- 3 0 -

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


"El amanecer llega para todos los que sienten la lluvia"



Ese día mi primera parada fue a una tienda donde vendieran sillas de ruedas. La de Lea estaba bastante maltratada por lo que le compré una y la mandé anónimamente al centro. Después con Bruno fuimos a comprar latas de pintura en aerosol y lo llevé hasta el edificio de mis terapias. Sabía perfectamente lo que quería hacer en ese momento. Mi corazón y mi mente estaban a mil por hora, sabía que esto, todo esto era una mala idea pero no me importaba en lo más mínimo, lo único que quería era hacer cosas, sentir la adrenalina en mi cuerpo una vez más y Bruno en el poco tiempo que lo he conocido en ningún momento me ha dicho que no, al contrario, me ha acompañado en todas mis locuras y él también me ha llevado a unas cuántas por lo que sé que esta idea le encantará.

Estábamos en la entrada, al frente de nosotros unas paredes de un perfecto blanco sin ninguna mancha a la vista.

-Esto es demasiado- me decía riendo- pero me encanta-

-Sabía que te encantaría-

-¿Escribiremos algo sucio?- preguntaba y podía notar que su mente ya estaba a mil kilómetros en el país de sucilandia.

-No. Será algo que le sirva a todas estas personas- dije sonriendo, pensando en que quizás podría hacer algo por ellos.


-Que cursi- dijo Bruno mirando el resultado como yo- pero ¿qué significa lo último? Aunque ni se ve-

-Es un chiste para una amiga- dije imaginándome la reacción de Cruela al verlo, soltando una risita burlona.

Eran unas letras en negro, y la palabra más importante en los colores. Firmada por mí, por como yo me veo, por las palabras que más me identifican, además de una rosa y un pequeño regalo para esa persona tan odiosa.

Cuando estábamos dándoles los toques finales escuchamos un auto aparcar muy cerca de donde estábamos aunque no le pusimos atención. Mis alarmas sonaban más fuertes que nunca por lo que al hacerles caso y darme media vuelta me encontré con un carro de policía y dos hombres dirigiéndose a nosotros. Bruno se dio cuenta de lo que sucedía y emprendió su carrera hacia el bosque que estaba a un costado del edificio, pero para mí era demasiado tarde. No culpé a Bruno por escaparse, la verdad yo hubiera hecho lo mismo.

-Señorita, queda detenida por daño a propiedad privada- dijo uno de los hombres tomando mis manos y poniéndolas en mi espalda, agregándoles unas esposas- Tienes derecho a guardar silencio, todo lo que digas puede ser usado en tu contra-

En vez de estar llorando o muerta de miedo, mi cuerpo reaccionaba, bueno no reaccionaba en lo absoluto. Se comportaba como si no estuviera pasando nada grave, como si esto fuera una simple broma de mal gusto, mientras que mi mente estaba apagada una vez más. No pensaba, no me movía, no sabía en lo que me había metido.

Al llegar a la estación el policía me llevó hasta una celda y me dejó ahí. No sé cuánto tiempo pasó y mi mente aún no despertaba. Después de lo que sentí fueron horas, llegó el mismo policía que me dejó ahí al principio.

-El director del establecimiento decidió no presentar cargos-

-¿Me puedo ir?-

-No. Él solicitó que pasaras la noche aquí como castigo, además de mañana a primera hora presentarte en su oficina-

-¿Me puedes decir el nombre del director?- dije y mi mente ya estaba a toda su capacidad y me estaba dando cuenta de dónde estaba y que significaba todo esto.

-Me dijo que quería permanecer anónimo, mañana lo verás- dijo dando media vuelta y saliendo por la misma puerta por la que entró, no sin antes entregarme una manta para taparme.

No sabía si reírme o llorar, aunque llorar no podría aunque quisiera. La verdad era que no me arrepentía de haber hecho lo que hice, aunque me llevara a esta situación, pero el hecho de estar aquí, en una celda maloliente, sola, tan lejos de mi santuario era lo que más me afectaba. Además de entender que Bruno estaba conmigo solo para las estupideces, no cuándo lo necesitaba, aunque no me sorprendía, al contrario, me lo esperaba. No sé por qué pensé que sería distinto, no sé qué esperaba de todo esto en realidad. Sólo me preocupaba de vivir el momento pero creo que vivirlo así como lo estaba haciendo traía más cosas malas que buenas, lo cual más que molestarme creo que me estaba gustando y eso era peligroso. Esta situación estaba dándome risa, y ya que no me arrepentía de nada, me daba exactamente lo mismo estar donde estaba. Esto no me pararía, al contrario, la adrenalina que había sentido en ese momento reemplazaba y le ganaba a toda la preocupación que podría sentir.

Sin pensar más y apagando mi mente de nuevo caí en un profundo sueño, primera vez que no tengo sueños de ellos, primera vez que no me despierto sobresaltada. Me sentía como una nada, como si no existiera, como si me hubiera apagado.

-Gracias oficial, quizá nos veamos algún día- dije despidiéndome de mi captor, ofreciéndole una sonrisa desprovista de emoción.

-Espero que no nos veamos chica- dijo levantando su mano diciéndome adiós.

Emprendí mi camino hacia el edificio caminando como un fantasma por las calles de la ciudad. Mi teléfono estaba apagado por lo que no sabía si alguien me había llamado o no, aunque poco me importaba. Cuando iba llegando me di cuenta de que mi escritura aún estaba ahí. Eso quería decir que todos lo verían hoy. Creo que no se dieron cuenta del escrito pequeñito que hice al final de la frase lo cual me sacó una gran carcajada a la entrada del edificio y el guardia me miró de arriba a abajo con una cara de pocos amigos.

Al llegar a la oficina toqué la puerta y una voz me dijo que entrara. Al hacerlo pude ver a Carlos y a Asa esperándome.

Había decidido que no quería verlo, que al hacerlo me arrepentiría de todo lo que estaba haciendo. En este momento tenía que encontrar la fuerza de voluntad que tanto me faltaba.

_____

Siganme en instagram: becomingablur 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro