Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Haruna solo entró a el grupo de las populares por ser amiga de Tsuki y Siyoon desde un principio.

Algo que destaca entre ellas es que todas han perdido su virginidad, típico.

Excepto ella, ella nunca ha tenido relaciones sexuales. Mucho menos un novio.

Haruna es lesbiana, y eso le complica más el asunto, pues la "jefa" Haram es homofóbica, al igual que las demás.

Tsuki, Haruna no puede seguir siendo virgen. Voy a sacarla de el grupo muy pronto.

—Por favor. Entiéndela. Ella no tiene la culpa.

—¡Hola, virgen!—Saludó Sua en manera de burla.

—Ya cállense.

—Pues es lo que eres, Runa. Y si no lo cambias...—Sheon chasqueó los dedos.—¡Puf! Estás fuera.

—Como si fuera tan fácil.

—Lo es, solo que para ti no, querida.—Haram rió.

Haruna suspiró.

—¿Qué pasa? —Preguntó Tsuki, pasando su mano por el hombro de la menor.

—Que detesto ser virgen. Lo detesto como nada. Haram solo se burla de mi.

Las mejillas pálidas de Tsuki cambiaron a un tono rojizo. —T-tengo...tengo una idea. Tal vez así dejen de burlarse de ti.

—¿Cual?

—Decirles que ya perdiste tu virginidad con algún chico.

—Pero tal vez le pregunten a quién sea que yo fuera a mencionar. Además...—Ahora Haruna también estaba sonrojada.—Me gustaría saber cómo se siente.

—Pues...

—Tsu, ayúdame.

—¿A qué?

—A perderla.

Por más raro que pareciera, Tsuki accedió. En parte era que estaba enamorada de Haruna en secreto.

En la clase de ciencias, debían hacer un trabajo en equipo, y justo cuando Siyoon estuvo apunto de escoger a Tsuki, ella se negó.

—Lo siento, Yoon. Haré equipo con Haruna esta vez, ¿si?

—Claro...si quieres.

—¿Conmigo? ¿Para que?

Tsuki se acercó a la pelinegra.—Para comenzar ahora.—Susurró.

La menor sintió un escalofrío.

Ambas se sentaron, y la profesora comenzó a indicar los componentes que usarían.

Todo estaba tranquilo, hasta que Haruna sintió caricias en su muslo derecho, que poco a poco iban avanzando más hasta llegar a su entrepierna.

—T-Tsuki...

—¿Quieres que me detenga?

—No...Sigue, por favor...

Las caricias pronto llegaron a el coño de Haruna, estremeciéndola. A pesar de aún tener ropa puesta, las largas uñas de Tsuki fácilmente entraron en ella. Los movimientos eran rápidos y fuertes, haciéndola respirar agitadamente.

—Mierda.

—Haruna, vierte esto.

La menor hacía todos sus esfuerzos para verter el alcohol en el frasco, pero su mano temblaba tanto que Tsuki terminó haciéndolo.

Terminaron el experimento y Haruna estaba hecha un desastre. Los dedos de Tsuki se humedecieron muy rápido.

—Tsuki, vámonos.

—¿A donde? Aun falta una clase.

—Al diablo esa maldita clase. Llévame a tu casa, por favor.

Haruna parecía tan desesperada que Tsuki no pudo negarse. Escaparon por el patio trasero y subieron a la motocicleta de la mayor.

En el momento en el que entraron, la ojimarrón automáticamente comenzó a desnudarse.

—¿Estás segura?

—Si, ya hazlo.

Tsuki la tomó del brazo y la llevó hasta su habitación. La arrojó hacia la cama y se subió sobre ella.

Comenzó besando su cuello, dejando pequeñas marcas que no se borrarían en un tiempo.

Bajó hasta sus pechos y comenzó a succionar sus pezones, haciendo que Haruna soltara pequeños gemidos.

Al llegar a su clitoris, se detuvo.

—¿Lista?

Sin esperar respuesta, Tsuki introdujo su lengua en el coño de Haruna, provocando un grito por parte de la menor.

—Sabes tan dulce...—Susurró la mayor mientras sonreía.

La lengua de Tsuki se movía cada vez más rápido y Haruna gemía cada vez más fuerte.

La mayor nunca se imaginó tener a una de sus mejores amigas gimiendo su nombre mientras movía su lengua dentro de ella. Ella también era lesbiana, pero por cuestiones de reglas no podía hacer nada al respecto.

—¡Tsuki! ¡Hazlo!—Pidió Haruna.

Tsuki obedeció y de una vez por todas introdujo su enorme miembro en la pelinegra. La penetraba sin parar mientras ambas gemían, era un desastre ahí dentro.

—¡Ha-Haruna...estoy cerca!—Dijo con intenciones de separarse.

—Hazlo dentro.

La mayor no se molestó y dejó que todos sus fluidos cayeran dentro de Haruna. Sintiéndose exhaustas. La sensación de haber provocado el primer orgasmo de Haruna era reconfortante.

Ambas cayeron en la cama jadeando, pero con una sonrisa.

—Gracias.

—No hay de qué.

Un suave beso adornó los labios de Tsuki, haciéndola sentirse querida.

Por fin había dejado de lado la virginidad y podía sentirse una mujer.

Ni Haram ni las demás volverían a burlarse de ella.

Y daba igual si no le gustaba a las homofobicas de su grupito, Tsuki fue la que la llevó a las estrellas.

Por fin había descubierto:

Como se siente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro