❄You & I❄

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Podía sentir el ligero cosquilleo recorrer su rostro más no quería abrir sus ojos aún.

Su cuerpo se sentía pesado y estaba seguro, incluso a través de su inconsciencia que aquel peso no se debía al cansancio de los últimos meses de su apretada agenda.

Aquel delicado toque recorrió todo el ancho de su frente, descubriéndola de debajo de sus hebras azabaches onduladas, bajando luego por el costado de su rostro hasta detenerse en su pómulo donde adoró sentir esos círculos imaginarios que rodearon la pequeña cicatriz allí.

Suspiró despacio, calmo, sumergido aún entre los brazos de Morfeo. Aunque antes de darse a ello sabía, que en realidad los brazos que le rodearon eran pequeños pero fuertes, delicados y suaves pero sabrían como tocarle rústico cuando se lo proponía.

Se quedó quieto, hasta que la caricia se desvaneció y sin embargo, no pasaron cuatro latidos más de su corazón cuando su pecho sintió frío, el mismo toque sutil deshaciéndose de las telas que le cubrían.

Jadeó cuando su pectoral derecho recibió una ligera mordida.

Ladeó la cabeza sobre la almohada y sus caderas se elevaron tan sólo un poco hacia el encuentro del cosquilleo que comenzaba a sentir en su bajo vientre.

Su cuerpo completo ahora sintió frío pero él aún yacía sumergido en la oscuridad, sus párpados no respondían la orden de su cerebro.

Y fue así hasta que sintió dedos apretar y clavarse en su fina cintura, su miembro vibró al sentir cálido, demasiado.

Sus ojos se abrieron al fin, despertando del profundo sueño y un gemido bajo escapó de sus labios cuando logró captar el cuerpo encima suyo, montándolo...

- ¿Has tenido un sueño sucio? Pequeño pervertido - Jimin le dijo a su lado en la cama, acostado sobre su vientre mientras apoyaba su rostro sobre sus manos, mirándole con una sonrisa extraña de descifrar.

Disfrutando el espectáculo.

Jeongguk sudaba, su pelo negro se pegaba en su frente, su pecho subía y bajaba casi con desespero.

Y la gigante erección en sus bóxers bajo la sábana dolía.

- Se sentía demasiado real - colocó una mano sobre su frente para corroborar el sudor en ella y quiso correr a darse un baño, odiaba sentirse pegajoso.
- Técnicamente, me estabas violando.

Jimin sonrió al saber que él fue el protagonista de su sueño.

Que quizá, pronto se haría realidad.

- ¿Te violaba? - Jimin izó una ceja, aún con la misma sonrisa y Jeongguk tapó su parte baja con la almohada cuando notó que su esposo no le miraba a la cara.

- Deja de hacer eso - le dijo, su voz tranquila y sus ojos algo hinchados por recién despertar, enterrando su rostro al fin en el pelo nuevamente rubio de su pareja, amando el aroma dulce que desprendía.
- Buenos días, amor - dejó un beso allí y otro en su frente, luego el último en sus labios.

- Demasiado buenos diría yo - le contestó más le abrazó con ambos brazos, volcándose sobre su espalda para permitirle que se posara sobre él y se sintió tan pequeño debajo suyo.

Amaba sentirse protegido.

- Arreglaremos eso más tarde - siguió hablando Jimin, sin soltar su agarre.
- Se nos hace tarde para arreglarnos, vamos ¡arriba dormilón!

Jeongguk se levantó con un pequeño puchero en sus labios en queja, la cual desquitó con una sonora palmada en las nalgas de su esposo, corriendo al baño luego.

Y Jimin sólo sonrió, lo hacía cada mañana desde que no volvió a separarse de él.

Un año casados. Un año junto al amor de sus vidas.

Jimin aún recordaba la última noche de sus vacaciones, aquella luna de miel que resultó ser empalagosa y desde allí, él comenzó a amar demasiado lo dulce.

Nunca olvidaría cuando Jeongguk le tomó de la mano hacia la playa a media noche, sabía lo que vendría más nunca se imaginó que hacer el amor rodeado por las aguas saladas del Caribe le resultaría tan majestuoso.

Recordaba aún como Jeongguk apretaba sus dientes al sentir el agua picar sobre los rasguños de su espalda y hombros. Jimin no pudo detenerse, no cuando experimentó conocer el cielo oscuro de esa noche estrellada sobre ellos, no cuando él le estaba llevando a otra dimensión y se sintió tan ido que sólo pudo aferrarse a su cuerpo, tan perdido que no se percató de estarlo hiriendo.

Le reclamó al día siguiente el hecho de que no le dijera que se detuviera más la única respuesta de Jeongguk fue " ¿Cómo podría?, estaba viajando también a tu lado ".

Sólo allí se dio cuenta que la conexión entre sus cuerpos iba más allá. Estaban también unidos en mente y alma.

Suspiraría siempre al recordar como su cuerpo era mecido por las ondas de las olas... Y las embestidas suaves de Jeongguk.

- ¿Qué haces, Jiminie? Ven a ducharte conmigo - le sacó de sus pensamientos cuando se asomó a través de la puerta del baño.

- Pero no haremos nada, eh. Jin hyung me matará si llegamos tarde.

- Me duele decirlo pero tienes razón. No quiero que me mate a mi también, además Nam hyung está nervioso y cuando está nervioso es un peligro, rompe todo.

Jimin sonrió negando, debían darse prisa, así que sólo le dió una última revisión a sus atuendos que el mismo había elegido para los dos y se adentró al baño segundos después.

Se haría un almuerzo para anunciar oficialmente el compromiso de Seokjin y Namjoon.

Había sido un día loco ese en que Namjoon le pidió matrimonio semanas antes.

Había perdido el anillo un día antes. Taehyung y Hoseok corrieron a última hora a la tienda en busca de otra camisa que hiciera juego con la chaqueta porque había roto la suya, todo eso mientras Yoongi y Jeongguk ponían patas arriba su departamento para buscar el anillo.

Por suerte Jimin se les adelantó y logró encontrararlo en el lugar menos pensado.

Lo había dejado en casa de su novio, a quien se suponía le pediría matrimonio y todo debía ser una sorpresa.

Afortunadamente los nervios no fueron tanto impedimento y todo logró salir bien.

" Gracias a nosotros, porque de no ser así, este pendejo habría echado todo a perder " Yoongi no paraba de hacer las anécdotas luego de lograr el propósito.

Fue la segunda vez en que Yoongi le dió un fuerte abrazo a Jimin cuando le vio llegar con el bonito anillo consigo.

Así que un mes más tarde, celebrarían su felicidad y amor junto a sus amigos, sus familias ya habían compartido antes y ese día se volverían a reunir.

Todos juntos.

- Quisiera decir algunas palabras - Seokjin se puso de pie, tomando su copa en mano frente a los presentes en el pequeño y discreto salón, donde sólo estaban sus seres queridos, libres de prensa.
- Quiero agradecerles por estar todos aquí presentes, compartiendo y celebrando junto a Joonie y a mi - el menor se sonrojó poquito ante la mención de aquel cariñoso apodo delante de sus familias y amigos.
- Y darte las gracias a ti - le miró, sus ojos brillando.
- Por todos y cada uno de los consejos que me diste sin esperar nada a cambio, por motivarme a ejercer mi carrera, por incentivarme a seguir adquiriendo conocimiento. Por ser mi mejor maestro. Por ser el mejor novio, por ser mi soporte y por... Bueno lo demás no es apto para decirlo aquí - los presentes rieron y Namjoon se sonrojó un poco más en su asiento.
- Te amo Joonie.

Le dijo, Namjoon respondiendo de inmediato con una sonrisa pero aún luego, Seokjin no retomó su asiento y él frunció las cejas. ¿Qué más podría haber detrás de aquella sonrisa? No lo sabía, pero se quedó embobado mirándole desde su lugar hasta que el mayor volvió a hablar.

- Quiero confesar algo - todos se tensaron. Una confesión en medio de aquello era algo que nadie esperaba.

Los ojos de todos estaban puestos en él, cada minuto les hacía más impacientes, en especial a Namjoon y oh vaya, Seokjin realmente estaba disfrutando la escena.

- Quiero felicitar a mis mejores amigos - siguió hablando, alzando su copa.
- Kookie, Hobi, Yoonie, Taehyungie y a mi pequeño Jiminie - todos estaban curiosos, la sonrisa en su rostro ya era bien conocida y por alguna razón les asustaba.
- Lo siento Jimin pero...

No entendían. No sabían de qué hablaba.

- Ví el anillo inmediatamente Joonie se fue a trabajar esa mañana - estalló en carcajadas, los demás chicos riendo tras él y Namjoon golpeando su rostro.

- Lo arruiné, precioso, debía ser una sorpresa - dijo, escuchando aún las leves carcajadas.

- Claro que no, tonto. Cuando ví el anillo me emocioné mucho, luego recibí esa tarde la llamada de Jiminie diciendo que iría a visitarme lo cual es extraño porque siempre está en la empresa a esa hora, así que lo deduje. Puse el anillo sobre la repisa al lado de la pintura que me regalaste y esperé a que fuera, debo admitir que tienes dotes de ladrón - miró a Jimin esta vez.
- Ni siquiera me di cuenta cuando lo tomaste pero, a partir de esa noche practiqué en como diría el sí.

Namjoon no hizo más que pararse de su asiento y tomar su hermoso rostro, dejando un beso tierno en sus labios esponjosos.

Les aplaudieron los demás allí de pie, felices al ver el bonito momento.

- ¿Estás llorando bebé? - Hoseok preguntó cuando miró a su costado y vio a Yoongi limpiando disimuladamente su mejilla con el dorso de su dedo.
- Amor, mira, Minmin se puso sentimental - se dirigió esta vez hacía Taehyung a su otro costado y este sonrió, mirándoles con ternura.

- No estoy.. Aish, es que estas cosas son demasiado cursis, me dan dolor de cabeza.

- También lloraste para la boda de Jeongguk - Taehyung le decía mientras sujetaba su mano por encima del regazo de Hoseok.

- También llora cada vez que ve el video donde nos pediste ser tus novios. También lloró cuando Jiminie le trajo varios regalos de su viaje al Caribe y también cuando...

- Ya, ya entendí - sorbió poco su nariz, pequeñita y roja, Hoseok depositó un beso en ella de inmediato, a su otro lado Taehyung acariciando su pelo.

Se sentía tan amado.

Ni siquiera se reconocía, ya no quedaba mucho del chico seco y tosco que todos conocían y que sólo algunos  tenían la dicha de ver sin su máscara.

Estaban en su mundo y fuera de el habían almas gemelas mirándoles con cariño, desviando los ojos desde el trío y la pareja aún de pie.

- Me alegra tanto verlos felices - Jimin suspiró, sintiendo como sus dedos eran tomados entre unos más largos, piel caliente envolviendo la suya.

Jeongguk besó su lugar favorito, la unión entre su cuello y hombro y le miró con ojos llenos de brillo, sintiéndose también felíz por sus amigos.

Y embobado por la belleza de su chico.

- Pestaña baboso, si sigues así se te morirán algunas neuronas - con algo Yoongi debía entretenerse para no correr riesgo de que le vieran llorando.

Si Jimin se daba cuenta de ello, no le dejaría en paz nunca.

- Ya traía algunas muertas desde que nació, mira que soportar a Jimin cuando está en su personaje de dom... - Seokjin se cortó en sus propias palabras cuando miró al frente.

Los padres de Jimin y la pareja Jeon escuchaban atentos en la gran mesa.

- ¿Decías? ...

- No les hagan caso a Jinnie, sólo está jugando - Yongsun agrandaba sus ojos en dirección a su primo, Jimin imitando los gestos de su hermana.

- Claro que no, noona, no lo estoy. Señores Jeon y.. Ah bueno creo que nuestro tío ya lo sabe, usted quizá no - se dirigió a la madre de Jimin y este quiso esconderse debajo de la mesa.
- Sus hijos tienen gustos peculiares por...

Los padres de Seokjin le miraban con diversión, ellos ya sabían de lo que se trataba. El señor Park por igual, por no decir que fueron los responsables de tapar muchos escándalos por las "acciones" de Jimin y sus sumisos.

El señor Park prefería llamarlos "amigos con plazo de siete meses".

Jimin se golpeó la frente con su mano y Jeongguk sudaba a su lado.

- ¿Por? - La madre de Jeongguk se impacientó ante el silencio.

- Beber ron con sprite ¿verdad que es extraño? El ron se toma con coca. ¡Mesero, traiga ron con coca! porque ya se me antojó.

Los Park rieron a carcajadas junto con las más escandalosas de Seokjin.
Los Jeon y la madre de Jimin se encogieron de hombros, restando importancia al extraño momento.

- Salgamos de aquí o se me bajará la presión - Jimin tomó a su esposo de la mano, despidiéndose de los presentes y abrazando a su primo sólo para susurrar algunas palabras al oído antes de partir.

" No te acompañaré a esa tienda de lencería para comprar tu sorpresa de luna de miel para Namjoon y mi regalo de bodas para él serán muchos videos porno en HD "

Quince minutos después, mientras iba en el auto hacía casa, sonrió al ver el mensaje recibido : " ¡Ni se te ocurra regalarle eso! "

Jimin lo ignoró guardando su celular. Claro que le regalaría algo bonito y claro que le acompañaría a esa tienda... Necesitaba algunas prendas para su uso personal. Sólo le daría una leve lección.

- Tenemos algo pendiente usted y yo, señorito Jeon ¿cierto?

- ¿Si? - Jeongguk conducía el auto que había comprado ocho meses atrás por sus propios medios. No tan exageradamente caro pero Jimin amaba usar ese siempre.

- Recordemos los viejos tiempos, niño bonito.

Y Jeongguk tembló un poco.

Recordar los viejos tiempos significaba, de hecho, volver a vivir la extraña mezcla de dolor y placer en dosis exactas que a él le doblegaban.

Recordar el pasado significaba volver a ese mundo donde se sentía pequeño ante él.

Y le gustaba.












































- Toma una ducha, yo haré lo mismo en el baño de visitas - Jimin soltó una vez estuvieron en casa.

Era algo más pequeña que sus antiguos departamentos a elección de Jeongguk pues a él no le gustaba tanto lo excéntrico pero de igual modo, era un lugar inmenso para sólo ellos dos.

Iban sólo los fines de semana al Penthouse y el departamento de abajo lo usaban para reuniones o cuando los padres de Jeongguk se quedaban en la ciudad. Sólo porque no quisieron salir de su lugar natal y su hijo se vio obligado a cambiar sus planes de traerlos a vivir cerca de él, entonces compró una vivienda más grande, digna para ellos e iba a visitarlos siempre que podía cuando no estaban con él.

Jeongguk asintió, sonriendo ante el cambio de actitud de su esposo, conocía el personaje y le encendía la sola idea.

- Ven en quince minutos, te quiero sólo con pantalones holgados y nada más. - volvió a asentir, dejando las llaves del auto en la mesa y caminando hacia la habitación principal, donde dormían.
- ¿Jeongguk? - se detuvo ante el llamado, volteando para mostrarle que tenía toda su atención.
- Nada debajo de los pantalones.

Asintió por tercera vez, recordando tras una sonrisa sus primeras sesiones con él donde tartamudeaba cada tanto.

Y no podía creer que aún tuviera nervios cuando Jimin le hablaba nuevamente de tal manera.

Salió diez minutos después del baño, le quedaban aún cinco minutos para intentar secar su pelo húmedo con alguna toalla. Así lo hizo luego de ponerse los primeros pantalones deportivos que halló en su guardarropa, aplicando un poco de loción a su piel y saliendo de la habitación.

Le noqueó de pronto la corriente que atravesó su cuerpo cuando lo vio allí.

Jimin vestía de negro, un pantalón de cuero ceñido a su cuerpo y una camiseta de mangas cortas apegada a su fuerte pero delicado torso. Descalzo, su pelo rubio alborotado y sentado en la silla puesta intencionalmente en medio de la sala, sus piernas cruzadas con elegancia una encima de la otra y en sus manos un par de cuerdas de color blanco.

Jodida mierda, su pene palpitó luego de terminar de escrutarlo.

- De rodillas - le dijo, quitando su pierna de sobre la otra para encorvar su espalda e inclinarse un poco.

Jeongguk lo hizo, respirando profundo antes de subir la mirada ante la presencia frente a él.

Jimin se puso sobre sus pies, dándole la vuelta a su cuerpo y colocándose tras él también de rodillas.

- Recuerda, debes estar relajado - susurró en su oído, tomando sus manos hacia atrás, acariciando un poco antes de posicionar la primera vuelta de la cuerda en sus antebrazos, por encima de sus codos.

Elaboró el primer magistral nudo allí, bajando luego las dos extremidades de la cuerda para envolver ahora por debajo de sus codos, dos pulgadas tan sólo y luego otro nudo, así, hasta terminar de maniobrar el elegante diseño y terminar en sus muñecas, dando cinco vueltas en estas antes de asegurar el nudo final.

- Hermoso - volvió a susurrar en compañía de un beso en el lunar de su cuello.

Dio la vuelta, sentándose nueva vez en su asiento y mirando desde arriba a su chico maniatado con las manos atrás, sonrió, elevando su pie recto, como si estuviese haciendo una técnica de baile y llevó la punta de su dedo mayor hasta la entrepierna erecta, apretando de poco en poco hasta que Jeongguk movió su cabeza hacía atrás.

Volvió al piso, delante de él ahora y le devoró los labios con apetito, chupando y mordiendo despacio los labios finos, luego desviando los suyos a su pecho fuerte, succionando allí hasta dejar marcas visibles que subían hasta sus clavículas.

Marcas que Jeongguk amaba.

- Siéntate - le dijo con voz más áspera de lo común, señalando la silla y así él lo hizo.

Jimin se paró a su lado, tomando sus hebras negras con fuerza hasta llevar su cabeza hacia atrás, desde aquel ángulo podía verlo a los ojos y ahí, volvió a tomar su boca, inclinándose hacia abajo para masajear sobre sus pantalones su prominente erección, sonriendo al sólo sentir la tela fina.

- Tan obediente siempre - murmuró entre el beso y apretó sus dos manos, la que tenía en su pelo y la que tenía en su miembro, hasta escuchar un bonito jadeo salir.
- Tan precioso, Jeonggukie.

Le soltó, poniéndose sobre sus rodillas entre sus piernas. Jeongguk levantó un poco sus caderas cuando supo la intención y Jimin bajó sus pantalones despacio, dejándole desnudo frente a él.

Indefenso, tal como aquel primer mes.

Jimin cerró los ojos al escuchar el precioso gemido suave que soltó cuando pasó su lengua por la corona sensible, metiendo a su boca luego todo lo que podía abarcar en ella y casi gimió también cuando alzó la vista y lo vio doblar su espalda en una pequeña curva.

Se separó, llevando sus manos hasta su miembro húmedo con la saliva y masajeó, concentrándose con la mano derecha en su glande y con la izquierda en su falo, rápido, constante y apretado.

Pasaron tres minutos, cuatro tal vez en los que lo vio luchar contra su propio orgasmo. Sonrió ante el pensamiento de lo fuerte que era, estaba demasiado estimulado y aún así se contuvo.

Nostalgia creció de pronto, las primeras veces se dejó ir tan rápido, era tan inexperto.

- No luches más, bebé, dámela toda - su sonrisa ladina se perdió en la mordida que se auto propinó cuando lo vio arquearse más, lo único que logró alcanzar a ver siendo su mandíbula contraída y joder, la imagen era demasiado erótica.

Jimin rodeó su miembro con sus labios cuando lo sintió temblar, tragando toda su esencia.

Su nombre siendo el protagonista de aquel lastimero gemido.

- Sabes cada vez más exquisito - degustó el sabor de sus fluidos frente suyo, de nuevo sobre sus pies, quitando su ropa despacio y Jeongguk volvió a sentirse duro cuando le vio dar la vuelta.

El pequeño plug color plateado incrustado en su entrada, brillando en medio de sus nalgas le dejó aturdido nuevamente.

- Lo tenías todo planeado - sonrió aún cuando su cuerpo temblaba un poco.

- No perderé tiempo en la dilatación, quiero montarte ya.

Se colocó encima de él, sacando el juguete de su interior y lanzándolo al sofá detrás. Jeongguk quería apretar sus caderas y cintura pero sus manos estaban maniatadas y realmente no pudo pensar en mucho cuando Jimin bajó sobre su miembro, apretándolo deliciosamente.

Se miraron a los ojos, ambos captando sus expresiones al momento del primer sentón y Jeongguk cerró los suyos ante la sobre estimulación de su miembro sensible por el reciente orgasmo.

Los abrió luego, algo llamando su atención y volviendo a mirar a Jimin, este sonriéndole de vuelta.
- No se vale - su cuerpo se contrajo cuando sintió el cuero frío en su cuello.

Jimin tenía un anillo, el que le impediría un pronto orgasmo y aquello fue lo que llamó la atención del menor, distrayéndolo cuando Jimin tomó el collar detrás de la silla.

- Te dije que recordaríamos viejos tiempos, eso implica todo -  apretó el agarre del collar al mismo tiempo que ejecutó un movimiento brusco con sus caderas.
- Respira despacio.

Apretó un poco más.

Besaba lo que quedaba libre de su cuello, despacio, y de allí subía a sus labios, no demorando mucho ahí pues sabía que necesitaba más aire de lo que podría aspirar por la nariz.

Le ponía tan mal verlo tan ido, sumido bajo su mando total.

Soltaba y apretaba el agarre en su cuello más sus caderas no disminuían el ritmo, lo sentía tan grande, tan profundo, tocando directamente su punto y Jimin luchó por controlar sus gemidos agudos, no podía alterar la fina línea entre realidad y subconsciente donde se encontraba Jeongguk, en cambio, jadeó armónicamente en su oído, recitándole despacio, guiándole.

- Lo haces bien, bebé.

Aceleró un poco más los empujes hacia abajo, sintiendo la silla rechinar contra el piso, el sudor bañando sus cuerpos y se concentró en él, su boca abierta respirando por allí, sus ojos cerrados y su cabeza ladeada hacia atrás.

- Jim.. Jimin~ ... - jadeó entrecortado, su voz sonando débil. Era la señal, su segunda liberación estaba demasiado cerca y él no podría cruzar la línea.

- Un poco más, amor, sólo un poco más.

Jimin se quitó rápidamente el anillo, hiriendo sus propios labios ante la mordida con la que impidió que aquel grito que anunciaba su orgasmo traspasará su garganta. Debía cuidarlo a él ante toda costa, incluso si tenía que cohibirse.

No le era problema, porque verlo en aquel trance le brindaba deliciosos orgasmos en tan sólo una corrida.

Jimin quitó él collar cuando su esencia manchó los abdominales de ambos.

Sintió su interior húmedo tan pronto como lo vio respirar más rápido.

- Estoy aquí contigo, bebé, lo has hecho bien, como lo aprendiste.

Hablaba bajito en su oído, aún sin salir de encima suyo, acariciando su pelo cuando él se desplomó en su pecho.
- ¿Estás bien? - le preguntó con una sonrisa, besando la marca roja que había dejado el collar en su cuello cuando el asintió despacio.

Se levantó, sujetando su rostro entre sus manos, su mirada aún algo pérdida y sus ojos algo inundados.

Jimin se sentió orgulloso y felíz porque lo que veía era muestra de que había logrado llevarle a experimentar y conocer lo más profundo de su instinto, lo más lejano dentro de su mente donde se hallaba el pico máximo del placer, donde dejaba de sentir deseo con su cuerpo y lo sentía con su espíritu, donde cada neurona trabajaba para anesteciar su piel bajo las cuerdas y el cuero.

Una vez más plasmó sobre aquel lienzo la más hermosa obra de arte con sus propios dedos y labios.

Pero ahora no era un lienzo en blanco, estaba lleno de momentos de amor entre los dos, que los dos pintaron.

- Vamos a desatarte, pequeño.

- No soy pequeño, tú lo eres - dijo bajito, con los ojitos chiquitos, perezoso.

- Siempre serás mi bebé bonito, por más alto y fuerte que seas.

Acarició las leves marcas entre rojas y moradas de sus brazos al quitar las cuerdas.

Caminaron desnudos hacia la habitación y Jimin le ayudó a sentarse en la cama, yendo hacía el baño para preparar la bañera con agua tibia, más cuando volvió le halló dormido con el pelo desparramado sobre la esquina de la almohada, otra tapando la desnudez de su parte baja y el rubio  se quedó de pie un rato allí, apoyado en el marco de la puerta, mirándole atontado por unos minutos.

Si recordaba todo lo que habían pasado le parecía irreal la forma en la que llegaron hasta allí.

Jimin se aseguraría de recordar sólo lo bueno de los viejos tiempos porque jodidamente había extrañado todo aquello.

Siempre fue suyo, desde el primer momento en que sus miradas se encontraron en aquel bar y él tardó en darse cuenta.

Fue suyo a su manera y Jeongguk le enseñó a entregarse a la manera suya.

Caminó hasta la cama y se acostó a su lado, acariciando su costado y besando las marcas recientes en sus brazos. Sonriendo al tener otro recuerdo y negó, acercándose a su oído para susurrar otra vez antes de hacerle compañía en los brazos de Morfeo...

- Buen chico - siempre se lo decía al terminar cada sesión pero esta vez, volvió a negar, una sonrisa más grande que la anterior recorriéndole todos sus sistemas.
- Siempre lo fuiste, siempre lo serás y yo estaré a tu lado siempre para recordartelo, esposo mío.

- Lo sé, en serio lo sé - su voz se escuchaba muy bajita. Jimin le dió una leve palmada por hacerle creer que estaba dormido.
- Pero sonaste, como mi abuela.

Ambos rieron, añorando tener miles de tardes idénticas a esa.

- Mío, mi hermoso y sexy esposo - se corrigió, besando sus labios rojos por las mordidas de minutos atrás.

- Mío, mi lindo y pervertido esposo - le respondió, volviendo a cerrar despacio los ojos, acurrucados y envueltos entre las sabanas, sus cuerpos desnudos buscando la calidez del otro, sin nada más cubriéndoles.

Ya no tenían nada que ocultarse.













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Ha sido realmente hermoso llegar hasta aquí con ustedes.

Jeongguk es ese personaje encarnando ese amor que todos anhelamos tener, ese alguien que arme nuestras partes rotas y nos transforme nuestras viajas decepciones en suspiros de amor, y que ese amor sea verdadero.

Jimin, soy yo, somos muchos, quienes nos enamoramos a lo pendejo y entregamos en bandeja de plata nuestro corazón de cristal sólo para ver esas manos soltarlo con intención de terminar de quebrar en el piso los pocos pedazos enteros y luego simplemente... Nada.

No esperaré a un amor verdadero, tal vez llegue y quizá no pero mientras, seré yo mi propio "Jeongguk". Esto significa que seamos nosotros mismos quienes nos debemos reparar y darnos amor, nadie les amará más que ustedes mismos, hace poco me di cuenta de ello. Yo me amo, lo aprendí luego de muchos tropezones y lágrimas. Quiero que también ustedes se amen. 💖

Gracias por todo su apoyo bebés, nunca pensé que mi primera historia (larga) fuera a caer bien.
Es un honor compartir mis fantasías e ideas con ustedes, les quiero mil años. 💖

Nos leeremos en otras historias con Dios delante. ¡See u soon! ✨









❄BigBabe_Jeon

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