Capítulo 13: La Madre Teresa

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Eva

Caminaba junto a Liam hacia mi casa sin decir nada y eso era para mí el nivel máximo de la incomodidad. No puedo dejar de pensar en su beso y después en sus palabras, me dejaron algo desconcertada y confusa.

"Traté de estar lejos de ti"

¿Pero por qué?. ¿Por qué me da señales de que estar cerca suyo es peligroso?. ¿Por qué no me dice que pasa de una buena vez?

Desde que Liam apareció me he estado haciendo muchas preguntas y ninguna ha tenido respuesta. Aunque ahora que lo pienso, su frialdad tiene que ver con el suceso de su padre y hermana, pero...¿y los golpes.? ¿Y esos tipos raros que aparecieron en la pastelería? ¿Interrumpió sus estudios Universitarios por la muerte de esos dos seres queridos? ¿O fue porque vino para Australia? Esto no lo creo puesto que hubiese pedido un traslado.

Hay tantas cosas que quiero preguntarle pero que me limito por sus advertencias.

"No me permitiría que estés metida en algo así por mi culpa"

¿En qué, Longworth?  ¡¿En qué?!.

—No pienses tanto, ojos negros—dice a mi lado y se gana una mirada de mi parte—A veces mientras más pensamos más nos alejamos de obtener las respuestas que buscamos.

Sus palabras me dejan boquiabierta.

—¿Cómo sabes que tengo preguntas que hacerte?.

—Porque no pienso respondértelas.

Frunzo el ceño—Eso no responde a mi pregunta.—él no dice nada, se queda callado.—¿Por qué no puedes decirme nada?—insisto y él detiene el paso.

—Porque no quiero que te involucres.

—No es necesario que me involucre, solo dime. Ábrete conmigo.—pido y él me mira sin expresión alguna en su varonil rostro.

—¿Y no lo hice?—alza una ceja—¿Acaso no te confesé que me gustas?.

Modo Nervios encendido.

—N-no...es eso—tartamudeo—Sabes perfectamente a lo que me refiero.

—Deja de ser curiosa, Eva. Es lo mejor para ti—me da la espalda y sigue caminando.

Este chico...

Bufo y le sigo el paso, doblamos la última esquina y llegamos a mi casa.

—¿Irás a trabajar mañana?—dudo.

—No puedo seguir dándome el lujo de  ausentarme más—responde y asiento.

—Veo que te quitaste la vendita—digo mirando su pómulo, con todo lo que pasó no me había percatado de ese detalle.

Él decide ignorar mi comentario—Mejor entra ya. A menos que quieras un beso de despedida.—comenta juguetón y mis ojos se sobresalen de impacto.

—Ya. Adiós—digo algo incomoda por su comentario y él sonríe, veo como se acerca a mí y los nervios aumentan, mi respiración se acelera un poco, no puedo negar que Liam es atractivo, y no hace ni una hora que nos besamos, es normal que sienta esto en mi cuerpo ante su cercanía.

—Nos vemos mañana, bonita—dice acariciando mi mejilla y se aleja dándome la vuelta y desapareciendo en la oscuridad de las calles.

Doy un suspiro antes de entrar a la casa, preparándome para hablar con Edward y tratar de hacerlo entrar en razón.

Esta noche aún no ha terminado para mí.

Mi hermana se encuentra en la sala, caminando de un lado a otro entre los muebles, ante el sonido de la puerta abrirse ella me mira directamente y corre a abrazarme.

—Gracias a Dios llegaste—dice en mi oído y la abrazo de vuelta, mi hermana últimamente está muy nerviosa y decirle que un degenerado me siguió hoy no estaba en mis planes.

—¿Peter ya se durmió?—pregunto cuando ella se separa de mí.

Erin asiente—Ed es el que me preocupa. Llegó con la cara echa un tomate de furia y se encerró en su cuarto, por más que trate de que me deje hablar con él no quiere dejarme pasar.

—Sé el por qué de su molestia—ella frunce el ceño—Ve a descansar, yo me encargo de nuestro hermano, puedes estar tranquila.

—Te lo voy a agradecer, E. Aunque no se si pueda estar tranquila.

—No tienes de qué preocuparte, te aseguro que no es nada grave, luego te cuento los detalles pero ahora intenta descansar—ella asiente y besa mi frente antes de irse a dormir.

Dejo mi mochila en el sofá de la sala y camino hacia la habitación de mi hermano gemelo sabiendo lo que me espera. Ya estando frente a la puerta toco.

—Ed. Soy yo, abre la puerta.

—¡Lárgate, Eva!.

Si que está echa una bestia.

Suspiro y vuelvo a hablar—Hermano por favor, necesitamos conversar.

—¡Déjame en paz!. Estoy seguro de que sabías todo y no me dijiste nada. ¿Eres mi hermana o la de Chloe?

Si que nos parecemos a veces...hasta usamos las mismas frases cuando estamos enojados el uno con el otro.

¿Eres mi hermano o el de Andrea?

Quito ese recuerdo de mi cerebro rápidamente, no es momento para pensar en Su Majestad Imperial y su novio alias mi amor frustrado.

—Edward, voy a entrar aunque digas que no, se que tu puerta no tiene seguro—amenazo y no escucho una queja de su parte. Erin nunca entraría por la fuerza a pesar de que su puerta no tiene seguro, pero yo soy muy diferente a mi hermana en muchas ocasiones.

Al abrir la puerta me encuentro a Ed recostado en su cama con la mirada pegada al techo y se perfectamente que lo que menos está haciendo es observando el afiche de Elvis Presley que tiene en ese lugar.

—Si vienes a defenderla—dice sin mirarme—Pues pierdes tu tiempo.

—Oye, Ed—me acerco un poco a su cama—Chloe te ama mucho, no te lo había dicho de primera instancia lo de la beca porque tenía mucho miedo a tu reacción. Hermano, ese ha sido su sueño desde niña y tú no puedes ser egoísta.

El castaño se sienta de golpe en su cama y me mira, sus ojos negros tan iguales a los míos estaban lloroso—¿Egoísta yo? ¿Y qué está haciendo tu mejor amiga?.Me está abandonando—dice dolido—Abandonando como lo hizo mamá.

Sus palabras me causan genio—¿Cómo puedes decir algo así?¿Te estás escuchando?¿Estás comparando a esa mujer que no merece que la llamemos madre con Chloe? Son situaciones muy distintas Edward Williams, y no voy a permitirte que confundas el sueño de tu novia con la avaricia y ambición de Eloisa—menciono el nombre de mi madre con rabia.

—Deja de hacer el papel de la Madre Teresa, no te queda para nada bien.

¿En serio me está diciendo eso?.

Froto cada lado de mi frente rendida por la situación—Escucha, mejor te dejo solo para que seas capaz de analizar la situación por ti mismo, pero esta conversación se queda pendiente—Edward no me mira—Soy tu hermana y pase lo que pase estaré a tu lado siempre pero en este caso debo ser realista. Tu inmadurez hoy me ha sorprendido más que nunca y estoy decepcionada.

Con esas palabras doy un giro 180grados sobre mis talones y salgo de su habitación.

Hoy ha sido un día inusual para mí, lleno de emociones, miedos y sensaciones raras. Necesito descansar de todo esto aunque sea por unas horas.    

     

  

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