Capitulo 16

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Los besos de Juliana siempre la hacían perder la cabeza. Cuando la besaba de esa forma tan sensual, tan erótica... cuando sus labios devoraban los suyos de una manera maravillosa y su lengua hacía que todo su cuerpo se encendiera y que miles de sensaciones invadieran sus terminaciones nerviosas.

Pero los besos que Juliana le estaba dando en ese momento eran de otro mundo. Sentía que no podía respirar, todo su cuerpo temblaba y se sentía muy, muy caliente. Con cada beso un gemido sordo se escapaba de su garganta sin que pudiera evitarlo.

Metió los dedos dentro del cabello de la morena y jadeó cuando Juliana se separó de sus labios, dejando besos húmedos en la base de su garganta. El cuerpo de Valentina se arqueó como reacción y sintió a Juliana estremecerse sobre su cuerpo. Valentina sentía que la ropa sobraba demasiado, así que con dedos temblorosos comenzó a quitar los botones de la camisa de Juliana.

Esta se apartó un poco para dejar que lo hiciera y la miró de una forma que hizo que Valentina sintiera ganas de besarla otra vez, besarla y saborear su boca, sentir su lengua contra la suya... quería... no sabía bien lo que quería, solo sabía que quería a Juliana haciéndole muchas cosas.

—¿Estás bien? —Susurró Juliana con una voz que hizo que la entrepierna de Valentina palpitara... más de lo que ya lo hacía.

—Estoy algo nerviosa—Soltó una risita.

—No lo estés—Respondió la morena sin dejar de mirarla a los ojos—Es la primera vez de ambas.

—Ya, claro...—Rio de nuevo nerviosa, siguiendo con su tarea de quitar los botones de la camisa—No es tu primera vez ni de coña.

—Pero lo es—Insistió Juliana acariciando sus labios con la yema de sus dedos—He tenido sexo muchas veces... pero es la primera vez que haré el amor—Ladeó la cabeza con media sonrisa—Antes solía decir que probablemente no había diferencia entre ambas cosas... pero ahora que te tengo aquí, sé que si la hay—Juntó la frente con la Valentina—Y créeme que estoy temblando por las ganas que tengo de tenerte... —Murmuró con la voz cortada por la ansias—...pero aún antes de que suceda, puedo notar que es diferente a las otras veces...—Acarició la mejilla de Valentina con la suya—Tu eres diferente, mi amor—Susurró en su oído.

Valentina que había cerrado los ojos los abrió cuando Juliana se separó para volver a mirarla a los ojos y se quitaba la camisa, dejando a la vista sus hermosos pechos. Valentina adoraba que la morena no usara sujetador.

Era tan hermosa...

Recordó como un mes atrás se reía de las chicas que miraban a la nadadora como tontas, como si fuese un tesoro precioso. Ahora las entendía. Lo era, era la criatura más hermosa que había visto.

Su vientre plano, sus pechos pequeños y firmes... y sus brazos que se moría porque la rodearan. Y su piel era tan suave...Oh dios.

Estiró la mano acariciando el abdomen de Juliana y esta dejó que lo hiciera.

—No tenemos que hacer nada que no quieras—Le dijo de forma dulce y Valentina se incorporó dejando besos en medio de sus pechos y luego llevó sus labios hasta la punta rozada haciendo que Juliana cerrara los ojos.

—Quiero... quiero hacerlo todo, Juls—Susurró sobre su piel—Quiero que me lo enseñes todo—Su lengua acarició la aureola y adoró la forma en la que el cuerpo de Juliana reaccionó.

—Todo ¿eh?—La escuchó reír con voz ronca.

Levantó la vista algo sonrojada.

—¿Qué?

Juliana siguió sonriendo.

—Nada...—Acarició su mejilla—Creo que no hará falta que te enseñe demasiado. Tienes una muy buena disposición, cariño.

Valentina rio entre dientes llevando su boca hacia el otro pecho de Juliana.

Le encantaba sentirla en su boca. Se moría por sentirla toda en su boca. Pero aparentemente Juliana no iba a dejarla salirse con la suya aún.

Cogió el rostro de la rubia entre sus manos volviendo a torturarla con esos labios sensuales y con los movimientos casi ilegales de su lengua. Las manos de Juliana eran rápidas y comenzaron a desnudar a la rubia con una maestría propia de alguien que lo ha hecho muchas veces antes.

Valentina había pensado que en el momento en el que Juliana la viese con poca ropa iba a sentirse terriblemente pudorosa. Pero no fue así. La morena dejó un rastro sensual con su lengua a través de su abdomen y Valentina gimió muy bajito cuando sintió sus manos masajeando sus pechos por encima del sujetador. Deseó que se deshiciera de la prenda y sentir esa lengua caliente y mojada sobre los montículos que en ese momento dolían de una forma muy placentera.

Juliana se quitó las botas y Valentina la ayudó a quitarse los pantalones, observando lo sexy que se veía solo con esos boxers ajustados. Podía observar ese perfecto cuerpo durante toda la noche... aunque claro prefería hacer otras cosas.

Juliana se acercó besando su cuello, lamiéndolo, mordiéndolo, chupándolo... haciendo que Valentina cerrara los ojos de manera inevitable y se aferrara a su espalda desnuda. Y cuando la morena quitó su sujetador y sus pechos se fundieron con los suyos, Valentina pensó que no podía haber una sensación que se comparara a esa.

Era magnifico, era sensual e íntimo... y jodidamente embriagador. Sintió la boca seca y la entrepierna muy mojada. Nunca se había sentido de esa forma. Tan necesitada de algo, tan sedienta pero no de agua precisamente. Y cuando la mano de Juliana se deslizó por su pecho, bajando hasta su cintura, su abdomen y luego su humedad, acariciándola sobre las braguitas... Valentina suspiró y gimió moviendo la cadera, haciendo que Juliana sonriera sobre su mejilla.

—Eres tan hermosa, Valentina—Susurró y luego mordió su mentón—Y tengo tantas ganas de tenerte, de saborearte...—Dejó otro mordisco en su cuello y prosiguió hasta llegar a sus pechos, a los que su boca les dedicó toda su atención mientras su mano la acariciaba sutilmente sobre las bragas.

Valentina se mordió el labio abrazándose a sus hombros y metiendo los dedos en ese cabello negro.

Ella también tenía ganas de Juliana la saboreara... pero tenía aún más ganas de saborearla ella.

—Juls...—Gimió arqueando la espalda cuando la lengua de Juliana comenzó a hacer círculos sobre la cima rosada de su pecho—Oh, Juliana—Dijo luego y llevó la mano hasta donde estaba la mano de la morena tocándola—Necesito...

—¿Qué?—Mordisqueó el otro pezón—Dímelo y te lo daré.

—Quiero más... te quiero a ti...

—Me tienes, cariño—Colocó la palma de la mano sobre la humedad de Valentina comenzándola a mover también de forma circular, haciendo que la rubia moviera de nuevo la cadera, jadeando. Sus labios buscaron de nuevo los de Valentina y esta vez la rubia fue la que atacó los de la morena, ansiosa, deseosa, excitada... a Juliana le encantaba verla y sentirla así. Sabía que los nervios desaparecerían poco a poco y verla tan excitada y desinhibida por momentos la ponía a cien. Pero sabía que tenía que ir despacio por ahora—Quiero probarte, Valentina... ¿me dejas...?

—Joder, Juliana, deja de pedirme permiso para todo y hazlo—Gimió frustrada y Juliana rio, una risa ronca que hizo que Valentina temblase.

Bueno, mensaje captado.

Dejó chupetones por todo su esternón, su abdomen y su vientre y sus manos acariciaron suavemente sus piernas, dejando besos sobre ellas, sin dejar de mirar esos ojos azules que estaban oscurecidos. Valentina no sabía que era lo que le gustaba más: si Juliana dejando besos de esa forma en sus piernas, la forma en la que sus manos la tocaban o la forma en la que sus ojos la miraban.

Jadeó cuando las manos de la morena separaron sus rodillas, lo suficiente como para colocarse entre sus piernas y dejar besos en su ingle. Valentina echó la cabeza hacia atrás por la anticipación. Juliana se estaba tomando su tiempo y supuso que era así de cuidadosa porque no quería asustarla, pero joder, se estaba muriendo porque la besara allí abajo... así que en un acto de instinto, llevó su mano hasta la cabeza de la morena, empujándola, apremiándola a que se acercara más.

Juliana se puso a mil con aquello.

—Vaya chica más impaciente—Rio sin embargo Juliana tomándose su tiempo. Valentina podía sentir su aliento caliente en su entrepierna—¿Me quieres aquí, mi amor?—Su pulgar acarició el montículo de placer sobre la tela.

—Si, por favor, Juliana...

—¿Si?

—¡Si, si!—Juliana dejó pequeños besos sintiendo la tela muy mojada, muriéndose por apartarla y tener su sabor en sus labios y su boca.

Así que lo hizo.

Hizo a un lado la tela y su lengua se deslizó de abajo hacia arriba, haciendo que Valentina gimiera y que Juliana cerrara los ojos relamiéndose.

—Dios, Valentina...—Repitió el movimiento—Que bien sabes, cariño—Podía hacerse adicta a su sabor dulzón fácilmente—Y estás tan mojada...—Se estremeció. Quería introducir sus dedos y hacerla suya hasta que Valentina perdiera el conocimiento. Pero también quería tomarse el tiempo de saborearla como se merecía ese gran manjar.

Se incorporó besándola en los labios con necesidad mientras sus manos comenzaban a quitar las bragas, acariciando sus piernas en el proceso.

—Quiero que no te de vergüenza gritar ni gemir, ni sentir lo que sea que sientas—Susurró en su oído—Quiero que te dejes ir Valentina—Sus labios se juntaron de nuevo con los suyos y Valentina aprovechó parar acariciar los glúteos de Juliana que aún usaba su ropa interior.

—Quítatelo—Jadeó sobre sus labios, comenzando a quitar la molesta prenda.

Juliana la complació y Valentina aprovechó para mirar su cuerpo desnudo en todo su esplendor. Deteniéndose en su entrepierna. No sabía por qué, pero se le hacia la boca agua.

—Dios, eres tan perfecta—Las palabras se escaparon de su boca mientras sus manos acariciaban su abdomen y se iban sin permiso hasta la entrepierna de la morena.

Se moría por tocarla, Juliana dejó que lo hiciera mientras devoraba una vez más sus labios y Valentina sintió que la sensación de tenerla en sus manos hacia que se mojara aún más.

Juliana volvió a descender, haciendo que Valentina protestara cuando no pudo seguir tocándola, pero no tuvo tiempo de decir nada más porque pronto la boca de Juliana estaba en su humedad y Valentina dejó caer la cabeza sobre la almohada con un gemido sordo. Su lengua había comenzado a moverse de una forma que la rubia nunca creyó posible. Abrió más las piernas permitiéndole un acceso total y la morena lo aprovechó, sosteniendo sus rodillas con fuerza, mientras Valentina comenzaba a gemir una y otra vez.

Su cadera comenzó a moverse al ritmo de la lengua de Juliana y fue cuando la morena comenzó a alternar su lengua con pequeños chupetones. Valentina sentía que se quemaba y que el sudor comenzaba a perlar toda su piel. Sentía una sensación extraordinaria no solo en su entrepierna, sino en todo su cuerpo. Cuando la lengua de Juliana comenzó a moverse sobre su montículo de placer de forma constante pero poco monótona, gritó estirando los brazos hacia atrás. Necesitaba sostenerse de algo porque sentía que estaba cayendo por un vacío... un vacío de placer y lujuria extraordinario.

Respirar se hizo difícil entre jadeos y gemidos y cuando Valentina bajó la mirada, notó que Juliana la miraba con ojos oscuros y divertidos. Acarició su rostro y su pelo mientras la morena seguía en lo suyo y dejó caer la cabeza sobre la almohada una vez más.

—¡AH!—La mano de Juliana se deslizó desde su vientre hasta su pecho masajeándolo. Valentina llevó sus manos hasta la mano de la morena, acompañando sus movimientos—Juls... Juls...—Valentina sabía que faltaba poco, podía sentir en la forma en la que su vientre y su entrepierna se sentían, a punto de explotar, tan húmedo, tan caliente.

Juliana por su parte adoraba la forma en la que Valentina gemía su nombre, se estaba poniendo a cien y tuvo que llevar una de sus manos hasta su propia entrepierna para tocarse mientras Valentina se retorcía debajo de su boca.

Notó como las piernas de Valentina envolvían su cuello y esta gritaba liberándose, con el cuerpo sudado y la respiración entrecortada. Pero eso no la detuvo. Siguió moviendo su lengua, haciendo que los jadeos y gemidos de Valentina volvieran y levantó la cabeza introduciendo uno de sus dedos poco a poco, mientras se relamía los labios húmedos, llenos de los fluidos de la rubia, dejando que la ya húmeda y dilatada intimidad de Valentina se adaptara a la sensación e invasión.

Se colocó sobre ella comenzando a embestir de forma lenta y suave, adorando la forma en la que se sentía Valentina en su dedo, deseando poder agregar otro.

La besó con dulzura y Valentina se sorprendió al sentir su sabor en los labios de Juliana, pero lo adoró.

—Quiero—Gimió Valentina—Quiero hacerlo yo, quiero...—Volvió a gemir cuando las embestidas de Juliana se hicieron más seguidas. Estaba tan húmeda y excitada que esa deliciosa invasión en su intimidad no la había molestado demasiado. Y mientras Juliana movía su dedo en su interior, todo comenzaba a darle vueltas—Quiero probarte—Dijo luego aun sobre sus labios—Quiero...—Juliana sonrió sobre su boca sin dejar de mover su dedo, agregando luego otro, haciendo que Valentina volviera a gemir.

Le encantaba que la rubia fuese tan habladora. Incluso luego de haber tenido un grandioso orgasmo.

—No puedo negarte nada, cariño... pero ahora mismo déjame cuidar de ti. Mmm... —Valentina mordió el labio inferior de la morena, sorprendiéndola y la cogió de los hombros empujándola para que la morena quedara debajo.

Juliana dejó que lo hiciera, sintiéndose desfallecer cuando la vio moviéndose sobre sus dedos.

—Joder, Valentina...—Siseó cuando vio los pechos de la rubia a la altura de su boca, moviéndose de esa forma y las caderas de Valentina descontrolándose sobre sus dedos.

Llevó uno de sus pechos a sus labios y la sintió gemir muy fuerte cuando Juliana arqueó sus dedos, llegando hasta puntos que hicieron que Valentina se estremeciera y atacara su boca, mientras gritaba sobre ella y temblaba, acabando de una forma devastadora. Juliana la rodeó con su brazo libre y luego besó su cuello, acariciando su espalda.

Salió de su interior con cuidado y llevó sus dedos a sus labios, adorando el sabor de su chica.

—Delicioso—Dijo con una sonrisa y vio a Valentina sonrojada y también sonriente. Acarició su pelo sudado y volvió a besarla.

La morena rio cuando la mano de Valentina la empujó de nuevo hasta que su cabeza quedó sobre la almohada. La nadadora no estaba muy acostumbrada a estas situaciones, prefería ser ella la que llevara la voz cantante, pero tenia que aceptar que ver a Valentina intentando llevarla era... jodidamente excitante y la volvía loca.

Además entendía que quisiera experimentarlo todo. Y ella no era nadie para negárselo.

Sintió como Valentina dejaba pequeños mordisquitos sobre su abdomen y suspiró. Y cuando su lengua lamió su vientre y bajó hasta su intimidad, Juliana jadeó levantando la cabeza para no perderse el espectáculo.

—¿Cómo...?—Preguntó la rubia abriendo las piernas de la nadadora— ¿Te gusta de alguna forma...?

—Déjate llevar, Val—Respondió con voz ronca por la excitación y la imagen de Valentina entre sus piernas hizo que se mojara aún más.

Y la rubia lo hizo. Su lengua comenzó a bailar sobre su intimidad, primero de forma errante, mientras Juliana la guiaba indicándole exactamente donde debía hacerlo, y cuando escuchó gemir a la nadadora supo cuál era el lugar adecuado.

Valentina estaba sorprendida. Aquello era... nuevo y delicioso y nunca se imaginó que Juliana se sentiría así debajo de su boca. Sabía que probablemente le faltaba mucha practica, pero oh dios estaba dispuesta a tenerla porque aquello era magnifico. La humedad de Juliana en su boca era magnifica, los pequeños ruidos que hacia eran magníficos y su mano acariciando su pelo mientras ella movía su lengua sin parar era magnifica.

Juliana arqueó la espalda gimiendo de forma ronca y se mordió el labio. Todos tenían razón. Hacer esto con la persona que hace que tu mundo gire, es algo completamente diferente.

—Oh cariño, si... si—Se mordió el labio—Hazlo justo... ahí...—Gimió audiblemente y movió la cadera contra los labios de Valentina. Sintiendo que su excitación y los temblores de su cuerpo aumentaban y aumentaban. Y aunque se moría por correrse en su boca, también quería correrse mientras la miraba a los ojos.

Cogió el rostro de Valentina entre sus manos para que se levantara y se irguió juntando sus labios con los suyos de forma húmeda y sensual, saboreándose en la boca de la rubia. Valentina suspiró sin aliento por el esfuerzo que había estado haciendo y jadeó cuando Juliana cambió de posición, levantando un poco su pierna hasta que sus intimidades quedaron muy juntas, y Valentina adoró esa sensación. Calor con calor, humedad con humedad... era tan suave y delicioso que no pudo evitar gemir cuando Juliana comenzó a moverse descontroladamente, mientras las dos jadeaban y gemían mirándose a los ojos.

La morena la miró de una forma que hizo que Valentina quisiera perderse en ese marrón para siempre. La vio cerrando los ojos y tensándose mientras Valentina sentía que ese roce la llevaba de nuevo al abismo en el que ya había estado un par de veces esa noche.

Y cuando Juliana gimió una y otra vez, ella también lo hizo. La sintió embestir un par de veces más y no sabía si la humedad en su entrepierna era suya o de la nadadora, y ese pensamiento la excitó de forma enloquecedora. Se abrazó a su espalda y sintió las sacudidas invadir su cuerpo, mientras los músculos de su entrepierna se contraían y hacían que hundiera la cara sobre el colchón mientras mordía las sabanas.

****

Los besos de Juliana sobre su espalda la despertaron. La habitación aún estaba semi-oscura, por lo que Valentina supuso que solo se había dormido un rato luego de todo lo que habían hecho. No sabía cómo, pero sus ojos simplemente se habían cerrado. De pronto sintió vergüenza por ello. Pero al sentir el brazo de Juliana abrazándola debajo de las sabanas, sus cuerpos calientes y desnudos y sus labios aun recorriendo su espalda... se sintió feliz.

Se removió un poco y Juliana acarició su piel con la nariz.

—¿Cómo estás?—Le preguntó volviendo a besar su espalda.

—Muy bien—Sonrió—Mmm creo que me he dormido.

Juliana rio entre dientes besando su hombro y cuello antes de susurrarle:

—Has caído como un tronco—Valentina se sonrojó y también rio.

—¿Es normal?

—Bueno, cada persona es diferente. Parece que tú eres de las que se duermen—Valentina se giró para enfrentarse a esos ojos que la tenían tan enamorada.

—¿Tu que has estado haciendo?

—Mirarte—Sonrió de una forma que hizo que Valentina sintiera mariposas en el estómago.

—Eso es extraño, Juliana—Rio.

—No, no lo es. No es extraño mirar cosas hermosas...—Sus dedos acariciaron su cintura—Y tú eres lo más hermoso que vi en mi vida. Y cuando duermes...—Su mano subió hasta su hombro y luego su cuello haciendo que Valentina se estremeciera.

Si haber hecho el amor con Juliana había sido una sensación única e inigualable, el estar así, tan cerca, sus pieles rozándose, sus respiraciones muy cerca... era algo aún más íntimo e incomparable.

—Ha sido...—Murmuró con los ojos cerrados—...magnifico—Hundió su rostro en la almohada avergonzada haciendo reír a Juliana.

—Lo ha sido—Respondió la morena.

—Si no sintiera el cuerpo tan pesado te diría que repitiéramos...

Juliana carcajeó.

—Tengo el presentimiento de que vas a acabar conmigo.

Valentina volvió a hundir el rostro en las sabanas.

—Oh cielos—Dijo de repente—¿No tienes una competencia mañana?

—Sí, la tengo...

—Se supone que no puedes tener sexo antes de las competencias.

Juliana volvió a carcajear.

—¿No crees que ya es un poco tarde para eso? Además, esto no ha sido solo sexo...

—Bueno, en realidad hay investigaciones que aseguran que el gasto calórico que realiza un atleta durante el sexo no se compara al que realiza durante las competiciones así que es poco probable que se produzca agotamiento físico—Juliana adoró que fuese tan cerebrito. La miró de forma aparentemente inocente, haciendo sonreír a Juliana—¿Sientes agotamiento físico?

—¿Quieres comprobarlo? —Preguntó comenzando a hacerle cosquillas, haciendo que Valentina carcajeara muy fuerte, intentando detenerla, pero Juliana era muy fuerte, sin embargo, se dejó doblegar y dejó que la rubia acabara sobre su cuerpo.

Valentina adoró la sensación de sus pieles rozándose, de sus piernas enredadas y de los pechos de Juliana rozando los suyos. No de una forma sexual esta vez, sino mucho más íntima.

—Deberías dormir—Susurró cerca de sus labios, provocándola. Adoraba esa nueva sensación de poder.

—Debería...—Intentó besarla pero Valentina se apartó.

—Juliana...

—¿Si?

—Había pensado que cuando uno lo hacía por primera vez dolía más y se sangraba...

—Supongo que no siempre pasará. No lo sé. He intentado ir despacio.

—¿No habías estado nunca con alguien que nunca...?

—No—Sonrió a medias.

—Pero has sido tan cuidadosa...

—Porque eras tú y porque quería que estuvieras cómoda.1

—¿Lo he hecho bien?

Juliana rio.

—Muy bien, mi amor.

—¿Si?

—Sí.

Acercó sus labios al oído de Juliana.

—Quiero volver a tenerte en mi boca—Susurró—Y la próxima vez quiero que acabes allí.5

Juliana se estremeció.

—Si quieres que me vaya a dormir es mejor que no me digas esas cosas.1

Valentina rio de forma gruesa aun sobre su oído.

—Dios, te quiero...—Se paralizó al darse cuenta de lo que había salido de su boca..

Juliana también se quedó algo rígida. La rubia levantó la cabeza algo horrorizada, temiendo la reacción de Juliana. Pero cuando vio sus ojos brillar y la vio sonriendo a medias, volvió a respirar.

La morena no respondió. No era de las que decían ese tipo de cosas tan fácilmente. De hecho nunca se lo había dicho a nadie. Quizás solo a Paloma, pero ese era otro tipo de amor.

Besó a Valentina de forma dulce, respondiéndole con hechos y no con palabras. Esperaba en algún momento poder decirlo en voz alta, porque la verdad era que probablemente se sentía de la misma forma. Y lo sabía porque no se había sentido así con nadie, ni siquiera con su primera experiencia, que había sido Sophia. Y esperaba, además, que Valentina no se tomara mal que ella no le respondiera.

Se separó un poco mirándola y la vio sonriendo. Así que supo que había entendido su silenciosa confesión.

—Valentina...—Comenzó a decir.

—¿Si?

Juliana la miró a los ojos. No, aun no quería hablar sobre el tema... sobre que pronto tendrían que separarse pues el verano acabaría. Aún tenían tiempo para hacerlo y decidir qué hacer. Ahora mismo solo quería abrazarla toda la noche y sentir su olor y el calor de su cuerpo, lo cual era nuevo pues nunca solía dormir con ninguna de sus chicas. Pero ahí era donde se daba cuenta de que Valentina no era una chica más.

—Vayamos a dormir—Dijo finalmente robándole otro beso y Valentina se acomodó dejándose abrazar por esos fuertes brazos.

No pensaba que se pudiera estar más cómoda que allí.

****

Juliana no estaba agotada, en realidad no era la primera vez que tenía sexo antes de una competencia. El problema era que aquellas veces, había sido con chicas a las que había olvidado a los veinte minutos de haber terminado. Por lo que la concentración no era un problema al día siguiente. Pero esta vez no podía dejar de pensar en la maravillosa experiencia de haber sido la primera en la vida de Valentina, en haberla tenido entre sus brazos, en haber podido disfrutar de su sabor, de los sonidos que hacia cuando estaba a punto de explotar, de su olor, de la suavidad de su piel...

Sacudió la cabeza moviendo los brazos en el calentamiento. Necesitaba concentrarse, pero no podía. Y más teniendo a Valentina allí entre las gradas, observándola con esa sonrisa que la cautivaba. Frunció el ceño cuando vio que Ian también estaba allí.

¿Pero qué demo...? ¿Cuándo había llegado? Bueno no era nada nuevo, solía viajar mucho y su hermana también iba a competir. Pero aunque Juliana lo quisiera mucho, no le gustaba nada la forma en la que miraba a Valentina. Aunque la rubia solo la miraba a ella y eso la tranquilizó.

Intentó no pensar más en ello. Ya tendría tiempo para ocuparse del chico y dejarle unas cuantas cosas claras. Aunque probablemente se iba a ganar un par de burlas de su parte. Ella y Ian tenían el dicho de "de todas y de ninguna" y cuando se enterará de que había caído tan fuerte por esa rubia no iba a dejarla en paz. Pero le daba igual.

Se quitó el chándal y como siempre sintió las miradas sobre su persona. No solo por su cuerpo, sino porque sabían que era la favorita absoluta en la mayoría de las categorías. Valentina tenia razón, a veces la presión la sobrepasaba, pero en otras ocasiones era esa presión la que la impulsaba y la hacía querer ser mejor y mejor y así superarse.

Se subió a la pequeña plataforma colocando las gafas en su lugar y se puso en posición junto al resto de los competidores.

Cuando su cuerpo se sumergió en el agua, no existió nada más. La respiración, las brazadas, el agua rodeándola e insonorizando lo que pasaba fuera. Podía sentir la adrenalina viajar por su cuerpo, el subidón que le provocaba aquello, las ganas de arrasar.

La primera ronda fue sencilla. Luego la competencia se hizo más reñida, pero como era de esperar, Juliana ganó en los cien metros estilo libre, en estilo mariposa y en los cuatrocientos metros.

Paloma ganó el estilo dorsal. Y Juliana no podía estar más feliz por su amiga. Aunque odiara perder. En realidad en esta última competencia había estado algo más desconcentrada porque Valentina le había hecho una visita en los vestidores y digamos que... había habido un poco de manoseo por parte de ambas. Pero no lo habían podido evitar y Juliana ni siquiera se arrepentía.

Se tomaba su trabajo muy enserio, pero cuando estaba con la rubia, se permitía relajarse un poco. Cosa que a veces ni ella misma se creía. Valentina le quitaba presión y estrés y la hacía sentirse libre, aunque estuviera ahora en una relación monógama.

La tarde acabó y las premiaciones se darían al día siguiente, junto a una pequeña celebración para todos los atletas y las familias. Paloma le dijo a Juliana que tenía ganas de salir y esta estuvo de acuerdo, así que decidieron ir a algún centro comercial de aquella ciudad de Texas. El calor era bastante sofocante y no les apetecía estar al aire libre.

Valentina estuvo de acuerdo y se ducharon juntas antes de irse. Si, también hicieron lo que todos estamos pensando. La rubia parecía nunca cansarse y Juliana estaba comenzando a adorarlo.

—Oye... ¿el proyecto aún sigue en pie o...?—Le pregunto Juliana mientras esperaban a Paloma y a Ian quien se había auto—invitado.

—Claro que sigue en pie—Le aseguró Valentina.

—Es que no te he visto con esa adorable libretita...

—He tenido las manos ocupadas en otras cosas—Murmuró y ambas rieron.

—Creo que podría estar pervirtiéndote...

—Crees bien—Sonrió y Paloma apareció.

—¿Dónde está Ian?

El chico apareció entonces algo azorado.

—Eh, hola, disculpad el retraso.

Juliana lo miró con una mueca.

—Te disculpamos el retraso y que llegues tarde también, no te preocupes—Dijo de forma condescendiente haciendo reír a Paloma y haciendo que Valentina apretara los labios.

¿Juliana aún estaba celosa de ese chico? Bueno tenía que decir que por un lado le encantaba...

Ian la miró con los ojos entrecerrados.

—Muy graciosa, Valdés.

—Suelen decírmelo—Sonrió triunfante colocando su brazo sobre Valentina de forma posesiva, haciendo que la rubia la mirara con el ceño fruncido.

—Compórtate—Le susurró y Juliana la miró con cara de "no estoy haciendo nada".

—Bueno, venga, vámonos que tengo ganas de distraerme—Dijo Paloma rompiendo la tensión.

Se fueron en el auto que había alquilado Ian, quien entabló una conversación con Valentina sobre algún estudio de comportamiento humano. Juliana no se enteraba mucho, no porque fuese algo complicado, sino porque no podía dejar de mirar a Valentina mientras reía y hacia esas pequeñas muecas con su rostro.

Dios era tan hermosa... que podría verla toda la vida. Y ese pensamiento le hizo darse cuenta de que quería a Valentina para toda su vida.

Cuando llegaron Juliana cogió a Valentina de la mano y la rubia lo adoró. Los cuatro caminaron entre risas. Y cuando Paloma y Valentina entraron a una tienda para preguntar por unos zapatos que le habían encantado a la rubia, Ian miró a Juliana con media sonrisa.

—Venga, adelante. Has querido burlarte desde el primer momento...

El chico rio entre dientes.

—Me alegra mucho verte tan feliz con alguien—Dijo y luego carcajeó—Pero te ves jodidamente atontada y es demasiado gracioso.

Juliana terminó sonriendo.

—Valentina es... —Se encogió de hombros—No puedo explicártelo. Lo entenderás cuando lo vivas—Ian bufó.

—A mí no me ata nadie, Valdés.

—Ya lo veremos.

—Nunca me verás con esa mirada tonta que tienes ahora.

Juliana la miró.

—Nunca digas nunca. Y hablando de miradas. Te he visto mirándole el culo a mi chica, y si no quieres quedarte sin ojos...

Ian rio.

—No puedes negarme el derecho de mirar.

—Puedo y lo hago—Levantó las cejas mirándolo desafiante—Y quiero tus manazas lejos de ella.

Ian levantó ambas manos.

—Eh, que ya entendí. Las chicas de mis amigos... en este caso, amiga, son intocables—Juliana asintió una vez, satisfecha—Paloma—Se burló y Juliana le pegó en el hombro.

Las chicas aparecieron otra vez riéndose porque Valentina había huido luego de preguntar por el precio. Juliana pasó su brazo por encima de sus hombros y Valentina la abrazó por la cintura. Dios, se sentía tan bien estar así con ella, pensó la rubia.

Estaban mirándose y robándose besos cuando un hombre con una espesa barba y un semblante duro, salió de la nada, mirándolas de forma desaprobatoria.

—Van a ir las dos al infierno—Les dijo—Esto es antinatural y enfermizo. Enfermas, putas enfermas.

Valentina se quedó paralizada por tal muestra de odio. Juliana estaba un poco más acostumbrada, pero al ver la cara de miedo de la rubia se puso delante de ella de forma protectora.

—Le agradecería que se alejara, señor.

—Las que tienen que irse de este lugar son ustedes. ¿Qué ejemplo les dais a nuestros hijos? Son una abominación... ¡Una abominación!—Juliana sintió que la rabia invadía al ver el miedo de Valentina.

Intentó irse sobre el hombre pero Ian la detuvo.

—Juliana...—Le susurró y miró al hombre—No nos vamos a ir a ninguna lado, y si no quiere que le parta la cara es mejor que se vaya usted.

El hombre siguió mirando a las chicas con odio pero se alejó.

—Bienvenido a Texas...—Dijo Paloma con irónica—O mejor dicho a "homofobialand"—Bufó.

—Hey—Juliana acarició la mejilla de Valentina—Todo está bien, ya se ha ido—Le dio un beso—¿Valentina?

—Estoy bien—Asintió aún algo trastocada y sorprendida—Es solo que nunca... había...

—Ya—Juliana suspiró. No se olvidaba que todo esto era nuevo para Valentina y que probablemente ella tenía mucha más experiencia lidiando con este tipo de cosas—Siento que hayas tenido que vivir eso.

—¿Te ha pasado antes?

—En California no demasiado. Pero aquí es otro mundo. Si quieres podemos ser más cuidadosas...

—No—Valentina la miró seria—No quiero que dejemos de ser lo que somos por ese imbécil.

Juliana sonrió orgullosa besándola en la frente.

—Venga, vayamos a por un helado que luego de la victoria de hoy nos lo merecemos.

—Drake va a matarte como se entere de que has comido helado—Le dijo Paloma.

—Tú también vas a comer. Además, te metes tu luego en su habitación y le quitas el enojo.

—¿Qué? —Preguntó Ian mirando a las dos chicas mientras Juliana carcajeaba y Paloma intentaba pegarle.

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Esta historia NO me pertenece, es una adaptación realizada con la autorización de su autora @Buttonupjuno

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