió junto a mí.

—Iré a comer, así tal vez me despierte un poco —tan siquiera esperó una respuesta, solo se encaminó hacia la enorme mesa entre pasos torpes.

Sentí unos pequeños brazos envolver mi cintura hasta descansar sobre mi abdomen. Era ella, no tenía duda alguna, menos cuando escuché su suave y juguetona risa.

—Basta con escuchar tu risa para que se me derrita el corazón —me giré y esta vez fui yo quien la estrechó entre mis brazos con delicadeza.

Ella colocó su cabeza entre mi pecho y cuello, en el cual plantó un inesperado beso que logró estremecer cada parte de mi ser.

—Te extrañé —suspiró.

—También te extrañé, muchísimo.

—Cuando estoy contigo siento que puedo escapar de la injusta realidad.

—También considero un poco injusta la realidad; sin embargo, siento que no puedo quejarme del todo.

—¿Por qué no?

—No puedo decírtelo ahora, pero lo haré luego. Mis palabras son contradictorias, porque me quejo constantemente en mi interior, pero de mis labios generalmente no sale lo que abunda en mi corazón, lo negativo.

—¿Y qué abunda en tu corazón?

—Justo ahora, una profunda emoción, encanto y amor por ti, ¿para qué mentir? Eso sí puedo admitirlo sin temor alguno.

—¿Amor? —su voz tembló un poco.

La liberación me causó todavía más gozo, ella sabía lo que sentía. Sentir temor e inseguridad podría ser algo normal, más cuando se ha pasado por tantos fracasos, pero no suelo dejar que ambas sensaciones opaquen y se apoderen de mis pensamientos. El rechazo podría ser doloroso, pero peor sería ocultar lo que realmente se siente.

—Sí, amor —reafirmé mi confesión con seguridad.

—Me dejas sin palabras, no estaba preparada para escucharte decir algo así.

—De cierto modo lo sabías, eso no puedes negarlo.

—Pero es muy diferente cuando sale de tus labios.

—No te presiones, si no tienes una respuesta o correspondencia no me molesta en lo absoluto. Mi intención no era incomodarte, sino la de expresarme. Sé que tampoco nos conocemos desde hace tiempo, además, nuestro conocimiento del otro es meramente superficial. Desconocemos los pensamientos, problemas y la realidad del otro.

—Sin embargo, mi asombro tampoco quiere decir que no puede corresponderte. Sería una completa mentirosa si dijera que no estás presente en mis pensamientos y no tiemblo al escuchar tu varonil voz.

—Entonces no nos presionemos, solo permitamos que todo fluya.

—En ningún lugar de este mundo lograría conocer un hombre mejor, me encanta absolutamente todo de ti, hasta tus palabras me resultan demasiado fascinantes.

—¿Cómo te imaginas a Afrodita?

El repentino cambio de tema logró desubicarla un poco, aunque decidió responderme.

—Probablemente como una mujer encantadora, astuta, preciosa, elegante, atrapante... el prototipo de perfección femenina.

—Justamente así eres ante mí —tomé su mano derecha y dejé un suave beso sobre el dorso de ella.

Levantó un poco mi máscara hasta dejar mis labios descubiertos y estampó los suyos sobre ellos. Creía que sería un inocente y suave beso; no obstante, su desenfrenado besó me reveló una parte suya, logró transmitirme sus sentimientos. Algo la atormentaba y entristecía profundamente. Su tristeza también evocaba la mía.

¿Qué tenía? Tampoco podía tomarme la libertad de preguntar, ella se sentiría controlada, acorralada y probablemente lo hallaría sumamente extraño, más cuando no nos conocemos tan profundamente, hasta ahora emitimos nuestros sentimientos románticos y nuestra realidad se encontraba fuera de aquí.

¿Qué te atormenta, cariño mío? Deseaba desde lo más profundo de mi ser, conocerla completamente, fuera de aquí, así no tendría que limitarme, podría ayudarla y tener la libertad de amarla con toda pasión, ternura, libertad y desenfreno, eso era justamente lo que mi corazón anhelaba.

Sin embargo, ¿qué quería ella? ¿me veía como parte de su futuro? Todo lo que pasaba por su cabeza me resultaba un misterio.

*****

Y bueno, lo prometido es deuda. Al final el capítulo me quedó muchísimo más largo de lo que esperaba.

Intentaré actualizar por lo menos una vez a la semana. Como los siguientes capítulos serán más interesantes, me pongo más impaciente por escribirlos, jajaja.

Por alguna extraña razón siempre me gusta la personalidad que le invento a Kook, ¿también les gusta?

¿Qué opinan del fic hasta ahora? Tengo algo de curiosidad por saberlo.

En serio espero que la historia les esté gustando, probablemente es a la que le he puesto más esfuerzo e intento mejorar.

Muchas gracias por leer el fic. Hasta pronto. 💖

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