Capítulo 8

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Capítulo 8



Kaitlin



Me habían invitado a la casa de Amanda esta tarde a las cinco de la tarde. Estoy ahora parada en la puerta de su gran casa.

Estuve nerviosa todo el día por venir a su casa.

Realmente era millonaria, como toda la escuela dice.

Su casa tiene más de dos pisos, está pintada con color piel y tiene unas ventanas de cristal hermosas y brillantes. Brillan aquí afuera.

Es inmensa, lo que me hace parecer un insecto al lado de estas chicas que quieren ser mis amigas. Trague saliva y note un nudo en el medio de mi garganta.

Son las 16:59 HS.

No quiero ser tan puntual, pero termino siéndolo.

Mordí mi labio inferior y saque el celular de mi bolsillo para poder ver como estaba mi cabello el día de hoy.

Lo había tratado de peinar, para que quedara prolijo y colocar mucho perfume en mi pelo. Maquillajes tengo, pero no sé cómo usarlos, así que me delinee los ojos de color negro nada más y trate de que mi cabello se viera ordenado.

Mi abuela estaba contenta de que había podido hacer amigos nuevos porque antes ella sabía que no tenía muchos amigos... de hecho no tenía amigos de la escuela. Tenía amigos de afuera que me llevaban por un mal camino.

Me veía ordenada.

No era glamorosa como Amanda, ni bellísima como Lucy pero tenía algo... si no estaría en el equipo de las chicas más populares de todo el instituto.

Estoy nerviosa.

No me da ánimos de tocar el timbre y ver toda su lujosa casa, en realidad, ella sí que tienen una vida envidiable y yo me siento tan mediocre y tan mal, que me da ganas de cortarme las muñecas como un día hace mucho cuando llegue a casa y me sentía tan mal porque los de la escuela, me insultaron.

Mi mente se puso en blanco y me corte la piel.

Tenía catorce años y no entendía lo que hacía, pero no volví a hacerlo nunca más.

Parece que la casa tenia patio también... un patio enorme con muchos árboles, pasto cortado y mantenido.

Qué lindo.

Alguna vez me imagine tener una casa de este tipo y vivir con mi madre, que ella no se hubiera ido y me hubiera criado como correspondía.

A mi padre no lo extraño, porque no lo conocí... apenas recuerdo su rostro pero a mi madre la extraño y recuerdo su rostro.

Mire el reloj, eran las 17:02 HS.

Bueno al menos dos minutos pasaron así que, respire hondo, trague saliva y toque el timbre que resonó en toda la casa.

Parecía que no se encontraba nadie... estaba todo tan silencioso, que me ponía los pelos de punta. Quizás ellas no me esperaron y se fueron con chicos a pasear por el centro, con sus ropas de marca y con sus bonitos rostros.

Mientras yo estoy aquí parado en el barrio privado, donde tuve que dejar mi documento en la entrada y donde los vecinos me miraban con rostros sospechosos porque tenía cara de ladrona y de chica callejera.

Cuando me ponía a pensar todas estas cosas, me daba cuenta lo mediocre que realmente era y que nunca tenía amigos de este tipo.

Mi vida antes eran drogas y alcohol.

No pensaba nada más que en destruirme... mi abuela se veía contenta porque estaba tratando de ser una buena persona.

Sentí que se encendía al lado del timbre un aparato.

¿Hola?

¿Era la voz de Amanda?

Me quede mirándolo con los ojos bien abiertos porque parecía que alguien estaba hablando desde adentro pero a través de ese aparato.

¿Hola? ¿Hola?

Preguntaba entonces rápidamente me acerque.

— ¿Amanda?

—Si... ¿Kaitlin?

—Si.

—Genial que hayas venido a casa.

—Si.

—Eres más que bienvenida.

—Gracias.

—Anda no seas tímida.

— ¿Qué?

—Te estoy observando.

Mire automáticamente hacia arriba y había una cámara pequeña también en la entrada... ¿Tenia cámaras y no me había dado cuenta?

Espero que no me haya visto los seis minutos que estuvo parada pensando en muchas cosas de mi vida.

—Oh no...

—No es nada.

Sentí un timbre.

—Pasa...

— ¿Espera no vas a atender?

Y se cortó la comunicación.

Supongo que tendré que entrar a la casa de Amanda como si realmente fuera una ladrona. No me imaginaba nada de esto, pero realmente estaba pasando.

Tome el picaporte y abrí lentamente la puerta.

Me encontré con un hall divino. Los pisos estaban brillosos realmente y arriba había un candelabro hermoso y de perlas.

Lo mire con la boca semi abierta porque esto, solo lo veía en mis películas y mas allá, había un enorme jarrón de vidrio con unas largas flores... o peonias blancas.

Había un perfume a lavanda riquísimo parece que habían limpiado hace poco porque todo esta tan reluciente.

Y Amanda bajaba de las escaleras con una sonrisa enorme.

Llevaba el cabello dorado, suelto, un pintalabios rosa y una mini falda de jean con un buzo hermoso.

—Hola Kaitlin.

—Hola Amanda...

— ¿Te gusta mi casa?

—Realmente es divina.

Pude ver los pasillos laberintos que había a la izquierda y también a la derecha. Las escaleras eran hermosas y largas.

No pensé que era tan millonaria.

Las casas que acostumbraba a ver no eran nada a comparación de esta.

— ¿Sorprendida?

—Mucho.

—No te intimides...

—Es que si...

—Siéntete como en tu casa.

—Eso jamás pasara.

Amanda se acercó a mí y me tomo del brazo como hacía con todas sus amigas y me sentía bien ser parte de ellas.

Pero me acorde de Victoria...

Otra vez.

No podía borrarla de mi cabeza y no sabía porque era eso.

—Vamos a mi habitación... Tengo que presentarte a una amiga.

No era buena haciendo amistades, pero ellas de seguro me ayudan a hacer una nueva chica y alejarme de todas esas cosas, que me atrapaban antes.

Kaitlin ahora va a ser una nueva chica y más buena que la anterior.

Comenzamos a subir las escaleras y mire asombrada una estatua que tenía en medio de las escaleras.

—Realmente esto parece una casa de una película.

—Es gracias a mis padres.

— ¿Ellos viven aquí?

—Claro... vivimos los tres...

— ¿Y dónde están?

—Trabajando... vienen tarde.

Tenían que trabajar mucho para mantener este tipo de cosas, la limpieza, el mayordomo y los autos que deben tener.

Y sobre todo su reputación que es lo único que la gente piensa...

—Mejor que no estén, son algo pesados conmigo...

— ¿Por qué?

—Ellos me sobreprotegen porque soy hija única.

—Qué lindo.

— ¿Lo dices en serio?

—Si.

—Bueno a veces... si... pero otras veces no.

Me gustaría haber tenido unos padres de esa clase y no de la clase que te abandonan y se van para siempre de tu vida.

Pero bueno mejor no pensar en esas cosas, tenía que estar con mis cinco sentidos en la casa de Amanda porque si no estaba atenta y no trataba de ser cool, como ellas, quizás me dejaran de hablar y no podría tener ese tipo de amistades.

Estaba emocionada pero nerviosa también, porque era nueva en todo esto.

Cuando llegamos a la habitación de Amanda, que era la puerta de en medio porque había muchas de esas... sentí que me mareaba un poco.

La puerta estaba pintada de un rosa piel y con letras grandes y negras decía: "Amanda". Ella abrió rápidamente la puerta y dentro de ella, se sentían risas de dos chicas.

—Entra...

—Permiso.

Me encontré con el rostro sonriente de Lucy que estaba en la cama enorme de Amanda, sin zapatos y con medias.

Al lado de ella había otra chica de cabello marrón también riéndose.

Se ve que estaban hablando de curiosidades de ellas, de sus citas maravillosas con esos chicos maravillosos que las miran.

—Kaitlin... —Dijo Lucy.

—Hola chicas.

— ¿Ella es la chica nueva?

Pregunto la señorita que no conocía y enseguida trague saliva por su comentario, espero caerle bien y poder ser amiga de todas.

La habitación tenía balcón y una enorme cama con cortinas... cuadros de todo tipo, un espejo enorme y un mueble enorme con baño.

—Si—Contesto Amanda.

—Genial, soy Natasha.

—Hola...

—Un gusto.

—Lo mismo.

Nos sonreímos y la chica parecía que era sociable como las demás, pero no podía mi nerviosismo en todo mi cuerpo.

Sentí un empujón en la espalda y me caí en la cama de Amanda donde tenía un aroma muy agradable y unas sábanas muy suaves.

—Siéntate.

Y ellas se rieron.

—Perdón.

—No está bien, pero conmigo tienes que tener más confianza porque aquí eres bienvenida... lo eres Kaitlin.

—Gracias.

—No agradezcas... siéntense en ronda... —Indico Amanda.

Nos sentamos todas en una ronda porque parece que vamos a tener una charla dedicada con Amanda que es la líder del grupo de las populares de la escuela y de aquí también parece, porque debe ser como un club.

— ¿De qué hablaremos? —Pregunto Lucy.

—Hablaremos de muchas cosas... —Sonrió Amanda.

—Bueno, comienza... —Natasha propuso.

Yo era la única que me mantenía callada en esta conversación de chicas, y la que estaba nerviosa e inquieta por lo que fuera a pasar.

—Hay que hablar sobre el juego...

—Si es verdad, Amanda... —Lucy suspiro —Pero ni siquiera sabemos el nombre para buscarlo en google.

— ¿Qué juego?

Amanda detuvo con la mano a Natasha.

—Pero antes de eso... —Continuo hablando —Y de que le expliquemos a Natasha sobre el juego creo que debemos planear la venganza para Victoria.

Mi corazón dio un golpe en el pecho cuando escuche su nombre.

Victoria.

La chica con el piercing en la nariz, pelo lacio color chocolate, delgada y tan baja que me daba un poco de pena.

Ella fue la que se enfrentó a Amanda frente a todo el curso de la escuela y la que se enojó cuando la insulte de esa manera.

—Es verdad, la lesbiana...

Lucy comento y se rio luego.

—Ella dijo que no es lesbiana... —Abrí la boca y las tres dijeron la vista hacia a mí.

—No quizás no lo es... pero yo le digo... quedo el apodo en ella, y no me van a hacer cambiar de opinión.

Justifico Lucy.

Amanda negó con la cabeza.

—No me importa, solo quiero vengarme porque se enfrentó conmigo, ella tiene que ser pasiva no enfrentarse conmigo... ¿Comprendes, Kaitlin?

No, mi mente pensó.

—Claro.

—Bueno, ¿Entonces?

—Podemos arrojarle huevos podridos...

Natasha propuso con una sonrisa.

—Creo que eso está muy tocado... —Amanda se cruzó de brazos.

—Deberíamos... hacer algo original.

Lucy propuso con una sonrisa maliciosa.

—Bien.

Ellas tres estaban hablando de cómo hacerle maldades a otra persona. Mi yo de antes no le importaría y tiraría muchas sugerencias para vengarse, pero yo ahora no estaba segura de unirme a su maldad.

De hecho, porque me parece justo que Victoria se haya defendido de los insultos de ellas, no siempre todas las personas teníamos que soportar que nos insulten de la nada y nos llamen con prejuicios. No somos las personas que por no ser populares se tienen que aguantar toda clase de abusos.

— ¿Qué tal pegarle a la salida de la escuela? —Siguió proponiendo.

—Yo propongo tirarle un balde de agua helada...

— ¿Con el calor, Lucy? No sería una maldad.

—Y bueno que tal si le hacemos un admirador falso...

—O una admiradora... —Amanda dijo.

Y comenzaron a reírse menos yo que estaba sentada en la enorme cama con sabanas suaves y perfume.

— ¿Kaitlin?

Sentí la voz de Amanda.

"Oh no".

Deben de haber notado algo raro en mí.

— ¿Qué?

— ¿Tu no sugieres nada?

No la verdad que no tenía nada en mente. Relamí los labios nerviosamente pensando en una maldad que no fuera tan mala y que la chica pudiera ser fuerte y que no le afectara como la violencia física.

Las tres me estaban mirando con curiosidad.

—Anda.

—No lo sé.

—De seguro tienes una idea brillante.

—En el recreo... tirarle brillantina en los ojos.

Lucy y Natasha se rieron, pero Amanda se quedó quieta con una sonrisa.

—Si.

— ¿Qué? —Pregunte.

—Que es genial la idea.

Se me formo un nudo en la garganta... ¿Le había gustado mi idea? La brillantina en los ojos era mala y me dolía el estómago, me sentía culpable por dar la idea debería haberme quedado callada, porque yo fui víctima de tipos de abusos y ahora hacer lo mismo que me hicieron a mí con otras personas eran muy malo de mi parte.

—Era solo una broma...

—No, no es genial.

— ¿Por qué?

—En los pasillos de la escuela, la acorralamos, la insultamos, y al final de eso le damos una amenaza enorme y le tiramos brillantina en los ojos.

Lucy y Natasha comenzaron a aplaudir por lo que dijo Amanda yo me quede quieta sin decir nada y sin festejar.

Ellas tres estaban locas y yo estaba loca por estar aquí.

—Listo... problema solucionado.

Estiro la mano para que chocaramos los cinco y lo hicimos. Luego ellas se rieron y asintieron con la cabeza conformes a la venganza y yo me quede mirando hacia abajo sin decir nada porque me sentía muy culpable.

—Ahora si hablemos del juego.

Y comenzaron con sus hipótesis sobre el juego que estaba rondando en el instituto... en mi opinión es algo que no me importa porque no se mucho sobre el tema y tampoco nadie nos informa. Espero que Victoria supere la situación de mañana porque sobre todo yo soy la culpable más grande por dar la idea.

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