ᜊ05

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Hora de comer

Se estaba volviendo completamente loco, el menor realmente no sabía cómo proceder.

Bañar al menor no había sido complicado, por lo que darle de comer no sería difícil -O eso creía- puesto que hacía media hora que estaban intentando darle de comer al omega, pero este se negaba rotundamente.

El día anterior, jeongin había dicho que para comer, debían de ofrecerle dulces, ya que a su lobo no le gustaba la comida normal, sino caramelos, galletas, postres, etc, que contuviera mucha azúcar.

No tuvieron problema, sin embargo, en este momento no tenían idea de que hacer.

Los seis chicos intentaban con muchas cosas que tal vez le gustaran al omega, pero nada parecía dar resultado.

— ¿Por qué no comes innie? — Preguntaba han, frustrado por no saber que hacer para que el omega pruebe bocado.— ¿Es que no te gusta la comida? Ayúdame innie...

Jeongin ignoró las súplicas de su amigo, frunciendo el ceño al no gustarle la comida que los hombres le ofrecían.

— Vamos jeongin, come.— minho le acercaba un plato de pastel de chocolate, sin embargo fue frenado por un manotazo que el menor le dio al plato frente a él. — ¡JEONGIN!

El rubio solo rió por la travesura que había hecho, divertido por hacer enojar a su mayor.

— Mocoso, debes comer o enfermaras. — Siguió Minho, recogiendo el desastre del omega.

— innir, por favor, come bebé...— Se acercó hyunjin con una malteada de chocolate y caramelo, que parecía bastante ostentosa.

Jeongin solo arrugó su nariz, mostrando su disgusto por la bebida que el menor le ofrecía.

— jeongin, mírame.— hyunjin alejó la bebida del más bajo y se acercó a mirarlo. — ¿Que es lo que sucede? ¿Es que no te gusta lo que te ofrecemos? ¿O te sientes mal? Dime, por favor...

Jeongin solo lo veía, sus ojitos estaban brillosos como si fuese a llorar en cualquier momento.

Un pequeño puchero apareció en los labios de este, dirigiendo su mirada a la comida a su lado, señalando unas tabletas de chocolate que estaban cerca.

— ¿Qué? ¿Lo quieres? — hyunjin tomo una de las tabletas y la acercó al omega, sin embargo este giró su rostro, mostrando disgusto.

En ese momento, hyunjin entendió.

Al omega no le gustaba el chocolate.

Y toda la comida tenía de este mismo.
Un fuerte suspiro resonó en la cocina, llamando la atención de los demás amigos.

— No... No le gusta el chocolate...— Dijo mirando a los otros chicos, quienes al oírlo transformaron su rostro.

Habían comprado alimentos con puro chocolate.

Félix tomo las llaves y miró a los otros.

— Creo que deberíamos ir por algo que no tenga chocolate, ¿No creen?

Los chicos asintieron. Seungmin, Chan y minho salieron de la cabaña con Felix, para subirse a la camioneta y manejar hasta el mercado más cercano, que se encontraba a unos cuantos kilómetros de distancia.

Definitivamente, no era su día.

.  . 

El dulce jeongin comía el pastel de frutas que sus amigos habían conseguido luego de un pequeño viaje al mercado, no habían tardado demasiado, pero el omega se había encaprichado por el hambre que sentía.

Los seis amigos ya se sentían cansados, si tan difícil fue el primer día, no querían pensar lo que serían los siguientes.

Unos pequeños toques en el brazo de jisung lo quitaron de sus pensamientos. Jeongin había terminado de comer y ahora estaba de cuclillas frente a su amigo, mirándolo con sus bellos ojitos.

— ¿Que sucede Pastelito? ¿Ya no tienes hambre? — Preguntó han mientras acariciaba la suave melena del más bajo.

Jeongin se incorporó de su lugar, subiéndose sobre su amigo, quien lo aceptó gustoso, acomodándose en sus piernas, escondiendo su rostro en el cuello de jisung.

— Eres un mimado... Tan tierno...— han seguía dejando mimos en el cabello y espalda del omega.

Los demás chicos solo observaban la escena, enternecidos por la imagen del omega.

Y es que nunca vieron a jeongin de esa forma, por más que su personalidad era tierna, nunca había llegado al extremo de parecer un pequeño bebé, que necesitara tantos cuidados y atenciones de su parte. Y la verdad era que le sentaba de maravilla, solo hacia ver al chico más bonito y tierno de lo que era normalmente.

Si, ninguno se negaría a seguir era tierna, nunca había llegado al extremo de parecer un pequeño bebé, que necesitara tantos cuidados y atenciones de su parte. Y la verdad era que le sentaba de maravilla, solo hacia ver al chico más bonito y tierno de lo que era normalmente.

Si, ninguno se negaría a seguir cuidando del pequeño cachorro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro