—Últimamente me enorgulleces —el ente colocó su espantosa mano sobre uno de los hombros del muchacho, sin importar que sus largas y mugrientas uñas se incrustaban ligeramente en este.

Relamió sus labios y sonrió con sus amarillentos dientes, los cuales más bien tenían forma de colmillos. Se encaminó a su trono, el cual estaba elaborado de huesos y piel.

Inmediatamente, tanto mujeres como hombres se acercaron a él para acariciarlo y alabarlo. Era la criatura más desagradable, pero todos estaban cegados por el mismo y lo veían como el ser más precioso y excitante.

—Me atrevería a decir que ya le quitaste el puesto a ese inútil e idiota de Taehyung —pinchó con una de sus uñas un trozo de carne y lo llevó a su boca.

—Esa fue siempre mi intención, señor. Obviamente soy superior a él —el muchacho sonrió de oreja a oreja, se sentía orgulloso de sí mismo.

—Tienes toda la razón. Mientras haces sacrificios para mí, esa cosa solo se revuelca con la basura que se revuelca en su camino, bueno, eso es lo que hacía, porque ya ni eso logra —se burló.

A cualquier ser humano aquella voz le parecería horripilante, digna de una terrible pesadilla, pero, aunque algunos no lo creyeran, era la voz de una eterna y real pesadilla, porque si cruzabas las puertas del inframundo después de muerto, ya no podrías salir de allí jamás, al no ser que él te eligiera para ir a la tierra y seguir sus atroces órdenes, de lo contrario, la tortura sería eterna.

Cuando el muchacho llegó, todos los seres se sintieron atraídos como un imán, incluso, se arrastraban para que tuviera sexo con cualquiera de ellos, pero eso nunca pasó, más bien hizo hasta lo imposible para ser desagradable y repudiado, por eso tomaba la peor forma posible. Casi había olvidado cómo lucía realmente.

—Quiero que destruyas todo lo que él quiere, que le demuestres que estás sobre él —bebió la sangre de su copa.

—Sí...

—No te apresures, porque estoy seguro de que hay algo no podrás lograr y desconoces, por eso deberías observarlo primero. Te llevarás una sorpresa, no precisamente buena para ti, pero te motivará a destruirlo.

—Entonces, lo intentaré.

Tal vez el joven todavía poseía algo de inocencia, porque aquella criatura veía todo un simple juego, es más, estaba ansioso por saber qué sucedería. Seguramente se divertiría muchísimo.

Sin embargo, estaba tan cegado por el odio, que no le importaba qué tuviese que hacer, para someter él mismo a Taehyung a torturarlo, creía que su posición debía cambiar, no quería verlo más como un demonio, sino solamente como una de esas personas que se retorcían en el sitio como gusanos.

¿Por qué a Taehyung? Simplemente le hizo algo que nunca le perdonaría y merecía ser torturado de la peor forma.

Si pudo matarlo cuando estaba vivo, ahora era capaz de hacerle hasta lo inimaginable, casi podía sentir la victoria en la llama de sus dedos.

Pero, él era el único en esa absurda guerra. Taehyung nunca se había revelado contra él o algo parecido, sabía que lo odiaba, pero desconocía por completo lo que tenía en su cabeza.

Un hombre acarició su pierna con lujuria, pero se encargó de patearlo en repetidas ocasiones con disgusto.

Sin saberlo, ambos tenían bastante en común, comenzando por el profundo odio que sentían por ese desagradable sitio.