𝐨𝟑𝟐. un clásico para olvidar

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my team is losing, battered and bruising. i see the high fives
between the bad guys. leave with my head hung, you are the only one who seems to care



























































❝ ese sí que sería un
clásico para olvidar


✦•──•─•──• ¿QUIEREN QUE LES DIGA LA VERDAD O QUE LES MIENTA?

El partido había empezado horrible.

El Barcelona había entrado con demasiada confianza al campo, quizás pensando que aquel encuentro estaba ganado, y no se percataron de bastantes errores en sus tácticas. Dejaban muchos espacios, los delanteros desperdiciaban grandes asistencias, y la línea de 4 defensas se desarmaba, dejando casi sólo al pobre Iñaki Peña que tampoco era una maravilla.

Aquello tenía a Natalia mordiéndose las uñas. De todos los partidos que había visto del equipo —tanto en vivo como en televisión— jamás los habia visto tan dispersos. Eso era una vergüenza pensando que se trataba de la final de un torneo y más aún contra su eterno rival: El Real Madrid.

Era el último momento en que podían actuar así y lo estaban haciendo.

Ah ¿Y quieren que les diga algo más?

¿Recuerdan con quién se encontraron Natalia y Pedri en un bar hacía unas semanas?

Sí, ajá.

Vinicius.

Dietz recordaba perfectamente las palabras del canario cuando le dijo que quizás lo habían logrado evitar por ese momento, pero que tendrían que volver a verse sí o sí —sobre todo González— en la cancha de fútbol en un enfrentamiento. Además, el mediocampista había agregado que, si el tipo era desagradable en su vida cotidiana, en el campo era mucho peor.

Y ahora Dietz lo estaba presenciando.

Era molesto, impulsivo, provocativo. Estaba buscando que alguien peleara con él, que lo enfrentara, que reaccionara a los empujones que estaba dando o a las burlas que les escupía en la cara. Se veía a distancia que los jugadores del equipo azul-grana estaban hasta la madre de sus actitudes y eso les estaba afectando en su juego.

Pero lo que peor tenía a la actriz era que la mayoría de esos ataques estaban concentrados hacia Pedri.

El brasileño lo buscaba cada vez que podía. Lo empujaba, lo tiraba al suelo, le insultaba y le buscaba pelea. No obstante, el español era maduro y un verdadero jugador profesional. No estaba dejando que aquellas provocaciones los distrajeran porque sabía que eso era lo que él quería lograr. Lo estaba ignorando completamente sin mirarle o decirle una palabra siquiera y eso tenía cabreado al jugador del Real Madrid.

Hasta que llegó el minuto 7.

Sí, por la mierda, tan sólo el minuto 7.

Vinicius fue el que peleó la pelota hasta el final del área del Barcelona e hizo lo posible para pasar a todos los defensas. Lo malo fue que lo logró y lanzó un zapatazo que atravesó la portería de Iñaki Peña en cosa de segundos.

1-0.

El caos comenzó y el declive inició.

El primer gol del Real Madrid azotó el estadio en gritos ya que la audiencia era muy pareja entre madridistas y culés. Todos comenzaron a gritar por el brasileño el cuál corrió hasta la línea a celebrar mientras sus compañeros lo abrazaban. El grupo azul-grana se estaba viniendo abajo al tan sólo conceder un gol en uno de los primeros minutos. Las caras de decepción se veían de cualquier ángulo.

El Madrid iba arriba.

Sin embargo, algo pasó.

Mientras Vinicius celebraba, se soltó de algunos de sus compañeros y comenzó a barrer las gradas con la mirada, como si estuviera buscando algo que recordara donde estaba.

Ah sí, entonces encontró su palco.

Los ojos de Natalia se abrieron de par en par cuando notó aquello. Si bien es cierto no la podía mirar fijamente por la distancia, ella sintió que fue algo como eso. El delantero sabía dónde estaba ella; lo había averiguado de antemano por solamente maldad. La vio, le sonrió y comenzó a apuntar donde ella estaba mientras reía a carcajadas con sus compañeros.

Le estaba dedicando su puto gol.

La mirada de la chilena se mantenía estática. Estaba paralizada y completamente avergonzada. Si el tipo quería lograr algo con eso lo estaba intentando arduamente porque Natalia definitivamente no se lo esperó. El jugador que estaba obsesionado con ella; el jugador del equipo contrario...Se estaba burlando de ella dedicándole un gol.

A su lado, la actriz tenía a Anna Lewandowska y a Mikky Kiemeney, las cuales observaron la escena a la distancia deduciendo que no se trataba de ellas, sino que de su amiga en medio de ellas.

—¿Qué fue eso? —le preguntó la polaca.

La mujer seguía con la mirada fija en el campo.

—Apuntó para acá riendo. ¿Lo conoces? ¿Qué rayos está haciendo? —siguió la neerlandesa.

—¿Es por ti?

Ella no pudo articular palabra. Se sentía como si él brasileño la estuviera tratando de humillar, como si pensara que la tenía en su poder o podía burlarse de ella a su antojo. Aquello la tenía enojadísima y casi no lo podía explicar.

—No lo sé —se limitó a negar sabiendo en el fondo la verdad—. No lo sé.

Eligió dejar de pensar en eso mientras el partido continuaba. Tenían la esperanza de que el marcador podía cambiar y esa fue su mentalidad por los tres minutos restantes.

Sí, tan sólo 3 minutos.

Un pase largo de Carvajal tomó desprevenida a toda la defensa azul-grana, quienes tuvieron que correr hacia su propia área porque la habían dejado casi sola. El pase del español llegó hasta Rodrygo, el cual encontró a Vinicius cerca de la zona y le dio el pase que finalmente acabó en el segundo gol.

El estadio volvió a explotar a favor de los merengues mientras poco a poco los culés se hundían en su fracaso. Dos goles en menos de tres minutos ¿Qué rayos les estaba pasando? Habían comenzado a regalar goles ¿O qué? Ese no era el equipo que todos conocían.

La rubia se lanzó en su asiento sin creer lo que veía y justo cuando pensó que tendría un segundo de paz, algo se repitió.

No lo podía creer.

Vinicius volvía a correr hasta la línea celebrando su nuevo gol y apuntó otra vez a la grada, directamente al palco VIP donde la actriz estaba. Reía a carcajadas mientras apuntaba e incluso algunos compañeros se sumaron a aquella supuesta celebración que estaba humillando a la chilena.

La gente en redes sociales o los mismos asistentes al evento se preguntaban qué sucedía ¿A quién tanto le estaba dedicando goles el hombre? ¿Y por qué lo repetía sin parar? Deseaban saber aquella respuesta pero Dietz sólo podía sumirse más y más en su propio asiento y en su propia rabia.

Era horrible.

En el minuto 33 llegó lo que pensaron que sería un rayo de esperanza: Un gol de Lewandowski que hacía acercar el marcador a un 2-1. Todos gritaron eufóricos al ver como su equipo iba reaccionando y creyeron que así se mantendría.

Tan sólo tenían que esperar al minuto 39...

Vinicius corre por el área siendo seguido por un desesperado Araujo que buscaba detenerle. En eso, hubo lo que el árbitro consideró como una entrada bastante dura hacia el brasileño y aquello fue un pitazo de penal.

¡Lo que les faltaba! Un maldito penal.

Los jugadores del Barça comenzaron a reclamar ya que no consideraban que la acción fuera tan dura como para un penal. Se notaba que Vinicius se había esforzado en fingir un poco más de la cuenta su caída para asegurarse de obtener aquel beneficio tan anhelado.

No hubo más que hacer. El penal se daría sí o sí.

Fue el mismo Vinicius el que decidió tomar el penal en frente de la portería del nervioso Iñaki Peña y lamentablemente la penalización terminó siendo un gol.

El tercero...Era el tercero en tan sólo el primer tiempo.

Ya estaban fritos. Era muy difícil dar vuelta aquel partido a ese punto.

¿Y lo peor? El brasileño volvió a celebrar de la misma forma que antes.

Tres.

Veces.

De nuevo apuntó a la grada donde sabía que Natalia estaba y la apuntó. Sin embargo, ahora agregó otro gesto: Comenzó a lanzar besos al aire que iban dirigidos hacia la chilena.

Natalia se sentía sucia, acosada, humillada y lo único que quería era irse de allí.

Pero tendría que ver algo antes de hacerlo.

Pedri se veía destrozado. Estaba con la cabeza agachada sin creer lo que estaba pasando. Se echaba la culpa, a pesar de que estuviera siendo de los mejores en el campo. Estaba tan mal que ya ni siquiera tuvo energías para cuando Vinicius regresó de su celebración y comenzó a acercarse a él. El canario supo que iba con ese propósito así que se giró de inmediato para ignorarlo. Al brasileño le importó bien poco ya que aún así llegó hacia él y sin aparente motivo alguno lo empujó.

Las gradas suspiraron en asombro y Dietz sólo pudo presenciar aquella escena sin escuchar qué cosas le decía el madridista.

Al primer empujón González se hizo el desentendido y siguió. Después vino otro y otro más mientras Vinicius exclamaba cosas hacia él. El español siempre era calmado en los partidos y no participaría en aquello que él quería y tampoco se rebajó a su nivel. Lo único que hizo fue voltearse de repente, lleno de furia y lo increpó con una sola frase que a él le dolió más que a él sus insultos.

Aquello enfureció al brasileño y comenzó a buscarlo para lanzarse sobre él. El árbitro rápidamente llegó a donde la disputa estaba y los compañeros de Vinicius lo sujetaron para que se alejara del canario mientras éste, con serenidad, se apartaba de él como si ni le importara su existencia.

Aquello fue duro de ver para la chilena, quién sólo pudo presenciar sin entender lo que sucedía mientras sus amigas la miraban con preocupación. Volvía a sentirse culpable ya que Vinicius estaba siendo así con él por ella.

Finalmente el encuentro terminó peor de lo esperado: 4-1, siendo un gol de Rodrygo lo que selló el partido.

El Real Madrid se coronó ganador de la Super Copa de España y fue durísimo ver como los jugadores del Barça caminaban enojados, tristes, cabizbajos, en lágrimas y reclamos a recibir sus medallas de plata por el segundo lugar. Luego fueron los del Madrid, quienes posteriormente alzaron el trofeo en frente de los perdedores.

Una vez que el conjunto azul-grana se retiró para dejarlos celebrar, Natalia, sin pensárselo más de dos veces, tomó todas sus cosas y corrió hasta la salida de los vestidores igual que en el partido pasado. No le interesó si sus amigas la seguían, estaba siendo impulsada por algo que ni siquiera era capaz de comprender.

Tuvo que esperar bastantes minutos a que los jugadores del Barça salieran. Se imaginaba lo duro que estaba siendo cambiarse sabiendo su fracaso. Pero cuando comenzaron a salir el resto de las esposas llegaron y empezaron a recibir con profundos abrazos a sus parejas que sufrían.

Dietz no dejaba de mirar si es que Pedri venía. Lo confesaba...Se sentía mal por él en ese momento, y estaba dispuesta a dejar todo su odio de lado un instante para estar ahí para él.

Pero cuando le vio, se le apretó el corazón.

Venía cabizbajo; como si realmente le pesara levantar la cabeza, arrastraba los pies y conocía esa mandíbula apretada que siempre ponía cuando se sentía enojado, pero esta vez, parecía que era una mezcla de enfado y ganas de contener un doloroso llanto. No se percataba ni un poco de la gente a su alrededor.

Sólo quería irse a casa.

Sin saber de dónde había sacado la fuerza de voluntad, los pies de la chilena comenzaron a moverse en su dirección, apartando a las personas entre medio y sólo enfocando su mirada en el canario.

Sólo en él.

Porque cuando estuvo frente a él sólo se pudo abalanzar a abrazarlo.

La repentina llegada fue una sorpresa para el canario. Sentir que alguien se le acercaba de la nada y lo rodeaba con sus brazos lo desconcertó.

Sin embargo...

Cuando sintió aquel perfume, aquella sedosidad del cabello, aquella posición de manos y aquella suavidad de piel...Supo inmediatamente quién era.

Cerró los ojos con fuerza; casi estrujándolos para no llorar, y en silencio la abrazó de vuelta, sabiendo que se trataba de ella.

Los dos se fundieron en un profundo y duradero abrazo en donde nadie dijo nada por los primeros segundos. El estar así juntos parecía ser suficiente. Ella estaba siendo un método de contención para él, donde podía descargarse un poco de todo el peso que ahora sentía en sus hombros.

—Lo siento tanto —susurraba ella contra su hombro—. No...Se merecían esto.

González sintió que el corazón se le apretaba y abrazó a la chica más cerca de su cuerpo.

—En parte es mi culpa —agregó ella comenzando a sentirse culpable—. Sabes que ese idiota te fue a buscar por culpa mía, porque yo...

—Eso no importa ya —dijo de repente con voz fría—. No tienes porqué preocuparte por eso.

A Dietz le costó reconocer ese tono de voz. No sabía si se lo estaba diciendo porque estaba harto de ese tema o porque realmente quería calmarla y decirle que lo olvidara...Ya que ahora estaba en el pasado.

La rubia finalmente se separó de él para mirarlo.

Era duro verle así. Sus grandes ojos marrones ya no brillaban ni se iluminaban. Estaban apagados. Él se veía cansado, derrotado y con los ojos resistiendo las ganas de ponerse a llorar.

Todo el odio y todo el rencor que Natalia tenía hacia él se hizo a un lado al verlo así.

—Lo lamento tanto —repitió—. Pero sé que saldrán de esta...Como siempre me has dicho que lo hacen.

Él trató de regalarle una media sonrisa en silencio pero lo que le resultó fue como una mueca. Seguía sintiéndose tan terrible que hasta su rostro olvidó cómo reaccionar.

En eso, comenzaron a sentir que otro grupo pasaba por ahí a varios metros de distancia de ellos, como a la otra orilla del hall. Sí, se trataba nada más y nada menos que de la delegación madridista que venía saliendo celebrando y cantando por su triunfo.

Aquello los enfureció —aunque no lo crean, sobre todo a la chilena—. Verlos fanfarroneando delante de ellos era un gesto patético y de mal gusto.

Pero si queremos hablar de patético...

Vinicius obviamente iba entre ellos y a lo lejos divisó a la pareja que tanto había buscado molestar.

Él los vio.

Y ellos lo vieron.

Fue como una bomba de recuerdos por todas aquellas burlas y humillación. Sintieron odio, despecho y un rechazo total a todas esas actitudes que él había mostrado.

El brasileño se sentía victorioso en su interior, ya que se aseguraba de que había provocado un quiebre entre ambos y que reírse de la chica que lo había rechazado había funcionado.

Natalia tenía su vista fija en él y Pedri notó aquello.

Trató de imaginar qué cosas estaban pasando por su cabeza y que quizás se torturaba internamente al haberse sentido humillada por el hombre. Sentía tanto rechazo a esa poca masculinidad que él tenía. Detestaba como trataba a las mujeres y como se creía con el derecho de tratarlas a su antojo.

Por eso, no iba a quedarse de brazos cruzados.

De repente, y quizás culpando al enojo que aún sentía por la derrota, atrajo a la mujer hacia sí y estampó sus labios contra los suyos.

Sí.

Después de tanto tiempo y tantas vivencias se habían vuelto a besar.

El acto la tomó por sorpresa pero en cuestión de segundos le tomó el ritmo a la situación. Sin saber el motivo sólo disfrutó calladamente de tener sus labios contra los de él una vez más. Le rodeó como siempre lo hacía y sintió otra vez aquella dulzura, aquella suavidad y aquella delicioso sabor que a ambos les encantaba.

Ellos pensaban que podrían librarse de aquello...Pero jamás podrían.

Sin embargo, poco tiempo después la actriz comenzó a reaccionar y se separó rápidamente de él para mirarlo con los ojos abiertos como platos.

—¿Por qué hiciste eso? —le reclamó repente refiriéndose al beso—. ¿Lo hiciste por ti? —lo analizó con rigurosidad y luego miró hacia atrás un segundo—. No pienses que no puedo defenderme sola.

Sabía a qué se refería y ella ya había deducido que era por la presencia de Vinicius detrás ellos mirándolos fijamente con un nudo en el estómago. Al menos el beso había funcionado.

Él suspiró mirando hacia arriba y luego su cabeza bajó para mirarla con media sonrisa—Venga Nat, sé perfectamente que tú no necesitas que nadie te defienda.

Ella hizo una pausa.

—¿Entonces?

—Es sólo qué... —le echó una rápida mirada al brasileño—. No tengo mucha paciencia con la gente que normaliza acosar a una mujer... —ladeó la cabeza y sus ojos la examinaron de pies a cabeza.

Lo hacía por ella.

Lo hacía pensando en ella.

No se comprendía. Tenía sentimientos contrapuestos que lo volvían loco y ya no sabía a cuál hacerle caso.

Solamente la miraba.

Porque mirarla callaba todas sus dudas.

—Sobre todo cuando se trata de ti.

Aquella frase al final la dejó sin aliento.

Su corazón comenzó a latir con mucha más fuerza sintiendo lo mucho que él hablaba en serio sobre sus palabras. No había ni una pizca de duda en su voz. La miraba fijamente como si buscara analizar su alma y hacerle entender que con eso él no estaba jugando.

Se preocupada por ella.

Lo hacía.

La chilena no supo qué responder a tan profundas palabras y sólo le miró desde su posición con un leve brillo en sus verdosos ojos, aún sin poder asimilar lo que estaba sucediendo. ¿Era un efecto de la derrota? ¿Del dolor? ¿Del fracaso? Dietz no sabía qué le pasaba.

De repente, sintieron algo como pasos a sus espaldas y por un segundo creyeron que era alguno de los jugadores del Barça que andaba por ahí. Sin embargo, era muchísimo peor.

La pareja abrió los ojos como platos al verlo acercarse.

Vinicius venía hacia ellos.

A la actriz comenzó a hervirle la sangre recordando todo lo malo que ese hombre le había causado y no podía creer que estaba teniendo el descaro de venir hacia ellos fanfarroneando con la medalla de primer lugar colgando de su cuello.

Pedri iba a hablar pero la rubia puso una mano sobre su pecho, deteniéndolo.

—Yo me encargo —susurró despacio pero con una voz que aún así respiraba autoridad.

El canario la analizó un poco nervioso pero suspiró asintiendo y viendo como ella se alejaba de él para encontrar al brasileño en su camino.

Cara a cara.

Y sí.

Estaba furiosa.

Y, Dios mío, ese futbolista no querría conocer su versión enojada.

—Ni siquiera te atrevas a venir aquí —escupió ella sin importarle nada una vez se detuvo frente a él.

—¿Qué? Yo a penas he hablado —trató de bromear.

—¿Crees que me parece chistoso? ¿Crees que no me di cuenta de lo que hiciste? —insistió poniendo el tema principal en la mesa.

—No sé de que estás hablando —se hizo el desentendido.

Río sarcásticamente—Sabes perfectamente de qué hablo, weon. ¿Qué? ¿Pensabas que el ego te iba a aumentar por eso? ¿Creías que lograrías algo con apuntarme en tus goles? ¿Eh? ¿Acaso creías que el pene te iba a crecer unos centímetros por hacer eso?

Repito, Natalia estaba furiosa.

Se sentía humillada. Lo que había sucedido la hizo parecer la burla y el juguete del brasileño. Le importaba muy poco que hubiera gente al rededor mirando o que sus palabras estuvieran siendo completamente insolentes. Ella sólo estaba soltando su ira mientras el resto del equipo azul-grana miraba con sorpresa y terror.

Aquel contraataque dejó al delantero sin palabras y comenzó a hundirse en su posición.

—Eres una persona horrible —escupió—. Eres todo lo anti-deportivo,  conchetumare. ¿No puedes jugar normalmente sin la necesidad de insultar, empujar o burlarte de la gente?

—Okey, creo que estás llevando esto muy lejos —trató de suavizarla. Sabía que tenía a sus compañeros madridistas a unos metros detrás de él y que estaban viendo su humillación pública.

—Tú lo hiciste —apretó la mandíbula—. Ya ni siquiera estoy hablando del partido que ganaron ¿Quieres que te aplauda? Bien, te aplaudo po —efectivamente le aplaudió en la cara—. Pero eso jamás quitará la verdadera persona que eres.

En silencio y detrás de todos, Ferran se le acercó a Pedri para susurrarle al oído:

—¿No deberías intervenir?

González suspiró mientras analizaba todo lo que estaba viendo de brazos cruzados.

—No —negó—, ella sabe lo que hace.

Él estaba en lo cierto y ella también lo dijo segundos atrás: La chilena podía pelear por sí misma y vaya que lo estaba haciendo.

—Quiero dejarte claro aquí y ahora que yo no soy la burla de nadie —su voz era severa. El brasileño estaba aterrado—. Ni tuya, ni de nadie. No sé si hiciste esto por mí, por burlarte del equipo o por quién sea, a este punto de la vida me importa bien poco. Pero ¿Sabes algo? Te mueres por dentro porque tu orgullo se aplastó al no poder tenerme.

Aquello fue un golpe bajo para él y apretó la mandíbula en silencio.

—No te creas tan importante —mintió.

—Aún así, yo jamás estaría con alguien como tú —siguió—. De hecho, me sentiría terrible por la chica que algún día fuera tu novia —se le acercó—. Estás dolido.

Su cercanía y la risa que soltó junto con sus palabras lo tenían acorralado.

—Estás dolido y te desquitaste de esta forma porque yo elegí a otro muchísimo mejor que tú, weon —no sabía si le estaba prestando atención a la actuación o sólo eran palabras llenas de ira y verdad saliendo de sí.

Se pasó una mano por la boca—Basta.

Yo elegí a Pedri —recalcó buscando que él se lo creyera—, no a ti. Él es mi novio; lo adoro ¿Oíste bien? Lo adoro —remarcó cada sílaba para que le doliera—. Y tú jamás vas a ser él.

González prestó profunda atención a cada una de sus palabras y tuvo que darse una cachetada mental para asegurarle a su ser interior que lo que ella estaba diciendo no era realmente lo que ella sentía sino parte de su actuación por contrato.

Eso quería hacerse creer.

Pero en el fondo se aferraba ínfimamente a la idea de que era cierto.

—Puedes burlarte todo lo que quieras pero tú y yo sabemos cómo está todo dentro de ti —siguió y lo miró negando—. No me tendrías nunca aunque fueras el último hombre de la Tierra y nada de lo que hagas llenará ese vacío que te falta.

Vinicius sólo podía oír aquel monólogo. Ni siquiera tenía espacio para tomar aire o decir algo para atacar. Estaba siendo acribillado sin parar por la mujer.

—Vete y celebra con tus amigos —alzó las manos—, pero te irás sabiendo que lo que hiciste no fue canchero, valiente o porque te creas con tremendas pelotas por actuar así... —se le acercó—. Es porque eres un cobarde.

El brasileño tuvo que hacer una pausa procesando toda esa información y lo único que pudo hacer fue reír nervioso. Se pasó una mano por la cara sabiendo que ir allí resultó una muy mala idea, que lo habían himillado y estropeado y en una medida de restaurar un poco su honor con la burla, buscó la mirada del canario detrás de la rubia y soltó:

—Eh, Pedri ¿Por qué no vienes a defender a tu chica? —habló hacia atrás mirando al mediocampista a la distancia—. Ya se está volviendo loca.

La chilena apretó la mandíbula al ser insultada de nuevo por él y tuvo que apretar sus puños a cada costado de su caderas para no lanzarse sobre él a arrancarle los ojos.

Sin embargo, pasos se escucharon detrás de ella.

González alcanzó a oír sus palabras y muy tranquilamente caminó hasta la actriz que lo miraba expectante. Había algo en su rostro que le hacía entender que sabía lo que hacía y que no iba ahí a jugar.

Se puso detrás de la mujer, puso su mano en su cintura, la atrajo hacia sí y ella sonrió al estar en la posición propicia para atacar al brasileño.

Vinicius tembló al verlos juntos en esa aura. Una pareja imponente, inigualable, autoritaria y perfecta. Él estaba en frente de lo que jamás iba a tener y eso lo hizo sentir diminuto.

Entonces Pedri soltó:

Mi chica —se le acercó y habló con voz profunda remarcando la frase que él mismo había usado— no necesita que nadie la defienda.

Les juro, se pudo oír como el delantero tragaba saliva.

No tenía argumentos, no tenía nada que reprocharles o algo que sirviera para burlarse. Estaba siendo humillado por la pareja más poderosa del momento y recordaría eso mucho más que el triunfo de la Super Copa.

El mediocampista soltó una risa nasal—Te ha dejado calladito una mujer, chaval.

La actriz también se unió a las risas y se dio cuenta que su trabajo ahí estaba terminado. Le hizo una seña con la cabeza a su novio indicándole que era hora de irse y este pasó su brazo sobre sus hombros y rodeándola dieron media vuelta para irse caminando.

Vinicius observó todo eso con los ojos abiertos como platos. Lo dejaron plantado y con todo su veneno en la garganta para demostrar una vez más que el ser inferior allí no eran ellos.

Natalia había sido humillada primero.

Pero el que ríe último...Ríe mejor.

—¡Hemos ganado nosotros igual! —exclamó el brasileño a la distancia esperando tener la última palabra de la conversación.

—¡Dices eso porque no te quedan argumentos! —contestó Dietz a la distancia dejándolo aún más avergonzado de lo que ya estaba.

Quizás ese combate emocional lo habían ganado.

Pero si ustedes creían que vendrían tiempos de paz para el Barça...Están muy equivocados.





























































































es que esto ya duele y empezará a doler como un balazo

HOLA GENTE, QUÉ TAL. qué les pareció el capitulo de hoy? sí, un duro recuerdo. PERO CUANTAS ESTAMOS ENOJADAS POR LO QUE LE PASÓ A NATALIA Y DECIMOS EEEEH REINA POR COMO INTERPELÓ A VINI 🙋‍♀️🙋‍♂️

igual sí, se las mandó, qué reina

ay Dios, están pasando tantas cosas y, sé que ellos dicen que se odian y todo pero, se dan cuenta que cuando uno necesita al otro sí aparecen para apoyarse??? me voy a matar

ah, y solo les diré que si este capitulo fue triste el siguiente es peor 😁😁😁😁

140 votos para actualización

solo les pido su apoyo y su cariño ya que eso me anima mucho a seguir. SE VIENEN COSITAS LES AMO

SEE YOU SOON

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