• Nine

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SeokJin no quería preocuparse por el alfa, pero había visto sus ojeras, sus ojos lagrimosos y el calor que desprendía aun estando a metros de distancia. Se mordió el labio dudando en si debería preguntarle si se encontraba bien o tal vez estaba enfermo. Apago la hornilla encendida de la cocina, subió las escaleras en silencio para que no notaran su presencia si su hijo había ya despertado.

Pero se sorprendió mucho cuando asomó la cabeza, ahora ninguno de los dos estaba despierto, Kuyng se encontraba acurrucado en los brazos de NamJoon, mientras este tenía su nariz enterrada en los cabellos del bebé. Su omega saltó feliz, su alfa y su cachorro se encontraban a poca distancia, Jin solo podía dar unos pasos y acurrucarse con ellos también. Pero no lo hizo.

Se acercó al lado de su hijo para despertarlo a desayunar, pero cuando intentó suavemente quitar la mano del alfa de la espalda del cachorro, notó que la piel de esta estaba ardiendo. Nam se removió un poco apretando el agarre. Solo llevó la punta de su dedo índice a la frente del alfa comprobando su temperatura, efectivamente tenia fiebre.

—Alf- NamJoon— llamó suavemente. —Despierta—

Este negó con la cabeza quejándose un poco, el omega sabía que era muy propenso a contraer gripe en los cambios de estación, recordó todas las veces que lo cuidó cuando caía enfermo en la cama por un par de días.

—Déjame acostar a Kuyng en su cuna— susurró y esta vez el alfa abrió un poco los ojos alejando sus brazos del cuerpo de su bebé.

SeokJin cargó con cuidado en brazos a su bebé, lo meció un poco para que no despertara y lo acostó en su cuna, sabía que eso duraría solo un poco, aunque su cachorro fuera tan dormilón como él, eran cerca de las nueve de la mañana y Kuyng despertaría por hambre.

Volvió a pararse a un lado de la cama fijando la mirada en el rostro de NamJoon, reunió todo el valor que su pequeño cuerpo albergaba y estiró una mano hacia la frente del alfa, quemando su piel por el toque y sin poder apartarse, Jin toco sus mejillas sonrojadas y finalmente su cuello.

Pero cuando iba a apartarla, una mano más grande tomó su muñeca con suavidad.

—No—

Su voz sonó rota, afligida y en ruego. SeokJin trataba de no derretirse por un puchero y su frente fruncida. Sí, recordaba muy bien que su alfa era muy necesitado de mimos cuando estaba enfermo.

—NamJoon, tienes fiebre— se acercó hasta sentarse a su lado.

—Me duele—

—¿Qué te duele? —

Miró su rostro sintiendo como el moreno tiraba de su mano hasta llevarla a su pecho cubierto de un grueso abrigo.

—El corazón—

El omega cerró los ojos cuando sintió las lágrimas agolparse en ellos. El agarre en su muñeca se soltó, pero no podía apartar su mano del pecho de Nam. No cuando ya se estaba acostando para mirar al alfa.

—¿Puedes decirme por qué te duele? — su voz se había convertido en un susurro, siendo escuchada solo por el alfa frente a él.

—Tú lo sabes— no abría sus ojos, solo se mantenía en forma de bolita acostado. —Me ha dolido desde que desperté—

El aroma a bosque húmedo que desprendía NamJoon estaba haciendo adormecer a la parte humana de Jin, dejando que su lobo quiera tomar el control de su cuerpo.

Antes de que SeokJin pueda responder algo, el moreno ya estaba mirándolo fijamente. Su corazón se estrujo al ver la mirada desolada que tenía NamJoon. Sin pensarlo mucho llevó su mano hasta el cabello desordenado que caía en el rostro del alfa, lo peinó con sus dedos hacia atrás ganándose un ronroneo por parte del contrario.

—Lo siento mucho, Nam— solo miraba como sus dedos se perdían entre los cabellos. No podía volver a mirar los ojos tristes del alfa o terminaría haciendo cosas que tal vez lo hagan sentir incomodo.

—¿Hice algo malo? — su voz entrecortada hizo que Jin no pudiera contener las lágrimas, pero le importaba poco que le viera derramándolas

Tampoco podía responder, su garganta ardía por el nudo que se apretaba a cada segundo. Podía sentir el lazo tirar hacia NamJoon, su omega lloraba desconsolado dentro de él, rasgando hasta que dolía.

Para SeokJin, este era el alfa más puro que había tenido la dicha de conocer, su sensibilidad y brillo en sus ojos había hecho que el omega se enamorara perdidamente de él, no era tosco ni demandante como la mayoría, y aunque Nam odiara su parte emocional transparente, era de las cosas que más Jin amó.

—Me duele verte, Jin, yo— se encogió aun más al ser mimado por las pequeñas manos del omega. —Yo quiero odiarte—

El omega mordió su labio para que los sollozos que tenía estancados en su garganta no salieran. Se sentía muy débil, su cuerpo había perdido la capacidad de coordinar con su cerebro. Un año anheló entre gritos de dolor y soledad ver a su alfa, correr nuevamente a sus brazos, pero sabía que no podía, no cuando la vida de su cachorro corría peligro.

—Pero todavía te quiero—

Cuando sus ojos conectaron entonces Jin lloró, porque su alfa también lloraba, aferrándose a su caricia en el cabello. NamJoon se movió lejos del omega haciendo que el corazón de SeokJin duela más. Lo entendía, lo sentía propio, su lazo abriendo la conexión de emociones era muy fuerte, observó como el moreno fue cerrando sus ojos soltando sollozos, hasta que se quedó completamente quieto, dormido lejos de Jin.

Los suaves sonidos de su cachorro lo hicieron levantarse de la cama. Limpió sus lágrimas sorbiendo su nariz. Se acercó a la cuna de su hijo viendo como este se frotaba los ojitos somnoliento, su cuerpo acostado dio un brinco de alegría cuando se vieron, con una sonrisa Jin lo tomó en brazos llevándolo hacia el baño para su rutina diaria.

Luego de unos minutos salieron de la habitación, Kuyng mirando a su padre dormir mientras estaba recostado en el hombro de Nam, estiró su corto brazo en su dirección, pero Jin no frenó su paso.

Luego de una hora en donde SeokJin hizo que su bebé desayunara frutas, un poco de chocolate y pan, subieron nuevamente a la habitación. Sentó a su cachorro en la cuna poniendo muchos juguetes para que se distrajera. Besó ambas mejillas gorditas de Kuyng ganándose ronroneos suaves de parte del pequeño.

Tan NamJoon.

Cuando volteó a la cama notó que el alfa se hacía sacado el grueso abrigo, sus botas y su pantalón, quedando en una camiseta blanca y un bóxer negro. Sabía que el lodo de NamJoon se encontraba desconsolado, lo sentía. Y por primera vez en la semana Jin decidió que debía complacerlo.

Buscó algunas toallas, las mojó completamente en el lavamanos con agua fría, quitó el exceso y se dirigió a la cama. Se sentó a un lado y llevó la toalla doblada a la frente caliente del alfa, se asusto cuando este se sobresaltó por lo fría que estaba.

Estuvo un momento esperando que la toalla absorbiera un poco la temperatura alta, volvía al baño a humedecerla con agua fría y volvía a la cama a ponerla en su frente. Repitió ese proceso cuatro veces hasta que la quinta vez que regreso, NamJoon estaba con los ojos abiertos mirando atentamente al omega.

Con nervios se acercó para volver a ponerle la toalla en la frente, pero el moreno lo tomó entre sus manos dejándola de lado.

—Ven—

NamJoon se movió un poco para hacerle espacio en la cama a SeokJin. El omega se ruborizó completo, lentamente se acostó a un lado. Por primera vez el moreno le regaló una tierna sonrisa, fue lo último que vio Jin en su rostro antes de que el alfa se aferrara con el brazo envolviendo su cintura, y la cabeza refugiada en su pecho.

Y por mucho que SeokJin haya tratado de negarse, su omega chilló feliz al borde de las lágrimas al estar pegado finalmente a su compañero. Cerró los ojos disfrutando de la sensación de tener a Nam cerca a su cuerpo, con caricias en su espalda, pasó una pierna encima de la del alfa y el brazo por su hombro ancho. Inevitablemente un ronroneo brotó de su pecho haciendo más dulce su aroma. Enterró la nariz en su cabello llenándose de recuerdos bonitos del pasado.

—¿NamJoon? —

—¿Hmm? —

La respuesta somnolienta del moreno le indicó que estaba por dormirse de nuevo, volvió las caricias a su cabello sintiendo como el agarre en su cintura se hacía más fuerte.

—Yo también te quiero todavía—

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