Capitulo dieciséis:

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Trate de caminar lo más rápido posible del área de entrenamiento, pero el cansancio que sentía me impidió avanzar con rapidez y Riven no tardó en colocarse frente de mi impidiendo mi paso.

—Muevete— gruñi cansada, no quería seguir escuchándolo.

Trate de moverme pero el se movía en la dirección que yo miraba.

—¿No quieres escuchar la historia de porque te necesito?— pregunto con tranquilidad, pero sin borrar su sonrisita.

—No es de mi incumbencia, Riven, lo único que se es que  a Oliver no le agradas, sea la razón que sea, y como su amigo no me voy a involucrar en lo que sea que ocurre entre los dos. Ya déjame en paz.

La sonrisa de Riven decae, notando su desesperación.

—Escucha, se que no soy la persona con la que quieres hablar ahora, y lo entiendo, pero enserio ya no se que hacer, llevamos años sin poder tener una conversación decente y siendo sincero, me cansé de eso. Tal vez porque estoy más sensible por lo ocurrido con Beatrix o simplemente quiero recuperar a mi hermano, sea la razón que sea, necesito tu ayuda.

—¿Y si aún escuchando tu versión decido no ayudar?

—Al menos sabré que alguien si me escucho.

Sus palabras me sacan un suspiro.

—tienes cinco minutos.

Me sentía un poco mal de estar hablando de esto con el sin estar Oliver presente, pero sabía que Riven no iba a dejarme en paz y si decía una tontería me iría y olvidaría lo ocurrido, como si nunca hubiera pasado.

Riven suelta un suspiro de alivio. Camina hasta un banco y no tardó en seguirlo.

—Te haré la historia corta, tranquila—promete— la razón de su desprecio hacia mi, es porque me culpa de la muerte de nuestra madre.

Me quedo paralizada en la silla sin saber a dónde mirar, repitiendo sus palabras en mi mente tratando de analizarlas.

Lo miro para asegurarme de no haber escuchado mal.

—Nuestro padre nos abandono cuando nacimos, por lo que solo éramos nosotros y nuestra madre. Cuando teníamos 10  unos chicos del vecindario nos invitaron a una fiesta en Solaria, la cual asistiría la reina para inagurar unas cosas, mamá no podía asistir por el trabajo y si ella no iba no quería que fuéramos, así que nos prohibió ir, pero yo estaba emocionado por la idea de conocer una parte de Solaria, así que apesar de las advertencia me escape. Lo que vi nunca lo olvidaré, al principio me divertí mucho, pero los imbéciles de mis compañeros robaron alcohol y empezaron a beber, yo no tome nada porque sabía que mama se iba a dar cuenta desde que me viera y prefería lidiar con el castigo de escaparme solamente. Cuando se emborracharon se volvieron más molestos, por lo que me fui solo de regreso a casa, me costó pero llegué y encontré solo a Oliver durmiendo en su cama, no vi a mama por ningún lado. Al día siguiente Oliver se despertó sorprendido de verme y dijo que mama se había dado cuenta de que me había fugado y fue a buscarme. Confundido me pregunté dónde ella estaba y porque no había vuelto, no supe lo que pasó hasta la tarde de ese día.

La mirada de Riven se oscurece y aparta la vista hacia los árboles.

—La noticia de un atentado se esparció por todo el mundo. Justo cuando me fui unos miserables lanzaron bombas hacia el lugar para asesinar a la reina, y mataron a varias personas en el proceso. En la tarde nos fueron a nuestro tío, el hermano de mamá y nos llevo a un hospital. Para ese punto me esperaba lo peor, cuando entramos a una sala vimos a nuestra madre a penas despierta, agonizando en una camilla con la mitad del cuerpo rostizado. Estaba sufriendo. Había ido a buscarme pero yo estaba en casa y ella nunca los supo.—Toma aire y lo suelta lentamente — nuestro tío tuvo que sacar a Oliver de la sala porque gritaba y lloraba, yo me quedé ahí de pie mirando a mi madre sufrir sin poder hacer nada. Murió poco después por el dolor. Oliver nunca pudo perdonarme por eso y siempre me veía como el causante de la muerte de nuestra madre. La verdad nunca lo culpe y me veía a mi mismo como el culpable. Si tan solo no habría ido a la fiesta, si tan solo...

Mi mano viajo a su hombro y deje un suave apretón sin saber en qué momento yo había comenzado a llorar.

—Me sentía tan miserable todos estos años, hasta que Beatrix me hizo entender que los únicos culpables fueron esos malditos y enserio, quiero recuperar a mi hermano.

Dejo de hablar haciendo que un silencio bis envolviera con profundidad. No sabía que decir.

—Ahora no te parezco tan malote, ¿Verdad? — pregunta en tono de broma.

Suspiré secando mis lágrimas y me levanté de la silla.

—Es un tema demasiado delicado como para entrometerme Riven— me sincere mirándolo— no puedo meterme en un dolor tan grande, tal vez debas seguir insistiendo y decirle a el como te has sentido todos estos años.

Riven rueda sus ojos y noto como frunce el ceño.

—Lo siento.— dije con sinceridad. Por no poder ayudarlo y por todo lo que vivió.

No sabía cómo, pero había llegado al bosque en busca de calmar mi agitada mente.

Necesitaba un respiro y detener mi mundo, aunque no sea lo más seguro en ese momento.

La historia de Oliver y Riven me había dejado un mal sabor de boca y no sabía que hacer. Era horrible.

En algún punto deje de reconocer los árboles que veía y me di cuenta que estaba perdida

Genial, gruñi.

A mí derecha escuche una rama romperse y de inmediato mi cuerpo se tenso.

Lo último que necesito era morir por un quemado.

Me levanto de un salto y miro a mi al rededor atenta a cualquier movimiento.

Cuando de repente veo una mancha blanca caminar entre los árboles hasta llegar a pararse frente de mi.

Es el lobo.

Ladeó la cabeza y me miro. No parecía querer atacarme, solo me analizaba. Era la primera vez que lo veía tan cerca.

Insegura di unos pasos hacia el, al ver qué no retrocedía o me mostraba sus dientes, alce mi mano con temor.

Ahora me creía Hippo.


Sentí unas pequeñas cosquillas y mire hacia abajo. El loco acero su hocico a mi mano y olfateo.

Luego bajo su cabeza hasta mis piernas se froto.

Solte una pequeña risa.

Con cuidado me agache y deje que mis manos vagaran por su pelaje. Parecía bastante encantado con las caricias, puesto a que se lanzó al suelo para que estuviera más cómodo.

—Te he visto varias veces— hablé sin dejar de acariciar— Cuando Bloom y yo estuvimos en la bodega, cuando cree la pared de hielo y cuando el quemado me iba a atacar. Siempre estuviste ahí, ¿por qué?

¿Y yo por qué hablaba con un lobo?

—¿Te agrado?— pregunté nuevamente. El lobo solo apoyo su cabeza entre sus patas— bien, ahora sí estoy loca, es obvio que no me vas a contestar.

El lobo se movió y aleje mis manos. Se puso boca arriba para que le siguiera acariciando.

Al girarme pude confirmar que,  es un el.

Acaricié su panza con cuidado.

Su pelaje es muy suave y sus ojos son de un negro muy hermoso.

La cabeza del lobo se alzo y miro hacia atrás, soltó un gruñido sobresaltandome. Por un segundo temí que fuera un quemado.

Inclinó su cabeza y mordió la manga de mi camisa jalando.

—¿Que sucede?— me levanté confundida.

El lobo no espero más y comenzó a correr entre los árboles.

Se detuvo y al ver qué no le seguía gruñó y movió su cabeza hacia el frente.

Esto no podía ser más raro.

Corrí atrás de el y ambos nos adentramos al bosque, sintiendo las plantas chocar contra nosotros.

Juro que por un segundo me sentí plena y bastante relajada. Pero sobre todo extasiada.

Llegamos al campo y a los terrenos de Alfea.

—¿Dices que debería regresar?— el lobo solo miraba hacia al frente— bueno nos vemos, creo.

Traspaso el portal y me giro para ver al lobo, pero seguía mirando al frente.

Bien, ahora si es muy raro.

Fuí adentrándo más a la escuela y de inmediato vi las piedras del círculo. Al menos sabía dónde estaba, podía ir desde ahí de regreso a Alfea.

Me acerque más y vi a Bloom tomando algo de la vasija.

¿Que hace aquí?

—¿Bloom?— mi hermana pega un salto y guarda lo que sea que tenía en su bolsillo.

Camina hacia mi antes de poder avanzar hacia el círculo.

—¡Eira! ¿Dónde estabas? Te llame para ir con Beatrix, pero no contestabas.

—¿Fuiste con Beatrix sola?— pregunté esperando escuchar una negativa de su parte.

—Si, ella confesó asesinar a Callum.

La verdad no me sorprendió.

—Bien, ya sabes que no hay que confiar en ella — mire por encima del hombro de Bloom intentado sabes que hacia.

—Ella... Dice que si queremos saber que sucedió en Aster Dell, debemos liberarla para buscar a Rosalind.

Dirijo mi atención a ella sorprendida.

—Cosa que no vamos a hacer, porque es una asesina y nosotras no estamos tan locas, ¿cierto?— inquiero esperando una respuesta. Al no obtener nada, me tenso — ¿Cierto Bloom?

—Es nuestra única manera...

Mi ceño se frunce y un sentimiento de incredulidad me hace verla con enfado.

—¡Bloom, por Dios! ¡¿Te estás escuchando!? ¡Es una asesina! Esta loca y te usa.

Aquello la enfureció.

—¡¿Tu que sabes!? ¡Nunca estás cuando te necesito! ¡Parece que soy la única que le importa todo esto! ¡La única que intenta saber que sucedió!

—¡Si me importa, pero intento buscar una solución diferente a la que propone una loca asesina!

—¡Esa loca asesina puede ayudarme Eira! ¡Necesito que me ayuden a saber que paso, porque no quiero aceptar que todo esto, toda nuestra vida es una farsa!

—¡Hay mucha maneras Bloom!

—¡¿Cuáles!? ¡¿Escuchar a Dowling!?

—¡Al menos Dowling no a asesinado a nadie!

—¡Tu que sabes!— grito acercándose a mi— viste lo que sucedió en Aster Dell.

—Le crees— afirme — crees en Beatrix, pues te digo algo Bloom, yo no creo que Beatrix y si te vas a liberarla estás diciendo que prefieres escucharla y no a mi. Tu maldita hermana Bloom.

Ambas nos mirábamos fijamente. Sintiendo como nuestras palabras eran bombas apunto de explotar.

—No puedes hacerme elegir— negó con sus ojos empeñados en lágrimas.

—Tampoco puedes liberar a Beatrix, pero mira donde estas — señale con rabia.— Estoy harta Bloom, harta de tus desiciones sin preguntarme y de que te lances a lo primero que te digan sobre lo que se supone que paso. Estoy harta de que no me escuches , te quejas de que parece que eres la única a la que le importa, ¿pero no te has preguntado que tal vez es así porque me mantienes lejos de todo?  Ya basta de hacer las cosas a tu manera, ahora hazlas de mi manera.

Bloom no se atrevió a decir nada.

—Se supone que esto es sobre ambas, Bloom, ambas estamos en esto como siempre lo hemos estado, juntas. Pero últimamente estás tan fuera de si, actúas como si todos estuvieran en tu contra.

—¡Por qué así se siente!— grito y vi sus ojos brillar— ¡Todos mienten sobre todo!¡ Y la única persona que parece poder decirnos algo está encerrada y si tengo que hacer una locura pasa saber que sucedió ese día, lo haré!


Ambas nos mirábamos furiosas, solo hacia falta de un impulso para que nuestros poderes atacarán.

—La eliges a ella.— susurre sintiendo mi corazón dolerme, si es que era posible sentirlo. Pero joder, si que dolía.

—No, Eira, elijo saber que paso en Aster Dell, que paso en Arcadia, elijo la verdad.

Da varios pasos hacia atrás para alejarse de mi.

No podía ser cierto.

Mi mano apunto hacia el suelo y el hielo empezó a expandirse para poder acercarse a Bloom.

—¿En serio? ¿Haremos esto?

—Solo quiero detener una locura, Bloom—susurre cansada.

—No, evitas lo que temes y siempre has temido, aceptar que tú y yo no somos familia.

Bloom uso lo que más me aterraba en mi contra y eso era la posibilidad de no ser hermanas.

Grandes paredes de fuego se alzaron ante mi y me vi paralizada por el temor.

Una solitaria lágrima cayó al suelo congelando todo a su al rededor, incluyendo las rocas del círculo de piedra.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro