El Aprendiz de Zeus Cap.25

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Mi corazón latía a millón, mi boca se secaba para que no tragara saliva y mis piernas temblaban. Debía buscar una entrada que no fuera el frente, estoy muy nervioso.

Me armé de valor y caminé rodeando el lugar, la música estaba muy alta y con eso ya entendía las quejas de las personas, me fui hacia la derecha y caminé sin despegar la mirada de las paredes, buscando al menos una entrada secreta o para hacer una por mí misma y empezar el asalto.

Había terminado de rodear el local, al final, en el otro lado, había un gran portón, creo que era para que entraran camiones, estaba cerrado, pero había una pequeña ventana a su izquierda nivelada. Por el tamaño deduje que no podía entrar por ahí, necesito que ese portón se abra para pasar, Hurtson ya debe estar buscando la forma de encontrar y entrar en el almacén, del otro lado de este portón debe estar el almacén.

Detecté muchas energías dentro, más de veinte personas, más o menos. Inesperadamente, vi que un camión venía al lugar, me apresuré y me alejé del lugar con mis rayos quedando lejos y sin peligro, el camión llegó y el portón se abrió, ése era mi pasaje para poder entrar.

Volví con mis rayos y cuando el camión entraba me apresuré y pasé a toda velocidad estando agachado, logré ocultarme en una pila de cajas de cartón amontonadas una arriba de otra, no estaban vacías y no tenían marcas, todo alrededor estaba lleno de cajas y también de cosas o objetos forrados con cinta adhesiva, mucha cinta adhesiva, y eran muchos, estaba en el almacén y todo esto debían ser las drogas empacadas. Todo estaba iluminado con bombillas blancas guindadas en el techo.

Estaba muy nervioso, mis manos temblaban, pensaba que no podía hacerlo, mi mente me jugaba mal y me decía que esperara a Hurtson para comenzar el ataque.

Me asomé en el borde de las pilas de cajas y observé los adentros, solamente había un camión en el medio de todo, cerca de eso habían mesas amplias con muchos focos encima dando iluminación exagerada, pero alrededor de todo eso estaban las cajas y las cosas forradas.

Habían muchos guardias cerca de la mesa, estaban muy armados y dispuestos a todo para eliminar espías, incluso pensaba que con la cantidad de guardias me iban a descubrir en cualquier momento. El que conducía el camión se bajó, no pude ver bien cómo era por toda la iluminación que había en las mesas, y me dí cuenta que había gente en esas mesas con tapabocas y guantes, esas mesas debían ser donde fabricaban o hacían y empaquetaban las drogas.

El tipo era flaco, lleno de tatuajes, cabello corto castaño, una barba regular, tenía un pantalón militar con botas grandes y una franela verde, se le veía contento.

—¡Bien, ya traje por mí mismo el camión! ¡Quiero que lo llenen todo y después lo transporten a su destino!

—¡Sí, jefe!

Me volví en mi escondite no tan escondite, para procesar las cosas, ese imbécil debía ser el mismísimo capo de aquí o un escolta importante. Volví a asomarme, el tipo se fue al fondo del almacén y pasó por una puerta al fondo de todo.

Analicé el lugar y busqué diferentes formas para atacar y cubrirme, de seguro, de las balas y armas de alto calibre, por ahora éstas cajas me cubrían...

—¡Oye, tú!

Mientras estaba asomado escuché que alguien gritó a mi izquierda, giré y vi que un guardia con un arma grande me descubrió y se estaba acomodando el arma entre sus brazos para dispararme. Lo electrocuté a tiempo antes de que me disparara, el guardia cayó al suelo, ahora todos estaban alerta y miraban hacia acá.

Del otro lado a mi derecha había otra pila de cajas, corrí hacia esa pila y mientras lo hacía apunté mis dos manos cerradas y disparé rayos dirigidos directamente a las mesas, luego llegué y me cubrí con las cajas.

(Y ahí empezó el tiroteo)

Ahí empezó el infierno, todo lo que escuchaba después era el sonido de las armas disparando por montón y las balas impactando en las cajas y en la pared. Algunas cajas se cayeron y pude ver su contenido, tenían esas cosas forradas por montón y todas tenían un polvo blanco que olía muy extraño.

Me asomé, apenas pudiendo para evitar mi muerte, en el borde de las cajas y le disparé a otro guardia, todos se acercaban a mí sin dejar de dispara, me asomé de nuevo y le disparé a dos más, me cubrí y me arrastré a la derecha rodeando por el otro lado a la pila de cajas que caían y que ya no podían cubrirme más.

—¡Mátenlo!

—¡Sal de ahí, hijo de puta!

Todos estaban frente al camión, si lograba derribarlos podría usar el camión como escudo, tengo rayos pero no sé si hacerme un escudo pueda cubrirme de muchas balas. Debo electrocutarlos con fuerza, tengo órdenes de matarlos a todos.

(Estamos dispuestos a dar nuestra vida por la justicia)

¡Al carajo con todo!

ARMADURA TRUENO —mi cuerpo se cubrió de rayos que formaron una armadura rápidamente. Ya armado me revelé y todos los hombres armados quedaron confusos.

—¡Puede usar magia! —cuando vi al tipo quien dijo eso le disparé un rayo y cayo al suelo electrocutándose. Todos de repente empezaron a usar magia, pero esa magia la combinaban con las armas ya siendo subfusiles o pistolas y las balas se convertían en balas mágicas. Mi armadura retenía las miles de balas que me disparaban aun así siendo balas mágicas, tener los poderes de un dios sí era grandioso.

Creé una espada eléctrica, me acerqué a uno de ellos y lo apuñalé, luego le disparé a otro con mi mano izquierda, otro tipo me golpeó con su arma por detrás pero no sufrí daño, me dí vuelta y le dí un gancho al imbécil en su abdomen, cayó, los otros seguían disparándome y le dieron al que cayó y lo mataron llenándolo de balas por todos lados.

(Pensé que me iría mal. Juguemos a ser un némesis para ellos)

Empecé a dispararle a todo lo que veía con un arma y también desarmado, quién diría que usaría este poder para hacer algo como esto. Debería sentirme mal porque estoy asesinando a personas con fuertes descargas eléctricas pero siento que estoy haciendo algo bien.

Le disparé un rayo muy potenciado al camión y le volé su parte trasera, estaba desatando el caos como me dijeron. Con mi mano derecha le disparaba a aquellos que me disparaban a mí y a quienes intentaban huir y se cubrían con las pilas de cajas y drogas y con mi mano izquierda destruía las cosas almacenadas, éste lugar sería el paraíso para un adicto a estas cosas.

Me acerqué a las mesas y destruí algunas máquinas que habían y todo lo que había en las mesas y a su alrededor. Descubrí muy tarde que habían cámaras de seguridad en las esquinas, las destruí y después elevé mis manos hacia arriba y absorbí la energía de los focos y la luz así dejando a los tipos armados sin visión, por mí no había problema, quería divertirme ahora y sentirme como un superhéroe.

Deshice mi armadura ya que mis rayos iluminaban y me cubrí con el camión, todos seguían disparando y estaba quedando atónito y un poco atormentado por el sonido, habían otros que recargaban sus armas para seguir aun así sabiendo que sus amigos estaban disparando a ciegas.

—¡Sigan disparando!

(Vaya, pero qué tontos)

DESTELLO DEL DIOS TRUENO.

Esa habilidad era como un salto de un lugar a otro rápido y instantáneo. Lo usé y me concentré en uno de ellos que estaba del otro lado del camión destruido, cuando llegué a su lado lo golpeé en el rostro, lo tumbé al suelo y luego lo electrocuté en el corazón; ya quedaban pocos, me sorprende que nadie haya venido a auxiliarlos o a ver cómo va todo o qué era lo que pasaba, las armas no me dejaban escuchar si esa puerta al fondo a mi espalda llevaba directamente al minibar a otro lugar, no se escuchaba música.

Todos vieron mi salto y mis rayos y dispararon a mi dirección, yo me moví otra vez, pero esta vez a sus espaldas y los acabé con una espada eléctrica uno por uno, yo los podía ver a través de la pequeña iluminación de mis poderes y por sus energías también.

Al final, cuando ya no se escuchaban más tiros y gritos, le devolví la luz al lugar y los vi a todos muertos en el suelo, sus sangres corrían por el suelo y sus armas ya no escupían balas más. Ya mi trabajo había acabado y pude hacerlo. Miré el portón y lo volé también con un rayo, si las autoridades de esta ciudad venían entonces que entren y revisen aquí sin problemas. Me fijé si aún quedaba alguien, escondido, acobardado. Nada. Me recargué y me deshice de los restos de las cajas y las drogas de mis alrededores.

Me dirigí a la puerta del fondo, estaba cerrada por dentro, la destruí y pasé, había un pasillo estrecho que me llevaba hacia otra puerta al frente como a siete metros, y se escuchaba música, debía ser la entrada al minibar.

Me acerqué y tomé aire, necesitaba un pequeño, no sabía nada de Hurtson, me dijo que buscaría la entrada al almacén y que me ayudaría, cosa que no necesité.

—Segundo round. ¡Aquí voy!

Pateé la puerta con fuerza abriéndola completamente y entré empuñando una espada eléctrica azul marino en mi mano izquierda y mi mano derecha cerrada en un puño con rayos concentrados en ella, lista para apuntar y disparar.

Pero cuando entré vi a una multitud muerta, hombres muertos por todos lados, era casi la misma cantidad de muertos en el almacén, mi momento de gloria se fue a la basura, quise entrar y matar a todo lo que tuviera un arma, pero parece que alguien se me adelantó, y la música de fondo me hacía sentir patético.

—¡Tom! —la voz del bárbaro sonó a mi derecha, giré y lo vi a él, estaba sentado en una de las butacas de la barra del bar.

Me acerqué a él un poco enojado.

—¡Me robaste la gloria! ¿Y dónde carajos estabas? ¡Pensé que iba a morir en el almacén! —reproché.

—¡Yo sólo hice mi trabajo! —dice él sin culpa.

—Misión cumplida.

—¡¿Qué?!

—¡Misión cumplida! —repito.

—¡¿Qué dices?! ¡Espera! —sacó un pequeño cuchillo dentro de su chaquetón y se lo lanzó al único equipo de sonido, el equipo de sonido dejó de sonar  —A ver, repite.

—Logré destruir todo lo que había y maté a cada hombre que había.

—¡Muy bien, colega!

—Pero falta alguien, debe estar… —mientras hablaba, una puerta a la izquierda en el fondo del minibar se abrió y de ella salió el mismo tipo que condució el camión que entró al almacén.

—¡Oigan! ¡¿Por qué apagaron la música?! —vio a todos muertos tirados en diferentes partes, luego nos vio y se echó a correr.

—¡Tras él! —Hurtson y yo perseguimos al tipo.

Pasamos por la puerta en la que él salió, era una oficina llena de bolsas de dinero y cosas robadas, también había una especie de planta echa pedazos triturada y su olor era extraño. El viejo se detuvo y yo también.

—Sigamos, se escapa —el hombre siguió por otra puerta que estaba a la derecha.

—Sigue tú solo, yo me encargaré de todo esto. No lo detengas, mátalo.

Me dí la vuelta y perseguí de nuevo al tipo.

(Empiezo a odiar las puertas)

Traspasé ésa puerta que seguía a otra, que también traspasé, llegué a un pequeño almacén de armas, había una ventana abierta la cual ese imbécil escapó por ahí.

Usé mis rayos y me teletransporté adonde estaba él y su energía, él seguía corriendo.

—¡Detente ahora mismo! —grité pero en eso él se volteó y me disparó en el hombro izquierdo, caí al suelo por el dolor punzante y agudo muy filoso en mi hombro izquierdo, pero los rayos de mi cuerpo sacaron por sí solas la bala que entró y me cerró enseguida la herida, el dolor desapareció como si nada.

Creé con mis dos manos un arco y una flecha, apunté y le disparé por la espalda y enseguida cayó al suelo. Muerto. Su energía interior desapareció; caminé a él, la flecha eléctrica se deshizo en su espalda, estaba muerto, ya debió acabar todo.

(Somos héroes)

Tomé las piernas del tipo y lo arrastré hacia el lugar, él había huido hacia la calle y algunas personas lo vieron dispararme y me vieron asesinarlo con una flecha, pero no me importa, sabrán que lo hicimos por la ley y por el bien. Parezco un policía de la élite, pero no.

(No saben cuánto me dolió haber recibido un balazo en mi hombro)

Tantos hijos de perra en el almacén que me dispararon y no me asentaron una bala para que al final solamente un imbécil sí me acertara aunque estuviera corriendo. Vaya día...

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Tom y Hurtson, un dúo anticrimen. Vaya capítulo que se vio, pero no se acaba aún, síganle pero antes voten y, si quieren, comenten, todo esto hará que ya no le disparen a Tom tontamente.

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