𝐨𝟐𝟗. apariciones incómodas

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❝ i break down and he's pulling me in. in a world of boys he's a gentleman






































































































❝ para apariciones incómodas,
un caballero en medio de una
manada de niños ❞

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✦•──•─•──• EL PRONTO Y ANHELADO TÉRMINO DE LA GRABACIÓN DE LA película de Natalia significaba que ya se estaba acercando el tiempo de hacer promoción de ésta antes de que fuera lanzada a los cines, y ustedes no se imaginan las infinitas formas que hay de hacerlo, no solamente hacer una fiesta invitando muchos famosos.

Aunque, bueno...En esa ocasión era una fiesta.

Voces Criminales ya se estaba oyendo por todos lados y la nueva noticia de una venidera película resonó por las calles de Madrid y no dejó a nadie sin interarse del inminente acontecimiento. La producción de la película decidió hacer una fiesta ivada con invitados de lujo para promocionar la película y mostrarles exclusivamente a ellos un adelanto de ésta y así cautivar a las emblemáticas figuras.

Por supuesto que Pedri también estaba ahí. Como buen novio, estaba acompañando a su mujer.

Y se sentía como un idiota.

¿Por qué?

Yo les digo.

Porque no podía dejar de mirarla.

Él estaba de pie entre el público —el evento se estaba realizando en un gran club que se había cerrado sólo para ellos— mientras veía al elenco de la película hablar al frente sobre un escenario luego de haber visto el excelente y emocionante adelanto de la cinta.

Dietz sonreía mientras oía a sus compañeros y cuando le tocaba hablar lo hacía con esa misma sonrisa. Llevaba un atuendo compuesto por un pantalón de tela ancho y negro —sí, tuvo que elegir pantalón; aún se le veían las cicatrices de las rodillas por su caída en el set— y un corto top de lentejuelas plateadas que era suelto en el borde inferior, el cual se batía cada vez que ella se movía.

Cada cosa de ella, cada detalle de su atuendo, cada línea de piel que dejaba ver, cada accesorio en su lugar, cada pizca de maquillaje, todo...Todo le hacía sentido a Pedri.

Cualquiera podría decirlo, se veía hermosa, se veía sexy, se veía como el personaje principal de una película...Natalia Dietz, damas y caballeros.

Y sí, en ese instante —aunque fuera falso— la única persona que podía tomarla de la mano y llevarla donde fuera era González y nadie más.

Qué privilegio.

Luego de que los discursos acabaran, el director dio libertad e inicio a la fiesta. Allí, todos comenzaron a dispersarse por el bar y el elenco bajó del escenario para hacer lo mismo.

Al ver a la chilena, el futbolista se acercó hasta las escaleras del pequeño escenario para esperarla, y cuando fue su turno de bajar, la tomó de la mano y así le ayudó hasta que sus pies acabaron las escaleras. Aún recordaba su incidente laboral y el hecho de que quizás aún sentía dolor. Su inconsiente amabilidad lo llevó a mostrar el caballero que era una vez más.

La rubia lo analizó al detalle en cada uno de sus movimientos hasta estar los dos juntos abajo. Se miraron en silencio y Dietz notó que tenía gente detrás de ellos.

—Gracias cariño, eres un tierno —dijo esbozando una sonrisa falsa.

Pero sólo asintió y trató de aguantarse la risa. La tomó de la mano como siempre lo hacían y juntos empezaron a caminar más al interior del bar.

—Tengo que reconocerlo —habló él de repente—. El adelanto ha estado guapo...De verdad, muy bueno.

Ella sonrió ligeramente sorprendida—Pues gracias, la película entera será mucho bacán.

—Han trabajado duro. Lo noto.

—Pues, tanto trabajo amerita celebrar —chasqueó la lengua—. Vamos a la barra, muero de sed.

Sus pasos siguieron acercándose al destino deseado pero a lo lejos Pedri divisó un gran grupo de hombres charlando a un costado del bar. La atención de todos ellos se fue inmediatamente hacia la rubia que iba caminando del lado en que ellos estaban. La actriz no se percató, pero las miradas lujuriosas y mal intencionadas de aquellos tipos no pasaron desapercibidas por el mediocampista.

Le enojaba. Realmente le enojaba cuando su género masculino comenzaba a ver a las mujeres como si fueran objetos.

Justo cuando iban a pasar al lado de ellos —y ellos estando listos para acercarse a la chilena— Pedri la movió delicadamente hacia el otro lado. Tan delicadamente que ella casi no se percató como el canario la había cambiado al lugar donde él previamente iba caminando y la volvió a tomar de la mano, quedando él avanzando junto al grupo y no la chica. Eso no pareció gustarle mucho a aquellos hombres, ya que gruñeron en sus lugares.

González sonrió orgulloso.

Ese hombre...Había sido criado para ser un caballero.

Al llegar a la barra, Natalia le soltó la mano para poder sentarse en una de aquellas sillas altas y le dijo:

—¿Quieres un jugo de piña? Ya sabes, cómo la última vez.

El recuerdo del día que se conocieron y las pesadas bromas que ella le había lanzado llegaron a su mente y soltó una risa mientras se sentaba igual.

—Graciosa —murmuró—. Un agua está bien.

La chica de la barra llegó y saludó amablemente a la actriz, entablando inmediatamente una cálida relación.

—Un Gin Tonic y un agua, por favor —pidió ella sonriente para ver como la bartender comenzaba a preparar lo pedido.

El futbolista no prestó mucha atención a aquel proceso ya que seguía escaneando el lugar —parecía que estuviera en el campo de juego— el grupo de chicos que anteriormente había divisado seguía echándole miradas a él y a la rubia y lo mismo hacía cualquiera que pasaba cerca de ellos. Dietz no se daba cuenta de eso, estaba realmente enfocada en cualquier otra cosa fuera de aquello.

Sin embargo, Pedri no. Le parecía irritante como en ese momento aquel bar se había transformado en una zona de caza y Natalia era la presa.

Se estresaba, le aburría, le enervaba aquel comportamiento de algunos hombres.

—Hey.

Un chasquido de dedos delante de él lo trajo a Tierra y vio a la rubia con una confundida expresión mientras le entregaba su agua.

—¿Y a ti qué te pasa? —preguntó.

Sacudió la cabeza y tomó lo suyo—Nada

Soltó una risa nasal—Sí, nada, obvio. Nada te tiene mirando el lugar entero como si fueras un escaner.

Suspiró y se dispuso a decirle lo que pasaba—: Nada, sólo que tienes a medio bar con los ojos pegados en ti.

Una juguetona sonrisa se puso en los labios de la actriz y apoyó su brazo en la barra para mirarlo de la misma forma.

—¿Celoso, Potter?

Se dio el gusto de reír—Ya quisieras tú —ella puso los ojos en blanco—. No es eso, sólo me estresa que piensen que ustedes son una simple cosa como para mirarlas de forma tan sinvergüenza —observó sobre su hombro—. Me dan asco.

Ligeramente sorprendida por sus motivos y su reacción, la mujer se reincorporó en su asiento y le observó.

—Da igual. Así son. Te pones algo ínfimamente revelador y ya están pensando en llevarte a su cama —le dio un sorbo a su trago—. ¿Por qué invitan a tantos idiotas?

—Yo que sé —siguió escaneando—, pero no te preocupes. Disfruta tranquila.

Ella sonrió levemente y de forma casi inconsciente ante sus palabras. Una vez más, las había dicho sin pensar. Realmente preocupado de que un tipo de mente torcida se le fuera acercar y, aunque ella no lo creyera y tratara de reprimirlo muy en el fondo de sí...Eso la hizo sentir segura.

Tratando de ignorar lo malo, ella se volteó a la barra donde una vez más se encontró con la chica que preparaba los tragos y volvieron a entablar una amable charla.

El futbolista trató de hacer lo mismo mientras bebía de su agua, pero más pensamientos y posibilidades se le venían a la cabeza estando rodeado de tantos hombres sin cerebro. Niños.

Era un caballero en medio de unos niños.

Pero ¡Ah! ¿Ustedes creían que eso era todo?

Esos idiotas no eran nada comparados a lo que venía.

De repente, Pedri dirigió su mirada al rincón contrario del bar y reconoció una figura que lentamente se hacía paso entre la multitud hacia ellos.

Como una cachetada vinieron a su mente recuerdos de una de las charlas que había tenido con Natalia y como ella había mencionado a cierto personaje que tuvo una fugaz e incómoda aparición en su vida. Aparición que para dicho personaje había significado más que para ella.

Se tensó y sus sentidos se pusieron en alerta.

La chilena seguía charlando animadamente con la chica de la barra y —al estar ella de espaldas— no podía ver a quién se estaba acercando.

Como medida desesperada, el canario tomó el borde de la silla en que la chica estaba sentada y ejerció fuerza para arrastrarla, quedando cerca de él. La acción tomó por sorpresa a la chilena y trató de buscar en su mirada una respuesta. No obstante, lo único que obtuvo fue que el brazo del futbolista posteriormente rodeó su cintura.

—¿Qué estás haciendo? ¿Qué pasa?

—No mires hacia atrás.

Frunció el ceño tentada a desobedecer—¿Por qué? ¿Qué ocurre?

—Sólo...No mires —murmuró entre dientes viendo como aquella persona se acercaba cada vez más—. Actúa normal.

—Pedri, me estás asustando. ¿Qué...?

—Vaya, qué pequeño es el mundo. Miren a quién me encuentro por aquí.

El cuerpo de la rubia inmediatamente se tensó cuando una tercera voz se les unió. Su inconsiente comenzó a traerle recuerdos y la memoria de a quién podía pertenecerle aquel acento y aquel tono rítmico tan característico.

Observó a Pedri el cual no miraba a la persona detrás de ella, sino que tenía sus ojos pegados a los suyos gritándole con ellos un evidente te lo dije. Ella maldijo en su interior y se vio en la obligación de comenzar a voltearse en su silla por tener aún la insistente presencia de aquel recién llegado.

Esbozó una sonrisa—¿Hola?

Sonrió igualmente; notoriamente más emocionado que ella—¿Por qué la cara de confusión? Creí que no te olvidarías de mí.

Vinicius Jr.

Obviamente se acordaba de él —pero no por buenas razones—. No obstante, prefería actuar y hacerse la desentendida para no darle la atención ni el crédito que él probablemente buscaba.

—Disculpa —rió suavemente rascándose la nuca—. Soy muy mala con los nombres y con los rostros.

González tuvo que taparse la boca para disimular su expresión de burla detrás de ella.

Asintió levemente decepcionado—Vinicius ¿Jugador del Real Madrid? ¿Número 7? Nos conocimos hace unos meses en un bar aquí mismo.

Ah —alargó la palabra fingiendo que recién allí lo había reconocido—. Claro que me acuerdo. Wow, en serio que Madrid es chico.

—¿Y? ¿De paseo en mi ciudad? —apoyó so brazo en la barra.

La chica tuvo que tragarse las ganas de reír ante eso.

Oh, nota importante: El brasileño seguía ignorando la presencia de Pedri aún sabiendo que efectivamente estaba ahí.

—Bueno, ya sabes, por algo te invitaron...Sepa Dios quién lo hizo.

—Soy influyente aquí, bonita —sonrió y Dietz quiso vomitar—. El adelanto ha estado buenísimo, felicitaciones. Muero por verte en otra película. Eres fenomenal.

—¿Ves mis películas? —dijo ladeando la cabeza y fingiendo que había adorado su comentario.

—Claro que sí. Todas y cada una —contestó contento, pensando que había logrado algo.

—Pues yo no he visto ninguno de tus partidos —hizo un puchero.

—Creo que eso se puede arreglar —se inclinó levemente hacia ella—. Tú sólo dime cuando estés libre y vemos qué día hay partido.

Entonces alguien aclaró su garganta.

Pedri se dejó evidenciar un poco más detrás de la castaña resaltando su mano que descansaba en la cintura de la actriz. Natalia sonrió con complicidad hacia el jugador del Real Madrid esperando su reacción al ver a González junto a ella.

—¿En serio amigo? ¿Coqueteándole a mi novia en mi presencia?

El brasileño se removió nervioso en su lugar pero trató con todas sus fuerzas de que no se le notara lo incómodo que se había puesto al verse descubierto por el mediocampista. La pareja seguía mirándole expectante y tragándose las ganas de querer explotar a carcajadas.

—¡Pedri! Hermano. No te había visto —logró salir del paso acercándose a él para estrechar su mano. Era normal que los futbolistas se saludaran de manera tan cotidiana a pesar de hacerse trizas en la cancha. Sobre todo hablando de dos rivales de El Clásico—. Disculpa. Qué distraído.

—Así veo. Tan distraído que por un segundo se te olvidó que ella no está soltera —quiso seguir bromeando para ponerlo nervioso.

—¿Qué? ¿Cómo crees? —se encogió de hombros—. Veo las noticias y las publicaciones. Obviamente sé que andan juntos...Felicidades, por cierto —dijo por lo bajo.

—Te lo agradezco —sonrió ella.

—Perdón otra vez hermano. Pero cuando la conocí ella estaba soltera —la aludida tuvo que contenerse para no poner los ojos en blanco—. O al menos fue eso lo que me dijo, ya que tiempo después anunció que estaba contigo. Vaya suerte la tuya.

—Oh, no tienes idea —dijo él.

—¿Y...? ¿Lo suyo va bien? ¿Todo en orden? —tanteó el terreno.

La pareja se echó una mirada, tratando de buscar la manera de responder a aquello y pronto de por finalizada aquella incómoda conversación.

—De maravilla —expresó ella.

—Completamente felices —agregó él.

—No podía ser mejor.

—Estamos en nuestro mejor momento.

—Nunca habíamos estado tan enamorados —concluyeron al unísono.

Aquella frase causó un silencio entre los tres. No obstante, el silencio fue un poco más pesado para la pareja.

Estando ahí, sentados cerca del otro y luego de haber expresado en un ataque de actuación lo maravilloso que era estar juntos los dejó meditando más de lo debido. La espalda de Dietz descansando sobre el pecho de Pedri la hacía notar como éste subía y bajaba, causando leves cosquillas en aquella área de su cuerpo. Su mano sobre su cintura descubierta y su rostro sobre su hombro estaban marcando una fina línea que podría romperse en cualquier instante.

—Wow —Vinicius rompió el silencio llevándose una mano al pecho—. Veo que lo de ustedes va en serio.

—Muy en serio —afirmó ella—. Perdón si en algún momento te hice creer que podías llegar a más conmigo. No era mi intención pero... —le echó una mirada al canario—. Mi corazón ya le pertenecía a otro.

—¿En serio? Tranquila. Jamás llegué a pensar en eso —se encogió de hombros—. Sólo tuvimos una buena noche ¿No? Un agradable rato juntos, bonita.

Qué mentira más grande. ¿Qué puto momento? Su momento, querrá decir. Una noche entera donde pasó buscando la atención de la mujer de manera desesperada. Dietz estaba a punto de escupirle algunas verdades a la cara. Sin embargo, había elegido por ese instante el camino de la paz.

Pero alguien no lo hizo.

—Mejor haz que se vaya o lo haré yo.

El susurro de Pedri en su oído le causó un escalofrío.

Su tono de voz fue serio y decidido. No era con un aire de celos, sino con un aire molesto. El español realmente estaba fastidiado por la actitud tan soberbia y sin respeto que el madridista estaba teniendo con ella. González tenía cierto grado de tolerancia con personas así de impertinentes e irreverentes con las mujeres y en ese momento aquel nivel de tolerancia estaba llegando a su límite. Ya había pasado a otro grupo de chicos antes, pero el tema de Vinicius había sido la gota que rebasó el vaso.

Ver a Pedri de esa manera sacudió todo dentro de la chilena.

Terminó volviendo a la actuación con media sonrisa—Si tú lo vez de esa forma... —se encogió de hombros—. En fin, ha sido un gusto hablar contigo.

Vinicius entendió que ya no estaba siendo bienvenido entre ellos y se dispuso a irse—Para mí igual —se inclinó levemente—. Toda una dicha.

Entonces, aquella inclinación del futbolista fue más pronunciada hacia ella hasta llegar a su oído. La cercanía asustó a la chilena y la puso brutalmente en alerta. No obstante, nada malo sucedió, sólo le susurró:

—Pudimos haberla pasado muy bien.

Habiendo finalizado lo que él catalogada como su frase triunfal, el brasileño se separó de ella con una sonrisa e internamente disfrutó su reacción de confusión al oírlo. Posteriormente él se alejó de ella haciéndolos pensar que ya iba a desaparecer, pero ahora a quién se acercó fue a Pedri:

—Yo podría hacerla más feliz.

El murmullo en el oído del español hizo a este tensar el cuerpo, ligeramente sorprendido por su cambio de humor al sólo verse enfrentado a él en solitario.

—No tienes ni siquiera la oportunidad de intentarlo —contestó en el mismo tono procurando que la rubia no oyera.

—Da igual. Ella sigue siendo mucho para ti.

Y con aquellas palabras, el delantero dio por finalizada su participación. Le echó una mirada a Pedri creyendo que su aire de superioridad iba a intimidarlo y luego se retiró del lugar. Finalmente.

González se quedó en silencio odiando el hecho de que aquello último lo dejara meditando más de la cuenta. Se removió en su asiento y sí consideró la posibilidad de que sus palabras fueran ciertas. Aún poniendo sobre la mesa la constancia de que lo suyo con la rubia era una farsa.

Golpe bajo.

—Gracias al cielo ya se fue. No estaba soportando.

La voz de la chilena lo trajo de vuelta a la tierra. Sacudió su cabeza, soltó la cintura de la mujer y trató de retomar la conversación con total normalidad.

—Sí. Ha sido muy incómodo.

—Y de repente sentí náuseas —agregó llevándose una mano al pecho. Aún con la mala sensación de haber sido abordada de esa forma.

—No puedo creer que hayan tipos que anden por ahí con esa actitud tan petulante creyendo que logran algo con las mujeres —murmuró con la mandíbula apretada y con su puño sosteniendo su cabeza sobre la barra.

—Dímelo a mí, soy la mujer acosada —se apuntó.

—¿Estás bien?

La voz del canario honestamente preocupada la sacó de su nube que la hacía tomar el asunto como una broma. Su semblante y sus palabras realmente sentían lo que decía.

—¿Te refieres a lo de Vinicius? Sí, da igual —se encogió de hombros y eligió beber de su trago para evitar su mirada.

—No da igual —negó de inmediato haciendo empeño en mirarla a los ojos. Buscaba hacerle entender que para él ese tema no era algo menor—. Él se ha vuelto a encontrar contigo y te ha vuelto a hostigar.

—Si te preocupa el hecho de que haya tratado de coquetear conmigo en tu presencia, relájate. De igual forma no estamos realmente juntos —trató de verse lo más indiferente posible en cuanto al tema.

Suspiró frustrado—No es eso, Natalia. El hecho de que se crea con la autoridad y la posición de tratarte como quiere sólo porque, según yo, le gustas, me tiene estresado.

Dietz seguía pasmada por la firme actitud que el español había tomado ante el tema. En serio se veía fastidiado porque Vinicius la hubiera tratado de esa manera y aquel hecho agitó algo dentro de la rubia. No eran celos, no era toxicidad...Él realmente estaba preocupado por su bienestar integral.

Ahora fue ella la que soltó un suspiro. Un suspiro suave que buscó resumir todo lo que le estaba pasando. El muchacho había agachado su cabeza y ya no la miraba. Se había mantenido cautivo por sus propios pensamientos en ese instante. No obstante, al verlo así y al analizar todas sus distinguidas facciones, la chilena lo tomó delicadamente por el mentón para alzarlo y que él lo mirara.

Cuando estuvo hecho su mano permaneció en aquella posición. Como si se hubiera adherido a ese lugar y como si no le molestara moverse. Incluso, su pulgar dibujó ínfimos y casi invisibles círculos sobre su piel.

A ninguno le molestó.

—Tranquilo — susurró ella. Al percatarse del gesto, Pedri se sorprendió y la miró con la misma expresión. No obstante, no hizo nada para detenerla. Lo disfrutó—. Ya fue. Da lo mismo. No tengo que verlo otra vez.

—Eso no lo sabes —cerró los ojos—. Dios, como me enferman. La gente así no cambia.

—Lo sé —hizo una mueca—. Lamentablemente así son siempre y nosotras tenemos que soportar las consecuencias.

—No lo soporto —masculló—. Quizás tú no lo veas pronto pero yo sí.

—¿Por qué?

Él no dijo nada, sólo hizo un gesto con la mirada dejando notar que la respuesta era obvia.

Oh —ella entendió de inmediato—. Él Clásico.

La disputa futbolística más grande de España y probablemente la rivalidad más grande de Europa tenía altas posibilidades de disputarse en una final de la aclamada SuperCopa de España en tan sólo unas semanas.

—Si ganamos contra el Osasuna es muy probable que nos toque con ellos después —puso los ojos en blanco—. Si este tío es enervante aquí, en la cancha es peor.

Hizo una mueca—Lo lamento. Tampoco es que fuera mi intención causarte problemas con él por mi culpa.

Realizo un gesto restándole importancia—Me da igual. Me iba a terminar causando problemas de una u otra manera.

Un silencio nuevamente se generó entre ambos, el cual les permitió sumergirse en sus propios infinitos pensamientos y en la mirada del otro. La mano de Natalia seguía en su posición, y en ese punto ya de había convertido en un gesto inconsiente el acariciar suavemente la piel del castaño con su pulgar.

Al darse cuenta que la acción permanecía Pedri sonrió.

—Claro, sigue. No me está molestando.

Al oírlo la chica salió de su trance y el rubor inmediatamente subió a sus mejillas. Apartó su mano de un sopetón y se giró para quedar apoyada con ambos brazos sobre la barra. Ocultándose avergonzada. Al ver su reacción, el canario rió suavemente.

—Necesito otro Gin —alzó un dedo y su comentario fue oído por la bartender la cual inmediatamente se puso a trabajar.

—No tomes tanto, soy yo el que debe regresarte a casa —alzó una ceja.

—Tranquilo, yo bebo pero no me embriago —su mente pareció perdida un instante, como cautivada en algún recuerdo—. Jamás lo volvería a hacer.

El futbolista pudo notar el tono de aquellas palabras y que ocultaban un significado mucho más profundo de lo que él creía. La miraba y una vez más no podía descifrarla. Era imposible cruzar aquel témpano de hielo y mucho más imposible pensar que podía adivinar sus pensamientos y lo que esa cabeza maquinaba.

—¿Todo en orden? —cuestionó viéndola recibir su nuevo trago.

Resopló—Obvio que sí

—Oye, pregunta...¿Tengo que preocuparme de algún otro hombre además de Vinicius?

Ella se tensó.

—Te pregunto para poder prepararme mentalmente y repetir este diálogo. Salió bien, según yo.

Dietz apretó ligeramente su vaso en sus manos en un intento de mantenerse cuerda. Había olvidado un pequeño detalle que, ante su ausencia, no había traído a su mente y tampoco había pensando en hablar con Pedri.

Ay, si a ella le pasaba cada desgracia.

Pero ¿Para qué decirlo? A ese punto ya le daba vergüenza admitir todos los hombres con los que había estado. Uno más, uno menos, daba igual ¿No? A nadie le importa.

Finalmente aclaró su garganta —Eh...No, no...Tranquilo.

Mentirosa.

¿Cuál era el sentido de mentirle? Era importante decirle.

Pero bueno, quizás ella pensaba no decirle porque creía muy dentro de sí que ese personaje jamás iba a reaparecer.

Oh.

Qué equivocada estaba.

Sólo el tiempo lo diría.























































































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HOLA, TENGO 0 SEÑAL AQUÍ DONDE ESTOY ASÍ QUE TENDRÉ QUE SER RAPIDA NI SIQUIERA PUDE PONER LOS GIFS LOL SKDJWKXKCKD (update ya lo hice)

qué les pareció??? APARECIÓ VINICIUS QUE RABIA ME VOY A AGARRAR A LOS CAMBOS. Cuál fue su parte favorita? y pq pedri es tan CABALLERO???

les cuento que estoy en otra ciudad (pequeña) haciendo mi práctica profesional entonces tengo señal muy mala, estoy poniendo todo mi esfuerzo por actualizar así que amenme jdjfd

120 votos para actualización

tengo que correr gente!! nos vemos pronto!!

SEE YOU SOON

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