06. morning encounters

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5 julio 2024
hospital

𐙚 ⋮ chapter six ꒱ ‧₊˚
MORNING ENCOUNTERS



Me apresuré a su lado y le di un abrazo, sintiendo su calidez y el alivio de tenerlo cerca.

— Lo siento mucho, Pedri. — dije, con la voz llena de emoción.

Pedri me abrazó con una sola mano, la otra descansando sobre su vendada rodilla. — Estaré bien, Amelia. Gracias por estar aquí.

Después de un rato, los médicos nos dijeron que Pedri sería dado de alta esa misma noche y que podía regresar al hotel con reposo absoluto. Ferran y yo nos ofrecimos a llevarlo de vuelta. Fer se fue a su propio hotel.

Salimos del hospital en un coche del equipo, con Pedri sentado en el asiento trasero, tratando de mantener la pierna elevada. El trayecto fue tranquilo, pero sentía la preocupación en cada uno de sus suspiros.

Al llegar al hotel, lo ayudamos a subir a su habitación. El personal del hotel ya estaba informado de la situación y se mostraron muy atentos y serviciales, asegurándose de que todo estuviera preparado para su comodidad.

— Necesitas descansar — dije, ayudándole a acomodarse en la cama. — Si necesitas algo, estaré aquí.

— Gracias, Amelia. — respondió Pedri, su voz más suave ahora, con la tensión del día disipándose poco a poco.

Ferran se quedó unos minutos más, asegurándose de que todo estaba en orden antes de despedirse.

— Cuídate, Pepi. Si necesitas algo, llámame — se despidió, dándole una palmada en el hombro.

— Gracias, hermano — respondió Pedri, con una sonrisa agradecida.

Cuando Ferran se fue, me quedé a solas con Pedri. El silencio en la habitación era reconfortante, un contraste bienvenido después del caos del día.

— No tienes que quedarte si no quieres, Amelia. — dijo Pedri, aunque pude ver en sus ojos que apreciaba mi presencia.

— No voy a ninguna parte — respondí, decidida — Quiero estar aquí contigo.

Pedri sonrió, y aunque su rostro mostraba el cansancio y el dolor del día, también había una chispa de alivio y gratitud.

— Gracias. — murmuró, su voz apenas un susurro.

Pasamos la noche hablando en voz baja, compartiendo momentos y recuerdos que nos ayudaron a olvidar, aunque fuera por un momento, la gravedad de la situación.

Pedri se acomodó en la cama, y yo me senté a su lado, tomándole la mano. Sentía su fuerza y su vulnerabilidad al mismo tiempo, una combinación que me hizo apreciarlo aún más.

Finalmente, el cansancio nos venció. Pedri, exhausto, se quedó dormido primero. Su respiración se volvió lenta y profunda, y yo seguía allí, sosteniendo su mano, observando su rostro relajarse por primera vez en toda la noche.

Me levanté con cuidado, intentando no despertarlo. Me quité los zapatos y me acomodé en el lado libre de la cama, aún sin soltar su mano. Sentir su cercanía y saber que estaba a su lado me brindó una paz inesperada.

A lo largo de la noche, me desperté varias veces, preocupada por su bienestar. Cada vez que lo hacía, lo veía durmiendo plácidamente, aunque ocasionalmente fruncía el ceño por el dolor. En una de esas ocasiones, se movió ligeramente y abrió los ojos.

— Amelia, ¿sigues aquí? — murmuró, con la voz aún somnolienta.

— Sí, estoy aquí. — respondí, acariciando suavemente su mano — Duerme. No te preocupes, estoy aquí.

Pedri sonrió débilmente y volvió a cerrar los ojos, su mano apretando la mía con más fuerza. Al poco rato, su respiración volvió a ser regular y profunda, y yo también me dejé llevar por el sueño.








6 julio 2024
día siguiente de la lesión

A la mañana siguiente, la luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas. Me desperté antes que Pedri y lo observé dormir por unos minutos. Sabía que lo que enfrentaba no era fácil, pero también sabía que él tenía la fortaleza para superarlo.

Pedri se despertó poco después, sus ojos encontrando los míos inmediatamente.

— Buenos días — dijo, su voz ronca por el sueño.

— Buenos días — respondí, sonriendo. — ¿Cómo estás?

— Mejor, gracias — dijo, con una sonrisa que no ocultaba del todo el dolor en sus ojos — ¿Has dormido bien?

— Sí, aunque estaba preocupada por ti — admití, sentándome en el borde de la cama.

— Lo sé — respondió Pedri, acariciando mi mano con ternura — Gracias por quedarte conmigo, Amelia. No sé qué haría sin ti.

— Siempre estaré para ti, Pedri — dije, inclinándome para darle un suave beso en la frente — Ahora, descansa un poco, me voy a mi habitación a ver a Laia un rato, ¿vale?

Pedri asintió, y se acomodó en la cama, cerrando los ojos de nuevo. Me levanté y salí de su habitación, dirigiéndome a la mía.

Abrí la puerta, y me extrañó ver que Laia seguía dormida, las luces apagadas...

Me acerqué a la cama y no pude evitar pegar un grito al ver que mi mejor amiga no estaba sola.

Y al enfocar la vista me extrañé aún más — ¿Fermín?

— ¡Amelia! Has venido muy temprano... — dijo con una risa nerviosa, levantándose de la cama, al mirar abajo vi que solo llevaba ropa interior.

— ¡Dios mío! Vístete — exclamé y desvié la vista.

Laia seguía dormida, como siempre, esa chica podía seguir durmiendo aunque le cayera una bomba al lado.

— Listo — habló Fermín, ahora con una camiseta y pantalones puestos — ¿Y tú dónde has dormido?

— ¿Y a ti eso que te importa?

— Vienes aquí, me despiertas gritando, me obligas a vestirme ¿y yo no puedo preguntar algo tan básico?

— Obviamente que voy a obligar a vestirte, es mi habitación — repliqué.

— Amelia, déjate de tonterías, sé que estabas con Pedri — me molestó con un tono burlón y rodé los ojos, intentando no sonreír — Seguro que estabas consolándole por la lesión, dándole abracitos...

— ¡Para! — contesté riendo.

— "Ay Pedri que fuerte eres, estaré aquí contigo para siempre" — se burló con una voz aguda haciéndome reír. Me despedí y decidí irme de la habitación a por algo de desayunar.

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MARATÓN 2/3

luvvcande ★ 2024

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