Capítulo 26

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Prácticamente me olvidé de Suni. Estaba bebiendo junto a Jungkook en la barra mientras platicábamos. Aparentemente Jimin se encontraba bien, por ello lucía más animado.

—Deberíamos bailar un poco —en cuanto intentó levantarse, más bien estuvo a punto de caerse —. Creo que ya bebí demasiado —murmuró avergonzado.

—Si no te sientes tan bien, será mejor que regreses a tu apartamento —sugerí. Jungkook se negó por completo, intentó equilibrarse y me llevó a la pista del baile.

—Después de tanto tiempo no puedo dejarte ir tan pronto, Hee. Tenía muchas ganas de estar contigo otra vez.

Mis mejillas no solamente ardían por el licor, sus dulces palabras me avergonzaban un poco.

No lo merecía, jamás merecería a alguien tan increíble como él.

La culpabilidad estaba regresando, sentía fuertes punzadas de arrepentimiento en mi pecho. De un momento a otro simplemente me abrazó con ternura y besó mi cabeza.

—No te preocupes por lo que pasó, lo importante es que estamos otra vez juntos —su voz seguía siendo reconfortante.

Su intento de consolarme era un tanto banal, en cuanto Jin aparecía en mis pensamientos, me inquietaba nuevamente.

¿Qué haría él si se daba cuenta? Definitivamente era capaz de enloquecer, tal y como aconteció años atrás. Después de todo, ninguno debía soportar mi egoísta actitud.

—Quizás sea demasiado pronto, pero me gustaría conversar contigo y este sitio no es el mejor lugar para hacerlo —habló cerca de mi oído.

—Tienes razón, podríamos ir a otro lugar.

Debía aprovechar el efecto del alcohol, así sería más directa, honesta y aclararía todas las circunstancias con él. Aunque nunca fue mi novio, merecía una explicación decente por mi repentina conducta. Todo entre nosotros iba demasiado bien como para sepultarlo y arruinarlo.

—Ya casi regreso, le avisaré a Suni.

Apenas le dije a mi amiga que saldría a conversar con un chico, casi explota del enojo, hasta que mencioné a Jungkook; sin embargo, no parecía estar del todo convencida.

—¿Y el doctor? —intervino otra de las chicas.

—La inmadura de So Hee está enfrentando una crisis —Suni sí estaba molesta.

—¡Eh! ¿Por qué juegas con los sentimientos de dos hombres? Si fuese alguno de ellos, te habría mandado a volar. Los tipos así son de lo peor, So, y que una chica lo haga tampoco es nada agradable. Intenta aclarar rápido tus sentimientos.

—¡Gracias por decirlo! —Suni suspiró aliviada —. Ya no eres una adolescente, además, esa clase de situaciones ya te han afectado en el pasado. Cualquier cosa solo te olvidas de ambos y comienzas con otro desde cero...

—Te veré mañana —decidí cortar la conversación.

Eché un vistazo en el local, pero ya no había rastro de Jungkook. Por un instante temí profundamente que se hubiese arrepentido de sus palabras y tomara la decisión de irse; sin embargo, cuando lo encontré esperándome en la entrada sentí un inmenso alivio.

—Cerca de aquí hay un parque, podríamos ir allí.

Pésima idea, debía ser completamente discreta si no quería que Jin se enterara.

¿Por qué debía sentirme así? Aunque hemos salido otra vez, Jin no era nuevamente mi novio. Tal vez olvidé la sensación de preocuparme al salir con un chico porque Jin se molestaría. No podía ser así.

—¿Y si vamos a tu apartamento? —en lugar de mirarlo a él, observé cada rincón de la ciudad.

Supuestamente él no estaría, pero cerciorarme no estaba de más.

—Si te sientes cómoda allí, no habrá ningún problema; además, Jimin viajó a casa de sus padres.

—¿Por qué me sentiría incómoda? Sabes bien que siempre me siento bien contigo.

—¿Es así? —rascó su cuello con timidez y agachó la cabeza.

Tan adorable como siempre. En ningún sitio encontraría alguna vez a alguien como él.

Bebí demasiado después de tanto tiempo de no hacerlo, me estaba sintiendo algo mareada. Me recostó ligeramente a Kook, quien me rodeó con uno de sus brazos y me ayudó a caminar; no obstante, él no caminaba con mucho equilibrio, éramos una amenaza potente, teníamos una caída asegurada.

En cuanto nos acercamos a la carretera, apoyó su espalda contra una señalización vial y agitó su mano en cuanto observé un taxi cerca. Me ayudó a ingresar primero a los asientos traseros y luego se sentó junto a mí.

Dio la dirección de su nuevo apartamento y se recostó en mi hombro, pensé que diría algo, pero cayó profundamente dormido. En cuanto el taxi se detuvo, lo moví para despertarlo, lo cual dio resultado después de varias sacudidas.

—Me gusta el edificio —mencioné en cuanto logramos bajar.

—Sí, es muchísimo mejor —sonrió.

Me sujeté de uno de sus brazos en cuanto el mareo y las arcadas se intensificaron. Estaba tan mal que hasta vi a dos Jungkook. No debí beber tanto.

—So Hee —estaba realmente preocupado.

Mi vista comenzó a nublarse y de lo único que me di cuenta fue que él me sujetó entre sus brazos.

No estaba del todo consciente, pero algunas situaciones parecían más lúcidas que otras. Por un instante sabía lo que estaba sucediendo, pero luego todo se tornaba nuevamente oscuro.

Los labios de Jungkook contra mi cuello se sentían demasiado vívidos, así como sus caricias; no obstante, no era plenamente consciente de mis acciones, ni sabía qué rayos estaba haciendo.

Cuando caí por un instante en la realidad, tenía su cuello rodeado con mis brazos y observaba su rostro sudoroso. Sus expresiones eran demasiado seductoras y lujuriosas.

¿Acaso estaba teniendo sexo con él?

Sus besos atrevidos fueron la respuesta, ya que descendieron a mis pechos, mi abdomen e incluso trazó una línea de saliva hasta llegar a uno de mis muslos; no obstante, su lengua era demasiado ágil, se movía casi que como la de una serpiente.

¿En qué momento todo esto comenzó? Tal vez acompañarlo a su apartamento bajo los efectos del alcohol no fue la mejor idea, inclusive, él también bebió mucho y probablemente tampoco estaba plenamente consciente de sus acciones.

—Eres tan linda, Hee. ¿Por qué no lo hicimos antes? —mordisqueó el lóbulo de mi oreja.

Intenté responder algo, pero las palabras nunca salieron.

En cuanto introdujo sus dedos en mi interior, todo mi cuerpo se estremeció. El calor se apoderaba de hasta el rincón más oculto de mi ser. Mis pensamientos no estaban del todo claros, pero deseaba que él lograra proporcionarme el placer suficiente para regresar a la realidad.

—Ko... kook —mi cuerpo se movía debajo de él, era incapaz de evitarlo.

—Te haré sentir muy bien.

Mi interior fue completamente invadido y me aferré a él con fuerza. Estaba demasiado confundida, al mismo tiempo quería detenerlo; no obstante, era imposible hacerlo.

Incluso sus movimientos corporales, principalmente los pélvicos no parecían normales. Su cuerpo también emanaba demasiado calor y una muy adictiva fragancia; además, su sudorosa piel se sentía extremadamente suave al entrar en contacto con la mía.

La impotencia hizo que algunas lágrimas se deslizaran por mis mejillas, él las limpió y continúo moviendo frenéticamente su cadera. Sus movimientos tan siquiera eran lentos, sino toscos.

Mientras escuchaba mis sollozos, lograba escuchar sus roncos gemidos.

Entre la oscuridad de mi cabeza, lograba divisar sus ojos, los cuales me resultaban más oscuros y vacíos.

El Jungkook que conocía era incapaz de hacerme algo así, al no ser que siempre haya aparentado ser otra persona o haya querido cobrarme venganza por ser una patana.

Todo era una pesadilla, la cual desaparecería en cuanto despertara.

—¿Por qué te resististe tanto? Después de todo, tu cuerpo responde de un modo demasiado lascivo, So Hee —se rió.

Cerré mis ojos con fuerza. ¿Por qué Jungkook se burlaría de mí? ¿Acaso para él todo esto era un juego?

Me sentía humillada y el sentimiento incrementaba cada vez más, porque después de todo estaba sintiendo placer de un acto tan horrible, inclusive, el orgasmo llegaría en cualquier momento.

Mi espalda se arqueó, sentí una corriente en todo me cuerpo y dejé escapar un sonoro gemido antes de caer nuevamente inconsciente.

Unas carcajadas comenzaron a retumbar en mi cabeza y me levanté precipitadamente. Mi deseo de que todo hubiese sido una pesadilla fue destruido por la realidad.

No estaba en mi habitación y Taehyung me observaba con la peor expresión en el mundo, era una mezcla de burla, orgullo, victoria... demasiado desagradable, solo quería llorar y vomitar.

—¡Sorpresa! —se rió, como si fuese un chiste.

Abracé la sábana con fuerza para cubrirme, mientras no alejaba los ojos de él, por más espanto que tenía.

—Te lo advertí, ¿no? —presionó uno de mis dedos contra mi frente, pero lo aparé con rapidez —. ¡Qué ridícula! No hay necesidad de cubrirte, ya obtuve lo que necesitaba —se encogió de hombros —. Por cierto, ahora conozco cada rincón de tu cuerpo. Al menos ya la necesidad que posee Jin por ti tiene un poco de sentido —estiró sus brazos.

—¿Por qué? —mi voz sonaba entrecortada.

—Necesitaba mi venganza, a ese bastardo le dolerá muchísimo —sonrió.

—No lo comprendo.

—Olvidé que eras tan lenta —arrugó la nariz —. Ya sabías que los demonios podemos obtener la figura que queremos, entonces transformarme en Jungkook fue relativamente sencillo, si utilicé antes la figura de Jin, ¿cómo no se me ocurrió antes esa maravillosa idea?

—¡¿De qué estás hablando?! —todo mi cuerpo temblaba.

—Tus sueños nunca lo fueron, eran reales.

En cuanto lo conocí, algunas veces creí soñar con Jin e incluso con él, pero aparentemente todo fue real. Estaba sin palabras.

—Por si algún día te lo preguntas, justamente por eso me acuesto con chicas que conozco en los bares, ellas son las únicas que pueden verme, nadie les creería luego por estar bajo los efectos del alcohol. Una ilusa intentó denunciarme, pero obviamente no aparecía en ninguna cámara, más bien ella parecía loca hablándole a la nada —se burló.

—Eres horrible, con razón te fuiste al infierno. Un ser tan desagradable lo merecía.

—Ah, y algunas de las reglas también fueron otro cuento mío; sin embargo, siempre resulta efectivo, es una cuestión psicológica y todas se lo terminan creyendo, lo cual es de esperarse. Las borrachas se creen todo, como esas amenazas y accidentes. Los accidentes pueden ser simples coincidencias, yo no soy la clase de demonio que provoca esas cosas, pero en tu caso no fueron simples casualidades.

—¡Bastardo! —su sonrisa cínica me molestaba muchísimo más. Antes de que mi mano tocara su rostro él la sujetó.

—Lo curioso es que te rodean personas más desagradables que yo, So Hee, incluso tal vez no seamos tan diferentes, porque fuiste tú quien desde un inicio me trajo todos estos problemas. Esa noche debí alejarme completamente de ti.

—¿Qué diablos hablas? Fui yo quien debí alejarme.

—Bueno, eso también es verdad, porque recuerdo tu vulgar insinuación. Ah, también deberías agradecerme, llevabas muchísimo tiempo sin tener sexo y tuviste la suerte de hacerlo conmigo, ningún hombre logrará hacerte sentir mejor, créelo.

—¡Mentiroso!

—Por supuesto, ¿qué podías esperar de un demonio? Bueno, como confías tan ciegamente en uno... era de esperarse que guardaras algo de esperanza. Creo que eso fue todo, hasta nunca, So Hee. Ah, y estoy un poco agradecido porque eso me ayudó a salvar mi pellejo y reputación, pero era lo mínimo que podías hacer para compensar tus malditos errores. De ahora en adelante podrás hacer lo que quieras, volver con Jin, el ingenuo de Jungkook... ya todo dejó de ser mi problema. Por eso te lo dije desde un inicio, no estoy jugando —me envió un beso y se marchó.

Probablemente esta era la segunda ocasión en toda mi vida en la que me sentía así de sucia.

Tan siquiera me detuve para tomar una ducha, me vestí y salí del lugar. Mi apariencia no me importaba en ese instante, solo necesitaba llegar a casa y llorar.

A varios metros observé a Taehyung, no caería otra vez, él no lograría engañarme.

—¡Tú! —estuve a punto de golpearlo, pero retrocedió y me vio asustado.

—¿So Hee? ¿Qué te pasa? —aunque su expresión era de preocupación, no caería.

—¿Cómo pudiste?

—So Hee, soy Jungkook, ¿qué rayos te pasó? —me sujetó de los hombros.

—Jungkook, apresúrate —Jimin se asomó por una de las puertas —. Ah, ve cuando puedas —cerró la puerta.

¿Qué estaba sucediendo? ¿Cómo pudo ese bastardo empeorar la situación de ese modo? ¿Tanto odio me tenía?

Me sentí todavía peor y decidí deshacerme de su agarre para marcharme.

—Me dejaste por él, ¿cierto?

—No — sentía un inmenso nudo en mi garganta.

—Anoche te vi con él cuando también regresaba del club —él estaba intentando ser fuerte, pero al mismo tiempo se escuchaba dolido —. Llamaré a Suni para que venga por ti.

No me atreví a decir algo más y salí del edificio.

Eso significa que no lo vio salir del edificio, solo vio cuando entramos porque él también había bebido, incluso, probablemente también nos observó en el club, pero Taehyung se las ingenió como Jin para que solamente yo lograse verlo con la forma de Jungkook.

Esperé algunos minutos en la entrada del edifico para esperar a mi amiga, quien no ocultó el espanto al observarme.

—Sube —se bajó del auto y corrió en mi dirección con la intención de ayudarme a subir al vehículo —¡Por Dios! ¡¿Qué te pasó?! —sonaba desesperada —. No te quedaste con Jungkook, ¿cierto? Lo escuché tan preocupado que no dudé en venir por ti.

—Suni —comencé a llorar y ella me abrazó —. El bastardo de Taehyung me engañó.

—¿Taehyung? Creí que ya no existía nada entre ustedes.

—Era así, pero...

¿Me creería?

—Él no es lo que los demás piensan, es un maldito demonio.

—Si te hizo algo, obviamente lo es. Antes de ir a casa pasaremos a la comisaría.

—¡No! Debemos pasar al bar.

Le conté lo que Taehyung mencionó y ella también creyó que lo mejor era comprobarlo por nosotras mismas. Bajamos con rapidez del auto al llegar y pedimos observar las grabaciones.

—Un Taehyung, ¿cierto? —el empleado suspiró, pero no se negó.

Tal y como lo dijo, parecía estar hablando sola.

Resignadas nos subimos nuevamente en el auto, mi amiga se quedó pensativa por un instante, pero luego su rostro se iluminó un poco.

—Lu dijo que te vio charlar con un chico atractivo —comenzó a conducir —. Ella dijo que ya te había visto hablar con él antes, además, si yo también lo vi tiene algo de sentido —suspiró —. ¿Qué otra cosa me ocultas?

—Jin también es un demonio —solté sin darle más vueltas al asunto.

El auto se desestabilizó y se pasó del carril, pero ella hizo una maniobra para estabilizarlo.

—¡¿Qué?! —me vio con asombro —. Entonces, ¿es con él con quien has salido?

—¿Me crees?

—¿Cómo no lo haría después de toda esta locura?

Al menos me sentía un poco más aliviada.

—Taehyung se hizo pasar por Jungkook porque no solamente me odia a mí y a Jin.

—Él te violó, So Hee. Debes detener toda esta locura, ya un demonio te lastimó y dudo que Jin no lo haga otra vez, ahora hasta lo hará con mayor razón, ¡es un maldito demonio!

—Hablemos al llegar a casa, no me siento bien —decidí tomar una pequeña siesta.

Al llegar, tomé una ducha, me vestí y decidí dormir. El shock estaba evitando que llorara; sin embargo, estaba completamente segura de que lo haría en algún momento.

¿Por qué? Parecía que todo lo desagradable me pasaba a mí.

Escuché a alguien tocar la puerta, pero lo ignoré. Escuché los pasos de Suni y otra voz conversando con ella.

—Te dije que no puedes hablar con ella, no se siente bien —su voz sonaba más alta.

—¡So Hee, soy yo! Necesito verla, es urgente —era Jin.

El temor había incrementado, ¿qué le diría? ¿Cómo lo vería nuevamente a la cara?

Me rehusaba a verlo; no obstante, escuché que alguien se dirigía a gran velocidad a mi habitación. Me cubrí la cara con la cobija para evitar que me viese en ese estado.

—Le dije que no puede...

—Hee —Jin se sentó sobre la cama y acarició mi cabeza.


*****

Bueno, como lo prometido es deuda, ¡declaro la maratón inaugurada! Más tarde subiré los otros dos capítulos, ya me dio hambre y tengo que hacer comida, jaja.

¿Se esperaban algo así de Tae? Todavía me sigo preguntando cómo rayos fui capaz de crear un personaje así de vil cuando él es una dulzura. Es que en serio tenía todo fríamente calculado, hasta me sentí mal cuando escribí que Jungkook sí los vio.

¡Muchísimas gracias por los 60k! 

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