021

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

┌──❀*̥˚──◌──◌──❀*̥˚─┐

Personaje: Víctor Blade/ Kyosuke Tsurugi
Ambientado en: línea Go.
Advertencia: nop.

└◌───❀*̥˚───◌───❀*̥˚┘

Desde que Inazuma Japón había ganado el Torneo de Fútbol Frontier Internacional contra la selección de Costail, el populismo del deporte creció de forma exponencial en el país. Aún más lo hizo el renombre del Instituto del Raimon, equipo de procedencia de la gran mayoría de los integrantes de la selección. Y aquello trajo un problema: el Sector V y su absurdo catálogo de normas sobre aquel deporte. Dejó de ser libre y pasó a estar completamente controlado.

Pese a eso, la llegada de Arion Sherwind cambió todo. Junto con el legendario Mark Evans, quien había vuelto para devolver al fútbol su libertad, inició el viento de la revolución. Aquella brisa estaba conquistando hasta los corazones más fríos, como el de cierto imperial, Víctor Blade. Él se había negado todo lo que había podido ante aquel viento, pero su hermano mayor le había recordado porqué empezaron a jugar al fútbol. Y con eso, volvió a jugar a lo su pequeña versión tanto adoraba, y no a lo que él se había habituado solo para conseguir el dinero para la operación de Vladimir.

Aquella brisa también consiguió que los veteranos del Raimon, los que se habían negado en un principio por tener miedo de que pasaría con su futuro si se rebelaban, consiguieran reunir el coraje necesario para mirar al fútbol a la cara y tomar la decisión correcta.

Pese a que Víctor Blade estaba satisfecho con su elección, pues su hermano mayor también lo parecía, una parte de su mente estaba preocupada. No sabía de donde sacaría el dinero para pagar la operación de Vladimir, y era el objetivo que tenía en mente desde el trágico suceso. Él quería ver de nuevo a su hermano mayor en un terreno de juego, pero ahora debía buscar otra forma de conseguir semejante suma de dinero.

Aunque le daba vueltas al asunto mientras entrenaba, no se mostraba nada descentrado. Su cuerpo parecía trabajar de forma autónoma, corriendo de un lado para otro, haciendo cortes y regates, e incluso chutando el balón. Era como si no necesitara pensar para poder jugar al fútbol, y eso siempre lo llegaba a sorprender. Aunque, la parte buena, era que de ese modo el entrenador Evans o Sharp no lo regañarían por tener la cabeza en las nubes. Y, por ende, se libraría de la lista de preguntas de Arion.

A pesar de su completa concentración, perdió el norte durante uno segundos. El grito de Arion fue suficientemente rápido como para que los reflejos del peliazul reaccionaran. El balón que volaba directo hacia él, fue despejado por su propia pierna derecha. Luego, extendió la mano izquierda, donde aterrizó el esférico con suavidad, mientras él buscaba con la mirada quién podría haber hecho semejante tiro.

—Me alegra ver que no has perdido ni un poco de tus habilidades, Bladie. —canturreó una aguda y musical voz femenina.

Los demás se giraron a mirar a Víctor, algo confundidos, aunque este parecía en trance. Tenía sus ojos ámbar un poco más abiertos de lo normal, mientras parecía retener una sonrisa. Su mirada estaba clavada en la chica pelirroja que se acercaba lentamente, como si estuviera desfilando. Y Víctor no pudo evitar el quedarse mirándola, analizándola con la mirada.

Su larga melena pelirroja estaba un poco atada con una liga de color negro, mientras que los demás mechones caían con suaves ondas por encima de sus hombros y en su espalda. Una pequeña pinza de color plata, con una libélula, apartaba el largo flequillo, dejando ver su rostro. Este era de un tono blanco marfil, con algunos lunares y pecas en torno a la fina nariz. Los ojos de tamaño medio, algo rasgados por la ascendencia asiática, y el iris de un tono azul como el del cielo de verano. Sus labios rosados y carnosos estaban estirados en una pequeñísima sonrisa.

—Alice. —murmuró Víctor, soltando todo el aire que no sabía que había estado reteniendo. Parpadeó varias veces, saliendo de su ensoñación, cuando ella se detuvo a unos pasos. —¿Qué...? ¿Qué haces aquí?

—Vaya forma de decirme que me echabas de menos, Víctor. —se burló ella, ampliando su sonrisa y exhibiendo una hilera de dientes perlados. Giró la cabeza hacia donde los adultos estaban, viendo las sonrisas de ambos. —Estoy aquí porque Mark y Jude me lo pidieron.

—¿Ah?

Alice rio levemente, mientras dos pequeños hoyuelos se formaban a los lados de su boca. Víctor tuvo que recordarse que estaban en público para controlar sus impulsos.

—Bueno, si es que al final, mi padre tuvo que dejarme salir del cuartel de la Resistencia o me volvería loca. —explicó, arqueando una de sus definidas y finas cejas de forma divertida al ver la sorpresa en el rostro del peliazul. —¿Y esa cara, Bladie? ¿Acaso creías que realmente seguía los ideales del Gran Emperador?

Víctor estaba sorprendido, y, por una vez, todos podían leer aquella emoción en su rostro. Su máscara inexpresiva se había roto.

—Hasta que llegas. —intervino una voz algo seca y ambos giraron la cabeza. —Ya me estaba hartando de esperar.

—¡Aitor! —lo regañó el pelirrosa, sin salir de su sorpresa.

Alice observó como el peliaqua se acercaba, con los brazos cruzados detrás de la cabeza, y una mueca de puro fastidio.

—Siento haberte hecho esperar, Aitor—se disculpó la pelirroja, mientras le ofrecía una amable sonrisa. —, pero papá se estaba asegurando de que todo estaba listo. No creas que no quería mandarme a vigilarte.

Aitor puso mala cara, mientras sus mejillas se ponían rosas de la vergüenza. Realmente no se esperaba que la pelirroja lo expusiera de esa forma tan directa.

Antes de decir nada, cierto castaño de remolinos se acercó corriendo, seguido de su incansable amigo bajito y el capitán del equipo.

—Aitor, ¿Quién es? —preguntó Arion, aunque estaba tan emocionado que no lo dejó contestarle. —¡Hola! Me llamo Arion Sherwind, y voy a primero.

—Ya sabía quién eres, Arion. —gruñó Aitor, mirando al cielo durante unos segundos. —Alice estaba en el cuartel de la Resistencia, solo que le gusta esconderse.

—Ah, así que tú también eres parte de la Resistencia, ¿eh? —habló el heredero de los Di Rigo, con una mano en la cadera, mientras sonreía de forma muy leve. —Supongo que no tengo que presentarme entonces.

—No, pero yo sí. —respondió Alice, echándole un fugaz vistazo al estático eximperial. —Me llamo Alice Foster, encantada de conoceros oficialmente. Papá, Mark y Jude me han hablado mucho de vosotros.

La sorpresa volvió a recorrer las expresiones de todos, incluso el propio Víctor. En el banquillo, tanto Mark Evans como Jude Sharp procuraban no reírse. Celia Hills parecía algo divertida, mientras que las tres gerentes compartían las mismas expresiones que los jugadores.

—¿Foster? —repitió Arion, con la voz aguda. —¿Cómo Xavier Foster?

—Exactamente. —Alice rio de forma cantarina. —Me alegra ver que mi padre no ha perdido su renombre.

—Espera, espera, espera. —intervino Víctor, quien tenía ahora el ceño fruncido. —¿Cómo que Foster? Siempre has sido Alice F...

—Forest. —interrumpió ella. —Si te fijas, es cambiar dos letras de mi verdadero apellido. A papá se le ocurrió, bueno... en verdad a tía Lina, pero tanto monta, monta tanto. —se encogió de hombros, pero luego hizo una mueca. —Debería dejar de escuchar los refranes de Jordan.

Mark tapó una risa con una tos falsa, mientras Jude sonreía divertido.

—¿Cómo está Aquilina? —preguntó Aitor, de forma algo avergonzada.

—Tía Lina está un poco ocupada, pero está muy contenta de que te hayas adecuado tan bien a nuestra familia. —respondió Alice, mientras revolvía el pelo del chico.

—¡Alice! —se quejó, apartando a manotazos la mano de la chica.

Alice rio, mientras Riccardo parecía estar reteniendo una risa. Por su parte, Arion parecía cada vez más confundido, mientras Víctor estaba uniendo las piezas mentales del rompecabezas.

—¿Familia? —cuestionó, y el peliazul consideró el golpearlo. —Pero...

—Los padres de Alice decidieron adoptarme. —explicó Aitor, encogiéndose de hombros, como si no fuera para tanto. —Así que, se puede decir que ahora esta pesada es mi hermana mayor.... ¡Ay! ¡Alice, para ya!

La mencionada había pellizcado una de las mejillas del menor, haciendo que se pusieran de color rojo. La pelirroja compartía un poco de personalidad con uno de los amigos de su padre, con el que también compartía el tono de pelo.

—Bueno... es realmente bueno que vosotros ya os conozcáis. —comentó, alternando su mirada entre Aitor y Víctor. —Me he ahorrado mucho trabajo.

—¿Cómo que es bueno...? —Aitor frunció el ceño. Miró a Víctor unos segundos y luego boqueó. —¡No! Por amor a... ¡Tienes que estar de broma! —volvió a boquear uno segundos. —¡Creí que tenías mejor gusto!

—¿Disculpa? —gruñó Víctor, con el ceño fruncido.

Aitor dio un paso hacia atrás, alzando las manos en señal de paz.

—Que no lo decía en plan mal...—sacudió las manos, mientras seguía caminando. —Es que no estoy acostumbrado a esto de tener hermana mayor y que ahora vengas tú y... Esto... ¡uy! Creo que Lucien me está llamando. ¡Adiós!

Salió disparado, mientras Víctor hacía crujir el cuello, algo molesto. A los pocos segundos, salió corriendo detrás del peliaqua, quien comenzó a serpentear entre los jugadores para librarse del imperial. Este lo amenazaba con traer una serpiente de verdad como no retirara lo que había dicho de él.

—Yo me he perdido. —confesó Arion.

—Y yo. —asintió JP.

—No es que sepa mucho del tema pero—Gabriel se acercaba a ellos, mientras observaba a los otros dos corriendo por todo el campo. —, ¿normalmente no es el hermano el que persigue al novio?

—Sí, normalmente sí. —asintió Alice, intentando no reírse. —Pero ni Víctor ni Aitor suelen seguir los patrones que esperamos. Aitor es pasota, y Víctor... bueno, tiene muy mal genio, la verdad.

—Espera, espera, espera. —Arion estaba sorprendido. —¿Has dicho no...no...?

—Vamos, Arion—lo animó Riccardo, sonriendo más amplio. —, que es solo una palabrita. No es para tanto.

Pero las mejillas del castaño se volvieron del mismo color que el pelo de la chica. Ella rio, algo enternecida.

—No te preocupes, Arion. —Alice le ofreció una sonrisa. —Seguro que dentro de poco tiempo ya no te sentirás tan incómodo al decirlo. Estoy segura de que simplemente necesitas a la chica adecuada. —le guiñó un ojo, incrementando el color de sus mejillas.

—Oh, te aseguro que está un poco ciego. —habló otra voz femenina. Jade Greene había visto su oportunidad y se había acercado a la extrovertida chica. —Jade Greene.

—Donde haya cotilleo, ahí estás, eh, Jade. —se burló Gabi, sonriendo de forma ladeada.

—Por supuesto. —respondió ella, para luego mirar a la pelirroja. —Ven conmigo, tengo que ponerte al día de muchas cosas. Sobre todo de Arion y su ceguera.

—¡Oye! —se quejó el mencionado, aunque no supo demasiado bien por qué.

—¿Algún día se dará cuenta? —preguntó Gabi en un susurro.

—Lo dudo. —respondió Riccardo.

—Yo digo lo mismo. —asintió JP.

—¿Eh? ¿De qué habláis? —preguntó Arion, confundido.

—Nada, nada. De nada.








(...)














Víctor llevaba, aproximadamente, unos diez minutos observando a ambos pelirrojos sin decir ni una sola palabra. Xavier y Alice murmuraban por lo bajo. Él parecía bastante sereno, aunque la mirada de la menor estaba cargada de pena.

—Está bien. —aceptó el mayor con un suspiro.

—¡Gracias! ¡Gracias! —cantó ella, abrazando a su padre por el cuello. —¡Eres el mejor, papá!

Xavier sonrió, acariciando la melena de su hija hasta que esta se separó. Luego, se levantó del sofá.

—Iré a hacer las llamadas. —informó, para luego añadir—: Más vale que los llames a Corea o vendrán a patearnos el trasero a los dos.

—Lo haré, lo haré. —empujó a su padre. —Vete, vete. Vamos. Fuera.

El pelirrojo mayor rio, negando con la cabeza. Le ofreció una sonrisa a Víctor y luego desapareció por el pasillo, directo a su habitación para hacer las llamadas necesarias. Después de todo, le había prometido a su hija que cumpliría con su parte.

Alice se puso de pie y se acercó a Víctor, quien no había dicho ni una palabra. Se sentó a su lado y lo observó, mientras pensaba en qué decir.

—Siento haberte ocultado la verdad, pero no podía exhibir a la Resistencia de esa manera. —musitó arrepentida. —Te juro que nunca me había costado tanto no decirle la verdad a una persona como a ti.

—Alice...

—Entiendo perfectamente si quieres dejarlo. Enserio. No pasa nada.

—Alice...

—Sé lo mucho que te molestan las mentiras, y yo te he ocultado muchísimo.

—¡Alice!

La pelirroja dio un brinco, pues el peliazul había alzado la voz solo para detener su borbotea. Víctor suspiró, tomando las manos de ella y relajando el entrecejo.

—No estoy enfadado contigo, y mucho menos estoy pensando en dejarlo. —replicó, mientras alzaba ambas cejas, dándole énfasis a lo que estaba diciendo.

—¿Enserio?

—Puede que me hayas ocultado que en verdad no eras una imperial, y que tu apellido tiene dos letras cambiadas de sitio, pero lo hiciste por tu padre y el fútbol. —Víctor sacudió la cabeza. —No puedo enfadarme contigo cuando es algo que yo he estado haciendo por mi hermano. Y sin él saberlo.

—Entonces...—lo miró a través de sus pestañas. —¿Te sigo gustando?

Víctor frunció el ceño.

—¿Estás de broma? —gruñó, cerrando los ojos unos segundos. Suspiró. —No creo que haya nada en el mundo que puedas hacer y que eso haga que me dejes de gustar.

Alice rio, abrazando al chico por el cuello. Él sonrió, apoyando su mejilla en la cabeza de la chica mientras descendía una mano hasta la parte baja de su espalda.

—Lo único es que...

—¿Qué?

Víctor dudó.

—¿No es un poco violento que tenga la misma edad que tu hermano?

—Hermano adoptivo, Vic. —le recordó con dulzura, mientras alzaba la cabeza. —Y no, no me importa los años que tengas.

—¿Y si tuviera muchos más?

—Enserio, ¿Qué te has tomado antes de venir aquí? —Alice bufó al ver la sonrisa divertida del chico. —Agh, deja de burlarte de mí. Enserio, eres molesto.

—Es parte de mi encanto, amor.

Si alguien le dijera hacía unos años que estaría con una chica, coqueteando de forma descarada cada vez que podía, seguramente Víctor le hubiera pegado una tunda a quien se lo hubiera dicho. Pero allí estaba. Observando a la pelirroja como si fuera una de las maravillas del mundo. Y para él lo era.

Víctor se inclinó hacia Alice, pero antes de que pudiera siquiera rozar sus labios, una voz interrumpió:

—¡Mis ojos! ¡Mis ojos! ¡No mancilles a mi hermana delante de mí, so animal!

—Aitor. —gruñeron los dos.

El de aspecto felino sonrió con soberbia, para luego desaparecer en un suspiro. Un peliverde mayor pasó en ese momento. Se detuvo al verlos y sonrió de lado.

—No hay vaquero sin sombrero, chicos. —canturreó, para luego guiñarles un ojo.

—¡Jordan! — se quejó Alice, inflando las mejillas.

Jordan Greenway rio de forma suave, para luego ir en la misma dirección que Aitor. Alice suspiró, apoyándose en el cuerpo de Víctor, quien no sabía si estaba molesto por la interrupción de Aitor o divertido por el refrán de Jordan.

—Esos dos acaban conmigo. —se quejó ella. —¡Y uno tiene la edad de mi padre!

—Bueno, ahora sé lo que es tener hermanos pequeños. —comentó Víctor, a modo de chiste.

—¿Y qué te parece?

Fingió pensárselo.

—No me gusta. —dijo Víctor. —Prefiero ser el pequeño.

Alice rio, haciendo que él esbozase una sonrisa torcida. Una de las favoritas de la pelirroja.

—Bien, ¿Dónde estábamos? —canturreó, enroscando uno de los mechones azulados del chico.

—Creo que... aquí. —murmuró con voz ronca.

Y, segundos después, los labios de ambos se encontraron en un dulce beso, en el que se demostraron que realmente se querían. Y, esta vez, nadie los interrumpió durante el resto de la tarde.

Holiiii :D

Honestamente, no tengo ni idea de si me gusta como ha quedado, pero una vez que me pongo a escribir, no paro. Así que el resultado igual es un poco raro, mil perdones jsjsj.

Anyways, tenía que subir Os de Víctor porque es que me supera este hombre.

(Pensando pensamientos sobre hacer un fanfic de él, sisoy).

Bueno, ¿Qué os ha parecido?

¡Espero que os haya gustado!

VOTA CUÁL QUIERES QUE SEA EL SIGUIENTE:

- Nathan Swift/ Kazemaru Ichirouta

- Riccardo Di Rigo / Shindou Takuto

Nada más por mi parte pero...

¡Nos leemos en comentarios!

~I 👑

|Publicado|: 18/08/2021

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro