𝚁𝚒𝚎𝚜𝚐𝚘𝚜 𝟸.0

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Una vez más, ambos, Jordan y yo, nos encontramos en serios problemas, teníamos en frente a un serio señor, que no era un simple hombre, no, no, no, teníamos en frente, nada más y nada menos, que al decano de la universidad, que no sólo es un simple decano, es sólo una de las personas más importantes e influyentes de todo el país, lo sabía por que, al salir de la preparatoria, andaba obsesionada con la idea de ir a una universidad con transparencia total, el hombre tenía una buena carpeta, en ella uno de los valores más importantes de aquel hombre, era la honestidad y la responsabilidad, algo que, ninguno de nosotros tuvimos al momento de encender la alarma de incendios.

Dios! Este problema me causa mucho estrés y lo único que necesitaba era una taza de té.

-Señores, no se qué decir, ante la situación en la que están. - decía, ocultando sus ganas de gritarnos, la verdad no lo culpaba.- hemos llegado hasta el final y hemos encontrado a los dos responsables del incendio, que fue nada más que falso... Saben que provocaron?- le di una mirada rápida a Jordan, este estaba en total silencio, inmóvil, apenas respiraba. - no, claro que no lo saben, ustedes no sólo irrumpieron con la serenidad de los estudiantes, irrumpieron con el código de la universidad, provocaron caos, lastimando no sólo emocional, sino físicamente a muchos de sus compañeros, aquellos que venían dispuestos a calificar con un A, con ganas de aprender y ustedes solo vienen y arman el alboroto, muchos de ellos sufrieron lesiones, no tan graves, gracias a Dios. - nos miró, furioso. - ambos han cometido una gran falta y no saldrán de esa puerta sin un merecido castigo.

Daba pasos de un lado al otro, con algo de fatiga.

-Nosotros-

-¡Silencio! - cortó a Jordan, con una gélida mirada. - Señor keptner, me sorprende verlo a usted en este embrollo. - Jordan iba a hablar, pero una vez más, no lo dejó. - con excelentes calificaciones, una conducta exquisita, nada más me siento defraudado por usted.

Sus palabras eran conmovedoras e inspiradoras para no volver a cometer los mismos errores.

-Lo siento, todo ha sido culpa mía. - hablé rompiendo el silencio que se había formado en la oficina.

Me señaló con el dedo índice.

-Usted señorita Hilton, es nueva, de intercambio y ya metida en problemas, no sé si creer todo lo que dice su carpeta estudiantil.

Casi se me caen los ojos, al notar su desconfianza, él creía que todo los papeles que se encontraban en mi carpeta universitaria, eran nada más que mentiras.

-Yo, nada de lo que hay en mi carpeta es mentira, eso ni lo dude.

Estaba un poco enojada con su desconfianza aunque me la había ganado a pulso, eso no lo podía negar.

Después de dar algunas vueltas más hasta marear se, tomó asiento en su silla de cuatro rueditas, de pequeña solía hacer carreras con mis hermanos en esas sillas con rueditas que pertenecían a la oficina de papá, la mayoría de veces terminaba en el piso pero aún así, siempre ganaba.

-Ustedes dos se disculparan formalmente. - anunció, esta vez más relajado.

Ambos estuvimos de acuerdo, yo al menos, esperaba un castigo más fuerte, pero, no me podía quejar de este.

-Lo sentimos, en serio. - él asintió, moviéndose en su silla.

-Eso ya lo sé, estarán presentes en la siguiente conferencia, que se llevará a cabo el día lunes, ustedes se disculparan ante todos sus compañeros y sus maestros. Esto no hará más que hacerles entender, que hay reglas que seguir y cumplirlas, esto les servirá en su disciplina y respeto. Oh! También lo olvidaba, cada uno se encargará de llevar las agendas de sus Tutores, lo que ellos le pidan, ustedes lo harán, sin reclamos y con total disposición.

Nos ofreció unos dulces.

-Pueden irse, futuros de la Patria.

Sus últimas palabras fueron más positivas y con alegría, después de eso nos echó de su oficina como si fuéramos dos plumas de una ave, con un pequeño soplido.

Ninguno habló, era visible que él lo sabía todo, las grabaciones que se reproducían en su pantalla, era un claro ejemplo de ello.

-Al menos pudiste avisarme de que nos habían descubierto.

Aclaré perdiendo de vista a la mujer que me había traído.

-Claro, iba a sacar mi celular y escribirte "Hola Abril, como estas, te escribo para mencionarte que estamos en problemas, por cierto, recuerdas la parte en la que salimos del cuarto de limpieza? Pues sí, la escena se ve demasiado rara y la podrían malinterpretar, cierto, trae unos refrescos."

-Si, bueno, lo hubieras hecho, hubiera estado preparada para el sermón.

No me había dado cuenta, en que ambos llevábamos las manos agarradas, como unos completo novios.
Solté mi mano, inmediatamente, en un movimiento bruzco, que ayudó en que Jordan se fijará en nuestras manos.

El ambiente se tornó raro e incómodo.

-Tengo que ir a clases, por cierto, no olvides de ir por la gallina al departamento de Thalia.

Seguí mi camino, directo a mi siguiente clase, todas fueron entretenidas e interesantes.

Cuando llegué a casa, me encontré con Lesly, que corría por toda la habitación.

-Abril, no has visto mis llaves?

-Las tenias en la mañana. - abrí el pequeño refrigerador, esos en los que apenas entraban las bebidas. - a dónde vas?

Siguió buscando sin prestarle atención a mis preguntas.

-Gracias, acabo de morir ignorada.

-El fin de semana me va a presentar a sus padres.

-Quien? De qué hablas?.

-Del chico que me gusta, resulta que también le gustaba hace un tiempo atrás, quiere que conozca a sus padres, eso es bueno, no?

-Y si te esta mintiendo, solo quiere matarte, en algún lugar muy lejos de aquí.

Me tiró un cepillo de dientes rojo.

-Ese es mi cepillo?

-No lo sé, tal vez.

-Y por qué me lo avientas?

-Por las estupideces que dices, me haces poner más nerviosa de lo normal.

Abrí un tarro con helado de vainilla.

-A donde vas?.

Metí una gran cucharada de helado, haciendo que mi cerebro se congele.

Dios!

-De compras, necesito un vestido nuevo, quieres acompañarme?

Me llegó un mensaje de texto, del número de Jordan, el mencionado, hablaba sobre que venía por la gallina, en algunos minutos, ya que recién salía de clases.

-Bueno, ya que insistes en que te acompañe.

Tomé mi monedero, ya que no era muy fans de las compras impulsivas, dejé mi celular, ya que ese aparato electrónico, atraía al peligro, más cuando veían a dos universitarias solas e inocentes.

Me obligué a recordar comprar un gas de pimienta, ya que el anterior ya estaba caducado y podría causarle graves heridas a quien le echara en los ojos, siempre amable.

Cuando llegamos a la tienda de vestidos, que era la tienda favorita de Lesly, ella corrió con muchas prendas en mano, yo solo la esperaba sentada y bebiendo coca cola.

Ahora me encontraba en la posición de los hombres cuando acompañaban a sus novias al centro comercial, la desesperación que ellos decían sentir, la estaba sintiendo yo, en estos mismos momentos, en los que Lesly estaba indecisa, ni ella misma sabía cuál llevar, ya que se había probado muchos.

-Cual te gustó?

No podía recordar que prendas se había probado, así que recurrí a la vieja confiable.

-El que te gustó a ti, se te ve hermoso.

Estaba tan concentrada en elegir, que no reparó en volver a preguntar.

-Bien, llevaré estos tres de aquí y esas dos camisas de allá.

La señorita que nos ayudó desde el principio, sonrió aliviada.

Fuimos directo a caja, Lesly canceló, le entregaron las fundas de compras y salimos del lugar, más bien, yo la saqué del lugar antes de que se metiera en otra tienda solo para "curiosear", ese "curiosear" duraría dos horas más.

Antes de llegar al estacionamiento, Lesly paró, abruptamente.

-Que sucede?.

Miraba su celular, ensimismada.

-Lo siento, puedes volver al edificio sola?. - sus ojos expresaban preocupación. - por favor? Surgió algo importante.

Juntó sus manos.

-Te pago el taxi, si necesitas. - volvió a hablar.

-No te preocupes, ve, haz eso que te urge tanto.

La rubia se instaló en su automóvil inmediatamente.

Esperé un buen rato, para detener un taxi, pero todos iban ocupados.

Ah pero si uno no quisiera estuvieran haciendo fila y pitandome solo para ofrecer sus servicios.

Me pensé en caminar hasta el campus pero la verdad se encontraba bastante lejos y seguro que a mi paso, llegaba mañana.

Seguian pasando taxis ocupados y ya hastiada de tanta espera por un bendito taxi, decidí caminar hasta encontrar uno disponible.

El fuerte sonido del claxon de una camioneta, me hizo asustar, haciendo doler mis oídos.

-Zanahoria, que haces aquí? Un día de semana, deberías estar estudiando. Sube te llevamos.

Y ahí estaba Artur, el maldito controlador, corrección, bendito controlador, que estaba apunto de facilitarme la llegada a los dormitorios.

El aire acondicionado del jeep, hizo refrescar mi hermoso rostro, que sudaba como tapa de olla.

El sol afuera estaba encendido, tanto que la gente solo entraba para refrescarse en el mall.

-Que hacías por estos rumbos. - preguntó Ariel, fisgoneando mi apariencia, como si le ensera algo.

Justo hoy iba con ropa decente, como ellos mismo decían.

-Como estas?. - volvió a preguntar.

Tener a la misma persona, por dos, era lo más hermoso y estresante en toda la vida, tomando en cuenta que su personalidad era la misma.

-Como para recoger con cucharita.

Ambos siltaron una sonora carcajada con mis expresiones.

-Si, me imagino. - hablo Artur, conduciendo.

-Si, aún no se ni cómo empezar, si le doy el pase a Jordan o empezar yo misma -

-De que hablas, Abril?

-De nuestro castigo. - mencioné obvia.

-Que castigo? Jordan? Que tiene que ver Jordan en esto?. - los dos preguntaron casi enojados.

-Qué? No sabían?.

-No, no sabíamos nada! Porqué no lo sabíamos?.

Una vez abierta mi gran bocota, no podía dejarlos con la duda, sabiendo que insistirán hasta el cansancio.

-Fuimos nosotros, los que encendieron la alarma de incendios. - dije nosotros, aunque fui yo quien apretó aquel botón. - y a causa de ello, nos descubrieron, el lunes tenemos que ofrecer nuestras disculpas ante todos.

Artur casi frena de golpe.

-Ustedes fueron?- se lo pensó, enojado - sabes que me golpeé la cabeza al bajar las escaleras, apurado.

Me reí al imaginarme a Artur quejándose por ser torpe.

Me dio una mirada gélida.

-Lo siento, si? Tampoco quería que la gente corriera como loca por todo el campus, solo necesitábamos salvar a nuestra tarea.

Con tarea, me refería a Ron, la gallinita que se le ocurrió escapar aquel día que provocamos el "caos" como decía el decano.

-Quién los descubrió? Pensé que se habían encargado de eso. - aclaró Ariel.

-Tú lo sabias? Y no me lo dijiste?

Ariel asintió, normal.

-Jordan me contó, ni pensé que te importaría.

-Claro que me importa, todo sobre nuestra hermanita me importa- nos miró a ambos-imbéciles!

-Ey, la mirada en el volante. - advertí. - no queremos morir.

-Abril sabes que nuestra oferta para que vivas junto a nosotros sigue en pie.

Si amigos, a Artur se le había ocurrido, de que tal vez, podía vivir con ellos, la idea no le pareció nada mal a Ariel y en segundos tenía a ambos rogandome para que decida ir a vivir con ellos.

-Si, mi decisión es la misma de antes. - me impulse en mi asiento, hacia adelante, metiéndome en el espacio de los dos asientos delanteros. - no hay espacio y no me gustaría incomodar ni incomodarme.

Solté esa gran excusa.

-Si hay espacio, lo sabes.

-Si y el único espacio es una pequeña habitación de servicio, no me malinterpreten pero estoy bien viviendo en los dormitorios.

Artur soltó algunas palabras groseras, para el conductor que casi nos choca por la parte delantera.
Volvió a mirarme, esta vez por el retrovisor, dispuesto a seguir insistiendo.

-Ya deja el tema, Artur, sabes que cuando Abril toma una decisión no la cambia por ningún motivo o circunstancia.

Le di la razón a Ariel, finalizando el asunto.

Volví a la normalidad de mi asiento, tarareando una canción que me gustaba mucho.

Where's my mind
Where's my mind.

Ambos se callaron, entendiendo que era caso perdido.

I'm too young to go to jail
It's kinda funny.

-Quieres algo de comer?.

Mis ojos brillaron al escuchar esas palabras mágicas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro