seventeen

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Seokjin ya había recogido todas sus pertenencias y las de Kuyng en las maletas correspondientes. Al día siguiente, temprano en la mañana irían a casa de su abuelo, había notado el aura de tristeza de Namjoon al verlo empacando, pero era algo que no se podía evitar.

—Omega—

— ¿Hmm? —

Se encontraban abrazados en la cama, el cuerpo desnudo de Jin cubierto por las sábanas brindándole calor, la pequeña mano del omega estaba repasando con un dedo los tatuajes en el pecho fuerte de su alfa, esa noche los había besado todos recordando lo mucho que al mayor le encantaba, mientras que Namjoon le regalaba caricias en su espalda desnuda.

— ¿Cuánto falta para que termines las clases? —

—Cuatro meses—

El suspiro derrotado que salió de la boca de su compañero le hizo levantar la cabeza.

—Amor— le llamó haciendo que el moreno bajara un poco la cabeza para verle. — ¿Qué está mal? —

—Quiero que vuelvas a casa. No quiero perderme más tiempo con mi hijo, quiero oír sus primeras palabras con sentido, o verlo correr por todo el pasillo. Y si...— Nam se quedó en silencio por varios segundos. —Y si hay otro cachorro, quiero volver a vivir el proceso de embarazo—

Seokjin mordió su labio pensativo, se estiró para depositar un beso en la mandíbula del alfa. El omega moría por volver a vivir junto a Namjoon, y sentía tristeza de solo pensar el tiempo que estarían separados otra vez, en esos pocos días se acostumbró a respirar el aroma del alfa, tenerle todo el día con las manos sobre su cuerpo, le encantaba como su hijo se había adaptado rápidamente a la presencia de su padre. Pero Jin tenía claro como debían ser las cosas por ahora.

—No puedo mudarme ahora, debo terminar de estudiar. Y yo no... No estoy seguro si hay otro cachorro, alfa—

Nam lo tomó de las caderas poniéndolo encima de su abdomen. Seokjin se sostuvo con las palmas de las manos de sus hombros con los brazos estirados.

—Me iré a vivir contigo hasta que puedas volver—

El omega negó con una sonrisa, se sentó erguido estirando sus brazos por encima de su cabeza dándole una deliciosa vista al alfa que estaba debajo de él, quién no tardó de enterrar los dedos en sus caderas. Jin manoteó sus brazos, tenía esa parte de su cuerpo sensible debido a la fuerza que el alfa aplicaba cuando lo tomaba.

—Cuando me gradué podrás tenerme todos los días para ti—

—Entonces déjame disfrutarte antes de que ya no pueda—

Jin durmió todo el camino en tren, llegaron un par de horas después. El omega se encontraba de mal humor, gracias a su travieso alfa apenas durmió unas horas antes de estar en la estación de trenes. Kuyng también se había despertado silencioso y un poco molesto, evitando a toda costa que Jin lo tocará, al omega tampoco es que le importara mucho.

Tomaron un taxi hasta una zona alejada de la ciudad, mientras más iban pasando y entrando a un camino rodeado de montañas Jin empezó a sentirse nostálgico, tenía muchos años sin ir a visitar a su abuelo, desde que su otro abuelo había muerto. Recordaba sentarse a ver como el sol se escondía tras las grandes montañas, el olor de la hierba mojada luego de las fuertes lluvias, y sonrió porque cuando conoció a Namjoon su aroma lo hizo sentirse como en casa.

El moreno estaba bastante nervioso, la noche anterior Jin le contó lo que su madre sabía, así que el alfa estaba asustado que no llegará a poner un pie en la casa antes de que lo corriera con una escopeta en mano.

Seokjin fue el primero en bajar del taxi, tomó una maleta esperando que su alfa se junte con él. Al caminar por el largo campo antes de llegar a la casa campestre de su abuelo. Pudo ver las diferentes emociones que pasaron por el rostro de su madre que ya hacía parada en el marco de la puerta listo para recibirlo.

El omega envolvió sus brazos en el cuerpo de su madre, había pasado más de tres semanas que no la veía. Se separó dejando que esta bese sus mejillas con cariño, pero su rostro dejó de ser expresivo cuando fijó su mirada en Namjoon.

—Mamá, no lo hagas sentir mal, por favor—

El moreno aún con su hijo en los brazos hizo una pequeña reverencia ante su suegra, se acercó para que sostuviera a Kuyng, quien aplaudía con sus dos manitos sonriendo.

—Hola, chiquito bonito— la omega timó en sus brazos a su nieto abrazándolo con fuerza y besando sonoramente su cuello provocando carcajadas dulces. —La abuelita te extrañó mucho—

La madre de Seokjin se veía cansada, pero muy feliz. Su corazón también se alegraba de volver a verla luego de tanto, pero ahora venía el verdadero reto y era contarle la verdad.

—Pasen, hice suficiente desayuno para todos— se dio la vuelta entrando a la casa.

Namjoon soltó un gran suspiro cuando se encontró a solas con su omega. Jin sonrió nervioso, se acercó entrelazando ambas manos, y se puso de puntillas dejando un beso en la mejilla de su alfa.

—Calma, cariño. Estaremos bien—

—Ella no se ve tan contenta de que esté aquí—

—Gentianella— ahora el alfa tomó su rostro con ambas manos para besar sus labios.

—No me dejes solo con ella por ahora—

Seokjin asintió riendo, con sus manos entrelazadas entraron a la casa, estaba tal y como la recordaba, muebles con estilo antiguo, fotos enmarcadas colgadas de la pared, incluso habían ciertas fotos de Jin pequeño, pero tiró de la mano de su alfa antes de que se tomara el tiempo de verlas.

Era la primera vez del moreno en casa de sus abuelos, tuvieron el privilegio de conocerse en la boda de la pareja. Y estaba de más decir que ambos terminaron amando a Namjoon.

La sala estaba vacía, sintió como su corazón se encogía al darse cuenta de que su abuelito conservaba la silla mecedora de su otro abuelo. El amor seguía intacto. A lo lejos escuchaba la voz de su mamá, así que ambos siguieron el camino hasta la habitación de donde provenían los ruidos.

Pudo ver claramente como el rostro de su abuelo se iluminó cuando Jin hizo acto de presencia dentro de la habitación. Sonrió hasta que sus ojos desaparecieron, y por más que el omega intentó contenerse, lágrimas llenaron sus ojos, se soltó suavemente de la mano de su alfa y se acercó a la cama en donde estaba acostado Minho. Se sentó en el borde del colchón y se inclinó para abrazarlo.

—Hola abuelito—

—Mi pequeño Jinnie— las manos temblorosas de su abuelo apretaron su cuerpo. —Jin, Jin—

Se separó tomando las arrugadas manos entre las suyas, pero su abuelo había fijado su vista detrás de él, volteó encontrando al alfa con las manos en sus bolsillos recostado al marco de la puerta.

—Namjoon— el alfa se acercó con una sonrisa sentándose en el otro extremo del colchón.

—Hola Minho, ¿cómo te sientes? — besó una de sus manos.

La madre de Seokjin se levantó de la silla llevándose a Kuyng con ella, quería darles un poco de privacidad.

—Intentando mantenerme vivo—

Jin pudo ver de cerca a su abuelo, dos años atrás lo había visto en el funeral de su otro abuelo alfa. Minho ya no era el mismo, su rostro había perdido color, las ojeras eras más pronunciadas ahora, y aunque quiso no hacerlo, sus ojos se posaron en su marca reseca. El abuelo estaba viviendo con el dolor de haber perdido a su alfa.

Su pecho dolió, no entendía el sentimiento, pero estar lejos de Namjoon un año le había hecho experimentar la peor sensación de su vida, no quería imaginar si su alfa no estaba más en este mundo.

—Abuelito, lo siento por no venir antes a verte— ahora Jin se sentía tan culpable de no haberse tomado un poco de su tiempo para visitar a su abuelo.

—No podías— el omega mayor sonrió de la manera que solía hacer Seokjin cuando estaba muy contento. —Tu cachorro es hermoso, Jinnie. Me recuerda tanto a ti cuando eras muy pequeño—

—Eres la primera persona que no me dice que se parece a Namjoon— se inclinó para depositar un beso en su frente.

La pareja estuvo un tiempo charlando animadamente con Minho, hasta que Kuyng lloró y el moreno se ofreció a encargarse de él para que Jin pueda estar a solas con su abuelo.

— ¿Está todo bien con Nam? —

—Sí, mi hijo y yo somos felices con él—

El abuelo cerró los ojos entrelazando sus manos con las de Jin.

—A veces me pregunto qué haría Sehun si yo hubiese muerto primero. Era inútil en muchas cosas— una risa suave, cargada de melancolía salió de los labios de Minho. —No sabía cocinar, tampoco arreglar la cama. Pero me amaba, y amaba mucho a tu madre. Cuando tú naciste se prometió ser el alfa que te protegería de las personas que quisieran hacerte daño—

Cuando el abuelo abrió sus ojos una lágrima silenciosa rodó por el costado.

—Cuando Namjoon pidió tu mano, Sehun lloró toda la noche, decía que era hora de soltar a su pequeño. Y antes de morir, me dijo que estaba feliz de haberme tenido como esposo, que tu madre era la mejor hija que pudo tener, y que su Jinnie ahora estaba en buenas manos—

Seokjin limpió sus propias lágrimas con la manga de su abrigo, incapaz de hablar porque el nudo en su garganta hacía que quemara.

—Quiero que no se borre el brillo de tu rostro, cariño. Sé que Namjoon te hace feliz, y no portaría irme si tú no tienes felicidad—

—No te vas a ir, abuelito—

—Quiero— Jin negó por inercia conteniendo el llanto. —No es fácil extrañar a mi alfa—

Su abuelo hablaba con la voz cargada de tristeza, por primera vez observó con atención el cuarto, las fotos de sus abuelos colgaban en todas partes, sus zapatos aún estaban en un rincón, y las gruesas chaquetas que el alfa usaba para trabajar en el campo colgaban de la perchera.

Seokjin se quedó en silencio sosteniendo las manos de su abuelo, se recostó en el filo pegándose a su costado y pasando un brazo por encima de su vientre, mientras que Minho abrazaba los hombros de su nieto. Creyó que el abuelo se estaba quedando dormido hasta que escuchó su voz nuevamente.

—Perdón si olvidé felicitarte por tu nuevo cachorro—

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