𝐨𝐨𝟗. sudor y entrenamiento

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❝ you're like staring at the sunshine, burning into my mind, 'cause i can't even look at you










































































❝ entre sudor y entrenamiento del barça pueden pasar muchas cosas ❞

✦•─────• SI HABÍA ALGO POR LO QUE NATALIA ESTABA AGRADECIDA era que nadie había grabado su bochornoso momento en el restaurante cuando casi pierde la nariz por culpa de la bandeja de un mesero. Después de que la sangre dejara de salir por sus fosas nasales y el mareo se le pasara, Pedri la llevó a su casa pensando que lo primero que verían en redes sociales sería algún video del incidente. Gracias al cielo no fue así. Sólo un par de tweets comentando que los habían visto juntos.

Un gran alivio.

La pareja continuó los siguientes días con sus actividades respectivas. El futbolista tenía partidos importantes por delante y la actriz ya estaba comenzando a grabar su nueva película. También tenían otros deberes, por cierto. Deberes que cierto empresario español les había sugerido —o mas bien exigido— realizar con tal de seguir promoviendo su marca.

Una como, por ejemplo, la de ese día exacto.

Natalia había sido invitada a un entrenamiento abierto del Barcelona. En su centro deportivo habitual, pero con la posibilidad de que las parejas de los jugadores pudieran ir de espectadoras y animarles, con sus hijos y todo. Era una idea que el staff del equipo quería estar incluyendo constantemente.

Y por supuesto Elías prendió su antena, recibió esa información, y le dijo a la chilena que tenía que presentarse. Según él mimetizarse con las otras parejas del Barça haría todo más creíble. Lo que era Dietz, prefería morirse.

Porque llevaba a penas 10 minutos ahí y ya se quería ir.

Ella era una persona muy puntual y parecía ser que era la única que había llegado a tiempo. Estaba sentada en un área de gradas —no tan grande como la de un estadio— que daba una buena vista para toda la cancha del entrenamiento del equipo. Pero se sentía muy extraño e incómodo. No había ni una sola alma por ahí. Ni siquiera los futbolistas habían aparecido aún.

Bueno, no estaba del todo sola. A Laura le había fascinado la idea de ir con ella a ver un entrenamiento del Barça que casi no había dejado de saltar en todo su trayecto hasta el lugar. Estaba muy emocionada y ya quería conocer a todos los jugadores que le gustaban.

—¿Ya van a salir?

—No mi amor, aún no.

—¿Y ahora?

—No.

—¿Qué tal ahora?

—Lauri, ya deben estar por llegar.

—¿Ahora?

—Nop.

—¿Y ahora?

—Laura Emilia Dietz Morales —la detuvo llamándola por su nombre completo.

Ella se detuvo, hizo una mueca y se replegó un su lugar junto a ella en la butaca.

—Perdón.

Suspiró y la rodeó con su brazo—Cálmate, ya van a llegar los futbolistas. Pero tienes que estar tranquila.

—Perdón, es que esto me emociona mucho —sonrió para luego mirarle—. ¿Y a ti?

—¿A mi qué?

—¿Te emociona venir a ver a tu pololo entrenando?

La mayor se removió un poco en el asiento y aclaró su garganta antes de decir—: Claro que sí. Me emociona mucho, mucho...Mucho.

Laura sólo le sonrió en respuesta y segundos después vieron como un grupo de mujeres de distintas edades llegaban al lugar donde ellas estaban. Natalia tragó saliva ya que inmediatamente dedujo que se trataba de las otras parejas de los futbolistas.

Pero cuál fue su asombro cuando notó que las mujeres la notaron en las gradas y se llevaron una sorpresa al reconocerla.

—¡Hola! ¡Qué bueno que viniste! —una mujer rubia, de ojos azules, de baja estatura y un español con un acento extranjero se le acercó con todo el otro grupo a sus espaldas—. Es un placer. Soy Daniela.

La esposa de Ter Stegen se acercó para abrazarla y el gesto la dejó congelada por unos segundos. No obstante, se puso de pie tragándose la incomodidad y respondió al abrazo.

—Gracias. El placer es todo mío —sonrió al separarse.

—Cuando nos enteramos que Pedri estaba saliendo contigo confesamos que nos volvimos locas —se acercó una castaña que también tenía un acento extranjero—. Soy Coral. Nos alegra mucho que ya seas parte del grupo.

¿Ella parte del grupo? No quería serlo. Quería huir lo antes posible.

—Vaya, en realidad no sabía que iba a ser reconocida —confesó separándose de la esposa de Sergi Roberto.

—Cómo no. Creo que todas hemos visto más de alguna de tus películas o series —le dijo Abigail; la esposa de Ronald Araujo, luego de saludarla—. Tenerte aquí es toda una novedad.

—Les agradezco la bienvenida. Son todas muy amables —eso lo estaba reconociendo de verdad. Estaba asombrada de lo amables que habían sido al recibirla.

Posteriormente les presentó a su hermana y la chica rápidamente se ganó todo el cariño de las mujeres allí presentes. La bienvenida seguía siendo una total sorpresa para la mayor de los Dietz y, en cierto modo, se sentía un poco culpable ya que le estaba mintiendo a todas.

Bueno, negocios son negocios.

Era un grupo muy heterogéneo. Algunas hablaban en inglés, otras en portugués, alemán, polaco, entre otros más. Entre tantos idiomas la chica ya estaba mareándose ya que sólo sabía español, inglés y un mínimo de alemán. No obstante, la mayoría de aquellas mujeres trataba de mantener las conversaciones en español aunque fuera uno bastante básico. Como no, estaban viviendo en España, tenían que hacerlo.

Pasaron unos cortos minutos y toda la plantilla del fútbol club Barcelona salió desde un túnel a la cancha de entrenamiento. Las mujeres aplaudieron y vitorearon al ver a sus hombres y, un poco confundida, Natalia hizo lo mismo. Los hombres con su ropa deportiva color gris se percataron de las voces femeninas y se voltearon hacia las gradas para saludar con sincera alegría.

Cuando Pedri salió del túnel se percató del bullicio y se giró para ver de qué se trataba. Cuando reconoció a la chilena entre el grupo sonrió socarrón e internamente rió burlándose de la situación. Al verlo, Natalia movió su mano hacia él con la sonrisa más falsa que pudo poner y con su mano contraria cubrió la que estaba moviendo para disimuladamente levantarle el dedo de en medio por cortos segundos.

Al canario rió, negó con la cabeza y siguió trotando hasta el centro de la cancha. Iba con una predisposición distinta a la habitual. Iba sabiendo que Dietz estaba ahí para verlo.

La chilena tenía que reconocerlo, el entrenamiento no fue tan aburrido como pensó. Ella había llegado con la mentalidad de que sólo vería a hombres corriendo de un lado a otro. No obstante, eran entrenamientos bastante dinámicos. Incluso habían hecho algunos juegos que hicieron reír a las invitadas.

Cuando el entrenamiento acabó se dio un tiempo libre para que los futbolistas pudieran jugar con sus hijos e hijas en la cancha un momento. La escena era bastante linda y adorable. Tanto así que logró sacarle una sonrisa a la actriz.

El resto de los jóvenes —los que no tenían hijos— se fueron a un rincón cerca de las gradas para hidratarse, tomar aire y secarse el sudor con sus mismas camisetas.

Natalia estuvo atenta a la escena hasta que sus ojos se centraron en Pedri.

El canario reía con sus amigos mientras tomaba el borde de su camiseta para con ella secarse el sudor del rostro. Aquello hizo que la parte de su abdomen quedara al descubierto para los ojos de todo el mundo.

Incluso de la chilena.

Trató de evitarlo con todas sus fuerzas, pero su poca voluntad la hizo quedársele mirando más tiempo del que le hubiera gustado. Su tonificado pero a la vez sutil abdomen de futbolista se había ganado toda su atención, y la línea V en la parte inferior de su cuerpo era muy marcada; sobresalía de sus caderas, cosa que ella no había visto antes en ningún hombre.

Estaba sin habla.

Incluso tuvo que tragar saliva.

—Porfi no, estoy yo aquí presente.

Pegó un pequeño salto en su lugar al sobresaltarse por la voz de Laura y el pequeño chasquido que ella hizo en frente de sus ojos. Se volteó a verla un poco nerviosa y su hermana la observó con una ceja alzada.

—¿Qué?

Su hermana no era tonta. Por supuesto que la había visto embobada mirando al futbolista.

—Soy una menor de edad. Aún no tengo porqué ver estas cosas —soltó con seriedad.

—¡Laura! —exclamó tapándole la boca con ambas manos—. No digas tonteras.

—Perdón —contestó con la voz obstruida.

Cuando liberó su boca esperó no recibir otro comentario más sobre el tema o se sentiría más incómoda. No obstante, el momento entre ellas se vio interrumpido cuando, en su rango de visión, Natalia vio que Pedri se les acercaba.

Rápidamente la mayor de puso de pie para evitar que su hermana hablara de más.

—Vaya, parece que en serio entrenan —habló ella burlándose cuando lo tuvo en frente. Una barra de metal los separaba.

Rió suavemente y apoyó sus brazos en el metal—Viniste. No creí que lo harías.

Puso los ojos en blanco—Elías se enteró del entrenamiento a puertas abiertas y me obligó a venir. Por supuesto tenía mejores cosas que hacer.

Se inclinó un poco hacia ella—¿En serio?

—Sí —se cruzó de brazos—. Imagina qué diversión ver a hombres transpirando a todo dar —lo analizó de pies a cabeza—. Por cierto, estás vilmente todo sudado y casi estrujando en su...Ay mi amor, es que me encanta verte así. Te lo juro.

El cambio repentino lo tomó por sorpresa, mucho más cuando la chica acortó la distancia entre ellos y con sus brazos rodeó el cuello del hombre sonriendo ampliamente. Al inicio el futbolista no entendió, luego vio que Robert Lewandowski, Sergi Roberto, Ilkay Gundogan y Ronald Araujo pasaban detrás de ellos con sus respectivas esposas. Al ver a la pareja los mayores sonrieron enternecidos.

Una vez que desaparecieron la chilena se separó del chico con una mueca de asco.

Ew, sudor.

—¿Te refieres a este? —para molestarla, el canario agitó su sudorosa cabellera tal y como si fuera un perro, haciendo que algunas gotas de sudor llegaran hacia la chica.

—¡Oye! ¿Qué te pasa? —se cubrió mientras el contrario reía—. A ti te fascina hacerme enojar ¿No es cierto?

—Uh —silbó—, como no tienes idea.

—Qué lindo, eres un amor —puso los ojos en blanco.

—¿Y? —la analizó—. ¿Qué te pareció el entrenamiento?

Se vio tomada por sorpresa—¿Qué? ¿Quieres que yo opine del entrenamiento siendo que voy a decir que eres malísimo?

—No me has visto jugar —negó con media sonrisa.

—Lo acabo de hacer.

—No en un partido real —de encogió de hombros.

—Y no tengo intenciones de hacerlo —lo apuntó.

—Sabes que Elías sí va a querer. De hecho, estoy seguro que es de las actividades del contrato que más espera ver. No es que yo también disfrute mucho tenerte en las gradas.

Puso los ojos en blanco—Me voy a reportar enferma o lo que sea. Qué incómodo estar ahí.

—¿Por qué?

Tartamudeó unos segundos—No sé...¿Qué se supone que tengo que hacer? ¿Saltar? ¿Aplaudir? ¿Gritar? ¿Celebrar si haces un gol?

Hizo una mueca—Prácticamente sí... —sus manos rápidamente llegaron a su cintura y la atrajo hacia sí a pesar de la obstrucción de la vaya de metal—...Cariño.

El canario hizo disimuladamente una seña hacia el lado indicando que aquel gesto lo había realizado porque otros jugadores pasaban a su lado.

Sin embargo, había algo que se removía en el estómago de la chilena cada vez que él la llamaba cariño.

Ella sonrió y puso sus manos sobre su pecho—Por mucho que pueda pretender que estoy enamorada de ti, no puedo pretender mi disgusto al sudor. Lo lamento.

El futbolista rió y finalmente la soltó—Bien, bien, sé que tengo que ir a ducharme.

—Te haría falta —se tapó la nariz.

—Oh, y ya que viniste con Laura —le echó una mirada a la menor, la cuál se mantenía observando atentamente a la gente en la cancha—. ¿Por qué no dejas que vaya a jugar un rato con los otros niños? Se ve que muere por ir.

Natalia se giró a ver a su hermana y, efectivamente, los pies le cosquilleaban por las ganas de ir a jugar mientras veía como los otros infantes se divertían.

—Eh... —su vista regresó al hombre—. ¿Estás seguro?

—Claro —se encogió de hombros y se movió para quedar en el rango de visión de la castaña—. Venga Laura, ¿Qué te parece si vamos a jugar con los otros niños y los otros jugadores?

Como si tuviera un resorte incrustado en su cuerpo la niña se puso de pie inmediatamente—¿En serio?

—Por supuesto —miró a la mayor—, si es que tu hermana está de acuerdo.

Ésta titubeó unos segundos hasta que tuvo a Laura sacudiéndola de un lado a otro.

—¿Puedo ir? Porfi, porfi. Te juro que me voy a portar bien —hizo un puchero.

Natalia siguió titubeando pero no pudo resistirse mucho más—Bien...Pero con cuidado, por favor.

Saltó con alegría—Bacán, bacán, bacán —pasó por debajo de la barra—. Menos mal me puse mis zapatillas.

Posteriormente vieron como la chica corría al centro de la cancha donde los otros niños jugaban con sus padres.

—Pedri, si le pasa algo te juro que...

—Yo la cuido —la detuvo al instante—. ¿Qué es lo peor que podría pasarle?

Alzó una ceja—Estoy pensando en 17 posibilidades en este mismo momento.

Soltó una risa nasal—Calma. Está jugando con otros niños como de su edad —le guiñó un ojo mientras comenzaba a retirarse—. Iré con ella.

Dietz suspiró cruzada de brazos y vio como la figura de Pedri se alejaba y se iba a reunir con el grupo.

La escena era adorable. Laura tenía una personalidad muy extrovertida, lo cual le facilitó integrarse con los niños e incluso con las futbolistas. 

—¿Lindo no? —una voz llegó a su lado segundos después—. Nos encantan estos entrenamientos. A los niños les fascina jugar aquí.

Sonrió viendo a Abigail—Sí...Ya veo porqué...Por cierto, qué bueno es por fin poder hablar con la otra latina del grupo —rieron.

La uruguaya le sonrió—Opino lo mismo. Entre tantas europeas a veces una se siente un poco fuera de lugar —volvieron a reír—. Tu hermana se ve contenta.

Volvieron la mirada en donde todos los niños jugaban felices—Sí...

—Y por lo que veo se lleva muy bien con Pedri. ¿Han pasado bastante tiempo juntos?

Se removió en su lugar—Bueno, sólo llevamos unas semanas apenas —la mayor asintió—. Lo que pasa es que Laura tiene una personalidad muy cercana y apegada. Se encariña rápidamente de la gente y viceversa.

—Ya veo...¿Y vive contigo?

—Sí.

—¿Y tus padres?

La típica pregunta que todo el mundo le hacía la hizo estrujar el borde de su suéter entre sus manos tratando de controlar sus emociones en ese preciso instante.

Suspiró—Ellos...Ellos no están —sonrió.

—Oh... —aquello tomó por sorpresa a la uruguaya—. Entiendo.

—Ella está conmigo y hemos estado siempre muy bien —volvió a sonreír.

—Pues se nota...Es una niña maravillosa.

Sin embargo, segundos más tarde sus vistas regresaron al centro de la cancha cuando un pequeño grito les llamó la atención.

—¿Qué fue eso? —la chilena se tensó de inmediato.

Hasta que oyeron:

—¡Nati!

El grito había sido de Laura.

—Ay no —la mayor de los Dietz casi palideció—. Laura se cayó.

—¡Nati! ¡Me caí!

—¡Ya voy! ¡Ya voy!

Oh, oh...Un nuevo problema a la lista.








































HOLA A TODXS, PRIMERA PARTE DE UN CAP DE DOS !!!!!

la vdd es que esta situación me pareció super divertida así que la hice en dos partes xjxjxj la siguiente viene la otra semana !!!

en fin, como les va??? qué les pareció todo? su primera ida a los entrenamientos? la aparición de las esposas? ellos fingiendo delante de los futbolistas? CUENTENME QUE MAS LES GUSTÓ Y QUE CREEN QUE VA A PASAR CON LA CAIDA DE LAURAAA

se vienen tantas cositas que voy a llorar de emoción. gracias por apoyar tanto esta historia 🥺🤏 creí que jamás vería el aprecio jajsjsjs

35 votos para actualización ✨

les adoro gente ! nos vemos la próxima semanaaaaaa

SEE YOU SOON

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