Prólogo

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—¡No mamá, ha sido la última vez! —JiMin apretó los labios cuando se dio cuenta que estaba perdiendo los estribos.

Él miró alrededor, percatándose de la vista de algunas personas puestas en él. Inclinó la cabeza en una vaga disculpa, antes de bajar la voz y continuar hablando a través del celular.

—Te lo advertí. No haré esto más; es simplemente ridículo —farfulló, apretando los dientes cuando su madre comenzó a berrear su habitual diatriba—. ¿Que por qué me comporto así? ¿En realidad no lo sabes?

"¡No, no lo sé! ¡No entiendo por qué tienes que ser tan caprichoso!", su madre gritó tan fuerte, que su oído zumbó por un momento.

—Porque no entiendes que no estoy interesado en tener pareja en este momento —refutó, caminando directamente hacia el ascensor del edificio.

"Tienes veinte y nueve años, JiMin. ¿A caso crees que serás joven para siempre? ¿Qué tanto más tienes que esperar?"

—Lo que sea necesario, en especial si todas las personas que insistes en presentarme son tan excéntricas y narcisistas —gruñó solo de recordar su fallida cita ciegas de la que ahora estaba prácticamente huyendo—. Mamá, tienes suerte de que decidí darte algo de cara hoy y asistí a esta estúpida cita a ciegas, y no di la espalda en cuanto supe que nuestra "cena" sería en un maldito hotel.

"El hotel central tiene un excelente restaurante. La comida es exquisita y John era un grandioso tipo".

JiMin no hubiera podido detener el bufido que se le escapó ni aunque su vida dependiera de ello.

—No puedes estar hablando en serio, mamá, el tipo es un imbécil y en lo único que parece estar interesado, es en sí mismo. —Suspirando, él se estrujó los ojos con su dedo índice y pulgar—. Te lo juro mamá, no sé de dónde demonios sacas a estos tipos. Es como si hubieras gastado toda tu suerte en las relaciones con papá, porque realmente parece que tienes una lista con los peores prospectos de toda corea y sacas a estos tipos de allí para presentarmelos.

"No le faltes al respeto a tu madre, Park JiMin. ¿Cómo puedes hablarme de esa forma? Solo hago esto porque te amo y me preocupa que te quedes solo por el resto de tu vida, dado el desinterés que siempre muestras. Todos ellos eran buenos chicos".

—Tienes razón, mamá, eran bastantes buenos; lo bastante buenos como para admitir de buenas a primeras que lo que más le importaba, era encontrar una incubadora donde depositar su material genético y dar por terminada su misión de vida.

"¡Park JiMin!"

—No hay nada que puedas decir ahora, mamá. Por favor no vuelvas a perder tu tiempo. Es la última vez que asisto a cualquier cita a ciegas que me organices y hablaré con papá de esto —señaló. Su mamá soltó un gemido.

"¿Qué hay con tu padre? ¿Por qué tienes que molestarlo con estas cosas? Y no puedo creer que estés actuando de esta forma porque tus posibles parejas hablen de sus metas futuras y te digan que desean tener hijos. En serio, JiMin", ella quejó una y otra vez.

—Mamá, ¿nunca escuchas lo que te digo? —JiMin rastrilló los dientes con impotancia, pero terminó negando con la cabeza.

Llegando junto al ascensor, presionó el botón de llamada y esperó por este.

"Por supuesto que te escucho, pero cada vez, lo único que dices son excusas. Simplemente no estás interesado en formar una familia".

—Excato, mamá, no es algo que me interese en este momento —aseveró—. Justo ahora, todo lo que quiero, es concentrarme en mí y mi carrera profesional.

"Has dicho lo mismo desde hace cuatro años. ¿Hasta cuándo será eso? ¿Para cuándo sea demasiado tarde?"

—Hata que me sienta listo y encuentre a alguien que quiera algo más de mí, además de que me quede recostado en una cama para abrirle las piernas y parir a toda su descendencia —sentenció, sacando un jadeo horrorizado de su madre—. Será mejor que hablemos después, porque no vamos a llegar a ningún lado ahora. Volveremos a hablar cuando papá esté presente.

Colgado el celular, JiMin lo metió en el bolsillo de su chaqueta y soltó un profundo y pesado suspiro. Sus hombros se hundieron, de repente sientiéndose extremadamente cansado.

Ni siquiera sabía por qué siempre perdía el tiempo tratando de explicarle su posición a su madre, cuando pareciera que es incapaz de escuchar a menos que su padre esté ahí para repetirle las palabras.

JiMin amaba a su madre y aunque sabía que ella realmente pensaba que todo lo que hacía era para su bien, realmente desearía que dejara de tratar de organizar su vida aún ahora.

Él se había independizado a una edad temprana por lo mismo. En aquel tiempo estaban llegando a un punto en que ni siquiera podía verla de lo sofocado que se sentía. De hecho, su relación no volvió a aligerarse hasta que salió de casa con el apoyo de su padre, quien aún ahora era el mediador entre ambos.

Su madre había prometido dejarle ser y seguir su propio ritmo; ella lo hizo durante años, de hecho, pero en el último año, parecía haber olvidado su promesa y estaba retomando su actitud axfiante.

No dejaba de organizarle citas a ciegas, llamarlo diariamente para reclamarle su nulo interés por formar una familia, señalando cómo sus demás amigas ya tenían nietos y como sus hijos ya al menos tenían una pareja solida, a diferencia de él. Cómo si fuera indispensable casarse y tener hijos.

JiMin no estaba interesado. No es que odiara la idea de tener una familia o hijos, pero no sentía que aún era el momento. Solo tenía veinte y nueve años, que aunque su madre creía que rozaba la edad del fracaso en el entorno familiar, para él, apenas empezaba su vida en muchos sentidos.

Además, como dijo, todos los alfas que su madre le presentaba, solo querían que se quedara en casa a cuidarlos y parir sus hijos como si fuera alguna clase de criado e incubadora todo incluído. Con todo el respeto que se merecían las personas que ejercían laboralmente como criados.

No había forma en el infierno en que JiMin hiciera algo como eso, había trabajado mucho para alcanzar el puesto en que estaba actualmente; para ser quién era. No renunciaría a todo por el capricho de cualquier alfa.

Si llegaba a tener una pareja, debería respetar sus intereses tanto como él mismo lo haría. Tendrían que estar a un mismo nivel y si lo despresiaran por ser un omega, aún más desde que era uno recesivo, entonces no había nada que hablar con ellos.

Él sonido de las puertas del ascensor al abrirse junto con la voz robótica que anunciaba el hecho, le sacó de sus pensamientos. JiMin entró en el vacío cubículo y marcó el botón del primer piso.

Cruzándose de brazos, se recostó en una de las esquinas. Había sabido desde el primer momento que sería una noche desastrosa; no obstante, seguía enojándose sin reparo. Debía llamar a su padre en cuanto llegara a casa y hablar sobre su madre y sus tendencias una vez más; sabía que este no estaría feliz de tener que tratar el asunto de nuevo.

El ascensor se detuvo tres pisos abajo y la voz robótica anunció que las puertas se abrían una vez más. Cuando las puertas metálicas se separaron y el aire flutuó dentro del cubículo, un escalofrío le recorrió la espalda. JiMin se enderezó y miró con cautela al hombre parado fuera; no obstante, cuando le reconoció, sus hombros se pusieron aún más rígidos.

Cuando él dio un paso dentro del ascensor, sus ojos chocaron y JiMin tragó. Titubeante, se inclinó ante el hombre antes de saludar.

—Señor Min —pronunció y se enderezó de nueva cuenta.

Las cejas del hombre se arrugaron cuando se detuvo dentro del ascensor y le miró. La voz robótica anunció el cierre de puertas y el cubículo comenzó a descender otra vez.

—¿Me conoce? —Él preguntó con voz ronca.

JiMin asintió. —Sí, señor, disculpe. Mi nombre es Park JiMin, soy el gerente del departamento de I+D en el edificio central de Min Tech Company, señor. —JiMin se apuró a buscar en sus bolsillos una de sus tarjetas de presentación antes de entregársela al hombre.

Min la recibió y la miró durante un momento antes de guardarla en el bolsillo de su saco.

—Es un placer, señor Park, lamento no haber reconocido a uno de mis subordinados —Min asintió, antes de ubicarse a un lado en el ascensor.

—Para nada, señor. Hay demasiadas personas a su cargo —señaló torpemente, su ceño arrugandose cuando cierto aroma comenzó a picarle en la nariz.

Min solo hizo un sonido afirmativo con la garganta y guardó silencio, por lo que algo incómodo, JiMin hizo lo mismo. Poco a poco, el aroma comenzó a hacerse más fuerte y JiMin entonces reconoció el olor a feromonas.

Cuando el alfa a su lado comenzó a respirar pesadamente, él se estremeció, dando un inconsciente paso más lejos. JiMin miró al hombre, percatándose de su cuello y orejas enrojecidas. La cara de Min estaba profundamente arrugada y había sudor formándose en sus sienes. Era evidente la lucha del hombre.

Preocupado, JiMin abrió la boca para preguntar por su bienestar, pero se vio interrumpido por un estruendo y la brusqueda sacudida del cubículo del ascensor.

JiMin alcanzó las barandillas y se sostuvo a sí mismo por puro instinto. Él sintió un vuelco en su corazón y se tragó el grito que subió por su garganta cuando pareciera que el ascensor comenzó a descender en caída libre.

Un montón de pensamientos invadieron su mente, pero no pudo detenerse en ninguno por mucho tiempo, de hecho, todo lo que parecía persistir en su cabeza era el escalofriante pensamiento de que "iba a morir". No obstante, gracias al cielo, el ascensor volvió a sacudirse y JiMin sintió un fuerte vértigo cuando este se detuvo de repente.

Jadeando durante un instante, abrió poco a poco los ojos, a pesar de que no sabía en qué momento los había cerrado. Dando un tembloroso suspiro, volvió a enderezar la espalda lentamente.

—¿Estás bien? —Una voz jadeante preguntó junto a su oído.

Solo entonces JiMin se dio cuenta que lo que una de sus manos sostenía, no era la barandilla del ascensor, sino la muñeca del alfa a su lado, que lo sostenía firmemente e incluso se encontraba casi presionado en su espalda.

—Yo... sí, sí, estoy bien. Disculpe, señor Min. —JiMin se apuró a soltarlo—. ¿Está usted bien? —Cuestionó entonces, mirando por sobre su hombro, dado que el alfa seguía sin soltarlo.

—Señor Park —Min gruñó roncamente y el cuero cabelludo de JiMin se sintió entumecido—. Tiene que llamar al servicio de seguridad y... una ambulancia —la voz de Min se entrecortó y un segundo después, una potente explosión de feromonas hizo que la vista de JiMin se volviera borrosa y sus rodillas se doblaran.

—¿Q-Qué d-demonios? —JiMin jadeó cuando el mundo comenzó a girar.

Creo que tengo que dejar de subir nuevos proyectos antes de terminar los anteriores. Pero me da ansiedad y me siento muy tentada.

Principalmente porque apenas puedo hacer algo más desde que hay apagones todo el tiempo 🤧

En fin, ¡espero que les guste!

Stars_Saturn.

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